Partida Rol por web

Penton sonríe al tabernero y a Audrey: "A la de tres, levantamos. Una, dos y... ¡tres!" - mientras con un ligero esfuerzo levantan el ataúd y lo cargan. "Vamonos". Se dirigen hacia el foso donde permanecerá en su descanso final el Sr. Lorrimor y al llegar, pregunta al reverendo: "Buenas señor, ¿donde debemos dejarlo?" - mientras mira ansioso el foso - "¿Lo echamos dentro?" 

A medida que os acercáis, el reverendo, que ha escuchado toda la escena, os observa atentamente sin pronunciar palabra. Ante la pregunta de Penton, simplemente se limita a asentir con la cabeza mientras aferra con una callosa mano su símbolo sagrado, como si le fuera la vida en ello.

El ayudante del reverendo le avisa a Penton:

"Vayan con cuidao', señores, no le den ustés más golpes al ataú', queso trae mala suerte!"

Joseph se mantenía al margen junto a Kendra y el profesor Martell. La ceremonia se estaba alargando demasiado para su gusto. Aunque bueno, a nadie le gustaba acudir a semejantes eventos.

Empezaba a impacientarse y esperaba con ansia a que el reverendo terminara la ceremonia con rapidez una vez hubieran dejado el féretro en el nicho que había en el suelo.

Una vez Penton desciende el ataúd hasta el hueco, unos solemnes momentos transcurren en silencio antes de que el reverendo Hoyosombrío comience a hablar, poco a poco e interrumpiendose aquí y allá para toser:

"Queridos hermanos... Nos encontramos hoy aquí para despedir al difunto profesor Petros Lorrimor. Un hombre verdaderamente singular, y alguien destacado en esta, nuestra comunidad, el profesor siempre se esforzó por dar lo mejor de sí. Sus logros, no pocos, no serán en vano, pues su legado seguirá adelante y nos inspirará a todos. Profesor Lorrimor, que la Señora de las Tumbas le acoja en su seno. Amén."

Pronunciando en voz alta las palabras de un conjuro, observáis cómo el suelo bajo los pies del reverendo y todos los alrededores empieza a brillar con una energía luminosa que os reconforta.

Dirigiéndose hacia Kendra, el reverendo le dice:​​​​​​

"Kendra, querida, ¿te gustaría compartir unas palabras?"

Claramente luchando contra las lágrimas en este punto, Kendra se coloca en el centro del grupo y empieza a decir:

"Mi padre... Todos los presentes aquí le conocieron... Él era un buen hombre, más allá de su título como profesor y sus investigaciones... Su corazón estaba lleno de bondad. Quiero recordarle como el padre atento que siempre cuidó de mi cuando era pequeña... Él se enfrentó a la adversidad de cultivar una carrera educativa sólo por mi... Sin ningún tipo de ayuda, jamás vi una sombra de duda en sus ojos, incluso si realmente las habían. Y no sólo fue mi padre... También fue mi mentor y mi amigo. Jamás he sido tan feliz como esos años viajando por todo Avistán en una carreta destartalada..." — en este punto las lágrimas sobrecogen a Kendra.

Audrey susurró un pequeño 'amen' tras que el reverendo pronuncie aquella palabra.

Luego cierra los ojos y escucha el discurso. Al hombre ese lo conoció muy poco, a duras penas podría decir que habló con él por más de un día... Y aún así, le recordaba con cierto cariño, como quien piensa en un abuelo.

Toma aire y luego alza la vista con algo de tristeza. Recordar a ese hombre también le trae a la memoria aquel abrupto episodio que cambió su vida por completo.

Cuando Kendra finaliza sus palabras, Audrey se queda aún pensando en todo aquello. Ve el gesto del reverendo, invitando a otros a dedicar unas palabras y por un momento hace un ademán de dar un paso atrás, sin la confianza necesaria para exponerse a si misma... Pero tuerce el gesto, pensando en qué habría sido de su vida de no ser por el profesor.

Con algo de timidez alza la mano para pedir la palabra y, cuando el reverendo se la concede con un gesto, ella toma aire y... Se queda en blanco durante varios incómodos segundos.

"Esto.." empieza ella. Las miradas sobre ella la ponen algo ansiosa... Pero se fuerza a si misma por continuar hablando. "No... Conocí mucho al profesor..."

'Buen trabajo,' piensa ella, 'comienzas dando a entender que no tienes nada que ver.'

"Me refiero a que... Le conocí poco. Solo... Unos pocos días. Pero..." 

Audrey baja la mriada. "Aún así, la ayuda que me brindó, las palabras que me dedicó, el cariño con el cual se dirigió hacia mí, una desconocida... Si no le hubiese conocido, hoy no estaría aquí."

Luego cae en lo tonto que suena eso.

"M-me refiero a... Aquí en general, no a... Aquí en específico, claro que... Si no le hubiese conocido no estaría..." se detiene de enrollarse con eso más rato y carraspea, retomando sus pequeñas palabras. Ya siente grandes deseos porque la tierra se la coma, o como minimo dar vuelta atrás al reloj y eliminar el momento en el que alzó la mano.

"Era un hombre bueno. Solo un día hablando con él fue suficiente para saber que era un hombre bueno. Y... Estoy segura de que ese impacto que tuvo en mi vida también lo tuvo en muchas otras más: No tengo dudas de que su huella brindó luz sobre todos lo scaminos con lo sque intersectó. Y... Estoy feliz de haberle conocido."

Y con eso acaba su patoso intento de dedicarle unas palabras, bajando un poco la cabeza y escondiendose de vergüenza bajo su capucha.

El profesor Tadeus, ahora mas calmado, ha aprovechado la confusion para ponerse con meticulosa elegancia unos guantes de de color negro satinado y a intercambiarse las lentes por unas tintadas, con el objetivo de disimular su apariancia por respeto a la situación y a Kendra Lorrimor

Se dirije discretamente a ella y le pregunta si le parecerian bien unas palabras por su parte, al lo que responde afirmativamente entre sollozos.

Se adelanta ligeramente, hace una pausa y gurda la pipa(apagada) justo antes de empezar a hablar:

"Con el permiso de la señorita Lorrimor, desearia decir unas palabras por el profesor"-Carraspea ligeramente para aclararse la voz y prosigue sin demasiada cavilación-" El profesor  Petros Lorimor fue personalmente  un mentor y un ejemplo a seguir. Un hombre poseedor de extraordinarios conocimentos y un autentico erudito.Pido pues, a todos los presentes y aquellos considerados allegados, el respeto que su persona siempre ha merecido, pues no me cabe duda que aquellos que faltaran a su memoria estarian haciendo falsas difamaciones, las cuales resultarian sumamente intolerables. Dicho esto, hoy nos encontramos bajo el amparo de la dama gris, y a ella le pido que le guie en este viaje. Ve en paz, Amigo mio."-Se retira.
 

Los asistentes asienten solemnemente ante las palabras de Audrey y el profesor, aunque varios parecen desconcertados ante las extrañamente amenazadora palabras del profesor Martell.

Mirando alrededor, el reverendo Hoyosombrío busca con la mirada alguien más que quiera decir algo en memoria del difunto, pero sólo encuentra miradas vacías y gestos de indecisión. Solemnemente, le indica con una inclinación de cabeza a su ayudante, quien empieza a echar tierra encima del pesado ataúd y, poco a poco, el último recuerdo de ese hombre está cubierto bajo tierra y lo siguiente que le ocurra, está en manos de la Dama Gris.

El concejal Montehogar se acerca a vosotros y a Kendra, y dice:

"La lectura del testamento se realizará, según me ha dicho la srta. Lorrimor, en su morada. Rogaría no se demoren, tengo unos asuntos a atender, pero debería llegar allí en breves." — tras una breve pausa el rollizo hombre se despide — "Mis condolencias, señorita. Si me disculpan..."

Secándose las lágrimas de los ojos, Kendra mira primero directamente al profesor, y posteriormente al resto de vosotros, intentando ver lo que tenéis intención de hacer, pero no parece capaz de articular palabras ahora mismo.

Aguantando la compostura para no soltar lágrimas, Joseph se dirige a Kendra: "No se preocupe, no es necesario que diga nada. Le acompañaremos a casa." Joseph no supo por qué habló en plural, pero en el fondo asumió que alguna persona más iba a acceder a escoltar a la señorita Kendra a su hogar. Quiso cogerle la mano tanto para consolarla como para ponerse en marcha, pero finalmente no lo hizo. Uno no sabía cómo podía una persona reaccionar en estos momentos, y menos con no mucha confianza de por medio.

Audrey es de las que se ve un poco sorprendidas por el tono amenazador del discurso del profesor. Aún así, cuando todo acaba, se reúne con Kendra y Joseph, asintiendo a las palabras de él.

No lo expresa oralmente pero parece que su intención es acompañarle también.

Limpiandose las lágrimas con un pañuelo de tela, Kendra solloza levemente y asiente con la cabeza:

"Gracias, señor Wheatfield. Se lo agradezco." — Kendra mira un poco avergonzada a Joseph antes de girarse hacia Audrey. con mirada de circunstancias.

Penton, con lágrimas en los ojos que no se molesta en ocultar, dice en voz alta: "Srta Lorrimor, vayámonos. Mi abuela siempre decía que una taza de té caliente ayuda a curar las penas. Yo la preparo si me deja su cocina"

El profesor Tadeus seguia a la comitiva a una distancia cercana pero prudencial, consciente de que sus palabras habian suscitado inquietud en el resto de personalidades asistentes(y era su intencion mas sincera). En aquel momento quien mas le preocupaba era Kendra Lorrimor, pero no deseaba atosigarla, como le daba la sensación de estar haciendo el resto.

Durantes unos instantes, y de forma tan explicita como descarada se fija en la joven que se ha hecho dado a conocer como Audrey, dando a entender que no era la primera vez que la veia y que tenia en cuenta las palabras de Kendra hacia la muchacha.

Durante el resto de lo que dura el trayecto de forma no destacable, sigue en sus pensamientos dando unas poco saludables caladas a su pipa, que ahora desprendia un olor de ceniza mojada que solicitaba ser huesped permanente en las fosas nasales de aquellos mas cercanos al epicentro.

Sientes que el profesor Tadeus te esta mirando de forma descarada porque te ha reconocido y sabe que Kendra Lorrimor tambien, y no precisamente de circunstancias "placenteras". No parece fiarse de ti ni un pelo, pero por el momento no parece 9abiertamente hostil, pero deduces que lo que dijo en el entierro podria ser (a lo mejor) una indirecta.