Partida Rol por web

Kifel forcejeaba con las riendas de los caballos cuando un flecha se clavó en su muslo.

—¡Joder!—exclamó, entonces vio como Balaka se lanzaba contra Iskal—¡Mierda!

El guardia suspendido quería luchar, pero tampoco podía soltar las riendas de los caballos a riesgo de que estos se desbocaran llevándose a Clea y a Daha por el camino.

—¡Clea!—gritó llamando a la asistente del ministro—¡Necesito que te encargues del carro para sacarlo de aquí! ¡Si hace falta saltas! ¡Daha tú bájate del carro y ayuda a Nekaua!

La humana de cabellos rubios salió de su "escondite" y tomó las riendas que Kifel le ofrecía. No parecía que fuera a ser útil en la batalla pero tampoco un estorbo. Una vez librado de esa responsabilidad, el pelirrojo saltó del carro para ir en ayuda del félido.

Kifel utiliza una acción de movimiento en pasarle las riendas a Clea y dar órdenes. Luego utiliza su acción estándar como una de movimiento para colocarse en N12

Comentarios: Sacara lo que sacase en el dado Clea iba a tener más iniciativa que los orcos, de ahí que actúe sin tirar iniciativa. Si no ocurre nada raro en el próximo turno saldrá pitando después de Kifel.

Los orcos tenían a Nekaua en buena disposición para atacarla, así que sin complicarse la vida, los tres se lanzaron contra la goliath descargando potentes golpes. Por suerte, el enorme escudo que la goliath usaba para atacar, también le servía para defenderse, por lo que pudo bloquear si dificutad todos los ataques recibidos.

Los tres orcos fallan en sus ataques contra Nekaua.

Mapa del combate

Iniciativa

Iskal
Goliath
Daha
Nekaua
Corianne
Petrick
Trasgos
Balaka
Kifel
Clea
Orcos

Comentarios: Recordad el Bendición de Daha.

¡Es el turno de Iskal!

Iskal rugió dolorido por aquel golpe y brincó agilmente hacia atrás para apartarse del rango del cuerpo a cuerpo.

—Eso significa que ya puedo dispararle, ¿verdad?—masculló mirando en dirección a Nekaua.

Él tampoco había entendido media palabra de lo que habían dicho, pero por el tono y las expresiones estaba claro que no se trataba precisamente de un cordial intercambio de cortesías para invitarse mutuamente a un té de hierbas.

Iba a devolver el ataque pero al mirar a la goliath vio que estaban un poco asediados por allí y que todavía quedaban trasgos en la retaguardia así que decidió echarle una mano (o una flecha) Aparte, Kifel se encontraba ahora por medio y no quería arriesgarse a hacerle daño. Tan solo confiaba en que pudiera mantener a aquella energúmena de piel gris donde estaba.

Se giró mirando hacia el terraplén y disparó a uno de los atacantes que se habían quedado detrás.

Piruetas: 22

Iskal se mueve a L15 con piruetas para no provocar AdO y dispara al bicho rojo de L2 (Ataque 18, daño 5)

Nota: Se me coló el hostigar, ignóralo Kernel, que a esa distancia no se aplica. Y como soy así de guay también se me olvidó la bendición de Daha, contándola mi ataque es 18.

La flecha de Iskal voló por los aires clavándose en el torso del trasgo. La pequeña criatura hizo un gesto de dolor y soltó un bufido, pero aun seguía en disposición de presentar guerra.

El goliath se debatió unos instantes entre atacar a la mujer que acababa de acuchillarle por detrás o golpear al hombre que tenía a sus pies. Y finalmente se decidió por la opción más fácil. Alzando el martillo asestó un golpe vertical contra Petrick que impactó al mago en la pierna. Tuvo suerte de que no fuera un golpe tan fuerte, si no le habría podido fracturar la pierna.

Tras golpear, el bruto se movió levemente pegándose al carromato.

El goliath golpea a Petrick y le hace 4 puntos de daño. A continuación se mueve a I12.

Iniciativa

Daha
Nekaua
Corianne
Petrick
Trasgos
Balaka
Kifel
Clea
Orcos
Iskal
Goliath

Comentarios: Recordad el Bendición de Daha. Recordadla. Si no os importa, actualizaré el mapa del combate al final del turno.

¡Es el turno de Daha, Nekaua,  Corianne y Petrick!

Prácticamente rodeada como estaba, acabar con los asaltantes con rapidez primaba sobre cualquier otra consideración. Bajó la guardia, dio un paso atrás y estampó el escudo contra el cuerpo del orco que trataba de ganar su flanco.

Tirad las armas y corred de vuelta a Ark Durandor, advirtió a orcos y trasgos con un gruñido amenazador. Los orcos probablemente lucharían hasta caer, pero confiaba en que los trasgos salieran despavoridos en cuanto sintieran el aliento de la muerte en la frente. Prefería que no la obligaran a matarlos.

Podía escuchar a Balaka y al goliath desconocido a su espalda. Su hermana no había ido a por ella, como esperaba. Tuvo que contenerse para no saltar sobre el carro y lanzarse sobre ella. Para evitar que matara a alguno de sus compañeros, para salvarla de ellos si era necesario. Pero no podía dejar expuestas a Clea y la sacerdotisa de Alcor. Su destino, por el momento, estaba fuera de sus manos.

A. Estándar: Ataque a J8. Ataque 15, daño 12.
A. Gratuita: Paso de 5 pies a J9.

Daha agarró con firmeza su maza y saltó del carromato como Kifel había ordenado. Clea pondría fuera de peligro el carruaje con las monturas y las provisiones. Daha esperaba que sus enemigos no la persiguieran, era evidente que no sabía ni podría pelear por su vida si la alcanzaban. La semielfa descargó un duro golpe contra uno de los pieles verdes que tenía frente a ella. El fallo estrepitoso no era algo inesperado, pues era novata en el campo de la lucha. Había recibido instrucción marcial, pero el combate real era algo muy diferente. Lo cierto es que sentía temor por lo que podía depararle el destino. Un miedo sólo atenuado por la adrenalina que recorría sus venas imbadiendola de una sensación de frenesí nunca antes experimentada. Por eso y por la férrea creencia en que Alcor velaría por ella.

-¡Ayúdame en este día, mi buen dios Alcor! - gritó mientras miraba con cierto temor a los dantescos seres que la rodeaban.

Nuevo a J9 como acción gratuita 5'. Desenvaino, ataco y fallo.

La rueda del carro pasa a escasos centímetros de mi cabeza y respiro aliviado al constatar que no me ha pasado por encima. Si fuera un hombre piadoso, se lo agradecería a los dioses pero me consta que ellos se divierten a costa mía de modo que no tengo demasiado que agradecerles.

A quien sí le estoy agradecido a es Corianne, que salta ágilmente de la carreta en marcha para acudir en mi auxilio.

«Adoro a esta chica —pienso, mientras la observo combatir heroicamente contra mi agresor—. Si no estuviera casado ya...»

Por desgracia, el gigantón es más tonto que una piedra y en lugar de defenderse de la intrépida espadachina decide atacar una vez más al inofensivo mago. Se me saltan las lágrimas cuando su martillo me destroza la pierna pero aprieto los dientes y me obligo a recitar las palabras de mi próximo sortilegio pare devolverle el favor.

Corianne fue detrás del goliath y envió una nueva estocada que, de pura precipitación, rebotó contra la armadura del goliath. Frustrada por no ser capaz de acabar el combate con rapidez, consciente de que tenía las de perder si el combate se alargaba, envió una nueva estocada a la remanguillé, tan mal tirada que estuvo a punto de perder la espada. Lanzó un gruñido de pura frustración.

Movimiento: en zig zag hacia arriba evitando ado y colocándome en h12
Estándar: ataque, fallo
Estándar extra usando puntos de héroe: ataque, fallo

La suerte no parecía estar del lado de los aventureros en esos momentos. Sólo Nekaua había sido capaz de dar un potente golpe a uno de los orcos. Daha no había acertado su golpe. La primera estocada de Corianne pinchó en el cuero tachonado. Apremiada, la pirata quiso lanzar una segunda estocada, pero con las prisas lo que estuvo es apunto de perder la espada. Y finalmente Petrick, pese a que sólo necesitaba tocar al goliath tampoco acertó. Desde el suelo y con el frenesí del combate tocar al gigantón no era nada fácil y su contacto electrizante acabo tomando tierra de forma literal.

Los trasgos tiradores, después de ver el disparo de Iskal, cambiaron de objetivo para disparar al félido. Dos flechas volaron en el aire, una salió completamente desviada, pero la otra fue directa hasta el félido perforando el peto hasta llegar a la carne.

El otro de los trasgos, enfrascado junto a los orcos combatiendo con Nekaua y Daha, atacó a la goliath. Si es que se podía llamar ataque a golpear el escudo de la bárbara como quien tocaría un gong.

Los trasgos a distancia atacan a Iskal. No había contado que tienen un +1 por atacar desde una posición elevada. Uno falla y el otro acierta infliendo 4 puntos de daño.

El trasgo cuerpo a cuerpo ataca a Nekaua y falla.

Cuando Iskal se alejó, Balaka siguió al félido con la mirada, pareciendo por un momento que iba a seguirlo hasta acabar con él. Pero la goliath demostró tener algo de cerebro dentro de su furioso estado. Kifel estaba ante ella e iba a ser contra él contra el que iba a batirse el cobre. Empuñando sus armas con fuerza, Balaka atacó primero con el hacha y después con la daga. El pelirrojo fue capaz de bloquear con su mandoble el primer ataque, pero no pudo evitar que el enorme cuchillo se hundiera en su  armadura de placas y mallas.

—¡Malkoth!—gritó mientras atacaba.

Balaka hace un ataque completo a Kifel. Falla el primer ataque y acierta el segundo. Le provoca 5 puntos de daño. Kifel lleva acumulados 9 puntos de daño.

Kifel hizo una mueca de dolor y silenció un grito de dolor cuando sintió el cuchillo, pero no se milanó. El pelirrojo agarró su mandoble con todas sus fuerzas y le propino un tajo diagonal ascendente. El corte que le provocó a Balaka fue tal que el guerrero acabó salpicado de sangre.

Sin duda la goliath era la que hasta el momento se había llevado la peor parte del combate y pese a presentar tan mal aspecto, en su mirada se mantenía la misma determinación furiosa. Mataría o moriría matando.

Kifel ataca a Balaka, acierta y le inflinge 10 puntos de daños.

Si pasáis el ratón sobre Balaka y pulsáis tabulador veréis que pone que está "Al borde de la muerte".

Clea con las riendas en las manos intentó controlar los caballos de la misma forma que había hecho Kifel, pero sin mucho éxito. Las bestias salieron al galope tirando del carro sin mucho control, alejándose del combate lo más rápido posible. La mujer no gritó pero el miedo se dibujó en su rostro al ver como el carro avanzaba sin control.

Clea, el carro y las monturas salen del combate.

Los orcos se prepararon para dar cuenta de Daha y Nekaua. Uno de ellos, aprovechó la huida del carro para rodear a la goliath y tener una posición ventajosa en el ataque. Sin embargo las defensas de la hermana y la bárbara eran suficientes para bloquear y desviar todos los ataques recibidos.

Orco amarillo se mueve a K10. Orco amarillo y verde atacan a Nekaua fallando estrepitosamente.

Orco rojo ataca a Daha y también falla.

Mapa del combate

Iniciativa

Iskal
Goliath
Daha
Nekaua
Corianne
Petrick
Trasgos
Balaka
Kifel
Clea
Orcos

Comentarios: 
- Recordad la bendición de Daha, yo también lo haré.
- Iskal, si quieres acercarte buscando hostigar, las cuatro casillas del terraplén cuentan como 10 pies, no como 20.
- ¡Vamos muchacho este es vuestro turno!

¡Es el turno de Iskal!

Iskal no veía bien a los trasgos desde allí abajo pero tenía que intentarlo; no podía dejar que acribillaran a los demás. Partió la flecha que se le había clavado con un gruñido, trató de ingnorar el dolor y envió la suya propia de vuelta. Luego cambió de posición.

Iskal dispara al mismo bicho de antes (Ataque 14, daño 1) y se mueve a F15.

No sé yo si le voy a dar gracias al amor de los dados de Umbría en ambas tiradas. Pero con esa santa mierda de daño como que no es que se vaya a notar mucho xD

_{Ahora pa que le de y le quede 1 PG lol}

La flecha de Iskal pasó rozando por el brazo derecho del trasgo. Si no hubiera sido por el aullido de dolor de la criatura podría haber pensado que había fallado. Pero no había sido así, aunque de refilón había sido capaz de alcanzarle.

El goliath sonrió confiado al ver los fallidos ataques de Corianne y Petrick. Pese a la desventaja numérica el asaltante pareció sentirse ganador. Una vez más el gigantón volvió a alzar su martillo para descargarlo contra el mago que era de los que se estaba llevando la peor parte. Esta vez le dio un contundente golpe en el hombro, aunque a Petrick no le quedó ninguna duda de que podía haber sido mucho más fuerte. Tenían que acabar contra él cuanto antes.

Goliath ataca Petrick, acierta y le inflige 4 puntos de daño. Petrick lleva un acumulado de 14 puntos de daño.

Iniciativa

Daha
Nekaua
Corianne
Petrick
Trasgos
Balaka
Kifel
Clea
Orcos
Iskal
Goliath

Comentarios:
- Petrick, no tienes que tirar concentración por el daño causado por el goliath. Lo que si tienes que hacer por estar cuerpo a cuerpo es, Tirada de concentración para conjurar a la defensiva (CD15 + nivel de conjuro), si fallas tienes un AdO y si te hace daño entonces tendrás que tirar concentración para no perder el sortilegio en base a ese daño. Recuerda también que tienes un -4 por atacar tumbado.
- ¡Va chicos! ¡Este es vuestro turno! ¡Empezad a liquidar monstruitos!

¡Es el turno de Daha, Nekaua,  Corianne y Petrick!

—¿Por qué no te mueres? —gritó exasperada Corianne.

Tenía que salvar a Petrick como fuera. El mago estaba en el suelo, en un charco de sangre. No podía aguantar mucho más castigo. Y el maldito goliath no se había dignado a plantarle cara en combate. Normalmente lo hubiera preferido así. Pero normalmente peleaba con su tripulación, más diestros en combate que ella. Petrick era harina de otro costal. Sólo esperaba que sus habilidades amatorias fueran mejores que su habilidad en combate.

Corianne saltó en el aire y aprovechó el impulso para clavarle la espada corta al goliath en la espalda hasta la empuñadura. El gigantón, por fin, cayó de rodillas. A una altura más práctica, utilizó la otra espada corta para degollarle. Antes de que cayese al suelo recuperó su acero haciendo un movimiento circular para evitar que se le echase encima.

—Me debes una —le dijo a Petrick entre jadeos—, una bien grande.

Sabía que le había dejado el chiste sobre pollas en bandeja. Pero necesitaba un chiste, a ser posible verde, para relajar la tensión y hacer que el corazón le latiera a un ritmo menos desaforado.

A. Completo: fallo, golpe (9)
Gasto los últimos 3 PA del día para tener acción estándar extra: golpe (5). Me dice Kernel que con esto el goliath palma.

Daha se desplazó de forma lateral para ganar así cierta ventaja frente al repugnante orco que tenía frente a ella. De esa forma mantendría ocupado al orco en dos frentes y no podría centrar toda su atención en una sola zona del combate. Con un poco de suerte podría aprovechar esa mínima ventaja para darle un buen mazazo.

Agarrando con firmeza la maza lanzó un golpe dirigido a la cabeza del orco. Iba con buena dirección y con bastante fuerza. Cuando la maza impactó contra el cabezón de aquel ser, se escuchó un chasquido y la maza se tiñó de rojo. El golpe había sido duro y certero y esperaba de esa forma haber librado al grupo de uno de los asaltantes, pues por lo general, no parecía que las cosas les estuvieran yendo demasiado bien al resto.

— ¡Cuidado a tu espalda, Nekaua! — Gritó Daha al ver rodeada a la goliath, aunque quizás fuera algo tarde. Lo cierto era que con la marcha del carruaje veía mucho más claro el campo de combate.

Acción gratuita, movimiento 5' a I8.

Ataque contra orco rojo resultado: 20 (contando un +2 por flanqueo, sino 18) daño 6. 

En cualquier otro contexto, tener a Corianne sudorosa y jadeante encima de mí, sería un sueño hecho realidad. Por desgracia, ahora mismo no me encuentro en mi mejor momento y encuentro de lo más indecoroso que mi cuerpo y mi mente decidan tomar caminos separados a la hora de apreciar lo idílico de este momento.

—Los hombres de honor siempre pagamos nuestras... —se me apagan las luces y me siento afortunado de estar tendido en el suelo pues, de otro modo, hubiera acabado aquí de todas formas—. ¡Wey! ¿Qué estaba diciendo? Ah, sí, que estaré encantado de que te cobres mi deuda como mejor te parezca.

«Por favor, Betria, ya sé que no te rezo mucho, pero haz que escoja cobrarse en carnes y prometo hacer una peregrinación a tu monasterio —después, recordando que los dioses lo saben todo, me apresuro a rectificar—: Vale, no, pero seré generoso la próxima vez que pague por compañía, ¿de acuerdo?»

Hago un esfuerzo por incorporarme sobre el fango carmesí. Mi túnica está manchada de sangre y no consigo saber si es sangre propia o ajena pero una pierna y el hombro derecho me duelen como mil infiernos. Me quedo medio tendido de costado, apoyado sobre mi brazo izquierdo, y ni siquiera me tomo la molestia de tratar de ponerme de pie. Todo me da vueltas y el epicentro de este diabólico mundo giratorio son los enormes ojos de cachorrito de Corianne.

En algún lugar recóndito de mi mente tengo la sospecha de que mi virilidad puede estar poniéndose en entredicho aunque, por otro lado, quizá logro despertar de este modo su instinto maternal. No hay mal que por bien no venga y, además, aunque quisiera hacer de caballero andante lo cierto es que tampoco podría ahora mismo.

Y en otra sima aún más profunda e insondable una vocecita en mi cabeza me dice que los problemas todavía no han terminado. Bueno, que se ocupe otro, yo ya he recibido bastante para un solo día.

La advertencia de la sacerdotisa la hizo girar bruscamente. La única amenaza era el orco que se había deslizado hasta su espalda, al que mantenía a raya con el escudo en alto, aprovechando su superior envergadura, tal y como le había enseñado Doña Clavilda. Sí vio a su hermana, el astil quebrado de una flecha sobresaliendo de su carne, la armadura hendida y la sangre oscura mojando la tierra bajo sus pies.

¡An-kaal! aulló, soltando el aliento. Balaka iba a morir allí, absurdamente. El odio con el que la había recibido carecía de importancia en ese momento. ¿Por qué estaba allí, liderando una partida de saqueadores? Su lugar se encontraba en las montañas, enseñando a sus hijos a sobrevivir, siendo el contrapeso de su padre en la balanza que sostenía el destino de la tribu. Preparada para guiar a los suyos cuando la edad volviera demasiado débil a madre. ¡En las montañas! ¡No malgastando su sangre en las tierras bajas, matando humanos! ¡No perdiendo la vida a unos metros de ella!

La muchacha goliath se había mantenido en control hasta el momento, con la cabeza fría a pesar de la mezcla de emociones que la embargaban. Hasta ese momento. Casi parecía haber crecido. Aprovechando la inercia del ataque del orco herido, lo levantó sobre el escudo, alzándolo sobre su cabeza, dio un brinco y lo estampó contra el suelo. En el mismo movimiento con el que levantó el escudo, golpeó al que había ganado sus espaldas, apartándolo de su camino.

¿Queréis morir aquí? ¡Marchaos! ¡Corred de vuelta y contad quién os envía!

A. Estándar: Ataque al orco herido. Ataque 16. Daño 16.
A. Estándar (3 PA): Ataque al orco amarillo. Ataque 19. Daño 13.
A. Gratuita: Paso de 5 pies para ocupar casillas LM10-11.