Partida Rol por web

La vida en la posada se fue apagando lentamente del mismo modo que lo hizo el fuego de la chimenea conforme la oscuridad de la noche se iba volviendo cada vez más profunda. Para cuando las llamas dejaron de crepitar los parroquianos habituales ya habían abandonado el establecimiento y los huéspedes ocupado sus habitaciones alquiladas para aquella noche. La calma y la quietud se adueñaron del lugar, las ascuas rojizas eran ahora lo único que podía verse brillando en la oscuridad reinante del salón principal de la Posada de Dag.

La mañana siguiente iluminó el nuevo día con un fuerte sol que refulgía poderoso en el cielo veraniego. El olor del pan recién hecho que Dag horneaba en su cocina llegó hasta los más recónditos lugares de la posada. Poco a poco el grupo se fue despertando y bajaron a desayunar.

Varias cosas habían cambiado por la mañana. Se rumoreaba entre los soldados que acompañaban a la comitiva y que habían estado cubriendo los turnos de guardia aquella noche que Whalen había sido expulsado de su habitación por su señora y había tenido que dormir en el salón principal de la posada. Nadie osaba decirlo en alto delante de cualquiera de ellos, pero las palabras tardaron poco en llegar a sus oídos.

Otra de las cosas que habían cambiado era que Ser Roshar ya no se encontraba allí con ellos, había tomado uno de los dos caballos que llevaba consigo y había desaparecido durante la noche. Nadie sabía más.

La vida en la posada se fue apagando lentamente del mismo modo que lo hizo el fuego de la chimenea conforme la oscuridad de la noche se iba volviendo cada vez más profunda. Para cuando las llamas dejaron de crepitar los parroquianos habituales ya habían abandonado el establecimiento y los huéspedes ocupado sus habitaciones alquiladas para aquella noche. La calma y la quietud se adueñaron del lugar, las ascuas rojizas eran ahora lo único que podía verse brillando en la oscuridad reinante del salón principal de la Posada de Dag.

Ser Roshar se levantó antes que el sol despuntara al alba después de dormir un poco. Al bajar al salón principal vio a Whalen durmiendo allí. Aquello le extraño un poco al principio pero luego recordó que había escuchado a Scarlett gritarle y pensó que ella le habría echado de la habitación. Algo habría hecho el joven heredero para ganarse tal castigo. Algún día, pensó el caballero con una sonrisa, aprendería a domar a la fiera de su mujer hasta entonces no le quedaba más remedio que aguantarla.

Fue entonces a preparar a su otro caballo para marchar en solitario y se disfrazó de devoto hombre de la fe en la intimidad que le proporcionaban los establos. Para cuando terminó la noche todavía era oscura y pudo comenzar su viaje saliendo entre las sombras, como él deseaba.

Acabó de preparar a Modesto, quien había cargado a paso lento con uno de los carros a lo largo de aquel viaje que apenas acababan de comenzar, y lo montó. Echó una última mirada al establo, donde vio a Pomposo ocupando el lugar de su segunda montura, e hizo un rápido repaso mental a los preparativos que había realizado antes de partir. El pago junto al sello de los Crogall; su armadura, su arma y sus pertenencias escondidas entre los fardos que cargaba la comitiva; la daga entre sus ropas por si tenía necesidad de un filo y unas escasas monedas en su bolsa. No quería que su tapadera tambalease porque llegasen a registrarle, aunque temía perder su caballo, y dudó entre llevar unos cuantos de sus venados de plata escondidos entre sus ropas. Su principal misión era expandir rumores contradictorios a la historia de los Dannet, pero no sabía si necesitaría hacer algún pago y... las promesas no valían a todo el mundo...

No tardó en darse por satisfecho y azuzar su montura para empezar su escapada en solitario. Algunos lo echarían de menos al día siguiente, pero no podía preocuparse de eso... Cualquier excusa valdría para encubrir al indigno de Ser Roshar y, sin importar cual se diera, muchos inventarían otras de propia cosecha. El caballero siguió el camino, perdiéndose en el horizonte que podría ver cualquier miembro de la familia de haber estado despierto. 

Los primeros rayos del sol se colaban con timidez por la ventana. Abrió un ojo y dejó que un bostezo campara a sus anchas. Su mente le ordenaba que debía levantarse para asegurar que todo el mundo estaba en lo suyo pero decidió alargar un poco más el descanso, con pereza su cuerpo fue despertando.

Percibió la agradable sensación de Lady Varya a su lado, los diferentes tonos de marrón oscuro que bañaban la habitación y un pequeño abanico de olores iban surgiendo a su paso a cada cual más peculiar. En su mente aún seguían los acontecimientos sucedidos el día anterior, pero en ese momento le daban igual, solamente era Evan. Dejó que las sensaciones agradables de aquel nuevo día inundaran su alma.  Espero a que su señora hiciera lo propio y con suavidad le dijo al oído:

- Buenos días. - Jugueteo unos instantes con su pelo - He decidido aceptar tu oferta respecto a esa joven. - Y la besó, esbozó una leve sonrisa y al fin Lord Evan se levantó de la cama.

Apareció por las escaleras de la sala principal aseado y con el semblante tan adusto como siempre, observó a su alrededor y saludó a sus hombres. Salió a ver que tiempo le deparaba el nuevo día y se dirigió hacia donde se encontraba su joven maestro de armas para que le informara. Cuando acabo de dar un rápido vistazo a los menesteres de la comitiva volvió para que le sirvieran el desayuno. 

Whalen había pasado la noche como había podido y sentía que la larga jornada anterior estaba haciendo mella en su cuerpo mal descansado. Le dolían las pantorrillas, el cuello y la espalda. Pero no dijo nada. mantuvo un hosco silencio ante las miradas inquisitivas de su séquito.

Que se jodan. Que se jodan todos.

Al enterarse que ser Roshar no estaba se sintió estúpido y pequeño.

Ha hecho lo que debería de haber hecho yo... Aunque él no es el heredero, claro.

Había aprovechado el hecho de ser el primero en estar abajo para comer un bocado del pan recién horneado, y cuando vió bajar a su padre, decidió salir fuera a darle un puñado de cebada a Bella, además de acariciar su largo cuello.

Es el único ser que parece agradecer mi compañía... Y no deseo estar en el salón cuando vayan bajando el resto... Sobretodo mi "queridísima" esposa.

Y con esos pensamientos abandonó la estancia.

Galdrín transmitió la información que tenia, no había mucho que contar, la noche era tranquila, y en menos de una hora saldrían hacia desembarco.

No menciono que Roshar no estaba con la comitiva, porque estaba seguro de que el señor tenía claro donde se encontraba.

No le paso desapercibida que la noche no había sido igual para algunos, Whalen había pasado una mala noche. Le preocupaba el muchacho, aun tenía mucho que aprender sobre la vida. Y aunque su mujer no se lo pusiera fácil, era mejor que disimulara su disgusto de mejor manera, era un libro abierto para cualquiera que prestara atención.  

Aprovecho la tranquilidad para conversar con su señor de temas que le preocupaban. Eso sí, en un tono bajo, que no invitara a meterse en la conversación.

Mi Lord, creéis que ahora que los Dannet han empezado a mover ficha, es prudente llegar detrás de ellos a Desembarco, no queda mucho camino, pero tampoco es que podamos recortar mucho tiempo en la jornada de hoy, el camino y los integrantes del grupo no creo que nos permitan una cabalgata ligera.

Mientras no les escuchaba nadie, el tono del maestro de armas era más coloquial, como si fuera más cercano al lord de lo que pudiera parecer, pero claro, había pocos momentos en los que el señor de los Crogall no estuviera rodeado de gente. 

Para Lord Evan no pasaron desapercibas la reacciones y el mal humor de su heredero. Prefirió mantenerse al margen. Si una cosa le molestaba a Evan era que alguien se metiera en sus asuntos sin su consentimiento así que aplicó la misma moneda para su hijo. 

Atendió con seriedad a la palabras de Galdrim mientras se mesaba la barba. Una vez acabó contestó en el mismo tono evitando dar pie a ninguna interrupción:

- Nada me gustaría más que poder adelantarnos a ellos. Contamos con la ventaja de ser menor número así que seguramente viajemos más rápido y estoy seguro de que ellos están deseosos de tomarse buen tiempo en cada palabra para difundir sus mentiras. - Apretó los dientes como si una punzada de rabia le hubiera atravesado. Reposó la mano al pomo de la espada y esperó a calmarse. - Lo último que querría es llevar a la perdición a la comitiva. Si es seguro acelerar el paso o tratar de coger una vía alternativa, adelante. Sobretodo hay que aparentar calma.

Volvió a su estado reflexivo, impasible, como si fuera una mañana cualquiera.

Scarlett bajó seria. Aquella era la palabra. La noche había atemperado sus ánimos pero aún así se encontraba lejos de estar de buen humor. Cuando llegó al comedor vió a Galdrín hablando con Lord Evan y también pudo percibir varias miradas esquivas en dirección a ella.

Scarlett eligió ignorar toda aquella atención y, dedicándoles unas sornrisas a los suyos, se sentó junto a Varya.

-Buenos días, mis señores. ¿HABEIS DESCANSADO BIEN? -Aquello ultimo lo dejo en un tono mas fuerte, para que lo oyera Whalen.

Lady Varya se despertó al sentir un cosquilleo en la nuca, era el aliento de su esposo, el sol comenzaba a despuntar y ya entraba por la ventana que estaba orientada al este; se acomodó un poco mejor en los brazos que la rodeaban sabiendo que el abrazo estaba por acabar, un susurro en su oído y un escalofrío al sentir sus dedos enredados en uno de los mechones sueltos, un beso y el día haciéndose mas luminoso con una sonrisa. Una buena forma de despertar, pensó mientras lo veía vestirse, lástima que dura tan poco.

Se levantó ella también y se dispuso a arreglarse para otro duro día de cabalgata, antes de que el lord abandonase la habitación le dedicó una última mirada, siempre...

Conforme la señora de la casa Crogall salió de la habitación llegaron hasta sus oidos los ruidos típicos de cualquier casa despertando, así como un delicioso aroma a pan recién hecho que le hizo la boca agua; bajó las escaleras y con un rápido vistazo a la sala principal se dió cuenta de que no había nadie de la familia. Supuso que su esposo habría salido para ver cómo había transcurrido la noche, la ausencia de ser Roshar era normal puesto que siempre solía ser el último, y la joven pareja... no sabía qué debía haber pasado; anoche apenas oyó unas voces antes de pasar a tratar otros temas mas interesantes con el lord.

Se sentó en la misma mesa que habían ocupado la noche anterior y mientras esperaba hasta sus oídos llegaron varios rumores, parece que la noche no acabó bien para Whalen, pensó con pena recordando el brillo en sus ojos después de abatir a los lobos; ¡vaya! ser Roshar no está durmiendo si no que se ha ido... una sonrisa irónica se dibujó en su rostro pero sus pensamientos se vieron cortados por el súbito silencio, en lo alto de la escalera se hallaba Scarlett. Con semblante serio bajó, cuando se sentó a su lado Varya le devolvió la sonrisa como si nada pasase y contestó intentando aligerar el ambiente.

- Buenos días, querida. Un viaje siempre es fatigoso - dijo girando la cabeza y haciendo crujir el cuello - pero debemos mantener las maneras, la nobleza está por encima de tales molestias. Seguro que al llegar a Desembarco se nos olvidan estas menudencias.

Su tono era ligero, una sonrisa bailaba en las comisuras de sus labios y una mano rozó levemente el brazo de la otra dama dándole énfasis a la última frase.

Scarlett inclino un poco la cabeza cuando capto lo que su "suegra" lee staba diciendo.

- Por mi parte siempre estoy dispuesta a dejar los pequeños baches del camino atras. Siempre y cuando lo que me espera al final del viaje lo compense.- al acabar le guiño el ojo a Varya.

Por desgracia parece que su mujer baja antes de que el heredero llegue a abandonar la estancia. Cuando lanza su pregunta punzante se detiene, sin volverse, y nota como la sangre le sube a la cbeza y puede sentir arder sus orejas. Se mantiene allí unos segundos, en silencio, para luego seguir su camino hacia los establos.

Mientras camina le llega la conversación de Varya con su esposa.

A buena hora me casé con una Tully pedante y creída de si misma... Debería mandarla de vacaciones un mes a los pantanos... Seguro que volvía dócil como un cervatillo... O se la habría comido un lagarto león...

Acaba por reflexionar, con cierto regocijo. De todas formas, el intercambio de frases entre ambas mujeres no le ha gustado un pelo.

Covern entró justo cuando Whalen salía, chocando su hombro contra el pecho del heredero y mirándole con cara de malas pulgas como si el golpe hubiera sido culpa suya. Mas no se detuvo y una vez dentro de la estancia busco con la mirada a Lord Evan y se dirigió a él sin protocolo alguno, como venía haciendo desde que se había juntado con ellos.

-¿Tardaremos mucho en partir?. Willy tiene necesidades que empiezan a urgir y no me gustaría estar mucho tiempo con él aquí. - No sabían a quien se refería con Willy en un principio, pero les bastó poco tiempo para entender que a quien se refería en realidad era al lagarto-león. -Vos ya me entendéis.

Había sido inteligente por su parte no decir que tenían un lagarto-león ahí atrás esperando junto al resto de sus pertenencias para evitar alarmar más de lo que ya estaba a los dueños del establecimiento. Ellos no lo habían hecho, y Covern había tenido la delicadeza de no hacerlo tampoco.

De hecho se trataba de un hombre muy sutil y discreto, desde que habían llegado a la posada no le habían visto a él ni tampoco al carromato que trasladaba al reptil. Había tenido el buen criterio de mantenerse oculto y al margen.

~~

La familia. Pensó al ver los diferentes matices de cada uno de los componentes de la casa Crogall. Contuvo una mueca burlona y se mesó la barba. Estaba degustando una hogaza de pan que había recogido de la mesa cuando vio a Covern entrar. Como era habitual en él se dirigió con cara de pocos amigos hacia el Lord Evan sin ningún tipo de tacto. El trato hacia su hijo no le hizo demasiada gracia pero eran cosas del día a día.  Al escuchar el mote del "regalo" volvió reprimir una mueca. Tiene razón y es la excusa perfecta para salir de aquí cuanto antes. Asintió con la cabeza. 

- Os entiendo - Hizo una breve pausa, el tiempo se detuvo durante un instante - Daré la orden para partir. Si necesitáis algo para... willy, ahora es el momento. -  Esperó a que el cazador se retirara y giró su mirada hacia los comensales - Parece que ha llegado la hora de marchar. Acabad y partamos. - En su tono de voz se pudo apreciar un leve intento de disimulo para evitar que sus ultimas palabras sonaran con cierta dureza.

-Un cubo de carne estaría bien. -Comentó el cazador girándose hacía el lugar en el que trabajaban Meg y Dag para dirigirse a ellos. -Deberíamos haber cogido uno de esos cadáveres en vez de darles fuego. -Se lamentó, aunque afortunadamente nadie ajeno a la casa le escuchó comentarlo en alto. Era lo que les faltaba para su buena imagen.

Meg se acercó hasta ellos conforme vio que se preparaban para marchar, esperaba con las manos cruzadas por delante a la altura de las muñecas y parecía tener cierta prisa por que los Crogall se fueran. No había estado nada cómoda con ellos allí y ahora veía por fin cumplido su deseo de que se fueran sin generar más problemas.

-Serán dos venados de plata* con el cubo de carne incluido y el establo. -Les informó la mujer cuando le llegó al fin el turno de cobrar. -Espero que hayan disfrutado de su estancia en la Posada de Dag y les deseo un buen viaje. - Su cara no reflejaba el mismo deseo de bienaventuranza que sus palabras.

-Si mantienen un buen ritmo deberían llegar a la posada del Gran Venado al atardecer, desde allí sólo hay una jornada de viaje más hasta Desembarco del Rey. -Les informó, aunque Galdrin y Ser Adrik ya les habían puesto al corriente de lo mismo cuando planificaron el viaje.

El amanecer le pilló ya en camino, con el traje de devoto y su modesto caballo cargando con las pocas posesiones que había decidido llevar. El frescor de la mañana era agradable y mitigaba el calor veraniego que solía predominar durante el día en aquellas tierras. La vida en los campos contiguos al camino empezaba a cobrar forma y Ser Roshar pudo escuchar pájaros cantar desde sus nidos y otros ruidos de animales que indicaban que la naturaleza también despertaba.

Cabalgó a ritmo tranquilo largo rato por el Camino Real en solitario hasta que con la salida del sol empezó a encontrarse viajeros que seguían la misma dirección que él. Uno de los primeros con quien se encontró fue un caballero que caminaba a pie junto a su caballo como si temiera que al montarlo el animal fuera a cansarse más de la cuenta. Era un caballero entrado en años, de pelo canoso y que llevaba puesta una armadura de cuero aunque su coraza y las protecciones de metal producían un sonido metálico repetitivo sobre el lomo del caballo.

Sirvieron el desayuno y justo cuando lady Varya comenzaba a picotear algo entró por la puerta el 'bueno' de Covern, con su carácter habitual y su mueca de enfado permanente en el rostro; intercambió algunas palabras con el lord que hacía un momento que había regresado, y el señor de la casa elevó un poco la voz para indicar que era hora de marchar.

Varya dejó lo que estaba haciendo, que en realidad era remover la comida de un lado a otro del plato, se levantó con elegancia calculada y dirigó una mirada a su doncella para indicarle que se encargase de bajar las pertenencias que había en la habitación. Con pasos lentos se dirigió hacia su esposo buscando una figura menuda con la mirada, al llegar a su altura se quedó un paso detrás de él y escuchó a la posadera con atención.

- Muchas gracias. - sonrió de vuelta a la mujer - Descuide, la estancia en esta su posada será recordada.

Sus palabras eran suaves y su tono dulce, como queriendo dar a entender que alabarían el servicio recibido; con una última inclinación de cabeza ante las indicaciones de Meg esperó a que Evan se pusiese en marcha para salir con él.
 

Cuando Covern choca con Whalen, y encima le mira mal, no puede evitar mirarlo un poco raro, una vez ha sobrepasado su altura.

Por mucho que no le acabe de gustar ese tipo, tiene cara de malas pulgas, y no parece el tipo de persona que arregle las cosas con palabras. 

Sigue en lo que iba a hacer, meneando la cabeza mientras se dirige a los establos, da de come run puñado de cebada a Bella y le da los buenos días a su escudero. Ambos son amigables, a fin de cuentas, aunque uno sea una yegua y el otro sea un chico de pocas luces... O extravagante simplemente.

Cuando vuelve del establo es para darse cuenta que ya todos están a punto de irse. Con un gruñido le compra a Meg un par de empanadas y algo de cerveza. Una para el joven lord y la otra para su escudero. Un pedido que paga con holgura. Ha sido bien tratado y prefiere dejar una buena imagen. La gente generosa siempre es mejor recordada.

Tras todo eso se apresura a juntarse con la comitiva.