Partida Rol por web

- No te preocupes Phos, si alguna vez alguien me atraviesa la garganta con una flecha, sé que tengo a tí para vengarme. Calistria no me privará de eso, del mismo modo que no me privará de la venganza contra los asesinos del profesor Lorrimor.

Ante las palabras del elfo de cabellos coloreados, Eredhir se retira la capucha -mostrando sus facciones élficas- y se acerca al conjurador. Mirándole a los ojos y rechazando lenta pero firmamente el recipiente que le ofrece le dice: "cima'satar, tana lavaralda tulco ar antaa'curuvar qui ulca málërya." Hace una breve pausa y añade: "Yo no la necesito."

Entonces se gira hacia el que hace llamarse Zaev - "Encontré las huellas de uno de esos malditos, era un rastro de sangre en dirección norteste. Si como decís, hemos de enfrentarnos a ellos, más nos vale hacernos con armas de plata, pues parece ser lo único eficaz contra ellos. Habéis comentado también que dos de ellos acompañaban a una de esas sacerdotisas... es extraño, pues también encontramos el cuerpo de una mujer, cuya piel estaba tatuada con la marca de Jezelda... había sido devorada por una de las bestias que acompañaba a la sacerdotisa que eliminamos..."

-Bueno, si eso es lo que deseas... responde Phos con un suspiro mientras se acerca a la mesa y deja la poción frente al mago humano. -Prefiero que uno de los enfermos se la tome a malgastar los poderes de Garv antes de entablar combate. Phos se vuelve a sentar en la mesa y sigue hablando -Eredhir Respecto a tus dudas sobre los lobos te diré que a mí no me parece tan extraño. Dice Phos con seguridad en sus palabras.

-Los lobos de la zona en su día ayudaron a derrocar a Tar-Baphon, sospecho que Vrood tenía como objetivo exterminar a todos los que pudiese antes de intentar liberar a su querido liche. Para eso hizo un complicado plan aprovechando la jerarquía lupina… Empieza a explicar mientras  juega con una de sus trenzas

Verás los hombres lobos de la zona se dividen en casi media docena de tribus todas ellas con características bastante dispares pero controladas por un único lobo, el cual deja de mandar cuando otro lo mata y se come su corazón.  

A sabiendas de eso Vrood y los suyos mataron al líder y le ofreció parte del corazón a la tribu más grande y estúpida de todas, a sabiendas de que las demás no aceptarían su intervención ni el liderazgo de su protegido y desatando una guerra entre las tribus a su vez que Vrood reclutaba unos cuantos peludos para el bando del liche, a los que seguramente acabara traicionando, matando y convirtiendo en muertos vivientes...

-Estupidos lobos... exclama el elfo antes de dar un trago a su cantimplora para aclararse la garganta y prosiguir con la explicación.

-Luego llegamos nosotros, matamos al protegido de Vrood, Malthus Modrinarch y exterminamos a todos los aliados que el nigromante había dejado atrás, salvo al sr Lazarov que logró escapar usando saltos dimensionales. Pero tranquilos ese truco no volverá a funcionar, esta vez puedo seguirle.

Phos da otro trago y sigue explicando -Con Malthus muerto las demás tribus habrán hecho una tregua temporal para dar caza a Vrood y recuperar el fragmento del corazón robado. Así que tenemos por una parte a los pocos lobos que siguen siendo leales a Vrood y por otra al resto dándole caza.

De repente un pequeño mono entra en el edificio a toda velocidad interrumpiendo al mago, y armando un buen escándalo, el mago os hace un gesto de calma mientras le arroja un plátano que el animal devora en cuestión de segundos antes de desaparecer finalmente el mago sigue con su explicación.

-Si no fuesen bestias sedientas de sangre serian buenos aliados, pero como no es el caso os recomiendo que tengáis preparadas vuestras armas de plata... Y hablando de plata si queréis que prepare flechas o preparados para armas ahora es el momento, seguro que con la ayuda de Altar no nos llevara demasiado tiempo montar el laboratorio portátil y fabricar un pequeño arsenal

- Yo dispongo de algunos barnices de plata, puedo ofrecer a quien necesite.

Garv tomó la poción de la mesa, con un suspiro, y se la alcanzó al que se había presentado como Alatar, el mago -Ten, úsala, me temo que esas criaturas te contagiaron de alguna de las múltiples enfermedades que portaban.-rebuscó un poco en su petate antes de añadir-Si me lo permites, intentaré tratar los síntomas más evidentes para que tu estado mejore-

Lo primero y más importante estaba hecho, ahora podían pasar a circunstancias menos relevantes -Tal vez debiéramos revisar lo que queda en la forja antes de elegir si dirigirnos a la cerería o al molino. Aunque sospecho que ambos deberán ser revisados o alguna de estas bestias perdurará-empezaba a estar algo cansado de hombres lobos y las quejas del elfo, aunque algo habitual, no ayudaban.

El mono te hace notar que directamente hacia el este hay una casucha poblada con monstruos con pelo y colmillos que le dispararon con "ramas torcidas" pero no consiguieron acertarle!!! HU-HU-HU!!!

Mientras Phos y cualquiera que decida hacerle de asistente en la elaboración de componentes alquímicos se ponen a trabajar, el resto del grupo decide acabar de registrar la forja donde combatieron la noche pasada a Duristan, el cazador infectado por la licantropía, y un licántropo adicional que acabó huyendo.

El cuerpo de Duristan yace donde fue derribado y ha revertido a su forma original: un hombre de mediana edad, con incipiente calvicie y cara alargada. Sus patillas y corte de pelo lo marcan como un miembro de la nobleza. El cadáver se encuentra ya frío y el rigor mortis le ha hecho adquirir lo que recuerda a una leve sonrisa. Quizás ha encontrado la paz en la muerte por fin o quizás simplemente se está riendo de vuestras actuales circunstancias...

Entre sus pertenencias encontráis una poción de líquido transparente, una armadura de cuero tachonado, un escudo ligero de acero, un arco largo compuesto y 158 monedas de oro.

Tras una de las puertas del fondo de la herrería una escena macabra os espera: dos cadáveres de humanos con túnicas, con múltiples marcas de garras y mordiscos, yacen apilados al fondo de lo que debía ser un pequeño almacén. Tanto esta habitación como los cuerpos de los cultistas del Sendero Susurrante han sido completamente saqueados. Al fondo de esta estancia una sencilla puerta de madera da a un pequeño callejón y a la fachada oeste de la cerería.

Eredhir observó el cuerpo del hombre, tendido sobre el suelo. Por lo que contaban sus nuevos compañeros, no era más que otro desdichado afligido por el mal de la luna llena. Contempló el registro del cadáver y el recuento de sus pertenencias. "No debió ofreceros mucha resistencia, armado con un escudo y un arco solamente..." dijo con una sonrisa socarrona, mientras buscaba algún indicio de porqué el hombre no llevaba ni arma ni flechas, pero si oro en los bolsillos.

El clérigo, una vez más, hizo caso omiso de la socarronería que buscaba crear disensión y respondió con tranquilidad -Cuando fuimos atacados por él se encontraba en forma lupina, si bien reconozco que no ha sido el mayor desafío al que hemos tenido que hacer frente-con eso daba más que por zanjada el conato de discusión y se centró en lo más inmediato -¿Habéis encontrado algo?

-También llevaba esta espada Eredhir. El enano sacó parcialmente de su funda la espada de plata que llevaba al cinto. -Me la trajo Zaev. Es un encanto. Esbozando una pequeña sonrisa, casi inapreciable por la espesa barba cobriza. Casi no os habíais dado cuenta que el enano estaba allí pues no había vuelto a abrir la boca desde su última intervención. De hecho mientras estabais discutiendo y amenazandoos, el enano aprovechó para ponerse tranquilamente y de manera ausente su armadura completa. Ya estaba bastante acostumbrado a estas presentaciones...

Acto seguido sigue ayudando al grupo en tareas de restreo y búsqueda.

Garin encuentra varios rastros de humanoides (posiblemente licántropos en forma híbrida) de distintos días que salen por la puerta trasera de la herrería. Es curioso como todos los rastros evitan en un amplio margen la cerería al este de la forja...

Zaev mira de reojo a Eredhir, la tensión del primer encuentro aún no se había disipado del todo. Tras un periodo de reflexión evidente, separa un fajo de flechas de plata (13) de su carcaj y se lo ofrece:

- Son la mitad de mis flechas. Demuestra que las habilidades de las que presumías hace un momento son reales. Haz que cada una de ellas cuente.

A continuación, dirigiéndose al grupo - Ayer encontramos el rastro de un grupo numeroso que se dirigía a la cerería que tenemos aquí al lado. Valdría la pena investigarlo. Phos, ¿Qué dice el mono? ¿Ha descubierto algo interesante?