Partida Rol por web

El gimnasio Celeste era uno de los más conocidos de todo el mundo y su entrenadora lo era aún más, pues su belleza competía directamente con su dureza en los combates. Misty era una de las mejores entrenadoras de tipo agua y poseía un equipo de pokémon de lo más poderosos. 

Al aspirante no le resultó muy complicado llegar a Ciudad Celeste y tampoco era muy complicado encontrar el lugar donde obtendría su medalla, pues la verdad era que toda la ciudad parecía girar entorno a ese lugar. Misty y su gimnasio era la mayor atracción lo cuál aumentaban las visitas y el dinero que gastaban los turistas hacía que la economía aumentaba. Por eso había una estatua de oro macizo situada en la puerta del gimnasio. Ahí Misty era tratada casi como una reina o una semidiosa.

Segundos después de cruzar el umbral y de atravesar un pasillo, el aspirante sintió un fuerte olor a productos de piscina y a humedad. Cuando abrió las puertas del campo de batalla pudo contemplar una piscina olímpica con escasas plataformas situadas. Ese lugar iba a ser el campo de batalla, por lo que los pokémon de tipo agua tendrían prioridad, al igual que su movimiento. Además, si se dedicaban a bucear, sería muy difícil verlos y por lo tanto con mayor dificultad a la hora de golpearlos.

Bienvenido a mi gimnasio. Se presentó una hermosa chica. La realidad era que la estatua de fuera no se podía comprar con ella en realidad. Misty era mucho más guapa, y la escultura de oro macizo más bien parecía realizada por un escultor novato. Como imagino que ya sabrás, yo soy Misty y poseo la medalla Cascada. Solo te la entregaré en caso de que me derrotes. Entonces chasqueó las manos y una fuerte lluvia comenzó a brotar del techo del estadio. 

¿Es tu primera medalla? ¿Verdad? Pues las reglas del combate son muy sencillas. Tú tendrás que enfrentarte contra...

En ese momento sacó un gigantesco Gyarados, si aquel pokémon ya de por si era grande, esa variedad era aún mayor. ...a mi gigantesco Gyarados. Si lo derrotas, la medalla Cascada será tuya. Y si te derroto yo, tendrás que dar media vuelta y nunca más volver. ¿Entendido?

Una vez dentro del gimnasio Saito se encontró con una enemiga poderosa, Misty y su Gyarados. - Vaya, ahora entiendo por qué es tan famoso este gimnasio.- Agarró su pokeball y susurró - Confío en ti Hanzo, dalo todo.- Lanzó su pokeball con seguridad y sacó su único pokemon, Decidueye. - No me dejaré intimidar tan fácil, vamos a darte un buen combate!- En ese momento fue cuando empezó con su estrategia.

- ¡Hanzo usa Maquinación!

Decidueye no tenía ningún problema en luchar en el campo de batalla que le había tocado. Era un pokémon que a pesar de su evolución y de haber perdido el tipo volador era capaz de volar debido a las grandes alas que tenía. Así que no tenía por qué preocuparse por las plataformas de la piscina. El combate comenzaría con el pokémon más rápido, que en este caso era, sin lugar a dudas, el pokémon de tipo planta fantasma.

Mientras se movía en círculos por encima de la piscina observaba a su rival analizando sus puntos débiles y maquinando un plan para poder actuar y ganar el combate de un solo golpe. Mientras tanto, Misty ordenaba a su pokémon pasar directamente a la ofensiva aprovechando su potente mandíbula.

Gyarados también era de tipo volador, y por eso salió de la piscina para pegar un fuerte bocado a Decidueye que le atrapó un ala y le lanzó contra una de las plataformas. Decidueye parecía haber recibido un golpe demoledor, pero en el último momento se puso en pie, pues había logrado resistir el golpe.

Saito estaba contra las cuerdas, el triturar de Gyarados había dejado mal herido a Hanzo. - Vamos Hanzo, levantate.- Nunca se habría esperado que pudiera saltar tan alto un Gyarados de ese tamaño. -Impresionante, no me puedo creer lo alto que llega ese Gyarados. El triturar ha dejado muy mal herido al pobre Hanzo, me queda mucho por aprender aún. Pero no puedo dejarme intimidar así de fácil, debo contraatacar, es ahora o nunca.- Ya no le quedaba otra al joven entrenador que usar su último recurso. 

- Esta es nuestra última esperanza, ¡Hanzo usa Energibola!

*¡Repite el gesto y acaba con él de una vez! Dijo Misty muy convencida de que ese combate sería suyo. 

Gyarado dio un gran salto sobre la piscina y justo en ese momento Decidueye lanzó una potente bola verde que golpeó al pokémon de agua de Misty. La muchacha se asustó por un momento al ver como Gyarados caía de nuevo sobre la piscina gravemente herido. Pero segundos después obedeció su orden y volvió a dar un magnífico salto y empezó a volar por el campo de batalla. Claro que llega alto, Gyarados, dijo Misty contestando a Saito, Gyarados es de tipo volador también, por eso los movimientos de tipo planta no son tan efectivos. Por eso es el primer pokémon que saco en un combate. 

Tras la frase de Misty, Gyarados volvió a agarrar con su mandíbula al pokemon de Saito y después lo lanzó hacia fuera del campo de batalla. Esta vez Decidueye había sido derrotado y por lo tanto Misty aún conservaba su medalla Celeste.

Lo siento, dijo Misty guardándose la medalla, me temo que no has obtenido mi medalla y espero que Joe te resulte más fácil que yo. La medalla Cascada no es una medalla fácil de obtener, no lo pongo fácil y ya has visto el resultado. Dice encogiéndose de hombros. Y ahora será mejor que vayas a curar a tu pokémon al centro, y retomes tu viaje cuanto antes.

Cuando vio caer a su compañero, Saito se sintió mal. Había planteado mal una estrategia y por su culpa había resultado herido su compañero. - ¡Nooo Hanzo!- Se acercó corriendo al debilitado Decidueye y lo metió en la pokeball. - Perdóname Hanzo, ha sido culpa mía, has luchado con toda tu fuerza y has confiado en mí a pesar de la estrategia tan nefasta que elegí, estoy orgulloso de ti. Me queda mucho por aprender para llegar a ser un maestro pokemon.- Miró a Misty, le dedico una sonrisa amable y le dijo - Ha sido un combate inolvidable, he aprendido muchas cosas. Eres una líder de gimnasio increíble, ¡muchas gracias!- Se giró hacia la puerta y salió corriendo al centro pokemon más cercano, no sin antes gritarle a la líder del gimnasio - ¡Nos volveremos a ver, y la próxima vez seguro que te ganaré!- Lo único que le importaba en ese momento era curar a su amado pokemon lo antes posible, así que corrió lo más rápido que pudo.

El gimnasio Celeste era uno de los más conocidos de todo el mundo y su entrenadora lo era aún más, pues su belleza competía directamente con su dureza en los combates. Misty era una de las mejores entrenadoras de tipo agua y poseía un equipo de pokémon de lo más poderosos. 

Al aspirante no le resultó muy complicado llegar a Ciudad Celeste y tampoco era muy complicado encontrar el lugar donde obtendría su medalla, pues la verdad era que toda la ciudad parecía girar entorno a ese lugar. Misty y su gimnasio era la mayor atracción lo cuál aumentaban las visitas y el dinero que gastaban los turistas hacía que la economía aumentaba. Por eso había una estatua de oro macizo situada en la puerta del gimnasio. Ahí Misty era tratada casi como una reina o una semidiosa.

Segundos después de cruzar el umbral y de atravesar un pasillo, el aspirante sintió un fuerte olor a productos de piscina y a humedad. Cuando abrió las puertas del campo de batalla pudo contemplar una piscina olímpica con escasas plataformas situadas. Ese lugar iba a ser el campo de batalla, por lo que los pokémon de tipo agua tendrían prioridad, al igual que su movimiento. Además, si se dedicaban a bucear, sería muy difícil verlos y por lo tanto con mayor dificultad a la hora de golpearlos.

Bienvenido a mi gimnasio. Se presentó una hermosa chica. La realidad era que la estatua de fuera no se podía comprar con ella en realidad. Misty era mucho más guapa, y la escultura de oro macizo más bien parecía realizada por un escultor novato. Como imagino que ya sabrás, yo soy Misty y poseo la medalla Cascada. Solo te la entregaré en caso de que me derrotes. Entonces chasqueó las manos y una fuerte lluvia comenzó a brotar del techo del estadio. 

¿Es tu segunda medalla? ¿Verdad? Pues las reglas del combate son muy sencillas. Tú tendrás que enfrentarte contra...

En ese momento sacó un gigantesco Gyarados, si aquel pokémon ya de por si era grande, esa variedad era aún mayor. ...a mi gigantesco Gyarados y a mi Starmie.

 Si los derrotas, la medalla Cascada será tuya. Y si te derroto yo, tendrás que dar media vuelta y nunca más volver. ¿Entendido?

Aidan silbó levemente, para si mismo al ver a semejante pokémon.

Pedazo de Gyarados. Esto va a ser complicado.

Todo era impresionante en el gimnasio, desde la entrada a la piscina e incluso la líder, pero eso no le distraería de su objetivo: ganar su segunda medalla. Algo que seguro que no sería sencillo viendo las elecciones de la líder. Pokémon duros, sin duda.

-Encantado, líder Misty. Soy Aidan James y no pienso volver, pero porque me iré de aquí con la medalla. Adelante chicos.

Lanzó sus pokéball al campo de combate. Swampert directamente a la piscina, Vikavolt al aire sin más, no necesita apoyarse en ninguna parte.

-¿Vamos ya a por todas? ¡Kip, cascada a ese Gyarados! ¡Neón, Voltiocampio contra la piscina!

Sabiendo que Swampert sería inmune a ese ataque, Aidan contaba con que el agua de la piscina llevase el golpe eléctrico a todo el que estuviese en el agua e incluso que lo potenciase. Pero es algo que no podía saber con certeza.

Bien, Starmie, empieza tú el combate, métete en la piscina y empieza a generar una potente ola que acabe con ellos.

Misty observó a los dos pokémon contra los que se tendría que enfrentar. Sabía que su Starmie sería lo suficientemente rápida como para empezar el combate, así que antes de que Vikabolt electrificase el campo de batalla se introdujo en el interior de la piscina y provocó una poderosa ola que dañó a todos los pokémon a la vez.

Gyarados, es tu turno, no te preocupes por el daño causado, da un fuerte salto sobre la ola y acaba con Vikabolt. 

Después Gyarados saltó sobre la ola creada por Starmie y se dirigió hacia el techo. La potente ola de Starmie pilló desprevenido a Vikabolt dejándole gravemente herido y fuera de combate. Después Swampert trató de crear una potente cascada, aprovechando la ola creada pero a pesar de conseguirlo, Gyarados estaba demasiado alto como para que le alcanzara.

Con Vikabolt fuera de combate, ya nadie electrificó el campo de batalla y Starmie volvió a crear una nueva ola que terminó por debilitar a Swampert.

Me temo que no lo has conseguido. Comentó Misty al aspirante. Temía que ese Vikabolt acabase con mi Gyarados demasiado pronto, pero al final mis pokémon han sido más rápidos y eso es lo que nos ha dado la ventaja del combate. Lamento que no hayas podido conseguir mi medalla, pero estoy seguro que Joe te lo pondrá más fácil.

-¡Venga ya! Menuda potra, Misty. Sin un golpe crítico no habrías logrado nada. En fin... gracias por tu tiempo, supongo. Quizá deberías pelear con menos ventajas a tu favor. ¿Ventaja por la piscina y encima el clima por defecto? Es injusto, no ya para los aspirantes... que lo es... sino para otros líderes que no pueden hacer esas cosas.

Me giro y alzo la mano.

-Lo dicho, gracias por el combate.

El gimnasio Celeste era uno de los más conocidos de todo el mundo y su entrenadora lo era aún más, pues su belleza competía directamente con su dureza en los combates. Misty era una de las mejores entrenadoras de tipo agua y poseía un equipo de pokémon de lo más poderosos. 

Al aspirante no le resultó muy complicado llegar a Ciudad Celeste y tampoco era muy complicado encontrar el lugar donde obtendría su medalla, pues la verdad era que toda la ciudad parecía girar entorno a ese lugar. Misty y su gimnasio era la mayor atracción lo cuál aumentaban las visitas y el dinero que gastaban los turistas hacía que la economía aumentaba. Por eso había una estatua de oro macizo situada en la puerta del gimnasio. Ahí Misty era tratada casi como una reina o una semidiosa.

Segundos después de cruzar el umbral y de atravesar un pasillo, el aspirante sintió un fuerte olor a productos de piscina y a humedad. Cuando abrió las puertas del campo de batalla pudo contemplar una piscina olímpica con escasas plataformas situadas. Ese lugar iba a ser el campo de batalla, por lo que los pokémon de tipo agua tendrían prioridad, al igual que su movimiento. Además, si se dedicaban a bucear, sería muy difícil verlos y por lo tanto con mayor dificultad a la hora de golpearlos.

Bienvenido a mi gimnasio. Se presentó una hermosa chica. La realidad era que la estatua de fuera no se podía comprar con ella en realidad. Misty era mucho más guapa, y la escultura de oro macizo más bien parecía realizada por un escultor novato. Como imagino que ya sabrás, yo soy Misty y poseo la medalla Cascada. Solo te la entregaré en caso de que me derrotes. Entonces chasqueó las manos y una fuerte lluvia comenzó a brotar del techo del estadio. 

¿Es tu tercera medalla? ¿Verdad? Pues las reglas del combate son muy sencillas. Tú tendrás que enfrentarte contra...

En ese momento sacó un gigantesco Gyarados, si aquel pokémon ya de por si era grande, esa variedad era aún mayor. ...a mi gigantesco Gyarados y también a... 

 mi Starmie.

Y el tercero de mis pokémon será:

¡Golduck!

Si los derrotas, la medalla Cascada será tuya. Y si te derroto yo, tendrás que dar media vuelta y nunca más volver. ¿Entendido?

D'Layla llegó relativamente rápido al Gimnasio Celeste, tanto que parecía que se hubiera aprendido de memoria el camino. Lo cierto era que, desde que vio el gimnasio de Misty, se preparó para enfrentarla en cuanto se quedara libre. Es por esto que no dudó ni un segundo en cruzar las puertas de aquel gimnasio. -Allá vamos.- se dijo a sí misma, y agarrando su cinturón, incluyendo a sus compañeros pokémon en el comentario.

Se fijó en la sencillez del gimnasio, a la par que bonito, y se quedó con una sensación rara cuando llegó al campo de batalla. Sabía que Misty era una entrenadora de agua, pero no se esperaba el reducido movimiento que iban a tener sus compañeros en aquella piscina. -*Tendremos que esforzarnos al máximo.*- pensó, mientras tomaba su posición y cruzaba mirada con la líder. D'Layla se sonrojó en cuanto Misty abrió la boca, y se llevó la mano a la nuca. -Esto... soy una chica.- sonrió, haciendo una breve inclinación a modo de saludo. -Me llamo D'Layla, es un placer srta. Misty. Llevo mucho tiempo queriendo combatir contra usted.- se presentó y y cogió las tres pokéball en su mano, lista para empezar. Asintió ante las siguientes palabras de la líder, y antes de poder decir nada, se quedó sin palabras al ver el enorme Gyarados que salía de la pokéball de Misty. -Vaya...- Sin apenas darse cuenta, una de sus manos fue directa a tapar la boca abierta de la entrenadora. Sacudió un poco la cabeza, y se concentró en su estrategia, o en cómo iniciaría el combate.

Tras ver a los 3 pokémon de la líder, Lay lanzó sus 3 pokéballs para llamar a sus compañeros. -Bien, ¡adelante Beldy, Vik y Rose! ¡Salid!-  dijo a pleno pulmón, dispuesta a darlo todo en aquel combate.

Observó una última vez el terreno antes de dar las órdenes a sus pokémon, contaba con alguna ventaja de campo y movimientos, pero perdía en velocidad. Tenía que ser realmente certera si quería ganar ese combate. Se mordió el labio y pensó. -*Ojalá esto funcione.*- antes de empezar a lanzar su estrategia. -¡Vamos allá, Rose, sube a una plataforma y lanza somnífero sobre Starmie! ¡Beldy, colócate en la plataforma central y usa Cabezazo Zen contra Golduck!- cruzó los dedos, para que lo que iba a intentar tuviera el efecto esperado. -¡Y Vik, mantente en el aire, aprovecha la lluvia para lanzar un Trueno a máxima potencia sobre el centro de la piscina!- gritó, visiblemente exaltada.

Misty no estaba acostumbrada a realizar combates triples así que haría lo que pudiera para evitar que D'Layla obtuviera su tercra medalla. Un gimnasio mejoraba en reputación cuando sus entrenadores se tenían que esforzar al máximo para conseguir la medalla. Por eso había acondicionado el gimnasio para convertirlo en uno de los más duros y complicados.

Misty comenzó dando las órdenes a sus pokémon y empezó con Golduck que sabía que gracias a la lluvia su velocidad había aumentado considerablemente. Golduck, los pokémon de tipo eléctrico y planta pueden suponer un engorro para nosotros así que, lo primero que debes hacer es acabar con ese hermosos Roserade. ¡Usa rayo hielo! Ahora, Starmie remátalo tú con Psíquico. Y por último, Gyarados, no temas por tus compañeros y golpea al suelo con todas tus fuerzas y usa Terremoto.

Efectivamente, Golduck fue el primero en abrir el combate, proyectando un potente rayo hielo contra Roserade, que no llegó a debilitarla. Por eso aprovechó a esparcir su polvo somnífero contra Starmie que se quedó dormido. ¡Vamos Starmie! Le gritó Misty y pareció ser "super efectivo". Starmie se despertó para escuchar la orden de su entrenadora y manipular la mente de su rival. Roserade no había sido capaz de aguantar los dos golpes y había terminado herida.

Después fue Gyarados quien actuó que no tuvo ningún tipo de contemplación sobre ninguno de sus compañeros. El fuerte terremoto dejó impasible a Vikabolt, cuya habilidad levitación evitó que pudiera ser golpeado. Teniendo en cuenta que Roserade ya estaba debilitada y que Vikabolt había resultado inmune, aquél ataque de Misty había supuesto más un error que un acierto para sus compañeros. Por eso fue cuando Metagross aprovechó para contraatacar con su cabeza y debilitar a Goduck.

En ese instante Vikabolt lanzó un potente trueno contra el campo de batalla, electrificando así la piscina y provocando que así los pokémon salieran de ella y tuvieran que colocarse sobre las plataformas. 

-Vuelve Rose, has hecho tu parte, déjanos acabar a nosotros. Descansa.- le dedicó a su Roserade mientras le hacía volver a la pokéball. La sonrisa tranquilizadora que se había formado en la cara de D'Layla al ver que Starmie sucumbía al sueño del somnífero, se borró de golpe en cuanto escuchó como Misty ordenaba a su Gyarados que usara terremoto. -¡¿Qué?!- exclamó, sin poder contenerse. -*¡¿Cómo puede ser capaz de no pensar en sus Pokémon?!*- su cara se convirtió en una mezcla entre frustración y enfado en ese mismo momento, al ver que Misty dejaba a sus propios compañeros bastante lesionados. 

Su puño se cerró, mientras la sangre le bullía, en sus ojos parecía arder una llama que antes no estaba. -¡Contraataca Beldy, demuéstrales lo que es un Terremoto!- gritó, mientras apuntaba a la piscina electrificada. -¡Vik, Trueno una vez más contra Gyarados!- giró la dirección de su dedo, y ordenó.

Misty se quedó muy impactada al ver lo mal que había salido terremoto, no esperaba que el golpe debilitase tanto a sus compañeros, de hecho confiaba en que no dañara ni a Starmie. Misty se veía muy débil en los combates triples, no estaba acostumbrada a ellos pero las normas decían que si un aspirante iba a por su tercera medalla debía derrotarle en un combate tres contra tres. Pero aquello le serviría de experiencia para el resto de combates.

Starmie, usa surf contra todos. Gyarados, da un bote muy alto y esquiva cualquier ataque que quieran hacerte.

El movimiento de Starmie se adelantó sobre Gyarados y la gran ola gigante que creó también golpeó al pokémon de Misty. Aquella entrenadora era una "todoterreno" y no tenía problema en llevarse por delante a sus aliados si así conseguía la victoria. Y eso era lo que parecía que iba a pasar.

La impactante ola dejó gravemente herido a Vikabolt y Metagross se sintió incapaz de surfear ante ella y vió como la potencia del agua hacía aún más mella tras haber recibido el golpe anterior del terremoto. Metagross quedó debilitado dejando solo a Vikabolt frente a los dos oponentes.

Gyarados dio un salto enorme justo cuando un potente trueno golpeaba el espacio que acababa de dejar atrás.

¡Starmie, acaba ya con esto!

Nadie esperaba que el Starmie de Misty fuera tan poderoso, pero decidió poner punto final a ese combate y volver a crear una ola gigante cuya potencia fue aún mayor que la anterior.

D'Layla pudo ver como Misty había acabado con sus tres pokémon en muy pocos minutos. El combate triple no le había ido tan bien como el resto. 

Misty se crujió los nudillos al ver a su Gyarados bajar. Pensaba que los combates triples se me darían peor, pero no ha ido del todo mal. Dijo acariciando al gigantesco pokémon. Lamento que no te hayas podido hacer con mi medalla. Ojalá tengas más suerte en tus próximos combates.

El gimnasio Celeste era uno de los más conocidos de todo el mundo y su entrenadora lo era aún más, pues su belleza competía directamente con su dureza en los combates. Misty era una de las mejores entrenadoras de tipo agua y poseía un equipo de pokémon de lo más poderosos. 

Al aspirante no le resultó muy complicado llegar a Ciudad Celeste y tampoco era muy complicado encontrar el lugar donde obtendría su medalla, pues la verdad era que toda la ciudad parecía girar entorno a ese lugar. Misty y su gimnasio era la mayor atracción lo cuál aumentaban las visitas y el dinero que gastaban los turistas hacía que la economía aumentaba. Por eso había una estatua de oro macizo situada en la puerta del gimnasio. Ahí Misty era tratada casi como una reina o una semidiosa.

Segundos después de cruzar el umbral y de atravesar un pasillo, el aspirante sintió un fuerte olor a productos de piscina y a humedad. Cuando abrió las puertas del campo de batalla pudo contemplar una piscina olímpica con escasas plataformas situadas. Ese lugar iba a ser el campo de batalla, por lo que los pokémon de tipo agua tendrían prioridad, al igual que su movimiento. Además, si se dedicaban a bucear, sería muy difícil verlos y por lo tanto con mayor dificultad a la hora de golpearlos.

Bienvenido a mi gimnasio. Se presentó una hermosa chica. La realidad era que la estatua de fuera no se podía comprar con ella en realidad. Misty era mucho más guapa, y la escultura de oro macizo más bien parecía realizada por un escultor novato. Como imagino que ya sabrás, yo soy Misty y poseo la medalla Cascada. Solo te la entregaré en caso de que me derrotes. Entonces chasqueó las manos y una fuerte lluvia comenzó a brotar del techo del estadio. 

¿Es tu segunda medalla? ¿Verdad? Pues las reglas del combate son muy sencillas. Tú tendrás que enfrentarte contra...

En ese momento sacó un gigantesco Gyarados, si aquel pokémon ya de por si era grande, esa variedad era aún mayor. ...a mi gigantesco Gyarados y a mi Starmie.

 Si los derrotas, la medalla Cascada será tuya. Y si te derroto yo, tendrás que dar media vuelta y nunca más volver. ¿Entendido?

Parece que Ciudad Celeste más bien debería llamarse Ciudad Misty, pues todo el mundo parece rendirle culto, o veneración como si fuera la diosa del lugar. Incluso tiene una estatua de ella misma en la puerta de su gimnasio. Todo un culto a la personalidad que a Taro personalmente le encantaría si viniera de turismo, pero viene a retar a la reina de todo esto. O más bien viene a derrocar a dicha reina.

Cuando entra al gimnasio no se muestra nada impresionado; en Kalos hay cosas mucho más ostentosas que las cuatro fruslerías que muestra el gimnasio, y también mujeres más bellas y elegantes, aunque Misty no parece irles a la zaga, el estilo es diferente.

El chico mira hacia arriba; una lluvia artificial empieza a caer a plomo. Su ropa, carísima, se está mojando y eso no es bueno. De hecho, le ha mosqueado bastante que lo haya hecho sin avisar, o que no haya aviso alguno por ninguna parte, porque de haberlo sabido se habría traído al gimnasio un paraguas y una gabardina.

— ¡Oye, al menos podrías tener la clase de prestar un paraguas a tus aspirantes, que esta ropa es carísima! — se queja Taro, mientras ve cómo un Gyarados enorme y un elegante Starmie salen de la Pokéball de la entrenadora.

— Pues tú vas a enfrentarte a Duchesse y a Gouvernante — con un gesto elegante, deja salir a su querida hembra de Serperior y a su Rotom-Lavadora. Misty puede notar que viene preparado para el gimnasio —. Bueno, ¿comenzamos? — no piensa darle el lujo de darle tregua, la regla de las damas primero se aplica para todo excepto para los combates Pokémon. Así pues...

— ¡Duchesse, provoca una tormenta floral y destroza a ese Starmie! ¡Usa Lluevehojas! ¡Gouvernante, acaba con ese Gyarados con diligencia, usa Voltiocambio! — aunque Voltiocambio se emplee normalmente para otros menesteres, ahora mismo Taro no dispone de Pokémon al que cambiar, pero en realidad no le es necesario.

Misty miró con cara de sorpresa al escuchar a Taro quejarse por haberse mojado la ropa. Pero chaval, ¿tú qué te has creído? Dijo en el mismo tono que estaba usando él. No es mi culpa que no seas consciente del gimnasio que vienes a visitar. Te encuentras en el Gimnasio Celeste, y no es mi culpa que no te hayas informado en el Centro Pokémon sobre qué tipo de combate se desarrolla aquí. Además, prepárate, porque si logras derrotarme, el resto de líderes de gimnasio tendrán muchas sorpresas preparadas para ti. Así que ya puedes ponerte un chándal.

Y cuando vio aparecer a los pokemon de Taro, Misty torció el rostro. Vale, puede que estemos en un duro aprieto, planta y eléctrico pueden hacernos mucho daño. Aún así, nosotros estamos también preparados para enfrentarnos a ambos. ¡Ya lo verás!

Pero Misty tuvo que comerse sus palabras. Rotom y Serperior actuaron bajo la lluvia moviéndose a una gran velocidad, y antes de que estos pudieran hacer nada ya los habían derrotado a ambos de un solo golpe. La impresionante lluvia de hojas había dejado en un estado muy grave a Starmie que no había sido capaz de evitarlo. Mientras que un pokemon de agua volador era más que débil a los movimientos eléctricos, y aunque Gyarados tuviera movimientos potentes contra ellos, para eso tendría que haber sido más rápido y no fue el caso.

Misty se dio la vuelta enfadada, sacó la medalla y la lanzó al interior de la piscina. Si la quieres, ya sabes tendrás que mojarte aún más. 

Y con un mal perder impropio de un líder de gimnasio, Misty se marchó de allí para dirigirse al centro pokémon más cercano para sanarles pues habían sido golpeados duramente.

El gimnasio Celeste era uno de los más conocidos de todo el mundo y su entrenadora lo era aún más, pues su belleza competía directamente con su dureza en los combates. Misty era una de las mejores entrenadoras de tipo agua y poseía un equipo de pokémon de lo más poderosos. 

Al aspirante no le resultó muy complicado llegar a Ciudad Celeste y tampoco era muy complicado encontrar el lugar donde obtendría su medalla, pues la verdad era que toda la ciudad parecía girar entorno a ese lugar. Misty y su gimnasio era la mayor atracción lo cuál aumentaban las visitas y el dinero que gastaban los turistas hacía que la economía aumentaba. Por eso había una estatua de oro macizo situada en la puerta del gimnasio. Ahí Misty era tratada casi como una reina o una semidiosa.

Segundos después de cruzar el umbral y de atravesar un pasillo, el aspirante sintió un fuerte olor a productos de piscina y a humedad. Cuando abrió las puertas del campo de batalla pudo contemplar una piscina olímpica con escasas plataformas situadas. Ese lugar iba a ser el campo de batalla, por lo que los pokémon de tipo agua tendrían prioridad, al igual que su movimiento. Además, si se dedicaban a bucear, sería muy difícil verlos y por lo tanto con mayor dificultad a la hora de golpearlos.

Bienvenido a mi gimnasio. Se presentó una hermosa chica. La realidad era que la estatua de fuera no se podía comprar con ella en realidad. Misty era mucho más guapa, y la escultura de oro macizo más bien parecía realizada por un escultor novato. Como imagino que ya sabrás, yo soy Misty y poseo la medalla Cascada. Solo te la entregaré en caso de que me derrotes. Entonces chasqueó las manos y una fuerte lluvia comenzó a brotar del techo del estadio. 

¿Es tu primera medalla? ¿Verdad? Pues las reglas del combate son muy sencillas. Tú tendrás que enfrentarte contra...

En ese momento sacó un gigantesco Gyarados, si aquel pokémon ya de por si era grande, esa variedad era aún mayor. ...a mi gigantesco Gyarados. Si lo derrotas, la medalla Cascada será tuya. Y si te derroto yo, tendrás que dar media vuelta y nunca más volver. ¿Entendido?

Peter se dirigió con entusiasmo renovado hacia ciudad Celeste, las indicaciones que recibió en el centro pokemon le sirvieron para llegar con facilidad.

La ciudad le pareció bellísima y a pesar que tuvo ganas de pasearse un rato, se contuvo gracias al inclemente sol que brillaba ese día. Camino un rato y llego al imponente gimnasio, allí la hermosa líder le dio la bienvenida Peter apenas pudo articular un par de palabras debido a la belleza de la joven.

Su obnubila miento dio paso al nerviosismo cuando la joven hablo sobre el tipo de batalla y lo que estaba en juego.

Un placer Misty , espero estar a la altura de este poderoso gimnasio.

Sin más se acercó a la piscina lleno de dudas de cómo podría derrotar a  esta experimentada líder, cerró los ojos y suspiro para concentrarse y que su nerviosismo no fuera muy evidente – Vamos Folkoer –

La pokeball se abrió y el gran Nidoking salió de un salto y quedo parado sin mucho equilibrio en una de las pequeñas plataformas que salpicaban la piscina, se le notaba incómodo y procuraba no moverse mucho para no mojarse, Peter torció aún más el gesto cuando vio contra que se iban a enfrentar

Ok amigo te voy a deber una vamos por ese Gyrados, arranca con un puño trueno!!!