Partida Rol por web

El gimnasio corazón se encontraba en el interior de un hermoso templo. La decoración estaba cuidada al mínimo detalle, ofreciendo miles de imágenes de dioses japoneses. Aquel templo era un lugar perfecto para ir a rezar, pero en su exterior era donde se disputaban los combates que se librarían por la medalla piedad.

Para acceder al edificio había que subir a lo alto de una columna y luego subir al menos una centena de escaleras. Después había que atravesar una gran cantidad de toriis de color rojo para finalmente alcanzar el objetivo del camino.

Kari se encontraba en el exterior del edificio contemplando las vistas y observando al aspirante llegar. Cuando le vio comprendió que aquél joven no venía precisamente a rezar, sino más bien a librar un combate para obtener la medalla Piedad.

Buenos días. Saludó muy educadamente. Mi nombre es Kari soy la suma sacerdotisa del templo Corazón y también la líder del gimnasio que lleva consigo el mismo nombre. Por lo que puedo ver, aún no tienes ninguna medalla. Lo cuál significa que libraremos un combate usando tan solo un pokémon, el que primero derrote al otro, se hará con la victoria. ¿Entendido?

Tras esa última pregunta, Kari sacó a su pokémon. ¡Adelante, Drampa! Kari sonrió al verla y la acarició muy efusivamente. Después Drampa se tiró sobre ella para llenarla de lametazos como si se tratase de un perro. ¡Yo también me alegro de verte! Pero céntrate, hay que prepararse para el combate.

Edward subió las escaleras con calma, era la primera vez que vislumbraba una edificación como esa, con decoración tan exótica, que quizás solo había podido ver en alguna ocasión en fotos o alguna exposición de arte oriental en su ciudad natal...

- Un poco pomposo para ser un gimnasio... ¿pero quién soy yo para opinar? - hablaba para si mismo Edward a la vez que sonreía mientras seguía subiendo escaleras... Una vez llegó al final por fin vio a la líder del Gimnasio, que parecía ser una muchacha bastante más joven que Edward...

-Vaya, me esperaba alguien más adulto... aunque ya imagino que si eres la líder, es que no debo subestimarte... - dijo con cierto sarcasmo Edward a la vez que veía como su rival sacaba a su pokemon Drampa... lo cual le dejo con una mezcla de sorpresa y agitación... - Un pokemon de tipo dragón... vaya, esto si que no me lo esperaba... aunque... me parece perfecto... una espada legendaria contra un dragón... este combate promete... ¡Vamos Durandal! - bramó Edward mientras sacaba a su Aegislash con cierta excitación al verse con semejante reto en su primer combate de la liga...

Una vez los Pokemon se encontraban en el campo de batalla Edward decidió ver cual sería el primer movimiento de Kari...

-Durandal... ¡¡Danza Espada!! - bramó Edward viendo como su Aegislash aumentaba su ataque al mismo tiempo que mantenía su forma escudo...

¿Pomposo? Se sorprendió ante la crítica de su templo. No esperaba que alguien que iba de visita a un gimnasio se atreviera a dar su opinión de esa forma. En cualquier caso, Kari no era una líder rencorosa, al contrario, estaba acostumbrada siempre a poner la otra mejilla, así que no le importó la crítica. Pues siento que no te haya gustado. Dijo hablando con una voz más madura. Aquela chica no era una niña precisamente, lo aparentaba, pero ya tenía cierta edad y por eso había sido escogida como suma sacerdotisa y líder del gimnasio Corazón.

En ese momento, Edward aprovechó la Forma Escudo de su pokémon para ejecutar un movimiento que le aumentase el ataque. Pero Kari aprovechó para contraatacar e ir debilitando al aspirante. 

No tengo mucha intención de dejarte conseguir la medalla piedad tan fácilmente. No es una medalla fácil de obtener y ahora te lo voy a demostrar. Dijo mientras levantaba un brazo y lo ponía paralelo al suelo para ejecutar la orden de ataque. 

Drampa, su pokémon es de tipo acero, algo habitual en los entrenadores que vienen a enfrentarse a nuestro gimnasio, por algo estuvimos practicando ese movimiento. Así que ya sabes como acabar con él, ¿verdad? Le preguntó aunque en el fondo sabía que en la forma de escudo de ese pokémon no iba a poder derrotarlo de un golpe. ¡Lanzallamas!

Si Drampa lograba aguantar el siguiente golpe que pretendiesen encajarle, Edward habría perdido la medalla piedad. Así que, la única forma de lograr conseguirla era abatile en el siguiente movimiento.

Edward sonreía con una mezcla de admiración y excitación mientras Durandal recibía el ataque de Drampa...

- Lanzallamas... un ataque más que apropiado para un dragón... desde luego... - dijo mientras miraba con cierta preocupación el estado de su Aegislash... que si bien había aguantado el golpe, había sido sin duda un ataque muy efectivo...

- ¡Desde el momento que vi a tu Drampa supe que este combate se decidiría rápido! ¡Me encanta esta sensación, esto es lo que significa realmente ser un entrenador! - bramó Edward con alegría al ver que sus expectativas sobre los gimnasios superaban con creces lo que buscaba... eran fuertes... MUY fuertes... pero si conseguía superarlos... sin duda alguna el honor de su familia se restauraría...

- Sintiéndolo mucho este combate debe terminar... para bien o para mal Kari... este golpe lo decidirá todo... si tu Drampa lo soporta será mi derrota, pero si no es así, la victoria será mía... ¡¡DURANDAL!! MUESTRA A ESE DRAGÓN QUE TU FILO SACRO NO CONOCE LÍMITES... ¡¡ESPADA SANTA!! - gritó Edward a su Aegislash mientras cambiaba de su forma escudo a forma filo y se disponía a terminar el combate...

Kari vio como el pokémon de Edward cambiaba de forma para pasar a su forma filo. Ahora su ataque físico se veía mucho más potenciado y Drampa no fue capaz de esquivar el gesto de su rival. Para cuando Kari quiso ordenar el contraataque vio que efectivamente el aspirante tenía razón, el combate se había decidido con ese movimiento. Tenías razón, dijo con una sonrisa. Has ganado y por tanto te mereces esta medalla. Le dijo tendiéndole la Medalla Piedad.

Espero que disfrutes de tu primera medalla y que tengas mucha suerte en el resto de enfrentamientos. Ha sido un placer combatir contigo. Dijo haciendo una reverencia y dándose media vuelta para devolver a su pokémon a la pokéball y dirigirse al templo para curar a su pokémon.

El gimnasio corazón se encontraba en el interior de un hermoso templo. La decoración estaba cuidada al mínimo detalle, ofreciendo miles de imágenes de dioses japoneses. Aquel templo era un lugar perfecto para ir a rezar, pero en su exterior era donde se disputaban los combates que se librarían por la medalla piedad.

Para acceder al edificio había que subir a lo alto de una columna y luego subir al menos una centena de escaleras. Después había que atravesar una gran cantidad de toriis de color rojo para finalmente alcanzar el objetivo del camino.

Kari se encontraba en el exterior del edificio contemplando las vistas y observando al aspirante llegar. Cuando le vio comprendió que aquél joven no venía precisamente a rezar, sino más bien a librar un combate para obtener la medalla Piedad.

Buenos días. Saludó muy educadamente. Mi nombre es Kari soy la suma sacerdotisa del templo Corazón y también la líder del gimnasio que lleva consigo el mismo nombre. Por lo que puedo ver, aún no tienes ninguna medalla. Lo cuál significa que libraremos un combate usando tan solo un pokémon, el que primero derrote al otro, se hará con la victoria. ¿Entendido?

Tras esa última pregunta, Kari sacó a su pokémon. ¡Adelante, Drampa! Kari sonrió al verla y la acarició muy efusivamente. Después Drampa se tiró sobre ella para llenarla de lametazos como si se tratase de un perro. ¡Yo también me alegro de verte! Pero céntrate, hay que prepararse para el combate.

Saito recordó una lección de vida que le enseñó su abuelo, "una retirada a tiempo también es una victoria". -*Es imposible que Hanzo pueda con el Pokémon de Kari, no pienso dejar que vuelva a sufrir daños sin posibilidad de ganar.*- Los pensamientos del joven entrenador eran muy negativos, en su cabeza no había ninguna forma de ganar el combate. Tras un breve momento para reflexionar decidió que se retiraba del combate. Con la cabeza baja le dijo a Kari. -Siento haberte hecho perder el tiempo, pero no creo que mi Pokémon pueda hacer algo contra tu Drampa.- El joven entrenador se marchó agitando el brazo en forma de despedida. -*Mira que habían Pokémon de tipo normal y justo sacó esa bestia.*- Sin perder el ánimo se fue al centro Pokémon a mirar la lista de gimnasios que le quedaban por visitar.

El gimnasio corazón se encontraba en el interior de un hermoso templo. La decoración estaba cuidada al mínimo detalle, ofreciendo miles de imágenes de dioses japoneses. Aquel templo era un lugar perfecto para ir a rezar, pero en su exterior era donde se disputaban los combates que se librarían por la medalla piedad.

Para acceder al edificio había que subir a lo alto de una columna y luego subir al menos una centena de escaleras. Después había que atravesar una gran cantidad de toriis de color rojo para finalmente alcanzar el objetivo del camino.

Kari se encontraba en el exterior del edificio contemplando las vistas y observando al aspirante llegar. Cuando le vio comprendió que aquél joven no venía precisamente a rezar, sino más bien a librar un combate para obtener la medalla Piedad.

Buenos días. Saludó muy educadamente. Mi nombre es Kari soy la suma sacerdotisa del templo Corazón y también la líder del gimnasio que lleva consigo el mismo nombre. Por lo que puedo ver, tienes una medalla. Lo cuál significa que libraremos un combate usando tan solo dos pokémon, el que primero derrote a los otros, se hará con la victoria. ¿Entendido?

Tras esa última pregunta, Kari sacó a su pokémon. ¡Adelante, Drampa! Kari sonrió al verla y la acarició muy efusivamente. Después Drampa se tiró sobre ella para llenarla de lametazos como si se tratase de un perro. ¡Yo también me alegro de verte! Pero céntrate, hay que prepararse para el combate.

A continuación sacó su siguiente pokéball y de ella salió una hermosa Pyroar que hizo exactamente lo mismo que Drampa, se abalanzó sobre Kari, pues se alegraba un montón de volver a verla y de luchar a su lado.

Near llego al gimnasio lleno de optimismo tras su última batalla, esta había resultado ser una victoria y eso era justo lo que necesitaba para animarse. Para llegar hasta el gimnasio de Kari había que hacer un recorrido más o menos largo, era un templo y como teodo templo poseía sus escaleras y recorrido rutinario para poder ingresar a este.

Kari además de ser la sacerdotisa del templo también era la líder del gimnasio que allí se encontraba, su recepción fue amable, digan de una persona calmada y que también amaba y era amada por sus pokemon, pues tras informar que sería un combate con 2 pokemon estos al salir cada uno de su pokebola saltaron sobre ella de felicidad por verla.

Entendido!!! fue lo que Near alcanzó a decir pues la chica no perdía nada de tiempo.

La primera en mostrarse fue Samantha, su Gardevoir, quien sería una excelente opción contra el dragón que se mostraba como primer oponente y en efecto así fue pues sin necesidad de que Near dijera algo esta pudo percibir su emoción y dar un paso al frente para defender el honor de su entrenador.

Near saco a Cerebro, como su segunda opción, este inmediatamente hizo una respiración profunda para entrar en armonía psíquica y poder aprovechar al máximo su fuerza mientras esperaba su turno.

Samantha no les hagamos esperar, utiliza Psíquico en ese Drampa esas fueron las palabras de Near al momento que la bella pokemon iniciaba su ataque!!!

De igual manera la orden para Cerebro no se hizo esperar, atacaría igual a Drampa, Cerebro, apoya a Samantha, Psíquico en Drampa!!! si se lograba derribar a 1 de los 2 pokemon enemigos ya el segundo sería más fácil!!!

Near no tardó en empezar a dar órdenes a sus pokémon, lo hacía de forma calmada y concisa dejando clara cuál era la estrategia que iban a seguir para no generarles confusión. Por eso fue Alakazam el que con gran agilidad y soltura envió su primer ataque mental sobre Drampa.

El pokemon dragón era muy resistente así que no le costó demasiado aguantar el golpe. Momento que aprovechó Kari para dar su primera orden a Pyroar. ¡Ha llegado nuestro momento! ¡Demuestra lo fuerte que eres, Pyroar, proyecta sobre ellos tu potente onda ígnea! Y así lo hizo, de la boca del pokémon de fuego salió una fuerte esfera rojiza que dañó a los dos compañeros de Near dejándolos completamente quemados. El que se llevó la peor parte fue Gardevoir que al ser de tipo hada llevaba mucho peor el fuego.

A pesar de estar herido, Near le ordenó volver a repetir un movimiento de tipo psíquico, algo que su pokémon no entendió, al ser de tipo hada tendría más efectividad si golpeaba con él y a pesar del ataque mental, Drampa volvió a hacer gala de su resistencia y volvió a aguantar el envite.

Y aquello fue el final para Gardevoir. Kari no tenía intención de perder la medalla Piedad y ordenó a su Drampa acabar con él de un poderoso lanzallamas.

Al ver la posición tan incomoda en la que había quedado Cerebro Near retira a su pokemon del encuentro

Me rindo, no puedo ganar contra 2 oponentes al mismo tiempo. Gracias por la oportunidad.

Sin más salió del gimnasio rumbo al centro pokemon.

El gimnasio corazón se encontraba en el interior de un hermoso templo. La decoración estaba cuidada al mínimo detalle, ofreciendo miles de imágenes de dioses japoneses. Aquel templo era un lugar perfecto para ir a rezar, pero en su exterior era donde se disputaban los combates que se librarían por la medalla piedad.

Para acceder al edificio había que subir a lo alto de una columna y luego subir al menos una centena de escaleras. Después había que atravesar una gran cantidad de toriis de color rojo para finalmente alcanzar el objetivo del camino.

Kari se encontraba en el exterior del edificio contemplando las vistas y observando al aspirante llegar. Cuando le vio comprendió que aquél joven no venía precisamente a rezar, sino más bien a librar un combate para obtener la medalla Piedad.

Buenos días. Saludó muy educadamente. Mi nombre es Kari soy la suma sacerdotisa del templo Corazón y también la líder del gimnasio que lleva consigo el mismo nombre. Por lo que puedo ver, aún no tienes ninguna medalla. Lo cuál significa que libraremos un combate usando tan solo un pokémon, el que primero derrote al otro, se hará con la victoria. ¿Entendido?

Tras esa última pregunta, Kari sacó a su pokémon. ¡Adelante, Drampa! Kari sonrió al verla y la acarició muy efusivamente. Después Drampa se tiró sobre ella para llenarla de lametazos como si se tratase de un perro. ¡Yo también me alegro de verte! Pero céntrate, hay que prepararse para el combate.

Zakkai recorrió todo el camino sin rendirse fijándose en cada detalle de la arquitectura que a su parecer era muy elegante avanzando sin mirar atrás hasta la entrada donde se encontraba una chica que lo saludo con una gran formalidad -Buen dia- devolvió el saludo Zakkai mientras la líder de gimnasio iba posicionándose para el combate mientras le daba las condiciones a Zakkai -Lo entiendo- afirmó Zakkai ante el cuestionamiento de la líder de gimnasio.

Tras posicionarse en su lugar y ver como Kari sacaba a un Drampa Zakkai emocionado sacó a su Kommo-o -¡Demuestra tu poder Iron!- Kommo-o salió de su pokeball levantando su garras y dio un gran rugido demostrando que estaba preparado para la batalla a lo que Zakkai dio un grito en forma ánimo extra a su compañero -Iron esto es un duelo de dragones así que da todo de ti.

Zakkai grito a Iron para dar inicio a la batalla ¡Usa Corpulencia!.

Kari contempló sorprendida la elección de pokémon inicial que había hecho el aspirante. ¡Curioso pokémon! Le dijo. Pero no olvides que Drampa es de tipo dragón también, lo cuál le da una fuerte ventaja contra el tuyo. Aunque lo mismo sucede con Kommo-o.

Entonces el pokémon de Zakkai empezó a concentrarse y sus músculos se hicieron mucho más grandes aumentando así su volúmen. Pero Drampa no se amilanó ante ello ya que él también tenía un tamaño bastante considerable. ¡No hace falta que hagas exhibición de músculo, Drampa! Tú acaba con él de un golpe y en un momento. ¡ADELANTE!

Y así fue, un rayo azulado salió de la boca del pokémon de Kari que impactó de lleno sobre Kommo-o y lo dejó debilitado al instante. 

Lo siento. Le dijo acercándose al aspirante pues le había derrotado. Tendrías que haber aprovechado mejor la velocidad de kommo-o tratar de hacerlo más fuerte solo te hizo perder el tiempo y darme a mi la ventaja necesaria para ganarte. Espero que aprendas una sabia lección y te sirva para tus próximos gimnasios. 

Zakkai quedó sorprendido jamás llegó a pensar que su Kommo-o pudiera ser derrotado con un solo ataque a lo que solo pudo dar un suspiro resignado para volver a Iron a su pokeball para segundos después esbozar una gran sonrisa y ojos de admiración por Kari -Eso fue sorprendente,jamás pensé que un líder de Gimnasio fuera tan poderoso creo que debo adquirir más experiencia- lo que en ese momento le preocupaba a Zakkai era que su pokemon se compusiera caminando en rumbo al centro pokemon no sin antes afirmar muy convencido -Volvere y ganare la medalla piedad- siguiendo el camino desapareciendo del gimnasio.

El gimnasio corazón se encontraba en el interior de un hermoso templo. La decoración estaba cuidada al mínimo detalle, ofreciendo miles de imágenes de dioses japoneses. Aquel templo era un lugar perfecto para ir a rezar, pero en su exterior era donde se disputaban los combates que se librarían por la medalla piedad.

Para acceder al edificio había que subir a lo alto de una columna y luego subir al menos una centena de escaleras. Después había que atravesar una gran cantidad de toriis de color rojo para finalmente alcanzar el objetivo del camino.

Kari se encontraba en el exterior del edificio contemplando las vistas y observando al aspirante llegar. Cuando le vio comprendió que aquél joven no venía precisamente a rezar, sino más bien a librar un combate para obtener la medalla Piedad.

Buenos días. Saludó muy educadamente. Mi nombre es Kari soy la suma sacerdotisa del templo Corazón y también la líder del gimnasio que lleva consigo el mismo nombre. Por lo que puedo ver, tienes una medalla. Lo cuál significa que libraremos un combate usando tan solo dos pokémon, el que primero derrote a los otros, se hará con la victoria. ¿Entendido?

Tras esa última pregunta, Kari sacó a su pokémon. ¡Adelante, Drampa! Kari sonrió al verla y la acarició muy efusivamente. Después Drampa se tiró sobre ella para llenarla de lametazos como si se tratase de un perro. ¡Yo también me alegro de verte! Pero céntrate, hay que prepararse para el combate.

A continuación sacó su siguiente pokéball y de ella salió una hermosa Pyroar que hizo exactamente lo mismo que Drampa, se abalanzó sobre Kari, pues se alegraba un montón de volver a verla y de luchar a su lado.

Tarako alucinó cuando vio el templo, era impresionante y todavía le impresionaba más que en aquel bonito lugar se disputaran las batallas pokemon por la medalla piedad. Mientras accedía al lugar, el joven fue deleitándose con la decoración, el detallismo era increíble y solo la inmensa cantidad de escaleras que había que subir le despertaron del interesante lugar en el que estaba y le ayudaron a concentrarse de nuevo en la estrategia del combate.

Cuando llegó arriba, una joven le estaba esperando. Buenos días. Contestó demostrando la misma educación que ella. La escuchó con atención y cuando hubo terminado respondió. Yo soy Tarako. Deleito a la joven con una amplia sonrisa mientras se presentaba. Me ha quedado todo claro. Dijo asintiendo a la joven con la cabeza dándole a entender que estaba preparado para la batalla.

Tarako tomó posiciones en el campo de batalla, que esta vez no parecía deparar ninguna sorpresa y analizó detenidamente los pokemon de la joven, a pesar de no tener margen de maniobra, pues sólo disponía de dos pokemon.

Cuando llegó su turno, agarro sus dos pokeball, una con cada mano y las lanzó hacia el campo de batalla. Garfio y Ryu entraron en escena y aunque no se mostraban con Tarako tan cariñosos como los pokemon de Kari con ella, la complicidad entre los tres era patente. Tarako les dio ánimos y los instó a trabajar en equipo. ¡Vamos chicos! Juntos podemos.

En cuanto comenzó el combate, Tarako no tardó un segundo en dar instrucciones a sus compañeros. ¡Garfio! !Danza Espada¡ ¡Y Lucario! ¡Tú Maquinación! Al contrario que en su primer combate, Tarako no pensaba que podría resolverlo por la vía rápida, así que optó por fortalecerse y esperar a ver cómo actuaba su joven rival.