Partida Rol por web

Helicópteros. Las enormes criaturas voladoras que se ven en la distancia son helicópteros. Parecen estar recogiendo gente. En algunos casos, hay pokémon cerca de los helicópteros. En algunos de estos casos son zubats y golbats. Bandadas de ellos, concretamente.

En la tierra, la gente se está agrupando. A Astrid no le cuesta demasiado darse cuenta mientras planea: en las plazas amplias y los lugares menos dañados se han colocado tiendas de campaña y hay personas haciendo colas o arremolinándose, presumiblemente para que les den mantas, agua u otros productos de primera necesidad. Presumiblemente también, son los que vivían en casas que han quedado inutilizables o inaccesibles. Hay furgones de la policía, agentes (agentes Mara y agentes no relacionados con esta peculiar familia) con megáfonos o sacos llenos de paquetes, gente armando barullo por todas partes y pokémon sueltos. La gente es de todo tipo, edad, nivel económico y atuendo; no deja de ser irónico cómo se ven, por ejemplo, mujeres con ropa elegante y tacones pidiendo paquetes de comida de emergencia, probablemente porque sus casas tenían algún tipo de cerradura electrónica que no han podido abrir al volver de fiesta esta mañana.

Hay calles atascadas de coches y otras, desiertas. Otras están obstruidas por árboles.

Pero hay algo más: bandas. Bandas de gente vestida de negro. Colocadas en lugares estratégicos. No se ocultan. Llevan sus emblemas orgullosamente en el pecho: una gran R roja. Llamativa. Amenazadora. Buscando dejar bien claro su poderío. Buscando sembrar el terror. En la puerta y alrededores de los lugares clave, controlando el paso: centro pokémon, centro comercial, entradas y salidas del Subterráneo... La Comisaría parece una Batalla campal. Y la Torre Radio... La Torre Radio exhibe una pancarta, una bandera tendida sobre el piso superior. Una enorme R roja sobre fondo negro.

Hay escaramuzas en las calles. Peleas pokémon entre la gente y los Rocket. Peleas pokémon entre gente y otra gente. Peleas a puñetazo limpio entre gente y otra gente. Etc.

Y también hay gente en las casas. A través de las ventanas, Astrid puede ver gente dentro, unos asustados, otros atrapados, algunos incluso, sorprendentemente tranquilos.

También hay gente ayudando a otra gente. Gente ayudando a pokémon o ayudados por ellos. Una bandada de pájaros en el horizonte. Pokémon. Gente.

-La ciudad parece haber sido tomada ya por esta gente del Team Rocket y parece que la policía esta tratando de evacuar a la gente de la ciudad y repartir comida. Incluso hay helicópteros llevándose gente. El Team Rocket ya está apostado en sitios de influencia, y hay peleas por doquier. Parece que la guardia le ha dado mas importancia a las personas que a los Rocket, pero no quita que estos no estén estorbando.

Suspiró conforme perdía altura y volvía de un brinco a estar con los pies en tierra, acariciando el lomo de Fearow.

-Estaba preparada para esta clase de caos. Deberíamos comenzar la limpieza inmediatamente mientras las cosas toman su curso.

Me esparaba algo así, aunque la verdad imaginaba que el Team Rocket armaria mucho mas escandalo, me sorprendia que mis antiguos compañeros no estuvieran ya destrozando media ciudad y cargandose los sistemas de evacuación para asegurarse rehenes, en fin que se podia esperar cuando quien los comandaba era idiota, mejor para nosotros.

- Entonces sera mejor que actuemos cuando antes y una cosa Astrid, si tienes oportunidad roba los Pokemon de mis ex compañeros, luego los liberaremos y una cosa mas - meti la mano en mi bolsillo y saque una pequeña bolsa que Astrid conoceria muy bien - Por si necesitas noquear a alguien ya sabes -

-Definitivamente no usaré eso -rechazó con gesto neutral- La torre de radio tiene una pancarta enorme con una R, el Centro Pokemon esta bloqueado también...aquí es donde tu entras en  juego. ¿Por donde empezar? Por lógica diría que el manda mas este debería estar en la torre de radio.

- A tu gusto - respondo cuando rechaza mi pequeño truco, se que lo conoce bien y por eso no quiere usarlo, pero alguna vez tendria que empezar a pensar que estamos en guerra y no en un juego de niños pequeños donde da igual lo que ocurra, aqui hay gente que no dudara en matar si tiene que hacerlo.

- Por logica el lider estara en la torre de radio si, pero creo que el centro Pokemon es el punto estrategico principal ese lugar contiene cientos de Pokemon enfermos ademas del teletransportador y todo el servicio medico, si tenemos eso les quitamos una gran ventaja, yo iria alli en primer lugar, pero claro igual si le cortamos la cabeza al Ekans todo termina, pero yo preferiria dar prioridad a los pokemon heridos -

-El Centro Pokemon será, además de que si nuestros pokemon se lastiman podrán ser tratados ahí. ¡En marcha! Gracias, Fearow. -devolvió al pájaro a su pokeball, por si las dudas.

-¡Graa! -contesta el pájaro antes de desaparecer, satisfecho de haber sido de utilidad.

-Sí, ir al Centro Pokémon es una buena idea -conviene Blake mientras se ponen en marcha- pero muy idiota tendría que ser Atlas para estar en la Torre Radio. Y me consta que no lo es tanto. En otra situación, la Torre Radio sería un objetivo principal, ya que controla las emisiones de radio y televisión de toda la región, pero en la situación en la que está la ciudad no es más que un montón de chatarra. Un montón de chatarra muy alto. Como es uno de los símbolos de la ciudad, imagino que nuestros coleguitas le habrán puesto la bandera fashion para reclamarlo como nuestro, eh, suyo, pero dudo que haya más que un grupo de vigilancia ahí.

El panorama a su alrededor es absurdo, como si el paisaje no pudiera decidirse sobre si quiere ser una metrópolis o una impenetrable selva. La marcha no es demasiado fácil: a ratos las calles están intactas y de repente se vuelven infranqueables porque un espeso grupo de troncos sale del suelo y hay que dar un rodeo. Se oyen voces aquí y allá y se cruzan con alguna gente, unos asomados a las ventanas de los edificios, que milagrosamente parecen estar todos en pie, aunque en diversos estados de deterioro, otros vagando asombrados o despistados... Incluso hay un grupo de niños cogiendo aranjas de un lozano árbol que ha crecido derribando una estatua, pero se escabullen en cuanto los ven llegar.

-¡¡Aaagh!! -El chillido de una voz masculina corta el aire. Viene de detrás de la siguiente esquina a la derecha, una avenida grande-. ¡¡Quítamelo!! ¡Quítamelos! ¡Quítame a tu puto bicho de encima, zorra!

Parece que más adelante hay un follón de mil pares de demonios.

-¡Houndours, Ascuas! ¡Todos, vamos, venga! -Esta es una voz de mujer.

-¡Nooo! ¡Ladyyy! -Es la voz de otra mujer, pero totalmente diferente a la anterior. Esta es más bien un quejido lloroso. -¡Lady, vuelve! ¡No le hagáis daño...!

Y algo más. Un crujido agudo, repetitivo, múltiple. Imposible de identificar sin ver la fuente.

Astrid caminaba a prisa, a ella no se le dificultaba demasiado el avance, aunque era bastante mas escarpado de lo que había experimentado hasta ahora podía ingeniársela. El odre de agua era un peso tranquilizante, una promesa límpida de que todo iría bien. La transición era caótica, no era una sorpresa, pero ahora mismo es cuando debía mostrar coraje. A diferencia de Shiert, ella si creía firmemente en lo dicho por Celebi. Y es que entre un humano (quitando que fuese uno de fiar dudoso) y un ser antiguo como el tiempo, su horizonte estaba despejado de dudas.

Estamos en Trigal, estamos en camino para poner nuestro grano de arena. Me pregunto, ¿cuantos nuevos amigos se presentarán contigo cuando sea el momento?

Astrid torció el gesto conforme la marcha avanzaba, al escuchar un grito. La región, y naturalmente la ciudad en si, le eran desconocidas siendo que había llegado ayer, así que no sabía cuanto faltaba para el Centro Pokemon.

-Iri

La dejó salir en sus brazos, sujetándola con cuidado como siempre. Había escuchado algo relacionado a fuego, y sabía que era el campo donde ella podía manejarse libremente. Aceleró la marcha a una carrera para llegar pronto a la esquina.

- Hoothoot sal - 

No era el mejor Pokemon para enfrentarse a situaciones donde hubiera fuego involucrado, pero en estos momento su capacidad para dormir y controlar la situación desde el aire me favorecia, ademas sin saber que estaba ocurriendo en aquel lugar no podia arriesgarme a mucho mas.

Astrid corre mientras Iri se hace sólida entre sus brazos. Sus inteligentes ojos ambarinos enseguida escrutan el terreno, curiosa.

El hoothoot de Shiert también hace su aparición, saludando a la concurrencia con un corto ulular molesto, pero apresurándose enseguida a seguirlos batiendo con ganas sus rechonchas alas para no quedarse atrás.

Astrid llega a la esquina seguida inmediatamente por Shiert y luego Blake, para dar a un amplio cruce de avenidas ahora presidido por un descomunal y majestuoso roble. Pero no es el roble lo que resulta más llamativo ni el que ha estado gritando.

En el claro asfaltado que queda bajo la sombra del roble hay dos mujeres y un hombre. El hombre y una de las mujeres llevan uniformes del Team Rocket, negros con una R roja. La otra mujer tendrá unos cuarenta años, lleva ropa muy común y parece al borde de las lágrimas.

-Ladyyyy, noo... -solloza entre las manos con las que se cubre la mitad inferior del rostro.

Pero es el hombre el que parece más histérico de los tres. En realidad es difícil decirlo, porque ninguna parte de su cara es visible, pero no es para menos porque una docena de ledybas lo están atacando. Tiene varios pegados en la cara y el torso, mientras que otros zumban a su alrededor, golpeándolo. Intenta arrancárselos, pero no tiene manos suficientes: en cuanto consigue deshacerse de uno, enseguida vuelven más. En los pocos intervalos en los que consigue apartárselos lo suficiente para respirar, puede verse que su rostro, sus manos y su ropa están cubiertos del líquido pegajoso que desprenden los ledyba y su piel está roja e irritada.

Sin embargo, el sonido continuo que Astrid y Shiert oyeran desde incluso antes de doblar la esquina no procede de esos ledybas. Procede del entrechocar de los élitros del enorme enjambre de esos mismos pokémon que llena el espacio entre el roble y las personas como una nube roja. Están suspendidos en el aire, amenazadores, batiendo sus alas frenéticamente, lo que produce ese continuo chasquido sordo y agudo.

La mujer del Team Rocket comanda a cuatro houndour para intentar mantener a los ledybas a raya, pero ni ella ni los pokémon de fuego saben realmente muy bien qué hacer, porque quieren ayudar a su compañero pero no quieren arriesgarse a herirlo. Son conscientes de que tratando de ayudarlo pueden empeorar su situación, así que por ahora los houndours están concentrando sus Ascuas en los bichos que se aproximan volando, para evitar que se acerquen más.

-No es la estación... Pero ya nada me sorprende -comenta Blake para sí misma desde detrás de Shiert y Astrid.

-No sé si sé lo que esta pasando... -comentó confundida. La escena le había aturdido bastante, y necesitaba un momento para asimilarla bien.

Y aquí estaba la guerra que yo había predicho, Pokemon defendiendo el amado bosque creado por celebi y mis antiguos compañeros del Team Rocket sufriendo las consecuencias, esto había sido cosa de Astrid y mía, habíamos llamado a todos los Pokemon y personas que pudieran escucharnos para venir a una guerra en esta ciudad y ahora podiamos ver el resultado, pequeños Pokemon como los Ledyba atacando sin miramiento y buscando la muerte de un ser humano, esperaba que ver esto fuera suficiente para que Astrid se diera cuenta de que yo tenia razón.

Sin esperar mas saque el saco de polvo somnífero que tenia guardado en el bolsillo y se lo lance al hombre, no es que quisiera ayudarle exactamente, pero prefería que se rindiese sin necesidad de morir, ya abría demasiadas muertes sin que yo tuviese que ayudar en ellas.

- Ledyba venimos ayudaros en nombre de quien ya sabéis, por favor dejarnos esta situación a nosotros, habéis luchado de una forma encomiable y sin duda habéis protegido esta ciudad y el destino del mundo, pero dejar que nos encarguemos nosotros ahora ya habéis hecho suficiente por ahora -

-¡Aarghh...! -El Rocket sigue intentando arrancarse los ledyba de la cara para al menos poder respitar. En cuanto puede abrirse un pequeño hueco toma una gran bocanada de aire, con lo que inspira una enorme cantidad del somnífero que le ha tirado Shiert. En menos de un segundo cae al suelo, profundamente dormido, y con él casi todos ledybas que tenía encima, excepto un par en las piernas, que siguen despiertos encima de él.

-¡Viktor! -grita la soldado Rocket al ver caer a su compañero.

La otra mujer, no obstante, en el momento en que Shiert lanza el somnífero reacciona abruptamente y se lanza hacia él, intentando derribarlo.

-¡Noo!

Los ledybas del enjambre, por su parte, no comprenden o no quieren comprender. Parece que se van a lanzar al ataque contra el hombre caído o contra Shiert, pero la soldado Rocket que queda en pie, que estaba a punto de echar a correr hacia su compañero en un impulso, reacciona y azuza a los houndour para que los mantengan a raya. 

-¡Ascuas! ¡Vamos, vamos!

Uno grupo de ledybas se separa, tratando de atacar por otro flanco, fuera del alcance de los houndour, pero les llevará unos segundos reagruparse.

-¡¿Qué le has hecho a Viktor, cabrón?! -grita la mujer del Team Rocket, volviendo la cabeza hacia ellos. -¿Es que no sabéis con quién os estáis metiendo? ¡Esta ciudad está bajo el control del Team Rocket ahora!

-No te sulfures, muchacha. ¿No ves que solo es somnífero? -contesta Blake con su indolencia habitual.

-Yo se que grupo de Ledybas se esta metiendo con ciertos individuos del Team Rocket, llevate a tu compañero y marchate pronto -señaló con seriedad, y luego miró a Shiert.

-Hablarles y luego lanzarles somníferos no va a traerte mas que su ira. Aún te falta entendimiento de como tratar a un pokemon propiamente, pero entiendo que recién estas comenzando a...tratar de ser algo mas. -no supo que palabra emplear, así que la dejó en neutralidad.

Suspiró sacudiendo la cabeza, por un momento había asociado el espectáculo a algo relacionado al periodo de celo que era lógico estuvieran pasando o por pasar debido a la estación.

-Debemos continuar avanzando -instó, dandole tiempo prudencial de fuga a los Rocket.

Esquive a la mujer que se lanzo corriendo sobre mi, no fue muy complicado esquivarla, pero como no queria hacerle daño ni nada imaginaba que uno de sus ledyba estaria en el grupo que yo habia dormido o algo del estilo pero no podia arriesgarme mucho mas en intentar averiguar cosas, ahora mismo teniamos prisa.

- Y quien te crees que soy yo estupida - Le digo a la agente Rocket - Soy shiert del equipo de elite del Team Rocket, te estoy ordenando que te repliegues ahora mismo y por tu bien mas te vale que sigas las ordenes -

Seguramente la chica no sabria quien era y para no varias yo no llevaba el uniforme del equipo, como normalmente siempre hacia misiones de infiltración o robo nunca me lo ponia, solo podia esperar que hubiera escuchado mi nombre o me recordara de la reunión en la base rocket cuando discutí con nuestro jefe.

Por otra parte Astrid tenia razón en eso, si les lanzaba algo mientras les hablaba la cosa no tenia mucho sentido, tendria que tener cuidado la proxima vez.

-Doctora Blake, división científica -apostilla Blake, sumándose a las palabras de Shiert para darles más peso.

-Eh... Ah... -La respuesta parece haber pillado por sorpresa a la soldado Rocket, que por un momento se queda sin palabras. No parece reconocerlo, pero probablemente por la seguridad de sus palabras intuye que son verdad. Tras unos segundos, cuando las palabras de Astrid calan en ella, se acerca a su compañero y empieza a intentar despertarlo, zarandeándolo y llamándolo por su nombre. El hombre, en principio, no reacciona. -El... ledyba de esa mujer estaba peleando contra nosotros -explica, mientras sigue intentándolo- y, de- de repente aparecieron todos esos ledybas y... Ah... ¡Cuidado!

Uno de los ledybas del grupo que se había separado fuera del alcance de los houndour, el que parece más "echado para adelante", se lanza contra Shiert. El resto aún parecen indecisos sobre si atacar... o a quién.

Los houndour siguen conteniendo al grueso del enjambre como buenamente pueden. De hecho, algunos ledybas caen a tierra chamuscados. Pero siempre parece haber más.

La otra mujer, tras ser esquivada por Shiert, sigue llamando a su pokémon, intentando distinguirlo entre la marea del enjambre.

Para Astrid, Shiert y Blake no es difícil volver por donde han venido o dar un rodeo por algunas de las calles que no están bloqueadas por un árbol gigante y un enjambre de bichos. El soldado Rocket caído no lo tiene tan fácil, y su compañera no parece dispuesta a dejarlo tirado. Es joven; probablemente lleve menos de tres años en el Team Rocket. Qué harán los ledyba -si los seguirán a ellos tres, si seguirán atacando, si se retirarán o qué- es un misterio.