Partida Rol por web

Azura pensó en utilizar el sol a su ventaja con la habilidad de Venusaur - Vamos Monarca a demostrar de que estamos hechos, usa Bomba lodo contra Sawsbuck, y tú emperador ayúdale con un rayo hielo y derrotenlo! - Azura tenía confianza en como se había desarrollado la situación

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¡Adelante, Sawsbuck! Dijo con gran firmeza Kari que no estaba dispuesta aún a rendirse. ¡Demuéstrale la fuerza de tus patas y pega un salto de los tuyos! Y eso hizo, el pokémon dio un gran salto que desapareció del campo de visión de sus oponentes dificultando su visión y haciendo que sus ataques fallasen.

Después Oranguru juntó sus manos para acumular un montón de su ki y hacer una especie de bola de energía física que envió contra Empoleon, pero Empoleon fue capaz de ver venir el golpe y logró esquivarlo antes de que su golpe lo dejera fuera de combate.

Ya viene!! - grito Azura previendo que ya venía de regreso Sawsbuck - repitan la combinación de ataques, Monarca y Emperador - Venusaur preparo otra bomba lodo y Empoleon un rayo hielo 

Sawsbuck se había lanzado hacia el cielo. El sol lucía con tanta intensidad que ninguno de sus rivales pudo mirar hacia él sin deslumbrarse, así que no le vieron venir. Pero Venusaur decidió recubrir su cuerpo con una burbuja venenosa confiando en que si aquel ataque de tipo volador lo golpeaba a él recibiese su merecido.

Y así fue, Venusaur logró aguantar el golpe pero el veneno hirió de gravedad al pokémon planta de Kari dejándolo debilitado al instante.

Kari se llevó las manos a la boca preocupado y devolvió a sus dos pokémon a sus respectivas pokéball. ¡Oh! ¡Cielos! ¡Al final has logrado tu objetivo! Has derrotado a Sawsbuck, Pyroar y Drampa. Así que la medalla Piedad es para ti. ¡Te la mereces! Dijo la entrenadora mientras la sacaba del bolsillo y se la entregaba junto a una gran y blanca sonrisa.

Muchas gracias - Azura asintió, ese gimnasio le había parecido muy bonito a la danzante peliazul, así que se retiró de él con una gran sonrisa de satisfacción por haber estado ahí

El gimnasio corazón se encontraba en el interior de un hermoso templo. La decoración estaba cuidada al mínimo detalle, ofreciendo miles de imágenes de dioses japoneses. Aquel templo era un lugar perfecto para ir a rezar, pero en su exterior era donde se disputaban los combates que se librarían por la medalla piedad.

Para acceder al edificio había que subir a lo alto de una columna y luego subir al menos una centena de escaleras. Después había que atravesar una gran cantidad de toriis de color rojo para finalmente alcanzar el objetivo del camino.

Kari se encontraba en el exterior del edificio contemplando las vistas y observando al aspirante llegar. Cuando le vio comprendió que aquél joven no venía precisamente a rezar, sino más bien a librar un combate para obtener la medalla Piedad.

Buenos días. Saludó muy educadamente. Mi nombre es Kari soy la suma sacerdotisa del templo Corazón y también la líder del gimnasio que lleva consigo el mismo nombre. Por lo que puedo ver, aún ya tienes dos medallas. Lo cuál significa que libraremos un combate usando tan solo tres pokémon, el que primero derrote a los otros, se hará con la victoria. ¿Entendido?

Tras esa última pregunta, Kari sacó a su pokémon. ¡Adelante, Drampa! Kari sonrió al verla y la acarició muy efusivamente. Después Drampa se tiró sobre ella para llenarla de lametazos como si se tratase de un perro. ¡Yo también me alegro de verte! Pero céntrate, hay que prepararse para el combate.

Y después sacó a Pyroar y Oranguru.

La entrenadora llegó al recinto bastante cansada. Esto le daba recuerdos no necesariamente gratos de su reto en el gimnasio Cuento, con sus interminables subidas, y este sitio con apariencia de templo, lo único por lo que quería rezar era que hubiera un elevador cerca.

-Bien -dijo Chartreuse mientras movía las piernas para asegurarse que aún sirvieran después de tanto camino. Le pareció curioso como la trataba su extraño pokemon, parecido a un seviper, pero solo asumió que debía ser alguien novata-, pero me parece un poco injusto -Tomó las tres pokebolas y las lanzó hacia el campo-. Porque cada uno de mis pokemon vale lo que tres.

Chartreuse les dio instrucciones de como organizarse para obtener la mejor ventaja, y así empezó a dar órdenes. -Laura, hay que enseñarles como se inicia una batalla, Sorpresa al de la derecha. Pancho, haz lo tuyo, ¡Danza lluvia! -La entrenadora después señaló al oranguru-. Alonso, a ese misterioso pokemon, muestrále algo igual de extraño, ¡Daño Secreto!

Chartreuse comenzó el combate dándole una sorpresa a Oranguru. El pokémon apareció justo en su espalda al salir de la pokéball, pero el pokémon psíquico fue capaz de predecirlo y no sintió ningún tipo de temor al verlo. Kari no pudo evitar sonreir al comprobar lo bien preparado que tenía a su pokémon.

¡Vamos con todo, Pyroar, haz que se ilumine el gumnasio! ¡Día soleado! Un sol brillante lució por todo el campo de batalla cambiando el clima a uno mucho más caluroso. Después fue Kingdra quien aprovechando el terreno de batalla golpeó a Oranguru una vez más.

El siguiente fue Ludicolo, que hizo que el movimiento de Pyroar no sirviera de nada, pues empezó a llover. 

¡Lástima! Gritó Kari sacando un paraguas al ver que Ludicolo también había cambiado el clima y había empezado a llover. ¡Oranguru, acaba con Croagunk, es presa fácil para tu poder psíquico! Las ondas telequinéticas del pokémon no se vieron, pero sí que se pudo apreciar como Croagunk se llevaba las manos a la cabeza para caer debilitado al instante.

¡Y tú, Drampa, acaba con Kingdra antes de que sea demasiado tarde! El pokémon dragón descargó un potente rayo de color añil que dejó también fuera de combate al otro dragón que había en el campo de batalla.

El combate se había puesto muy en contra de la aspirante, pues Kari aún poseía sus tres pokémon y a Chartreuse solo le quedaba uno.

Será mejor que te rindas. Comentó. A menos que seas capaz de acabar con los tres de golpe, no veo que vayas a poder ganar la medalla piedad. Dijo con una sonrisa tratando de darle un consejo para que su Ludicolo no sufriera el daño de los tres ataques de su  equipo.

Chartreuse se creía con la estrategia ganadora, cuando la primera Sorpresa llegó, pero pudo más la gran concentración del oranguru. Las cosas en delante solo fueron para peor, con cada caída de los pokemon frente a ella, la joven entrenadora se veía cada vez más alterada.

Sin esperar un segundo más, regresó a la croagunk y al kingdra a las pokbolas. Solo quedaba el ludicolo de pie, ahí bajo la lluvia, con muchas energías y todo a su favor. Sin embargo, los números jugaban en su contra.

Chartreuse mordió la uña de su dedo pulgar. Se veía desesperada, hasta la oferta de la líder de que se retirara, comenzaba a parecer un prospecto atractivo, pero aún con todo, Chartreuse extendió su mano hacia el frente. -La pelea aún no se acaba, líder Kari. Eso lo decidimos Pancho y yo. Pancho, vamos a mostrarle a la líder por que ignorarte fue un gran error, ¡usa Surf!

Chartreuse se había confiado al decir que el combate no estaba decidido pues pensaba que el surf de su Ludicolo potenciado por la lluvia que caía sobre sus cabezas iba a ser suficiente para derrotar a sus tres adversarios. Pero a quien solo afectó considerablemente fue a Pyroar que al ser de tipo fuego el daño fue devastador. En cambio Drampa, era fuerte contra los ataques de agua y Oranguru poseía una gran defensa gracias a sus poderes telequinéticos que lograron hacer que sobreviviese al envite.

Kari devolvió a Pyroar a su pokéball y después sonrió. Tenía que dejar a alguien para el final, resultó que le tocó a él. Ha tenido oportunidad en derrotarles a los tres, pero no ha sido suficiente. Así que:

¡Drampa, Oranguru! ¡Combinad vuestros ataques para acabar con Ludicolo! ¡Pulso dragón y Psíquico! Les ordenó y ambos ataques alcanzaron de pleno al pokémon de agua y planta dejándolo fuera de combate.

Lo siento. Dijo Kari mientras se acercaba hasta Ludicolo para darle una baya que lo ayudó a recuperarse. Después le acarició su hoja y luego le dio un beso. Ha sido un combate muy interesante. ¡Un placer, Chartreuse! Y tras aquellas palabras se despidió de ella con un fuerte abrazo.

La joven entrandora se vio probando la derrota de nueva cuenta. Cuando vio que el pyroar caía derrotado, parecía haberse llenado de esperanza, pero pronto esta cayó tan duro como el ataque conjunto entre el oranguru y el drampa. 

Su soberbia y exceso de confianza habían sacado lo peor de ella, ya ahora el único enfrentamiento que tenía era el ver al pobre ludicolo desmayado en el suelo. Por suerte, la líder se apiadó del pokemon y le dio una baya. Más la actitud de la entrenadora era más difícil de sanar.

Chartreuse asintió a lo dicho por Kari y regresó al ludicolo a la pokebola, y sostuvo el orbe sobre su frente unos segundos en solemne momento de reflexión, como una especie de silenciosa plegaria. Tras esto, la entrenadora abandonó recinto. Su siguiente parada, sobrevivir el infinito viaje de regreso.

El gimnasio corazón se encontraba en el interior de un hermoso templo. La decoración estaba cuidada al mínimo detalle, ofreciendo miles de imágenes de dioses japoneses. Aquel templo era un lugar perfecto para ir a rezar, pero en su exterior era donde se disputaban los combates que se librarían por la medalla piedad.

Para acceder al edificio había que subir a lo alto de una columna y luego subir al menos una centena de escaleras. Después había que atravesar una gran cantidad de toriis de color rojo para finalmente alcanzar el objetivo del camino.

Kari se encontraba en el exterior del edificio contemplando las vistas y observando al aspirante llegar. Cuando le vio comprendió que aquél joven no venía precisamente a rezar, sino más bien a librar un combate para obtener la medalla Piedad.

Buenos días. Saludó muy educadamente. Mi nombre es Kari soy la suma sacerdotisa del templo Corazón y también la líder del gimnasio que lleva consigo el mismo nombre. Por lo que puedo ver, tienes seis  medallas. Realizaremos un combate individual. Podremos usar un total de tres pokémon y se nos permitirá un único cambio. El primero en derrotar a los tres pokémon del adversario será el ganador. ¿Entendido?

Tras esa última pregunta, Kari sacó a su pokémon. ¡Adelante, Drampa! Kari sonrió al verla y la acarició muy efusivamente. Después Drampa se tiró sobre ella para llenarla de lametazos como si se tratase de un perro. ¡Yo también me alegro de verte! Pero céntrate, hay que prepararse para el combate.

Kenji llegó al templo/gimnasio y pudo apreciar el lugar mientras se encaramaba hacia el campo de batalla, donde conoció a la líder que, de nuevo, se mostró amistosa con él y con sus propios pokémon. Las reglas de aquel combate eran otro factor a tener en cuenta y a Kenji cada vez le resultaba más dificil imaginar todos los escenarios posibles para elegir la mejor estrategia a seguir.

- Entendido, tres pokémon en total con un cambio. - Respondió a la sacerdotisa/líder. - Adelante Serina. 

 Su pokémon amarillo salió al campo y encaró a su rival, ansiosa como siempre por librar un buen combate. 

- Bien Serina, usa Carantoña. - Ordenó a su pokémon, aunque temiendo un cambio contra lo que Kenji entendía que era una situación de desventaja para Kari. 

Kari no temió la presencia de Azumarril en el campo de batalla. Estaba preparada para enfrentarse a posibles pokémon de tipo hada que pudieran aparecer y tanto Drampa como ella se mantuvieron firmes en aquel combate.

¡Vamos, Drampa, pega un grito muy fuerte solo como tú sabes! Azumarril se lanzó hacia él, pero el grito lo ensordeció tanto que solo fue capaz de taparse los oídos no logrando conseguir impactar con la suave carantoña que pretendía hacerle. 

Por desgracia para la líder, Azumarril, aunque tenía una baja defensa, sí que tenía una buena salud lo que le permitió aguantar el golpe y poder tener una nueva oportunidad para golpear con esa no-tan-amistosa carantoña.

Kenji vió como su pokémon recibía un brutal impacto por parte de su enemigo pero no desfalleció, lo que le daba otra oportunidad de ataque, aunque sin duda estaba bastante malherida.

- Tranquila Serina, cuento contigo, resiste. - Intentó animarla tras ser herida. - Otra vez, usa Carantoña. 

El entrenador había aprendido que incluso los pokémon se ponian nerviosos durante el combate, así que lo último que quería hacer era criticar su fallo. Recientemente los había empezado a ver a los pokémon como seres con sentimientos y sabía que el día que perdieran la confianza en su entrenador acabaría con todas las posibilidades de ganar un combate. 

Esta vez Azumarril no falló y eso fue todo lo que necesitó para dejar fuera de combate a Drampa. El pokémon de tipo hada se acercó hasta el dragón para hacerle una pequeña caricia en la mejilla y cuando éste estaba desprevenido, la caricia se convirtió en unos horribles golpes que lo dejaron fuera de combate al instante.

Kari se llevó las manos a la cara preocupada por el estado en que acababa de quedar su pokémon. Así que se acercó hasta él para darle algún tipo de medicina y después lo devolvió a su pokéball para sacar a su siguiente pokémon. 

¿Tipo agua y hada? Pues ha llegado tu turno, Heliolisk.

Viendo como su Serina acababa con su primer oponente, Kenji sonrió confiado hasta que vió su siguiente rival a enfrentar. Su propio pokémon estaba débil y no aguantaría muchos más golpes, pero confiaba en que la pista que le había dado Azura sobre que los pokémon de esta líder utilizaban cambios de clima le valiese para ganar aquel combate, optando por arriesgar a su pokémon ante el enemigo sobre el que tenía una clara desventaja. 

- Serina, usa fuerza bruta contra ese Heliolisk. - Le ordenó esperando que su rival no utilizará un movimiento que le debilitara. - Aguanta. 

Tras la órden, contuvo la respiración hasta que pudiera saber si Kari iba a empatar el encuentro o Kenji se pondría con un 2-0.

Heliolisk era un pokémon mucho más rápido que Azumarril y no tardó en lanzar un ataque que lo dejó totalmente fuera de juego. Una esfera de energía eléctrica se lanzó sobre el pokémon de tipo agua que drenó gran parte de su energía y la envió sobre él mismo, aunque no sirvió de mucho pues Heliolisk tenía todas sus energías recuperadas.

Ahora Kenji no sabía si los consejos que le habían dado eran ciertos o no, pero desde luego que Kari aún no había usado ningún movimiento de estado y había preferido una ofensiva clara empatando el combate.

Kenji se sorprendió un poco de que todavía Kari no usara ningún cambio de clima, que era lo que se suponía que le había dicho Azura. Sin embargo pronto entendió que quizás cambiara de estrategia dependiendo de su rival, lo cual sin duda era lógico, pues un entrenador que use siempre los mismos trucos estaba condenado al fracaso.

Con el combate en empate técnico, Kenji recurrió a su pokémon de lucha para afrontar éste combate, consciente de que la tornas estaban cambiado en su contra. Entonces Blaziken emergió de su pokéball y, justo antes de realizar el ataque que le ordenaría Kenji, megaevolucionó, estrenando el nuevo poder que juntos habían desarrollado.

- Yotanwa, es hora de demostrar todo nuestro poder. Usa Pat. Salto Alta. - Ordenó a su megapokémon mientras señalaba a su rival, inconsciente de que no era capaz de ver su gesto y únicamente se guiaba por el sonido de su voz mientras intentaba olvidar el error que había cometido Serina en el primer combate.

Kari sonrió al ver a Blaziken entrar en acción. Por suerte, había entrenado a su pokémon contra posibles enemigos de tipo tierra, y le venía muy bien que su enemigo fuera de fuego. Heliolisk, ¿te acuerdas cuando fuimos a Alola a aprender a surfear? ¡Pues demuestra lo que aprendiste aquel día! 

Desgraciadamente para Kari, la majestuosa ola que creó su pokémon no fue suficiente para derrotar al pokémon de fuego, así que Kenji no tardó mucho en ordenar a su Blaziken que saltara sobre él y lo dejara fuera de combate. 

Venga Oranguru, confío en ti. Dijo sacando a su tercer y último pokémon.