Partida Rol por web

Lorrimor... no podía creer que había muerto, el shock de la noticia lo dejó pensativo, abstraído sin responder a nada. El tigre seguía atento cuidando de la seguridad del gnomo. Lorrimor... esta vez era solo un susurro.

Pasaron unos instantes y los integrantes del grupo comprobaron su falta de respuesta pero al poco se reincorporó. Perdonadme, el profesor significaba bastante para mí, quizá no puedo considerarlo un viejo amigo pero si alguien que apreciaba... bastante. Si decís que sabéis quién lo ha matado me gustaría acompañaros, os ayudaré en todo lo que pueda.

El tigre soltó un ligero bufido. Y él también, claro. Apreciaba al viejo tanto como yo. Recordó cómo lo había olido la primera vez, jamás había mostrado tanta familiaridad con alguien como con aquel anciano, al menos de primeras. Se dejó acariciar a los pocos segundos, dejando asombrado al propio Reen que no solía ver jamás ese comportamiento... con nadie.

Todo lo que esté en mi mano, si puedo hacerlo lo haré, incluso algo más si es necesario.

Al poco el pequeño cuervo llegó con algo en el pico acercándoselo a la chica.

Y de golpe algo explotó a lo lejos, el ruido fue atronador. Las orejas de Zaffs se movieron irguiéndose hacia el origen. Ambos se quedaron quietos con los ojos muy abiertos.

¿Qué es eso? ¿Sabéis qué hay allí? Dijo señalando hacia el noroeste. Estoy con Renan, vayamos. Y de verdad, si sois amigos de Lorrimor tenéis mi confianza.

"Encantado Reen, aunque lamento que sea la pérdida del Profesor Lorrimor lo que, de nuevo, nos una entre nosotros." Joseph parecía más calmado una vez desveladas las buenas intenciones del gnomo. De hecho, se acercó a Zaffs casi inconscientemente para intentar acariciarle la cabeza, tanteando la docilidad de la bestia.

Gervasio dio un pequeño chillido de celos desde su bolsita cuando se percató de las intenciones de su amo: Él también quería que Joseph le pasara el dedo por su cabecita.

"¡Una explosión!" Dijo Joseph sobresaltado. "Ha sonado lejos... Probablemente deberíamos ir a investigar, ¡quizá sea la Vía Susurrante! Pero... ¿cómo vamos a llegar allí sin medio de transporte y en medio de la noche? Mis portales no son lo suficientemente potentes."

El tigre olisqueaba a los recién llegados, Reen lo miraba atento pues solía fiarse de sus instintos sin embargo no parecía hacer ademán alguno de gruñido. Al revés... los miraba curioso y diría casi con ojos de cachorro que quiere jugar con ansia esperando la señal de su amo.

El acercamiento de Joseph lo confirmó, Zaffs acercó su nariz a la mano y chupó la yema de uno de los dedos.

Pero Reen no era dueño de nadie y no tenía que permitir nada, el felino movía la cola aún un poco desconfiado. Al menos eso da a entender que por lo que a él respecta puedo fiarme de ellos.

A veces el camino más rápido es el que se emprende pronto, dijo en respuesta a las palabras de quien por cómo hablaba debía ser un mago. Tardaremos un poco pero si decidimos ir a investigar deberíamos partir ya.

Para él era fácil, pues montado a lomos de su amigo podía recorrer grandes distancias en poco tiempo, pero tendría que reducir el paso para amoldarse a la velocidad de todos. Su ida a pie en cambio si supondría un retraso general, las piernas de un gnomo no eran las de un alto ser de más de metro y medio.

La joven estaba atendiendo al gnomo quien se mostraba como una persona amigable - no tanto como el tigre con su papel de protector - entonces la calma fue sacudida por un estruendo.

"Viene de lejos."

Le había parecido que el sonido surgió en el cementerio o quizás más allá de él. Sigyn apoyó la lanza larga en el suelo.

- Vayamos hacia allí a ver qué descubrimos...

Con su número confiaba en poder contra cualquier cosa y razonando no concebía que esa explosión tuviera que ver con la Vía Susurrante, a los que veía como un grupo que actuaba en la sombra, una cábala de poderosos cobardes.

- Por cierto este cuchillo y la máscara de arlequín me dan mala espina, los veo las herramientas propias de un asesino.

Apuntó notándose un poco inquieta porque el pueblo arrojaba más misterios de los esperados.

- Tenemos que pensar bien en esto. La varita blanca, ¿será de la misma persona? en todo caso pongámonos en marcha.

Recogiendo a toda prisa, el gnomo colgó algo en el lomo de Zaffs atándolo bajo su vientre. Tiempo atrás había construído una pequeña silla de piel con el fin de no dañar al animal y de ella colgaban dos pequeñas alforjas que usaba para llevar lo justo. Pero ligada con correas a aquella, una pequeña barda de cuero completaba el conjunto haciéndolo parecer aún más fiero.

Fue acomodando lo que había sacado para pasar la noche, tenía una curiosa manera de hacerlo encajar todo para ahorrar espacio, y entonces subió encima del tigre y se agarró a las pequeñas cinchas de su cuello.

Estoy listo, cuando queráis.

Rápidamente, recogéis vuestras pertenencias y os preparáis para salir. Reen toma la delantera, puesto que montado en Zaffs era capaz de correr más rápido que el resto, que hacían todo su esfuerzo en mantener un buen ritmo. Al salir del granero, os podéis dar cuenta de que os hallaríais al este del pueblo de Ravengro, justo bordeando el camino que llega al pueblo desde Lepidstadt.

En la distancia se ve el pueblo y, amenazadoras, las ruinas de la antigua prisión que lo preside desde arriba de la colina. Escudriñáis el cielo en busca de humo o algún rastro que os indique de donde ha venido la explosión, pero nada parece indicarlo, por lo que os encamináis hacia el pueblo en busca de alguna pista que os conduzca hacia la fuente de esa explosión. Si la oisteis vosotros, definitivamente debería haberse escuchado en todo el pueblo.

No lleváis ni siquiera la mitad de vuestro camino hacia el pueblo cuando, súbitamente, os parece ver en la distancia la figura de un hombre que viene corriendo del pueblo y, súbitamente, se para, mira a sus lados, y se abalanza entre la maleza de los laterales, casi con los manerismos de alguien que huye desesperadamente.

Habían caminado buscando el origen del estruendo y por ahora la suerte no les estaba sonriendo, no se podía ver nada destruído alrededor y casi empezó a pensar que se convertiría en otro misterio en el que indagar. Entonces una figura corriendo para acabar entre arbustos sugirió que algo venía.

Sigyn caminaba con la lanza larga en su mano derecha usándola como si de un bastón se tratara así que la bajó hasta colocarla en posición horizontal, sujetándola ahora con ambas manos en un gesto tenso. Sus ojos buscaron al cuervo y a Audrey, preguntándose si ellos sabrían algo más. Volvió la mirada al frente sin moverse del lugar, esperando a lo que fuera que se acercaba.

- ¿Qué te persigue? ¿No nos alertas?

Increpó a la figura de la maleza pues había pensado solo en sí misma y hasta pareciera que se quería aprovechar de ellos para exponerlos al peligro mientras huía agazapada por los arbustos.

Zaffs, ¿qué hay allí? Había aprendido a confiar en el instinto de su amigo, pues su olfato solía detectar más cosas de las que mostraba la vista. Otra vez apelaba a verlo gruñir o mantenerse alerta sin emitir sonido, señal de que solo había que tener precaución o se cernía algo inminente.

El resto se mostraba cauto frente a la silueta que se había apartado del camino. Sacó la espada del cinto que llevaba a la espalda por precaución mientras apretaba con las piernas al tigre para conseguir equilibrarse encima de él.

Si era hostil daría la orden de ataque y ambos saltarían como uno solo antes de dar tiempo a cualquier otra acción.

-La varita estaba escondida en la segunda planta, pero el cuchillo y la máscara estaban escondidas en la primera... No lo sé...- respondió Audrey a las dudas de Sigyn para luego asentir a Renan y Reen. Se fija luego en Joseph con curiosidad: -¿Portales...? ¿Mágicos? Es cierto, has lanzado... luces explosivas antes... Eres un mago. ¿Verdad?- pregunta con sentimientos enfrentados al respecto. -¡Ay, lo siento, no es momento para preguntas! Luego... ¡Luego me gustaría preguntarte cosas! Pero... ¡Luego!-

Una vez el grupo emprendió la marcha, Audrey se mostró muy curiosa al ver a Reen montar sobre aquella mascota. No se le había ocurrido al verla que podría ser usada como montura, y la realidad es que no lo podría ser para alguien de la altura de Audrey. ¡Vaya cantidad de sorpresas tiene esta noche! Y parece que aún no han acabado...

Algo más tarde, ella va detrás del grupo. Obviamente no tiene la velocidad ni el aguante de Zaffs, pero hace todo lo posible por mantener el ritmo. La sombra corriendo hacia ellos para luego zambullirse en un matorral la hace sobresaltarse, como de costumbre. Es como un conejo asustadizo.

-Esto es muy raro, no me da buena espina... Crow, vuela alto, ¿puedes echar un ojo? Por si hay alguien por aquí, escondido o... O es una trampa o algo así.- pidió al ave, el cual le mira, lo contempla, y luego niega con la cabeza.

-¿Por favor?- insiste Audrey con algo de miedo en la voz, pero el ave sigue negandose.

_{-Te compraré comida buena. La que me pidas.-} y Crow sigue negándose. De hecho, no solo no va más alto sino que da un salto y se baja del hombro de la chica para, en cambio, quedarse en el suelo. Frustrada por el poco compañerismo de su alado compañero, Audrey, la chica decide encargarse sola. Empieza a avanzar lentamente por delante del grupo.

-¿Ho-hola? Estábamos fuera del pueblo, escuchamos una explosión. ¿Está todo bien allí? ¿Pasó algo?- pregunta en alto en dirección a aquél matorral. Aún así, tras dos o tres metros de adelantar al grupo, Audrey ya agotó todo su coraje así que se queda quieta y espera respuesta.

El palito que había cogido para iluminar la cripta aún centelleaba con una tenue luz, que a pesar de iluminar los alrededores de manera aceptable, no había conseguido revelar más que la silueta de una persona moviéndose de forma abrupta. "¡Eh, no! ¡Tranquilo, no...! ¡No tenemos intención de haceros daño! ¡Podemos ayudar!" Dijo a la figura que se había escabullido en los arbustos.

"Debe ser una persona huyendo de Lepidstadt. Si es así, lo que sea que haya pasado allí ha debido ser ciertamente aterrador." Joseph intentó razonar, pero lo cierto era que una explosión de tal calibre habría ahuyentado a cualquiera. De repente, lo peor se le pasó por la cabeza. "No... ¡La mansión de Kendra!" Quizá no debía haberlo dicho en alto, pero el mero hecho de que el objetivo de la explosión fuera la casa de su anfitriona le aterraba.

Por fin se pone en marcha el grupo y Renan observa fascinado como el gnomo se sube encima del tigre para cabalgarlo. Se pone a correr detrás de ellos para no perder el ritmo, aunque de tanto en tanto ojea hacia atrás para cerciorarse de que sus compañeros también los siguen.

De pronto hacen alto en el camino. El Ifrit divisa la figura del alguien que parece desesperado por ocultarse. ¿Qué habrá pasado en esa explosión para causar tal terror? — ¡Hey! ¿Todo bien amigo? Sólo queremos ayudar, pero nos tendrás que explicar qué ha pasado en el pueblo—.

Renan intenta hablar en tono amistoso y conciliador, espera que aquel hombre escondido no les depare una trampa. Pero, viendo la postura de Reen, confía en que ante cualquier movimiento sospechoso este atacará.

Pese a todas vuestras palabras conciliadoras e intentos de pacificar al hombre, sólo oís el ruido de la maleza moverse mientras corre desesperadamente bosque a través. No tardáis en daros cuenta de que por la manera en cómo respira ajetreadamente, no podrá mantener el ritmo y al darle caza termina rodeado contra un árbol.

El hombre se gira hacia vosotros, de mediana edad, nariz ganchuda y entradas en el pelo, viste un delantal de cuero por encima de ropas comunes y se halla completamente cubierto de sangre en el torso y los brazos. Blande un cuchillo también ensangrentado de manera amenazadora mientras grita desesperadamente:

"¡Atrás! ¡Dejadme en paz! ¡Venís a entregarme al alguacil! ¡No me obliguéis a haceros daño, soy inocente!"

Audrey se asusta al ver el cuchillo ensangrentado moverse así. Viéndole de más cerca, repentinamente Audrey no se siente tan segura con eso de querer interactuar con él.

Aún así, alza sus manos en señal de paz (o más bien para intentar mostrar que no es un peligro y que no vale la pena acuchillarla) y junta tanto valor como puede para intentar calmar al hombre. Retrocede un paso.

-¡N-no le haremos nada, señor! No conocemos a ningún... ¡A ningún alguacil! ... Solo... Solo escuchamos una explosión y... ¡Y no sabemos qué pasó! L-lamento haberle asustado pero... ¿Le...?- traga saliva -¿... molestaría explicarnos qué sucedió? ¿C-cómo acabó... así?

El gnomo escuchó las palabras de Audrey... y montado aún añadió.

Aunque has de reconocer que sea lo que sea lo que haya pasado pareces culpable. La sangre, el cuchillo... salvo que seas carnicero sin duda el alguacil juzgaría otra cosa. ¿Qué ha pasado entonces? ¿Por qué huías así?

La espada que tenía en la mano no ayudaba en tranquilizar al hombre pero precisamente era lo que quería provocar, quizá el miedo le hiciese hablar.

Hay cosas peores que el alguacil, ¿sabes? Y quizá te interesa hablar con nosotros. Con las piernas le indicó a Zaffs que gruñera, el tigre asomó los colmillos mientras separaba los labios, un constante sonido grave salió de su boca aún cerrada mientras miraba fijamente al sospechoso.

Él huele el miedo, y el miedo entraña culpa... solo yo puedo decirle que no te haga nada, así que habla. Volvió a arengar a su compañero para que siguiese la pantomima y esta vez el felino dio un mordisco al aire mientras se adelantaba un paso más.

Tú decides...

Joseph estaba nervioso, pero entrecruzó los brazos con severidad para enmascararlo. Ojeando el atuendo del muchacho se percató del delantal y el cuchillo cubiertos de sangre.

Atando cabos, el mago le puso la mano en la espalda a Reen. "No es necesario asustarlo más, estoy seguro de que alguien intentó atacarle y solamente se defendió." Se rascó la barba pensativo, intentando imaginar lo que pudo pasar. "El agresor no debió acabar muy bien, no hay más que ver la sangre... por eso mismo tiene miedo de que se le vea a él como asesino y de que se le entregue al alguacil."

Joseph miró al hombre. No deseaba presionarle más, sobretodo después de que tanto Audrey como Renan y Reen le hubieran también.

Al no ver enemigos aproximándose se unió a la improvisada cacería hasta que lo acorralaron, la joven portaba una armadura que le estorbó el paso de manera que ir delante del grupo le era inviable. Al llegar junto al resto se quedó mirando la escena sin saber qué pensar.

- Amigo...

Le miró con detenimiento y le diría que hablara, pero ya llegaba tarde también para eso por lo que se quedó a un par de metros de distancia esperando nuevos acontecimientos. Y de la explosión, ¿sabría algo? un suceso como ese debía de generar rumores a gran velocidad, si alguien vio lo sucedido en el pueblo no tardarían en enterarse.

El pobre hombre empieza a correr desesperadamente antes de contestar a ninguna de sus preguntas, así que instintivamente lo terminan acorralando contra un árbol.

Renan considera que ya le ha dado la oportunidad de hablar antes de que volviera huir, así que se aparta un poco, colocándose cerca de Sigyn, y deja hacer al resto del grupo. Audrey y Joseph en tono más conciliador, Reen más amenazante. El chico espera que alguna de sus actuaciones funcione y el hombre les arroje algo de luz con respecto a la explosión.... y quizá sobre su situación.

— Espero que podamos ayudarle...— Murmura suspirando para sí mismo, al ver la expresión de terror del hombre ante la idea de que lo arresten.