Partida Rol por web

Como movidos por un resorte ante la orden recibida, el bulbasaur y el sandshrew se lanzan contra sus respectivos objetivos, sin haber procesado aún realmente que el entrenador que los dirigía ha caído... En cualquier caso, tanto el fearow como el elekid consiguen quitarse de en medio justo en el momento adecuado.

Shu, por su parte, aborta el ataque que iba a utilizar y se dirige hacia Astrid, con expresión de desagrado, tanto por su escasa contribución al combate como por la horrible sensación de mal cuerpo que tiene... (-1 PS por el veneno).

Mientras tanto, Astrid recoge una de las balls caídas, la que había más cerca de ella. Se ve oscura, pero en cuanto le frota un dedo por encima, queda claro que el color negro solo es hollín: bajo la capa de tizne sale el escarlata de una pokéball normal. El objeto ha perdido su forma esférica y luce abolladuras importantes. A simple vista es imposible saber si puede volver a abrirse o reducir su tamaño, o si los circuitos internos funcionan de alguna forma, siquiera.

Consigo lanzar el saco a Shukle pero aquello me deja completamente atascado y no puedo moverme, puedo sentir el golpe llegando a mi cuerpo, cierro los ojos y simplemente espero a llegado el final pero no me importa, una gran sonrisa aparece en mi rostro.

Incluso si muero abre demostrado que mis ideales son ciertos el mundo esta podrido e incluso un alma pura como la de Astrid puede ser destruida y transformada en oscuridad total con tan poco como alejar su Pokemon de ella, el mundo es tal y como yo siempre lo habia visto y esa chica oscura es la prueba de ello así que no puedo mas que sonreir mientras caigo al suelo.

Astrid echó la pesada carga de la mochila al suelo, y saco de un bolsillo un frasquito de polvillo.

-Toma, traga esto. Esta muy amargo, pero te hará sentir mejor -susurró apenada- Lo hiciste muy bien, no te preocupes. Mira, ya nos encargamos de quitar al tonto este de por medio, ahora solo hay que asegurarnos de que Iri este aqui y llevarselo a la policía.

Antes de continuar le dió un pequeño abrazo. Estaba preocupada por Iri claro, pero también estaba pendiente de los demas. Esta no era la ball, así que la colocó en su bolsillo de todas formas.

-Pobre pokemon...¿realmente hizo explotar a parte de su equipo porque si? No quiero combatir contra ustedes. ¿Van a seguir peleando conmigo luego de esto? -le habló a los dos pokemon que quedaban allí. Volvió a mirar al chico caído con una mezcla de asco y pena, no entendía como alguien podía ser tan dañino sin motivos, o incluso con ellos.

Los pokemon son criaturas inocentes, no merecen que gente como tu los trate siquiera.

La verdad preferiría atar o asegurar que el patán fuese inmovilizado de alguna forma, pero no iba a acercarse con sus pokemon aún allí. Siguió revisando las balls con urgencia. Realmente tenía mas pokemon, las cosas podían haber salido horriblemente mal para ella, ya que había calculado que solo tendría dos con el pidgeotto a lo sumo.

"No quiero combatir contra ustedes. ¿Van a seguir peleando conmigo luego de esto?"

La chica se dirige al bulbasaur con compasión, pero igualmente ya ha dado la orden a sus amigos de que le ataquen. Antes de que a ella o al pokémon planta les dé tiempo a echarse atrás o cambiar su actitud, el fearow y el elekid se lanzan contra él e impactan con toda la fuerza de sus ataques.

El golpe del fearow es devastador (-22 PS). Decididamente, una planta como ese bulbasaur no está preparada para soportar los embates de un ave, y menos si se trata de una tan formidable como el enorme fearow que acompaña a la chica. Por si fuera poco, al Golpe Aéreo, que el bulbasaur apenas puede resistir, le sigue en rápida sucesión el Puño Trueno del elekid (-12 PS), con lo que el pokémon verde cae definitivamente debilitado.

Shuichi, por su parte, se ha subido a los brazos de Astrid y se traga el polvo que ella le da sin rechistar, sin una queja ni una mala cara, aunque amargo está un rato. Desde su posición, acurrucado contra su pecho, observa la escena, sobrecogido. Desde luego, no esperaba que su aventura tomara este cariz tan feo.

Solo queda la sandshrew que, aún junto al cuerpo inmóvil de Shiert, clava sus ojillos negros en los de Astrid, lista para atacar si es necesario, tensa como la cuerda de un arco.

-Ok, tranquila. Tu entrenador robó a uno de mis amigos y vine para recuperarlo. No tenemos que seguir peleando, simplemente deja que busque tu ball en tu entrenador y te devuelva a ella, y también a bulbasaur. El pobrecillo parece que recibió demasiado, lo siento.

Suspiró. 

-Gracias chicos, su fuerza es impresionante -felicitó a sus pokemon- y la tuya también, eres muy fuerte. Atenderé todo en un segundo, pero necesito encontrar a mi vulpix primero, estoy preocupada por si ese granuja realmente la hizo estallar...

Apretó los labios, no quería ni pensarlo.

Una vez finalizado el combate (aunque la sandshrew queda en pie y no parece muy contenta), Astrid puede recoger sin más interferencias las balls que quedan: una de ellas es otra pokéball normal, en un estado muy similar a la anterior. La otra es, efectivamente, la ball de Iri. Presenta el mismo estado que las otras dos: carbonizada, abollada e inerte. Si se pulsa el botón central, no responde de ninguna forma. Si se tira, simplemente hace "clonc" contra el suelo, pero nada más.

La sandshrew sige todos los movimientos de Astrid con los ojos, alerta y sin moverse de su posición junto al cuerpo de Shiert. Está de espaldas al chico y no se mueve ni para acercarse a él ni para alejarse. Simplemente, está clavada en el suelo con las patas separadas y la vista fija en Astrid.

Esta muerta, esta ball esta inservible...

Por unos instantes, en la mente de Astrid pasaron varios recuerdos junto con la vulpix. Cosas cotidianas, comidas, siestas, paseos. Mezclandose con imágenes del centro, de otros pokemon heridos por la negligencia del hombre o por causas mas naturales, y de si misma intentando curar sus cuerpos y sus almas del dolor. Sus ojos no estaban derramando lágrimas aún, pero estaban extraños. Intento imaginar lo que habría sido morir solo, en la oscuridad, asustado y encerrado.

Todo lo que siempre quise fue ayudar a los pokemon.

-Sandshrew. Dejame regresarte a tu ball, por favor no me ataques al acercarme. Luego te llevare a ti y a Bulbasaur a un centro pokemon para que los atiendan. -dijo en un susurro acercandose a paso lento.

Y lo que quería hoy era iniciar un viaje y peregrinar por el mundo para ayudar a todos los que me encontrara.

Parpadeo guardando las tres balls con manos temblorosas, con tanto cuidado coo si fuesen de cristal. Sentía como si estuviera guardando consigo tres cadáveres.

Entonces...¿porque? ¿Porque tuvo que terminar así? ¿Que motivos tenía para perjudicarme si jamás en mi vida lo había visto? Los humanos como el...

La sandshrew parece empezar a comprender. Desde luego, puede captar claramente el dolor de Astrid. Relaja un poco los músculos y la permite acercarse, dejándole vía libre para aproximarse al cuerpo de Shiert.

Al acercarse al chico finalmente para buscar las pokéballs y registrarlo, no puede dejar de notar que, si bien aún no está muerto, su estado es muy grave. Con seguridad no va a volver a moverse. De hecho, de quedar abandonado en ese cortijo o sufrir más daño o movimientos violentos, morirá inmediatamente. Su pulso es muy tenue y es posible incluso que tenga algunas lesiones internas. Esto hace que la sonrisa que ha conseguido esbozar junto antes de caer sea aún más escalofriante.

La sandshrew observa como Astrid le registra los bolsillos a su entrenador sin poner ninguna objeción. En ellos, Astrid no encuentra más que unos cuantos objetos cotidianos, las llaves del cortijo y, efectivamente, la pokéball del bulbasaur inconsciente, de la sandshrew y otra que, presumiblemente, debe de ser del pidgeotto.

Astrid devolvió en silencio a al pokemon de hierba y al de tierra a sus balls, guardandolos también en el bolsillo, pero en el lado opuesto a donde estaban las otras balls, excepto la de pidgeotto que dejó cerca de su entrenador. Se levantó, y camino hacia sus propios pokemon. Acarició con sumo cuidado el costado de la cabeza de Fearow, y la cabeza de Elekid.

-Gracias por prestarme su fuerza. Pero...aparentemente Iri se ha ido. Descasen por ahora. No hay nada que hacer aqui. Sería mas efusiva pero ahora mismo me siento...

No completo la frase, simplemente los devolvió también guardandolos con los de Shiert. Estaba completamente sola ahora.

Se quedó largos instantes mirando a Shiert desde arriba. y luego se desplomó de rodillas, rompiendo en llanto silencioso y desesperado. Volvió a sacar la ball de Iri (o lo que quedaba de ella) de su bolsillo y la tocó con desesperación, como intentando forzarla a abrirse, intentando abrirla manualmente con sus propias uñas, hasta partirse dos incluso intentandolo mientras continuaba imaginandose las cientos de formas de agonía y desesperación que debió haber sentido la vúlpida. Quizá incluso aguardado ser salvada...Luego de unos cuantos minutos, comenzó a quedarse sin lagrimas incluso.

En Astrid, junto con Iri, algo cálido y brillante en su interior había muerto ese día.

[Tras escuchar tu canción, o mientras aún se oyen las últimas notas, escucha la mía:]

En Astrid, junto con Iri, algo cálido y brillante en su interior estaba a punto de morir...

No...

Imágenes pasaban por su mente, imágenes de las dos juntas, jugando, comiendo o, simplemente, no haciendo nada...

¿Cuánto deseas que vuelva?

No era una pregunta formulada con palabras, no era una voz, no era más que una idea en su cabeza, un pensamiento difuso y errante, pero Astrid supo que ese pensamiento no era suyo.

Astrid tardó un segundo en reaccionar, bueno, unos cuantos. Se sentía practicamente aturdida y tenía un terrible dolor de cabeza, de esos que vienen cuando lloras con ganas. Se quitó la mascarilla dejandola caer al suelo, sintiendo que se ahogaba ya con ella puesta.

Yo solo quería que pudiera tener una vida feliz...salió de un infierno con su antiguo compañero humano y  solo entro en otro...haría lo que fuera por poder darsela aún.

Rasguñó un poco mas la ball, resintiendose un poco por las uñas partidas. Dejó una tenue mancha roja en la esfera negra. Sacudió la cabeza un poco, notando algo extraño en ese instante.