Partida Rol por web

Tharion corre hasta alcanzar a Bill y a Bruce y emprende con ellos el camino de vuelta a la furgoneta

Astrid sacudió la cabeza y miró bien, estaba demasiado sugestionada quizá. Devon no estaba allí, estaría en alguna otra ciudad de la región, pero no tenía en claro cual. Miró desorientada a todos lados, aunque sabía que estaba en la ciudad, o eso creía, ¿por donde?

Estuvo indecisa unos momentos.

Intenta pensar como un delincuente sin escrúpulos tratando de ocultarse...o no, no creo que se espere que lo haya seguido tan lejos.

Pensó entonces en sobrevolar la ciudad para cubrir mas terreno, pero antes quería chequear el subsuelo. No por nada en especial, sino porque se le antojaba u buen sitio para ocultarse.

El mejor lugar para empezar a investigar, según se le ocurre a Astrid, es el Subterráneo, así que allí se dirige.

Se trata de un pasaje largo y ancho que atraviesa la ciudad en el que hay varias tiendas y almacenes y del que salen pasillos más estrechos con más tiendas y almacenes que se extienden por debajo de la ciudad hasta... ¿dónde?

Astrid se quedó un rato recorriendo, iba a comenzar a preguntar pero sintió que realmente habría mucha gente similar como le había pasado al preguntar antes en la parte superior de la ciudad. Estuvo buscando un rato vagando por los pasillos mas principales, aunque tenía pocas esperanzas de encontrar al chico ahí.

Tras 15 minutos comenzó a cansarse, y convenciendose de que perdía tiempo ahí, decidió volver al exterior para sobrevolar con Fearow, revisando primero los alrededores de la ciudad, no fuera que estuviese abandonando la misma sin que lo notara.

La vista desde el aire es apabullante y, a la vez, algo descorazonadora.

En una ciudad tan grande y, las personas no son más que puntos diminutos indistinguibles. No obstante, el vuelo no ha sido tan mala idea; Astrid no puede dejar de notar que esta perspectiva le sirve para hacerse una mejor idea de la distribución de la ciudad y los elementos que la rodean: desde el aire destaca claramente el centro comercial, y puede verse la diferencia entre los barrios sucios, estrechos y llenos de callejuelas apretujadas, frente a los barrios de lujo con urbanizaciones con piscina y zonas ajardinadas, los barrios residenciales de casas adosadas, la zona comercial, el mercado...

A las afueras, al sur, hay aún algunas viviendas diseminadas: una granja bastante grande, otra casa similar a una granja pero más pequeña, que quizá sea la famosa Guardería Pokémon de Ciudad Trigal, un cortijo abandonado...

Al norte se encuentra el enorme Parque Nacional, solo separado de la ciudad por la tranquila y agradable Ruta 35.

Es ya casi media tarde.

Astrid suspiró, algo desalentada.

-Probemos suerte allí.

Astrid señaló el cortijo. El chico era tan perseguido que quizá en lugar de hospedarse en algun sitio corriente, hubiese optado por refigiarse ahí. O quizá ya se había marchado de la ciudad...intentó no tener una cara larga por el hecho de que de nuevo, estaba sin pistas.

A las indicaciones de Astrid, el fearow se posa cerca de la casa abandonada, entre los matojos de aspecto salvaje, ya que por más que busque no hay otro lugar.

Se trata de una construcción de dos espacios: el edificio principal y una nave, un poco más pequeña, adosada, cerrado con una persiana metálica mugrienta y oxidada. 

Las paredes, otrora bien encaladas, están ahora llenas de desconchones y manchas de humedad, e incluso pueden verse algunos capullos de kakuna vacíos pegados. El jardín o huerto o lo que fuera en su origen es una selva. Se supone que había un pórtico con una parra trepadora, pero las tablas se han podrido y la parra ha seguido creciendo incontroladamente. Hay telarañas por todas partes.

Desde el cielo, Astrid ha podido ver que detrás de la casa hay una alberca y en el tejado, una placa solar.

Astrid descendió y echó un vistazo a la puerta principal. Solo daría un recorrido rápido antes de volver a la ciudad. Tomó el pomo de la puerta principal y empujó para abrir. Revisaría si había pisadas humanas o algo que alterase el polvo acumulado del ambiente, si estaba todo inalterado era seña de que ahí no estaba lo que buscaba.

Astrid se acerca cuidadosamente a la puerta y prueba el pomo. Está cerrada con llave. Sin embargo, el polvo está removido como si se hubiera abierto recientemente.

Astrid se cruzó de brazos un segundo. Buscó luego alguna ventana o puerta trasera, el lugar estaba notoriamente abandonado...y sin embargo, quien abría entrado ahí? No estaba segura de que fuese una pista que le interesara, pero como ya era costumbre no tenía nada mas para seguir. Intentana concentrarse, aunque por momentos le embargaba la desesperación.

Iri...no quiero que te obliguen a quemar nada, ni que te mates de hambre o te lastimen para que obedezcas.

No hay puerta trasera, la construcción es bastante sencilla: dos simples bloques adosados, uno un poco más pequeño que otro, ambos de una sola planta, con el típico tejado ondulado de fibrocemento*. Tanto el almacén (la nave pequeña) como el edificio principal, eso sí, tienen varias ventanas.

La persiana del almacén está igualmente cerrada con llave, pero también muestra signos de haberse abierto hace poco.

Tanto el almacén como la nave principal tienen ventanas. Pese a que están sucias, Astrid puede distinguir el interior: aparece muy vacío, solo con el mobiliario justo. Lo que más destaca son unas bolsas de la compra y paquetes, que parecen limpios y nuevos, a diferencia del resto de cosas de alrededor.

Que extraño, ¿porque alguien vendría a quedarse en un sitio abandonado?

Astrid comenzó a andar con precaución ahora, algo estaba extraño realmente. Se alejó un tanto de las ventanas hasta los alrededores, unos 20 metros, y sacó a Elekid y Fearow para hablar con sus 3 amigos.

-Hola elekid, bienvenido al grupo -le recibió- Te daría una bienvenida mas larga, pero estamos con prisas. De forma corta nuestra situación es que estamos persiguiendo a un chico de cabello negro y alborotado qeu es un delincuente y robó a una amiga, un vulpix de pelaje dorado. Se llama Iriasvyel ella, pero le digo Iri usualmente. El que la robó es un cobarde y seguramente si le encontramos ya sea aqui o en otro lado tratara de dormirlos con somniferos y cosas así. No se si cuando pase yo podré aguantarlos, pero tengan esto en mente: si me duerme, no dejen de atacar a ese delincuente hasta que quede inconsciente.

Se removió algo.

-No digo que le maten ni nada, pero ya me hizo daño a mi y a Iri, así que no puedo ser amable con él. Les devolveré a sus balls ahora, pero recuerden lo que les dije.

-¡Kú, kú, kú! -Shuichi apoya las palabras de Astrid cuando ella les habla a sus compañeros sobre Shiert, ya que él estuvo en cuando ocurrieron los acontecimientos que la chica describe y puede dar fe de ellos.

El fearow oberva seriamente. Más o menos se hace una idea de la situación: ha podido sentir el nerviosismo de Astrid mientras volaba con ella. Además, el conoció a Iri, se acuerda de ella perfectamente. De hecho, lo primero que pensó al ver a Astrid en el centro de voluntarios fue lo raro que era que la vulpix no la acompañara.

El elekid, por su parte, no parece muy impresionado. Aún está dolorido, magullado y enfurruñado por el combate. Está que echa chispas, literalmente. Shuichi se acerca a él, como intentando aleccionarlo o empatizar con él, pero el pokémon eléctrico pasa del pequeño bicho rocoso.

Aunque la ball había curado el daño en la captura, el dolor y los golpes eran algo que no iba a borrarse.

-Lamento haberte atacado así sin motivo antes, pero necesitaba un fuerte pokemón eléctrico como tu para esto. Seamos amigos, ¿quieres? Te cuidaré bien.

Sacó del bolsillo de la mochila un pokecubo de color azul y se lo tendió como ofrenda de paz antes de meterlo de vuelta en la ball.

El elekid toma el pokecubo y se lo come. Enseguida parece más dócil. En realidad era más un berrinche que otra cosa. Es bastante fuerte, y con el efecto de la sana ball se le ha curado todo el daño del combate. En realidad, le pareció divertido, pero tenía que mostrar su disconformidad por haber sido encerrado. Pero si le dan dulces, entonces esto ya es otra cosa.

-¡Bzzziik! -Emite ese extraño sonido eléctrico. Parece lleno de energía, aunque probablemente lo que ha dicho Astrid sobre el chico de negro le haya entrado por un oído y salido por el otro tal cual.