Partida Rol por web

—Sheriff, debería buscar un arma de verdad para la chica. Esos trofeos están hechos de latón... ¿Qué tal un extintor? Debería haber uno cerca de la entrada al gimnasio —murmuro mientras termino de empujar uno de los bancos, girándome para terminar el trabajo—. Y para ti, claro. 

Quizá pudiera enroscar la red alrededor de los manillares de las puertas. Así, aunque empujaran con saña, apenas se movería la puerta. Doble seguro. 

Por otro lado, el rubiales tenía razón. No teníamos mucho tiempo. 

No hay camino más corto hasta el segundo piso, el problema es que no recuerdas cómo llegar desde ahí a la azotea. Sabes que el encargado de mantenimiento subía con asiduidad, pero no desde dónde lo hacía.

Tina empieza a remover los utensilios del laboratorio e investigar qué productos puede usar, sin embargo no parece encontrar nada que le resulte de utilidad. Jonh, que la está cubriendo des de el pasillo, se acerca impaciente hasta el umbral de la puerta para ver si él tiene más suerte, pero tampoco encuentra nada que le sirva. Finalmente desisten y de nuevo salen hacia el pasillo.

Purity se reúne con ellos y le entrega el extintor a Tina, parece pesado y sin duda dificultará la tarea de correr, pero de momento es mejor arma que un trofeo.

El grupo avanza por el pasillo con Ricky abriendo camino. Las luces de emergencia apenas iluminan el camino, mientras a los lados pueden ver las aulas vacías. El pasillo cada vez parece más largo, resulta interminable, y de repente un ruido: un golpetazo seco, seguido de otro, y de nuevo otro. Los zombies han llegado al instituto y ahora tratan de entrar echando las puertas abajo. Un escalofrío os recorre el cuerpo*

Cuando el grupo llega al hall el ambiente cambia ligeramente, la luz que entra por las puertas ilumina sobradamente la estancia, y apenas se ven zombies en el exterior, seguramente se estén apelotonando en la puerta de atrás, lo cual os da más tiempo. Subís al segundo piso y veis que tiene la misma forma que el primero.

Tina le agradece a la moza el extintor con una leve inclinación de cabeza, luego lo carga sobre hombro como si fuese una cabra herida y sigue a sus compañeros hasta el hall.

- Me caüen la virgen! Ya están aquí. 

Mejor nos vamos cagando hostias - termina de decir ya a medio subir las escaleras.

Y sin más palabras empieza a andar rápido, marchando, sin llegar a correr, en dirección a las escaleras que seguían subiendo. 

Vamos, vamos. No sé qué narices hacemos entreteniéndonos así. Si el helicóptero se marcha quedaremos atrapados en la azotea.

Y siguió a Tina sin perder un segundo.

El corazón me da un salto cuando los oigo. Noto como me recorre la espalda un sudor frío. 

Aquí están, otra vez. Es como si estuvieran en todas partes.

No nos podemos librar de ellos. 

—Si, venga, avancemos. Tenemos que encontrar el camino a la azotea. 

Ricky siguio avanzando en la parte de delante preparado para cualquier sorpresa.

Purity es la única que conoce el instituto, había estudiado allí. Recuerda que el encargado de mantenimiento subía a menudo a la azotea pero no sabe desde dónde lo hacía.

Tina empezó a abrir toda puerta que no tuviera cristal hasta dar con un cuartito de mantenimiento. 

La llamó la atención una cuerdecita que caía del techo. Tiró de ella creyendo que sería la luz.

Quizás allí encontrase algo interesante: un poco de maria confiscada, un hacha o el mapa de evacuación en caso de incendios. 

El cuarto es muy pequeño, apenas cabéis los cuatro dentro. A parte de fregonas, cubos, sacos de serrín, y escobas, hay una caja de herramientas con un martillo en el interior y poco más. Parece menos contundente que el extintor, pero sin duda más manejable.

Contra la pared hay anclada una escalera de mano que sube hasta el techo, cuando Tina enciende la luz veis que termina en una trampilla que se encuentra cerrada por un candado.

—Lo más sencillo sería machacar el candado con el martillo, ¿algún voluntario? —pregunto mirando la trampilla con curiosidad—. Lo haría yo, pero tengo la impresión de que sois más fuertes. 

Me quedo a la entrada, sin llegar a entrar del todo, apoyada contra el marco de la puerta. Sigo teniendo hambre, pero la promesa de una posible evacuación hace que sienta cosquillas en la punta de mis dedos. 

Tina puso los ojos en blanco.

- ¡Por favor! Apartad, apartad – indicó abriéndose paso hasta la escalera – Señor Sheriff ¿le importaría sujetarme el pandero? – le preguntó antes de subir por ella con el extintor a cuestas.

Esperó que la sujetaran para no caerse al golpear el candado con la parte de abajo del extintor, tampoco era momento para una fiesta de espuma.

Clink, clink, clock

Ricky coloca las manos en el culo de la vaquera esbozando una medio sonrisa y sopesando las nalgas para sus adentros. Una vez la muchacha ha terminado la deja bajar.

- La proxima vez usaremos esto -dice señalando su pistola- a pesar de que hace un ruido mas fuerte, hace mucho menos que un martillo repiqueteando.

—Si te preocupaba el ruido podrías haberlo dicho, yo apuntaba a lo fácil y rápido —comento sin moverme de mi sitio—. Aunque no creo que la pistola hubiese sido la solución. Que en las pelis funcione a la primera no significa que aquí vaya a ser una panacea. 

Sin embargo, sus palabras han calado y me giro para comprobar que todo está en orden. Que no se acerca por el pasillo ninguna de esas cosas. 

El candado es golpeado con contundencia, sin embargo no parece querer soltarse aún, quizás alguien más fuerte, o usando otro objeto podrías abrirlo más rápido. Con todo ésto podéis oír el rotor del helicóptero acercarse por encima vuestro, debe estar al caer sino es que ha llegado ya. 

Déjame

John coge el extintor y lo usa desesperado para golpear el candado con fuerza.

Era una pena, pensaba mientras lo hacía. Tal vez hubiese podido abrirlo sin romperlo si tuviese algún tipo de herramienta apropiada. Pero no había tiempo para sutilezas.

Sin embargo la postura era complicada y sus ataques no parecían tener mucho efecto. ¿Tardarían mucho en llegar los muertos hasta allí?

¡Maldita sea! Sino fuese porque aquello estaba sucediendo de verdad se reiría por la ridícula situación, pensaría que la película era muy mala.

John golpea el candado violentamente, al tercer golpetazo el candado salta y se pierde entre el montón de cajas que hay en el suelo. Luego empuja ligeramente la trampilla y observa como ésta puede abrirse fácilmente, solo unos pocos pasos os separan ya de vuestra salvación. Además el sonido del helicóptero es cada vez más ensordecedor, así que deducís que ya debe estar aterrizando.