Partida Rol por web

Me puse en guardia cuando una presencia apareció a mi lado. Aunque cambie rápidamente al darme cuenta de que era Aba, saltando para abrazarla y darle enormes lametones, contento de que se uniera al juego de perseguir al pokémon huevo. – ¡Aba!-Enroscado aun alrededor suyo, abrí mucho los ojos, y me detuve.- Silencio.- Dije en voz baja, tapándole la boca y acercándome mucho a su cara. Aunque obviamente soy yo el que más ruido hace. En ese momento se me ocurre que cuantos más mejor y sonrió mirando a Aba.- ¿Puedes llamar a Sweet para que venga también?- Le pido poniéndole ojitos, y apretando ligeramente el abrazo que mantengo sobre ella.

Observé la escena desde elpalco de honor que era la cabeza de Mark. Las pullas, la patada, el grito, las risas,, más pullas... Era como ver un espectáculo, excepto porque era real. Tanta violencia... Tal vez por eso a los humanos les gustaba entrenar pokemon para la lucha, para desahogarse sin tener que pegarse unos a otros. Tal vez.

Pero de repente la escena cambió.Ahora el show parecía una pelùicula de miedo, y cuándo Mark se inclinó para saludar a esa mujer tan horrible no pude evitar gritar y desaparecerme sin mucho tino, cayendo de culo al suelo un metro detrás de Mark.

- Es un monstruo. - susurré en la mente de Mark telepáticamente - No te acerques tanto...

Esa mujer parecía un Jinx...Pero aun más fea. Cuánto horror en una sola criatura.

-H-H-Hola.- Cuando aquella mujer-cosa guiño un ojo sentí un horrible escalofrió subiendo por mi espalda. Esto estaba a un nivel diferente que cualquier técnica de un pokemon tipo fantasma, era mi tipo favorito y yo no tenia ningún problema con ellos, pero esta mujer me hizo sentir miedo de verdad. -Gin Sentoki.- Dije mientras mi cerebro intentaba procesar la sola idea de que esta mujer y la enfermera Joy eran parientes, cosa que parecía imposible. ¿O es que los mejores genes se saltaron varias generaciones para aparecer todos en ella, y este era el resultado de la mala suerte genética de la mujer? De repente Aba se teletransporto fuera de mi cabeza, y fue con charmander. ¿Que estaban planeando? Charmander era un pokemon curioso, como si fuera un niño, y los niños curiosos tienen la tendencia a meterse en problemas. Quizá podía contar con Aba para que controle sus instintos y no cause un alboroto por el que tengamos que pedir disculpas luego.

-Aba, tu eres la mas inteligente, intenta que charmander no cause líos y se meta en problemas. Por favor.- Hable a su mente para no interrumpir a nadie. Sasori seguía con un gran dolor y aun nadie le había dado el hielo, mientras que el doctor saludaba a aquella mujer dándole un beso en la garra...digo mano. Bueno, estaba mal juzgar a las personas por su apariencia. Parecía ser una buena persona después de todo -Espero que nuestra presencia no les cause muchos problemas.- Dedique una reverencia a modo de respeto y disculpa.

-Me imagino que mi sobrina ya me habrá presentado, soy Carmen Joy -saluda a todos uno por uno y parece especialmente complacida por Mark, a pesar de que al oír su apellido lo mira de otra forma, con cautela. En cualquier caso, parece encantada por tener visita.- ¿Doctora? Uy, calla adulador, más me gustaría. -luego se gira hacía Gin- ¡Oh, nada de molestias! Los amigos de mi sobrina son mis amigos, es un placer teneros aquí. Cielo, ponlos cómodos mientras yo me ocupo de cuidar a este buen mozo...ven, ven, te pondré algo de hielo. 

Como antes hiciera Sneasel, la estrafalaria mujer ayuda a Sasori a caminar y lo mete en una de las salas aledañas. Se nota que tiene  fuerza, pues apenas parece costarle trabajo. Aunque es un poco raro, antes de desaparecer habríais jurado que su mano estaba un poco más cerca del culo que de la cadera de Sasori...

-¿Verdad que es un encanto? Venid por aquí -os conduce por un pasillo lateral -Tenemos nuestra casa anexa al hospital, por si hay cualquier emergencia. El trabajo de un centro pokémon nunca se acaba, pero es lo que nos toca por ser parte de la familia Joy -explica sin el mínimo atisbo de queja, se nota que disfruta mucho de su trabajo.

Así os conduce hasta su casa. Cualquiera habría pensado que dada la fama y el dinero de los Joy tendrían una casa bastante moderna, hecha de hormigón con formas rectangulares y muchos cristales, la ultima moda de los ricos. Sorprende ver que, sin ser anticuada, la casa comparte estilo rustico que la hace inmensamente acogedora.

-Estos son los cuartos de invitados. -os señala tres habitaciones parejas- Es otra de las cosas de ser una Joy, de vez en cuando vienen visitas de cortesía y hay que alojarlas, ya sabéis, gente importante. -pone los ojos en blanco y se ríe- Espero que todo os guste. 

Se dispone a abrir la primera de ellas, pero coloca mal un pie y resbala sobre el suelo encerado cayendo en los brazos de Mark para suerte suya. Este movimiento hace que la pokeball que llevaba guardada también salga volando, rebote entre las dos paredes y se detenga enfrente de vosotros para finalmente abrirse.

Chansey va dando pasitos de un lado a otro, moviéndose de forma graciosa mientras empuja el carrito y canturrea una cancioncilla. Al oír ruidos se gira, pero esta vez no consigue veros. Nuevamente se pone en camino y de cuando en cuando va lanzando miradas hacia atrás. Llegado a un momento, realmente parece que Chansey sabe que la siguen, pero parece divertirle el juego, pues empieza a correr más rápido y a mirar a intervalos irregulares, intentando pillarte.

Acechando observo los divertidos andares del pokémon huevo. Me cuesta no reírme, y trato de contenerme, pero no puedo dejar escapar algún sonido que parece delatarnos, pues comienza a desviar la mirada… o ¿Habrá sido cuando apareció Aba? De cualquier manera me estoy divirtiendo, y la pokémon nos sigue el juego, porque acelera el paso y trata de pillarnos con miradas furtivas.

-Divertido.- Le digo a Aba, agazapado junto a ella en un borde del pasillo.- ¿Cómo podríamos adelantarnos?- Los ojos me centellean por la emoción. Me asomo un momento para mirar el mirar.- ¿Le quitamos algo del carrito? Sera como jugar a “Robale a Charizard”.- Era un juego que se jugaba en el nido, cuando algún charizard perezoso se quedaba en los nidos inferiores. Simplemente consistía en quitarle alguna cosa y correr para que no te cogiera. Normalmente siempre se salía escaldado.

Sneasel se detiene ante la presencia de quien después se presentaría como Carmen Joy, la primera impresión fue de sorpresa, no esperaba ver tanta diferencia entre parientes y por un momento se quedo observándola. Cuando quiso recordar ella ya tenia a sasori en sus manos y lo llevaba para tratarlo. No le gusta la idea de separarse de su entrenador pero, parece que esta en buenas manos.

Acompaña al resto hacia las casas parece que aquí podre descansar un poco pensaba observando el lugar. Cuando la pokebola cae al suelo instintivamente sneasel se pone en guardia esperando ver que sucede.

Mark agarra con un brazo a la enfermera lo que hace que al apoyarse la pierna le de un calambrazo que le recorre desde el tobillo hasta la coronilla.

- Cuidado... -le dice suavemente con un atisbo de sonrisa, aunque evidentemente dolido- Srta. Joy solo hay tres...

Acierta a decir antes de ver por el rabillo del ojo que la pokeball habia caido y como de ella surge el Growlithe antes mentado. Nuevamente una punzada de pena y furia le golpea en el pecho aunque trata de no mostrarlo.

Cautela. Retrocedo un par de pasos, alerta. Miro a los presentes. Los hay humanos, los hay Pokémon. Los hombres no llevan armas, o por lo menos, no lo parece. No hay nada extraño, excepto una mujer, a la que conviene, probablemente, evitar. Así lo hago, emitiendo un leve gruñido. Olisqueo. Huele a perfume. Más bien, a una mezcla de perfumes y olores, cosa que me desconcierta un poco. "¿Dónde estoy?", pienso, antes de caer en la cuenta y reconocer el lugar como una de las casas de los humanos. Las conozco, aunque me he mantenido alejado de ellas porque, como decía mi madre, "De humanos los hay buenos y malos, y no te pienses que con los Pokémon sucede algo muy diferente". 

Adivino, sin la necesidad de abrir los ojos, además (aunque ya los tenía abiertos), qué Pokémon y cuántos humanos hay. No es muy difícil, no hay muchos. Uno, dos, tres, cuatro humanos. Dos hembras, una con el pelo raro. Dos machos, uno con una pierna defectuosa que parece abrazado a la pelirrosa, y un chico que tendrá una veintena de años, de aspecto algo extraño. Los Pokémon me llaman mucho más la atención. Un Ralts hembra, que no parece separarse mucho del hombre con una pierna y pico; y un Sneasel macho, con la mirada de "Por qué demonios estoy aquí" impresa en su cara de rata. 

He estado demasiado tiempo en la Pokéball. Mis reflejos, aún, no están del todo bien. No obstante, reconozco que el tiempo que he estado en el interior de esa bola no ha sido una de mis mejores épocas (y mucho menos ha sido una época entretenida) por lo que lo mejor que puedo hacer es destruirla. Así lo hago, lanzando un fuerte mordisco a la Pokéball. El material, doblado ante mis poderosos colmillos, sabe raro. Pero no me importa. Vuelvo a ser libre. -Odio esas bolas -gruño. Miro a los humanos-. Tengo hambre. ¿Quiénes sois? -pregunto. El hecho de que tenga hambre no hace que sea menos curioso, claro. Me desperezo, aullando y estirando mi cuerpo un poco, y me acerco algo a los humanos. No parecen peligrosos.

Char parecía no tener muchas ganas de volver con Kate. ¿Se habrá olvidado de ella por completo? Yo no podía olvidarme de Hannah. Habiéndome erigido, casi de forma obligada por Gin, en la madre de aquél Pokémon, la verdad era que no tenía ninguna intención de meterme en líos. El pequeño Charmander tenía muchas ideas, pero no todas de ellas eran buenas o beneficiosas a largo plazo. Así se lo hice saber. -Char, no es buena idea, pero tengo otra que no puede hacer nada malo. ¿Asustamos a Chansey? -pregunté, en voz muy baja, al Pokémon. Inmediatamente me di cuenta de que no me costaba hablar con él y, aunque mi voz me sonara rara incluso a mí, poco a poco me iba acostumbrando a ello. Tenía miedo de que los humanos me oyeran decir algo más de lo estrictamente necesario-. Mi idea es teletransportarte a ti y a mí al carrito cuando Chansey esté despistada, y entonces que tú la asustes. Pero no vamos a hacerle daño a nadie, y no vamos a jugar a robar. Está mal, ¿vale? -y acerqué mi mano para acariciar la frente y la cabeza de aquél bichillo. Si iba a robar algo, iba a meterme en líos a mí, y no estaba dispuesta a pasar por ello. Aquello lo tenía muy claro.

Asentí, excitado ante la idea de Aba de asustar al pokémon huevo, Chansey. Contengo la risa y froto la cabeza con la mano su mano cuando me la acaricia.- Si, si, si. Hagámoslo.- Doy pequeños saltitos en el lugar dando palmas. Aunque no entiendo que es lo que está mal de coger algo, pero por el tono y lo que dice debe estarlo.

Me abrazo a Aba, sin saber muy bien que esperar del teletransportante. Imagino que es como ir muy rápido. Como volar. Sera divertido. Deber serlo. Comienzo a imaginar la cara de Chansey cuando salgamos del carrito. Podría usar Pantallahumo para hacer dar más efecto… nah mejor si nos persigue. Ojala nos persiga. Así será más divertido.

Seguí al grupo cuando vi al monstruo desaparecer: no iba a acercarme a eso NUNCA.

Entonces me di cuenta de que en algun momento Aba y Charmander habían desaparecido. Vale que la monstruo y los dolores de SAsori me habían entretenido ¿Pero no me invitaban? Eso lo iba a recordar.

No llegué a fijarme mucho en las habitaciones que nos ofrecían, pues tampoco me interesaba mucho, pero sobretodo fue porque aquella pokéball cayó y se abrió dejando salir un Growlithe. Miré a Mark y el pokémon de manera intermitente, intentando adivinar qué iba a pasar sin demasiado resultado. Tras unos segundos de silencio en los que el Growlithe aprovechó para observarnos, él mismo cortó el silencio.

- ¿Quieres caramelos? - le pregunté sin pensar, haciendo que mi voz resonase telepáticamente en su cabeza.

Justo cuando la Chansey se gira de nuevo, esta vez segura de que iba a pillaros, os teleportáis encima del carrito. Ella se queda mirando unos instantes, extrañada al no entender donde os habéis metido hasta que se gira y al veros su sorpresa la hace pegar un bote increíble y luego sale rodando hacia atrás para estrellarse con una pared, algo mareada.

Apenas me doy cuenta de lo que ha ocurrido, pero de pronto tengo el rostro sorprendido de Chansey -¡Chaaarr!- Exclamo tratando de asustarla. La pokémon da un pequeño bote y trastabilla hacia atrás. -La asustamos. La asustamos.- Celebro, tomando a Aba entre los brazos. El efecto resulta cómico y me río, pero en seguida me acerco para ver que está bien, y hacerle carantoñas.

Me subo sobre ella, es blandita y tiene un huevo en el estómago. La olisqueo un momento, hasta que recuerdo que Kate dijo que aquello estaba mal. No sé porque hacer eso con las hembras está mal Tengo que volver a preguntarle. Me acerco hasta su rostro y pegando la cara al cuerpo sin bajarme, le pregunto. -¿Estas bien?

Y de la nada aparece otro Pokemon que puede hablar. Últimamente son muchos los que nos encontramos -¿Sera que en realidad todos los Pokemon pueden hablar como nosotros? En fin, parece que a este chico no le gustaba estar encerrado.- El growlithe parecía actual cauteloso ante nuestras presencias, pero no tuvo reparo en destruir su pokeball apenas salio de esta. -Supongo que a ninguno le gusta estar encerrado, ¿Cuanto tiempo hace desde que no sale? Quiza lo mejor sea dejarlo afuera para que se estire y juegue con nuestros Pokemon en vez de encerrarlo en otra.- Ciertamente me dio algo de pena ver como un Pokemon destruía una Pokeball. ¿Acaso en realidad ellos las consideraban prisiones donde los mantenían encerrados? Ese pensamiento junto con la cantidad de pokemon que estarían encerrados en sus pokeball desde hace tiempo me dejaba con un mal sabor de boca.

No podía hacer mas que, jamas volver a encerrar a uno mio dentro de ellas.

Asiento a las palabras de Gin. Es atento con sus Pokémon. Y un Growlite sería un buen compañero para Charmander por aquello de que no van a poder quemarse mucho el uno al otro y porque, bueno, es macho, así que no deberían tener ideas raras...y si las tienen ya si que me doy oficialmente por incapaz de lidiar con ello.

- Mira, criatura, ése es de tu tribu - le digo sonriendo -. De fuego, como tú

No está, ¿Dónde...? Cierto, se han largado. Genial, ahora parecerá que desatiendo a mi Pokémon y que tengo la cabeza en otro lado. Rápido, distrae la atención.

- ¿Ha habido últimamente problemas en los alrededores?

No pude evitar una sonrisa de satisfacción cuando me aparecí justo enfrente y nuestro plan salió a la perfección. No obstante, ésta se esfumó cuando la Chansey cayó para atrás y se golpeó con la pared. No era nuestra intención causar problemas, y aunque no parecía nada grave, no quería meterme en líos. Charmander me abrazó, ya que nuestro plan había salido bien, y una vez más tuve la necesidad de eliminar ese contacto físico por las malas pero me contuve. Era demasiado efusivo y mimoso para mí. Tendría que empezar a aprovechar el planeo para impedir que pudiera abrazarme tanto. Me aproximé a la Pokémon, y sin establecer ningún tipo de contacto con su piel le dejé un mensaje en el interior de su cabeza. -¿Estás bien? Char y yo no queríamos hacerte daño-

Me pongo en guardia. Una voz invade mi cabeza. La sensación, si bien no es desagradable, no me parece cómoda, y sacudo mi cabeza en desaprobación ante el gesto. Bajo mis orejas, y mi cabeza también, preparado para un posible ataque que no llega. -No me gustan los caramelos -tercio, negando la oferta de la Ralts. Quiero comida de verdad, y no un sucedáneo de los mismos. Golpeo el suelo con una pata y sacudo mi cola un poco. Qué bien se está en el exterior una vez más, aunque no esté en el exterior propiamente dicho. Ya no hay motivos para estar alerta. Si hubieran sido hostiles, me habrían atacado ya. De los humanos, la que más bien huele es la rubia. Me acerco a ella. Me empapo de su aroma. Me quedo quieto ante ella.