Partida Rol por web

Catalina saluda a Iñaki, y que de salud sirva, señor, le sonríe, muchas gracias... seguro que está todo exquisito, después echa un vistazo a Haman y trata de no reírse, no estaría bien, al mozalbete le tiembla hasta el pulso en su arduo intento de mantener la compostura establecida, le saluda con un gesto y toma asiento en el espacio que más cerca le pille de donde se encuentre en ese momento, ora junto a los demás y cuando el capitán da el visto bueno reanuda la charla con el resto de comensales y se deleita con los guisos del cocinero, tratando por todos los medios de que no se note su ansiedad ante la perspectiva de conocer las nuevas que Don Rodrigo haya de comunicar.

Leonardo se sienta entre el contramaestre y el oficial de artilleria.
Parece serio y tranquilo como de costumbre.

Aunque se levanto muy temprano, para practicar y ya a desayunado, no hace reparo en servise y probar la deliciosa comida del cocinero, sin duda una figura importante en cuanto a vivir en un barco. La buena salud de la tripulacion depende en gran medida de ese hombre.
Y del cirujano, al cual si mal no recuerda, no han seleccionado todavia.

Come en la mas perfecta educacion, sin hacer ruido y presto a las palabras del capitan. Cualquiera que sea el motivo de la reunion, debe de ser importante.

Isabel come con hambre aunque con educación, el viaje había sido largo. Mientras degusto la deliciosa comida hablo animada con Catalina y el resto de la tripulación, evitando claramente a Leonardo.

El capitán come tranquilo, parco en palabras, por el momento no habla mas que lo justo y necesario con el resto de oficiales.

Mas adelante cuando se conozcan mejor habrá más comidas en las que charlar animadamente.

La mayor parte de la conversación que mantiene, es a ratos con Iñaki, el único oficial al que conoce bien y le inspira confianza.

Tras la comida, Ignacio muestra una cara de satisfacción -Parece que todo ha ido bien; no ha sobrado casi nada y los platos están limpios. Sin duda un buen comienzo-Piensa a la vez que lanza un guiño amistoso a Haman-Tendrás tu recompensa briboncete.Muy buen trabajo.-Le dice en la cocina. Después de recoger y limpiar la mesa, Ignacio vuelve a la sala con el resto de oficiales portando una enorme bandeja repleta de licores de todo tipo, tabaco y café recién hecho. Haman ha repartido las copas e Ignacio comienza a preguntar qué es lo que desea cada uno de ellos. Una vez servidos, Igancio saca una caja de marfil y se la entrega al capitan; al abrirla, Don Rodrigo descubre una hermosa pipa tallada en madera de boj en un trabajo artesanal cuyo motivo es un Neptuno entre las olas, soplando un barco similar a EL Arcángel. -Don Rodrigo, este pequeño presente es por mi agradecimiento al darme esta oportunidad de comenzar una nueva vida. Es un detalle sin importancia si lo comparamos con lo que usted ha hecho por mi. Muchas gracias Don Rodrigo.

Don Fernando come en silencio, manteniendo un aspecto sombrio y solo respondiendo si es directamente aludido o su opinión es requerida. Come opiparamente como es de esperar de un hombre de su porey tamaño, pero con lentitud y elegancia, manteniendo siempre unos modales pulcros.

Solo cuando termina, lo que comparado con otros comensales de menos estomago o más rápidos comiendo es casi una eternidad, dice algo en general tras limpiarse educadamente con el pañuelo bordado que porta.
-Y bien Capitán Castellano... ¿que es lo que nos requería con tanta urgencia?-

Coge un licor que bebe tranquilamente tras la comida, un pacharán bastante suave.

Luego recoge con muestras de respeto y sorpresa el regalo de Iñaki - Gracias por el presente, pero sabes que no es necesario... - acepta el regalo, feliz por esta muestra de aprecio. Ignora el hecho de que no sea el lugar más adecuado para hacerlo y simplemente sonríe al tiempo que agradece al cocinero y buen amigo por todo.

Finalmente, dejando la caja a un lado, escucha la pregunta del contramaestre. La seriedad inunda de nuevo su rostro, que por unos momento había dejado sentir cierta emoción.

Es hora de comunicarles las ordenes del alto mando - me pongo en pie y hago un ademán a Iñaki para que me traiga una caja donde guardo algunos mapas, y que había dejado a su cuidado previamente - Dentro de tres días zarparemos, dejando atras aguas de España y adentrandonos en tierra de nadie, atravesaremos el océano Atlántico y nos dirigiremos a las aguas de la recientemente rebeleda isla de La Española.

Saco de la caja un mapa de navegación donde se observan varias rutas ya marcadas, y lo extiendo encima de la mesa.

Parte de nuestra ruta será nueva, el navegante, doña Catalina - la miro - estará encargada de guiarnos por ella. Aunque antes haremos escala en las islas Canarias para aprovisionarnos y hacer los ultimos ajustes al barco, además allí se nos unirán algunas tropas de refuerzo.

Señalo dos puntos del mapa - aqui y aquí usaremos parte de las rutas mercantes. Vamos a necesitar información actualizada, y quizá otros barcos que recorran estas rutas nos puedan servir de ayuda.

Me vuelvo a erguir, ya que me encontraba inclinado sobre el mapa para señalizar los puntos y el recorrido.

Nuestra misión prioritaria es rescatar a una joven, hija de un poderoso noble aliado de la Corona, la señorita Sanchís, de nombre Leonor.
Su barco fue atacado y apresado por un corsario francés... - mira a todos - en Francia han negado tales acusaciones.
Su barco realizaba la ruta de La Española en dirección a España.

Espera un momento, se pone las manos a la espalda y mira a cada uno y en especial al contramaestre. - Dado que hay poca información sobre el barco corsario, y debido a la insurrección de Santo Domingo nos han dado plenos poderes para atacar y acabar con cualquier barco, pirata, corsario o sospechoso de pirateria con el que nos crucemos. También nos permiten ignorar algunas de las máximas de marineria, en pro de conseguir nuestro objetivo.

Espero cualquier pregunta o duda.

Tras la espléndida comida de Iñaki enciendo mi pipa y escucho atentamente al capitán.

Deben haber perdido el juicio en el alto mando, como si no fuese importante la rebelión de La Española van a usar un barco como este para tratar de mantener el prestigio para con nuestros aliados. En cuanto nos vean los franceses le cortaran el cuello. Habiendo hombres de probada valía pudriendose en Argel, Inglaterra...

Mi capitán, tengo algunas preguntas.

Cuando lleguemos allí, ¿donde estableceremos nuestro base de operaciones, y con que apoyo podremos contar? ¿Tendremos que cruzar el Atlántico solos? Y por último, ¿que se sabe de ese barco frances?

Hasta que llegue la flota imperial tendremos que usar puertos neutrales y otros barcos mercantes para abastecernos y para conseguir información. Poco o nada se sabe del corsario.

Y como todos sabéis nuestros puertos en esa zona están demasiado alejados para que nos merezca la pena el viaje.

Además, si no queremos que nuestra presa escape tendremos que mantenernos alerta.

Don Fernando parece poner cara de "¿estoy oyendo bien?".
-¿Vamos a unirnos a una flotilla o tendremos que jugar al gato y el ratón nosotros solos? ¡Con los cañones que dispone este barco podríamos bombardear a los insurrectos para devolverlos al nivel de los salvajes de las Indias!-
Frunce el ceño con amargura, alguien del alto mando debe tener lazos de sangre con la señorita Sanchís y eso es lo que hace que tanta gente tenga que arriesgar la vida para salvar a una sola damisela.

Catalina se sonroja cuando el capitán menciona su nombre, pero está radiante, en sus ojos serenos y de mirada tranquila, se ha encendido una chispa, que los hace lucir por encima de la propia iluminación de la estancia. El que siga su intensa mirada verá que ella no aparta la suya del mapa que Don Rodrigo ha extendido sobre la mesa y observará algo más: en cuestión de segundos Catalina ha dejado de parecer una sencilla muchacha, bonita y afable, y se ha transformado en una mujer, de rostro serio, serena hermosura y profunda determinación.
Si me permitís, posa una mano con sumo cuidado sobre el mapa a la vez que escucha los comentarios de Juan Diego y Don Fernando, y, mientras tras una primera ojeada trata de evaluar esas rutas marcadas para sí, se muerde con suavidad el labio inferior, como si de una costumbre habitual en esas circunstancias se tratara. Una ruta larga y dura, pero bien trazada, lo que no me agrada es que el objetivo siendo tan preciso, sea en el fondo tan incierto... Esperemos que el beneficio que la Corona saque de ello lo merezca...pienso mientras clavo la mirada en el capitán, en cuanto lo consideréis oportuno me gustaría echarle un vistazo en mayor profundidad y dedicarme a su estudio, señor.

Por supuesto. - Asiente - Al final de la reunión estos mapas que el almirantazgo me envió pasaran a engrosar la valiosa colección de cartas de navegación de que disponemos en el barco.

Continúa, esta vez frunce el ceño y lanza una mirada penetrante al contramaestre. - Las ordenes son claras al respecto. Es de la mayor prioridad rescatar a la dama Sanchís.

Una vez lo hayamos hecho, tenemos una segunda misión. Algo más acorde con lo que puede hacer este barco, su tripulación y sus cañones.

Mira a todos esperando más preguntas por el primer objetivo y sino continúa.

Isabel escucha interesada y sorprendida a la vez... una gran aventura nos espera sin duda... pero deja para ella sus propios pensamientos y deja continuar al capitán sin molestarle.

El maestro de armas se pone en pie, mira los mapas. Observa la situacion, se vuelve a sentar, escucha con atencion las preguntas y comentarios.
Y mira al capitan. Este entiende que da por aprovado todo lo que escucha, no son sus competencias.

Hasta que no finalice la reunion el no tiene nada que añadir.

Una vez rescatemos a la dama Sanchís, nuestro siguiente objetivo es hacernos con el control de una gran mina de oro. - continúa al comprobar que nadie más quiere hablar.

Esta mina está ayudando a los insurrectos a conseguir otras materias y recursos que necesitan para fortificarse y mantener la rebelión. Están comprando barcos y armas para hacer frente a la Corona, ya que están seguros de nuestra más que justa represalia. - explica la situación por si alguno aun no se había dado cuenta de la importancia del objetivo.

Si por algún motivo no pudieramos recuperarla o mantener el control, se nos ha dado permiso para destruirla. - mira a todos los rostros, esperando ver entendimiento en sus ojos antes de proseguir.

-Salvemos pues rápido a esa damisela.- Aunque por el tono podría haber dicho perfectamente mujerzuela en lugar de damisela.

Ejem...eeejemm, Ignacio alza una mano pidiendo permiso: -Perdón mi capitán, no soy hombre de armas, ni nada sé de milicia, pero una cosa no me cuadra ¿tienen alguna relación las misiones entre sí? Es que...ejem, no tiene mucho sentido priorizar una misión como la de buscar a una mujer por todo el mar y que vaya a saber usted dónde está; el tiempo que nos puede llevar encontrarla puede ser muy amplio. Tiempo que les estamos regalando a los insurrectos y que bien aprovecharán para armarse más aún ¿no? Además, para atacar la mina, digo yo que se necesitarán muchos hombres y quién nos dice a nosotros que en la búsqueda de la señorita Sanchís no suframos muchas bajas, tantas como para no poder afrontar la segunda contienda que nos compete. No me cuadra no señor. Sabía que había hablado demasiado, pero algo en el estómago le decía que tenía que dar su opinión. Había muchos hombres en este barco que perderían la vida, por honor a la Corona, pero perderían la vida.

Se queda un momento en silencio, esperando a que los demás sigan aportando ideas o preguntando dudas.

Leo asiente, pero confiaba en que el Capitan, ya sabia los pormenores de esta mision y sabria que hacer al respecto. En sus breves conversaciones con el desde que se presento a oficial del navio, habia observado que el capitan siempre iva un paso por delante de las situaciones que se le venian encima.

Y tenia la intuicion de que en este caso no iva a ser menos.

En cuanto a lo de la mina, a su modo de ver era sencillo, sino podian conseguirla, se cerraria para siempre, y para eso, practicamente se bastaba el solo.

Asi que espera que prosiga la reunion.

El sonido de una mosca rondaba la sala. Ignacio en un rápido movimiento la cazó al vuelo.