Partida Rol por web

Garchomp y Lucari. Dijo Kari al reconocer a ambos pokémon. Esto será pan comido. Le dijo a su equipo. Entiendo que aún no tienes muchos pokémon, pero me temo que has elegido un mal equipo para venir a competir contra mi. El tipo normal es el más versátil de todos, y al tener también un pokémon dragón y uno de fuego hará que este combate se convierta en tu peor pesadilla. Aunque sus palabras sonaban duras, su tono era alegre. Era como si quisiera motivarle para su próximo combate, a pesar de que se sentía bastante confiada con el que iban a disputar en ese momento. 

¡Pyroar, Onda ígnea! ¡Demuéstrales lo mucho que vales! ¡Drampa, acaba tú con Garchomp, con pulso umbrío! Una fuerte onda de fuego golpeó a los dos pokémon de Tarako. Garchomp pudo sobrevivir perfectamente al impacto, pero a Lucario lo pilló desprevenido y lo dejó inconsciente al instante. Después el dragón del aspirante se afiló sus cuchillas para lograr que su golpe fuera más poderoso. Pero en ese momento, Drampa hizo caso de las órdenes de su entrenadora y lanzó un potente rayo sobre el dragón que sumada a las quemaduras ya causadas lo dejó inconsciente al momento.

Kari se acercó a Tarako para estrecharle la mano. Lo lamento. Le dijo acercándose a sus pokémon y acariciándolos preocupada por el estado en el que los había dejado. ¿Estáis bien? Después les dio a cada uno un par de bayas que los recuperaron al instante. Con esto se sentirán mucho mejor, ya lo verás. Y espero que el profesor Oak te lo ponga más fácil que yo. Un placer haber luchado contra ti.

Tarako se quedó pasmado con la pronta resolución del combate. Para nada se esperaba que sus dos pokemon fueran a caer con el primer ataque, de haberlo imaginado su estrategia hubiera sido otra. A pesar de todo, el joven estrecho la mano de Kari con una sonrisa y le agradeció su preocupación por sus pokemon. - Gracias por la bayas. Dijo mientras cogía una pokeball con cada mano, entonces apuntó a sus pokemon con ellas y les dijo. - Lo habéis hecho bien chicos, simplemente ellos eran muy fuertes también. Volved. 

Tarako se despidió de Kari y se marchó, se detuvo a disfrutar del lugar con tranquilidad, con mas tranquilidad que antes. El lugar era precioso y mientras lo disfrutaba pesaba en lo ocurrido. Sabía que esto era una carrera de fondo y esto sólo era un pequeño traspiés en el camino. Su moral seguía intacta y tenía ganas de probar de nuevo en otro gimnasio, así que emprendió la vuelta hacia el centro pokemon con las energías renovadas por la paz que transmitía aquel lugar.

El gimnasio corazón se encontraba en el interior de un hermoso templo. La decoración estaba cuidada al mínimo detalle, ofreciendo miles de imágenes de dioses japoneses. Aquel templo era un lugar perfecto para ir a rezar, pero en su exterior era donde se disputaban los combates que se librarían por la medalla piedad.

Para acceder al edificio había que subir a lo alto de una columna y luego subir al menos una centena de escaleras. Después había que atravesar una gran cantidad de toriis de color rojo para finalmente alcanzar el objetivo del camino.

Kari se encontraba en el exterior del edificio contemplando las vistas y observando al aspirante llegar. Cuando le vio comprendió que aquél joven no venía precisamente a rezar, sino más bien a librar un combate para obtener la medalla Piedad.

Buenos días. Saludó muy educadamente. Mi nombre es Kari soy la suma sacerdotisa del templo Corazón y también la líder del gimnasio que lleva consigo el mismo nombre. Por lo que puedo ver, tienes cuatro medallas. Realizaremos un combate individual. Podremos usar un total de tres pokémon y se nos permitirá un único cambio. El primero en derrotar a los tres pokémon del adversario será el ganador. ¿Entendido?

Tras esa última pregunta, Kari sacó a su pokémon. ¡Adelante, Drampa! Kari sonrió al verla y la acarició muy efusivamente. Después Drampa se tiró sobre ella para llenarla de lametazos como si se tratase de un perro. ¡Yo también me alegro de verte! Pero céntrate, hay que prepararse para el combate.

Ryu observaba cada palmo del gimnasio, increíble, creo que por aquí cerca atrapé a mi último pokemon, o quizá noiba diciendo mientras sonreía.

Cuando Kari se presentó como suma sacerdotisa, a Ryu Le entro nerviosismo.

¿Suma sacerdotisa ? Parece importante, comportarte. 

Esto... Hola dijo balbuceando mientras saludaba con la mano. 

Así no! 

Después hizo una reverencia, que tampoco le acabó de convencer, llegando casi al suelo con la cara, por que no comenzamos el combate, dijo mientras se rascaba la cabeza, eso sí que se hacerlo. 

Caminó al exterior, y su estado sólo hizo que emperorar al ver al dragón salir de su pokeball. 

Claramente parece un pokemon de una suma sacerdotisa. 

Adelante Frosglass, podemos con él. Al salir de la pokeball me acerque a ella, es tu primer combate, confío en ti, sal y hazlo lo mejor que puedas. 

Cuando se puso en posición, comencé dando la orden, 

Usa rayo hielo, confío en ti! 

Y así, como de la nada, pero formado por sus brazos, apareció un rayo azul claro que brillaba por el sol, dejando una estela de pequeños cristales hacia el dragón enemigo. 

El hecho de que Ryu empezara el combate contra Drampa usando a un pokémon de hielo- fantasma le preocupó soberanamente a la suma sacerdotisa. Aquellos dos tipos lo hacían especialmente vulnerable y sus posibilidades de ganar aquel combate se vieron reducidas al instante. Un simple ataque de tipo hielo y Drampa no sería capaz de sobrevivir a él. 

Kari sacó su pokéball convencida de lo que iba a hacer al gastar su único cambio posible en el combate.

¡Drampa, regresa, recurriré a ti más adelante! ¡Pyroar, creo que tu fuerza y estilo podrán hacerte ganar este combate! ¡Vuelve!

Drampa fue retirado del combate, y en su lugar salió un pokémon de tipo fuego que recibió el devastador rayo que lanzó Froslass y que sin duda hubiera acabado con Drampa. Por suerte, Pyroar era resistente al fuego y logró aguantar perfectamente aquel ataque.

Ryu no había pensado en ese cambio, aunque tenía cierta lógica. Una estrategia sería realizar su cambio también, aunque prefirió guardarlo para posibles problemas posteriores.

¡Froslass, usa Rayo! ¡debilitale lo más que puedas!, Su única duda era como lidiaría después con el dragón, aunque eso se vería después, por ahora lo más imporante era ver si frosglass aguantaba un golpe o caía debilitado.

Tanto Froslass como Pyroar eran pokémon muy rápidos, pero Ryu había entrenado aún más al suyo y lo hizo más veloz. Aquello sirvió para que fuera capaz de golpear primero. Por desgracia para Kari, Pyroar no estaba muy curtido en aguantar muchos golpes y el impacto eléctrico fue devastador.

Aún así, fue capaz de soportarlo y contraatacar con una poderosa onda ígnea que destrozó a Froslass de un golpe. El impacto envió al pokémon de Ryu varios metros más allá haciendo que se golpease contra una de las paredes del templo. ¡Perdón! Dijo Kari preocupada por el estado. ¿Cómo está? Dijo acercándose a él para darle una baya que le sanase. Te toca elegir nuevo pokémon, Ryu. Adelante.

Gracias, suma sacerdotisa. Dijo mientras volvía a hacer reverencias sin parar hacía arriba y abajo,

Ryu calmate, es una chica normal.

Bueno, continuemos. Por un lado esperaba que Froslass aguantara el golpe, aunque era de suponer que aquello no iba a pasar.

Es tu momento Mienshao! demuestra lo que vales! Aún me corroía la duda de si Mienshao había sido capturado por allí cerca, aunque ahora era el momento de ver el valor del pokemon.

Usa puño drenaje! Hazlo como me lo enseñaste!

Ryu lanzó la pokéball al campo de batalla y Mienshao no tardó en actuar de acuerdo a sus órdenes. Antes de que Pyroar fuera capaz de esquivar el golpe, el pokémon ya le había pegado un buen puñetazo y lo había dejado inconsciente. 

¡Alah! ¡No lo vi venir! Dijo Kari sorprendida ante tal impacto.

Bien, pues contra Mienshao, es tu turno Oranguru. ¡Seguro que puedes con él!

Algo Le decía a Ryu que ese era el movimiento esperado, uno de tipo psíquico, era el momento del cambio. 

Vuelve Mienshao! Adelante hydreigon, enseña lo que vales! 

Con un poco de suerte usaría un ataque de daño y no uno de estado, aunque ahora mismo lo importante era sacar a Mienshao de ahí. 

Yo también lo siento por tu pokemon concluyó Ryu, aunque no tengo nada para darle. Dijo con cierta tristeza, mientras no paraba de hacer reverencias a modo de disculpa. 

Ryu para! Fue lo último que sonó en la cabeza de Ryu antes de que el dragón oscuro saliera. 

Kari no se esperaba que Ryu fuera a cambiar de pokémon y mucho menos aún que fuera a hacerlo por uno de tipo siniestro. El combate se estaba empezando a torcer y se daba cuenta que el aspirante estaba verdaderamente preparado para conseguir la medalla Piedad.

El pokémon psíquico lanzó un ataque mental sobre Hydreigon sin que éste causara ningún daño gracias a su inmunidad. Aquello dejó descolocado a Oranguru pues pensaba aprovecharse de la debilidad de Mienshao para acabar con él.

Con todos los cambios realizados, y el primer pokemon de Ryu en el campo, el entrenador se sentía bastante cómodo, no quería subestimar a su contrincante, a parte de que estaba contento con ella, después del último que apenas hacía caso a sus pokemon. Karin era buena con sus compañeros, y eso hacía que Ryu disfrutara de su combate. 

Hydreigon! 

Usa pulso umbrío! Demuestra por qué eres el que más tiempo lleva! 

Y así, Ryu mandó a su dragon oscuro atacar con el movimiento insignia, y tres pequeños rayos de cada una de las bocas se unieron en el centro para hacer uno aún más grande que se dirigiera directamente contra el pokemon simio. 

Lo más probable es que aquel movimiento hubiera sido brutal para cualquier pokémon de tipo psíquico, pero Oranguru era un pokémon muy resistente y con muy buena salud y logró, aunque a duras penas, sobrevivir a aquel golpe. Kari aplaudió emocionada por la capacidad de su pokémon y contenta decidió recargar a Oranguru. ¡Divide el dolor que te ha hecho y recupérate! Le dijo Kari. 

En ese momento, Oranguru se puso de pie y las heridas que tenía en el cuerpo empezaron a sanarse e Hydreigon empezó a sentirlas en su propio cuerpo.

Ryu no se esperaba ese ataque, apenas Le conocía. 

Es un ataque digno de una suma sacerdotisa. 

Lo siento Kari, decía Ryu mientras continuaba haciendo reverencias. 

Ryu para! Al combate. 

Hydreigon! Usa pulso umbrío una vez más!, acabemos con este combate. 

Oranguru no fue capaz de resistir el segundo ataque de tipo siniestro que lanzó Hydreigon. Kari suspiró hondo al tener que devolver a su pokémon de nuevo a su pokéball y volvió a sacar la de Drampa. Era un combate entre dragones y seguramente el pokémon más veloz sería el que lograse ponerle fin. Confiaba en Drampa y él confiaba en ella.

¡Es nuestra última oportunidad, Drampa! ¡Confío en ti!

Ryu cayó en su primer error grave como entrenador, Hydreigon no poseía ningún ataque de tipo dragón para contrarrestar a ese Drampa. Optó por utilizar la ventaja de que aún Le faltaba un pokemon e intentar dejar al pokemon de la sacerdotisa lo más posible con su dragón oscuro. 

Supongo que nuestros dragones son una imagen de lo que somos cada uno ¿verdad? Dijo intentando hacer una broma, puesto que ni hydreigon ni su entrenador eran lo que mostraba esa imagen. 

Hydreigon lanza pulso umbrío! Ataca con todo! Dijo mientras repetía el movimiento que había debilitado a su anterior rival.

Kari confiaba en su Drampa y había hecho bien. Hydreigon no conocía ningún movimiento de tipo dragón y por eso no fue capaz de acabar con el pokémon de la sacerdotisa. No las tenía toda consigo cuando le pidió a su Drampa que ejecutara un movimiento que fuera capaz de acabar con Hydreigon.

Los dos rayos se golpearon a la vez y ambos pokémon luchaban con todas sus fuerzas para que fuera el suyo el que golpease a su rival. Finalmente y tras una fuerte explosión, ambos dragones salieron despedidos hacia atrás quedando gravemente heridos. Pero el único que fue capaz de ponerse en pie fue Drampa, que aunque había quedado bastante herido, había logrado sobrevivir al envite.

Ahora Ryu solo podía sacar a Mienshao, un pokémon que aún estaba rebosante de salud y que tenía cierta ventaja sobre el dragón de Kari.

Ryu no dudó, Sal Mienshao! Acabemos con esto.

De la pokeball y con una elegancia que no iba demasiado acorde con Ryu, apareció el pokemon de tipo lucha, con la clara intención de acabar este combate. 

Usa patada salto alta!, destruye a ese Drompa con todo! 

Antes de acabar la frase el pokemon ya estaba saltando hacia el dragón lanzando la pierna hacia el objetivo e intentando impactar. Ryu cerró los ojos por un segundo, ya que sabía lo que pasaría si fallaba.

Al acabar el ataque, Ryu volvió a hacer reverencias, demostrando que aún no había perdido el nerviosismo. 

Vamos Mienshao! 

En cuanto Kari vio como Mienshao actuaba a gran velocidad y se lanzaba con una fuerte patada hacia Drampa, sacó su pokéball y lo devolvió. Mienshao golpeó al suelo haciéndose mucho daño y rápidamente Kari salió corriendo para comprobar su estado. De su bolsillo sacó algo que se lo dio y éste se recuperó al instante. Después le acarició suavemente la cabeza mientras frotaba su mejilla contra la de Mienshao. Lo siento, amiguito, no pretendía que te hicieras tanto daño.

Después de ese gesto tan cariñoso se puso de nuevo en pie y se acercó hacia Ryu para hacer una reverencia y tras ella entregarle lo que era la Medalla Piedad.

Enhorabuena. Ha sido un combate muy emocionante y te la mereces. Ha sido un placer verte luchar y quién sabe, lo mismo te conviertes en El Campeón y quizá podramos volvernos a ver las caras algún día. Dijo con una sonrisa al tiempo que llevaba una de sus manos para estrechársela.