Partida Rol por web

Le lanzo dos ataques a la desesperada esperando hacerle suficiente daño a la criatura.

¡Tercer asalto!

    La nube de gas pestilente de la que se ha rodeado la sierpe gigante, provoca violentas arcadas en Goyo y Teodoro, pese a ello, se lanzan sobre la bestia acosándola sin tregua.

    El primero es Goyo, pero cuando va a golpear un violento acceso de tos le hace fallar los golpes. Don Teodoro acomete detrás, si bien el primer golpe apenas roza a la gran sierpe, la segunda estocada introduce su arma casi hasta la empuñadura en el cuerpo blanquecino y repugnante, el monstruo lanza un chillido y suelta a Gaizka, que cae sangrando por el pecho y la comisura de los labios, sin moverse.

   Brais se acerca y arrastra a Gaizka fuera del alcanza del gran gusano e intenta por todos los medios arreglar los desgarros y heridas, pero no consigue que dejen de sangrar las múltiples heridas.

   Con un grito, Xuan avanza al hueco que ha quedado y lanza un tremendo golpe donde cree que debe estar la serpiente, pero para desgracia suya la suerte no le acompaña y su arma no alcanza a la sierpe.

   La Sierpe se alza sangrando por las muchas heridas que le habéis inflingido. Véis que intenta reunir fuerza para otro ataque, pero también véis que vacila y se tambalea. Se inclina hacia delante para atacar a Goyo, pero sólo consigue derrumbarse.

   El cuerpo se mueve al ritmo de su pesada respiración, la sierpe ha caído y parece estar inconsciente, perdo desde luego, el monstruo aún no está muerto.

   Jimena y Beltrán están detrás, junto a Brais y Gaizka.

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Con todas las ganas que le he puesto al golpe, no he logrado gran cosa, pero el caballero hace muy bien su trabajo, pienso en que el entrenamiento y la experiencia es un grado y, sin pensarlo un solo momento, vuelvo a realizar un ataque contra la gran sierpe, que parece exhausta con la serie de ataques de Teodoro y de Goyo.

Lady Jimena, decidida a ayudar, saltó sobre la gigantesca bestia daga en mano.

-¡Muerte al demonio viperino! 

Teodoro remató al "dragón" diciendo "Vuelve con Satanás, engendro del infierno"

Remato a la criatura en la cabeza con mis últimas fuerzas. Cuando la cabeza está cortada guardo el hacha y cojo el pico, escupo al suelo y me pongo a cavar buscando la salida de este infierno en vida.

Esperaba lograr salir de aquí con vida, con la sierpe muerta y los mineros rematados sólo quedaban los demonios del aire pero algo me decía que era mejor mantenerse lejos de ellos.

Mientras cavaba podía sentir el aire fresco, esperaba que fuese la salida y no una jugarreta del destino. Oh dulce libertad.

¡Último asalto!

   Estando la sierpe herida en el suelo, moviéndose lentamente, fue como una señal y todos se lanzaron a acuchillarla salvajemente. Xuan fue el primero en darle un tremendo hachazo que casi entierra el arma en la bestia, pero la criatura seguía moviendose, Lady Jimena le clavo la daga, con más voluntad que precisión, pero aún así hizo sangrar al monstruo.

   Luego saltaron Don Teodoro y Goyo, Don Teodoro clavo por dos veces su estoque en el monstruo que aún se retorcía, aunque lentamente, Goyo levanto el hacha y golpeo donde el creía que podría estar la cabeza, aunque no parecía haber más diferencia que en el resto del cuerpo, al final de este último golpe la sierpe se quedo inerte y poco a poco la nube de gas fue esparciéndose por el túnel y disipándose.

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   Mientras tanto Brais intenta en vano contener las hemorragias de Brais que sigue agonizando en el suelo. Pero sus esfuerzos son en vano y prácticamente Gaizka está más en el otro mundo que en este.

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Agotado, exhausto, herido y medio muerto, me dejo caer de rodillas al comprobar que, por fin, la bestia ha caído. Me lleva unos segundos recuperar el aliento, y arrastrarme cual babosa, gateando, hasta donde esta el maltrecho cuerpo de Gaizka. 

¿No podéis hacer nada por él? digo, mirando a Brais, suplicante, Si quieres te puedo ayudar aunque viendo que el bueno de Teodoro se ofrece, asiento y, dando un par de pasos, o rodillazos, atrás, saco alzo mi crucifijo 

Dales, Señor, el eterno descanso y haz brillar sobre ellas tu eterna luz.

Padre eterno, te ofrecemos la sangre, pasión y muerte de Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecados, la libertad de las almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores.

Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos:

¡Almas benditas! nosotros hemos rogado por vosotros que sois tan amadas de Dios y estáis seguras de no poderlo más perder: rogadle por nosotros miserables que estamos en peligro de condenarnos para siempre. 
¡Dulce Jesús, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio¡

Comienzo a hacer la extramaunción, por si el peor de los presagios se hiciera realidad. Mientras hablo, hago la señal de la cruz, por encima de su cuerpo. 

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   Mientras el párroco prepara la absolución, intentáis por todos los medios intentar estabilizar al moribundo, apelando a la suerte conseguís la ilusión de una leve mejoría, pero aún agoniza y no hay entre vosotros ni doctor ni físico, ni siquiera un barbero cirujano que pueda estabilizarle, seguís pese a ello, intentándolo.

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   Mientras Goyo sigue taponando como puede las heridas de Gaizka, auxiliado por Xuan que intenta ayudarle como puede y el párroco al verlas venir, absuelve los pecados del moribundo por si llegara el triste final.

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