Partida Rol por web

Hacia cuatro horas que un caballo y un carromato abandonaban Puerto del Amanecer. El destino era Bastión Celeste, escala obligatoria para llegar a Mena de Oro. Kifel estaba a los mandos del carro en el que viajaban todos excepto Petrick. El mago había preferido invocar una montura mágica en lugar de compartir transporte con sus compañeros. Si el camino estaba bien, quizás pudieran llegar a la aldea de los celestos antes del anochecer. Pero eso no iba a ser así.

Los aventureros viajaban por el camino, a su derecha se extendía una llanura y a su izquierda un pequeño terraplén de unos tres metros de altura. Todo transcurría en la más inmensa de las calmas cuando un estruendoso ruido hizo encabritarse a las monturas. Por el terraplén se bajaron gritando un variado grupo de goliaths, orcos y trasgos. Los monstruos gritaban y los que portaban escudos los golpeaban para que el ruido fuera aún mayor. Una estrategia bastante eficaz para asustar a monturas no preparadas para el combate.

Bueno, pues vamos a estrenar un combate para ver qué tal se os da. Id tirando iniciativas y posteando reacciones. Petrick puede colocarse dentro del área azul, el resto tendréis que hacerlo en el área verde.

Los que saquéis más de 15, podéis ir actuando.

Mapa del combate

Conforme vio como los asaltantes bajaban por el terraplén, algo llamó poderosamente la atención a Nekaua. Algo para lo que no sabía si estaba preparada. Ella conocía a uno de esos goliaths, o mejor dicho a una de esos goliaths. En concreto a la que estaba dirigiéndose a cortarle el paso a los caballos, que sin duda alguna lideraba ese grupo. La conocía demasiado bien. Era Balaka, su hermana. Ella todavía no la había visto, pero cuando reparase de su presencia no reaccionaría bien. Era imposible que lo hiciera.

Nekaua se planteó si era ésta una prueba que Beltegueuse ponía en su camino. Era el primer combate que libraba desde que abrazase la fe del Martillo Tronante y curiosamente tenía que ser contra una figura importante de su pasado. Las coincidencias existían, pero ésta parecía salirse de la norma.

Supongo que Nekaua hablará con su hermana si lo hace en Gol-kaa. Si no es mucha molestia, como eres el único PJ que lo haces, si escribes un par de post, uno usando palabros en común y otro con la traducción. Te lo agradeceré mucho :D

Aquello era una clara emboscada. El primer pensamiento que pasó por la cabeza de Daha fue el de negociar con aquellos bárbaros, sin embargo, pronto la descartó cuando vio la violencia con la que descendían el terraplén. Sin duda se trataba de un ataque coordinado que ninguna palabra amable frenaría de modo alguno.

Daha agarró el medallón de Alcor que colgaba de su pecho y lo elevó hacia el sol mientras recitaba una oración de bendición favorable a sus compañeros, pues el combate estaba servido y sólo Alcor podía interceder para que se saldara sin baja alguna de entre los suyos.

- ¡Oh, mi señor Alcor! – Comenzó su alabanza. - ¡Bendice a éstos hombres que lucharán de la parte del bien en contra de sus agresores!

Iniciativa 14.

Lanzo conjuro Bendecir.

Me situo en 10K junto a Kifel

Iskal estaba empezando a plantearse avanzar a pie junto a la carreta. Ya no sólo porque estaba acostumbrado a viajar así sino porque tras un tiempo viajando allí adentro se sentía como si fuese un costal de heno. Además, se empezaba a sentir agarrotado.

Y entonces una serie de asaltantes ululando como primates aporreando cáscaras de coco vacías decidieron interrumpir la monotonía.

—Déjame adivinar—le dijo a Kifel mientras bajaba de un brinco al suelo, arco en mano—. ¿Los colgados de la Tribu del Martillo de Hueso?

Miró en deredor como si estudiara a los asaltantes con una expresión patidifusa.

—Primero la morena me confunde con otro y luego en Puerto del Amanecer se creen que soy uno de estos sacos de gritos ¡Que sepais que me siento profundamente ofendido!—dijo alzando un dedo con teatral gesto admonitorio. Luego hizo una pausa anecdótica antes de añadir:—. Está claro que yo soy más guapo.

Habiendo dejado patente tan trascendental detalle, se desplazó un par de zancadas, tensó una flecha y disparó a la goliath que estaba por el lado de la carreta en la que se encontraba el guerrero pelirrojo. Si tenía que discutir con alguien cuerpo a cuerpo, que fuese con él.

Iniciativa: 19

Iskal está en L11. Se mueve a N13 y dispara a la tia chunga gris esa que imagino que es una goliath (Ataque 15, daño 10)

No tengo claro si le doy pero dejo tirado el daño por si acaso. Y no he sumado el bendecir de Daha porque supongo que voy antes que ella pero si por lo que fuera debería haberlo sumado, entonces mi ataque es 16.

El estruendo de las armas golpeando los escudos y de los gritos en lenguas que conocía, algunas hasta el punto de ser capaz de hablarlas, hizo que los caballos que tiraban del carro se encabritaran y detuvieran el vehículo.

Lo que siguió era justo lo que esperaba. Orcos y trasgos se lanzaron por el terraplén, dispuestos a caer sobre ellos. Con ellos no habría negociación, solo carnicería, y estaba preparada para ello. Incluso si uno de los suyos los acompañaba. No lo reconocía, quizás alguien llegado durante los tres años que había pasado lejos del clan. No era algo que pasara a menudo, pero tampoco era el primero.

Para lo que no estaba preparada era para reconocer a la goliath que los lideraba. Hermana… Un reencuentro que debía suceder tarde o temprano. Hubiera querido hacerlo en sus propios términos; regresar a las montañas un día con la confianza necesaria para revelar lo que había aprendido, las fuerzas para imponerse a quien quisiera desafiarla, y el respaldo del Martillo Tronante.

¡No! gritó a Iskal, demasiado tarde para evitar que dejara volar una flecha hacia Balaka. La conozco; puedo hablar con ella.

Se alzó en el carro, cuan alta era, muy por encima de las cabezas de los demás.

An-kaal, la llamó. Su timbre era áspero y granuloso. A pesar de no haberla usado en años, su lengua volvía a su voz con naturalidad. ¡Ba ar an-ki, Nekaua! ¡Kon-Aumul eg fuai turul!

Nekaua era medio palmo más alta y había ampliado su musculatura desde la última vez que se habían visto. Y su rostro ya no era el de una niña, pero estaba segura de que la reconocía en cuanto posara los ojos en ella. No estaba tan segura de cuál sería su reacción. Había pasado demasiado tiempo.

I10.

¡Hermana! la llamó, agarrando uno de sus collares, el que le había hecho Balaka con los dientes de la primera presa que había cazado. ¡Soy yo, Nekaua! ¡Detenlos y hablemos!

Cabalgo en pos de la carreta de aspecto miserable que el Ministro Principal nos ha proporcionado. Si lo que pretendía era que nos confundiesen con campesinos zarrapastrosos desde luego ha hecho un buen trabajo con la elección. No es que esperase viajar en un palanquín dorado lleno de mullidos cojines, prostitutas y pesados cortinajes de terciopelo, pero no pensé tampoco que el gobierno sería tan miserable a la hora de financiar sus propios encargos.

Lo cierto es que encuentro sumamente agradable la posibilidad de trotar libremente, por muy atractiva que pueda resultarme la idea de estar apiñado junto a mis compañeras, con nuestros cuerpos sudorosos piel con piel. Siempre he disfrutado de poder alardear de mis limitados pero llamativos conocimientos mágicos.

El hecho de avanzar en la retaguardia tiene poco que ver con la falsa modestia e incluso con la cobardía. Cabalgo tras la carreta para poder ir conversando animadamente con Corianne y fantasear con los lugares maravillosos a los que pienso llevarla con el dinero bien ganado que nos pague Veiner.

Tal vez a causa de esos fanfarroneos no reparo en la emboscada de la que estamos siendo objeto hasta que es ya demasiado tarde para tomar medidas preventivas. Las vociferantes alimañas bajan por el terraplén situado a mi izquierda causando un revuelo de mil demonios.

Soy un hombre de recursos y no particularmente cobarde, pero tampoco me he considerado nunca un temerario. En estos momentos nuestros enemigos nos superan en número y algunos de ellos también en tamaño, de modo que ni me planteo lanzarme en una solitaria carga de caballería contra las hordas aullantes. ¡Ni que fuera un descerebrado paladín de Nihal!

Afianzando las riendas de mi montura, la mantengo al paso e interponiendo la carreta entre mi persona y los asaltantes mientras comienzo a amartillar mi ballesta y me maldigo internamente por no haberla tenido preparada por si acaso. La culpa es de Corianne que me distrae, si no fuera tan condenadamente perfecta para mí...

Corianne había pasado el viaje alternando entre plácidas siestas al tran tran de la carreta y charlas animadas con Iskal y Petrick. El mago había resultado un buen conversador y sólo quedaba preguntarse si manejaba la lengua igual de bien en otros menesteres. Iskal... bueno, era Iskal. Aún se sentía un poco mal por haberle puesto una daga en el cuello, pero como el félido no parecía guardarla rencor, dejaría ella también el agua correr. Daha había resultado demasiado modosita en la conversación con el Ministro Principal para el ruidoso gusto de Corianne, y la pirata se había propuesto emborracharla en Mena de Oro para echarse unas risas. Nekaua la impresionaba demasiado y las interacciones con la goliath se habían quedado en su imaginación, limitándose a admirar sus músculos abultados como melones. A Corianne no le había duda de que podría cargarla en sus hombros como si fuera un corderito. Y tal vez arrojarla al catre y...

Corianne salió de sus fantasías justo a tiempo de ver aparecer a orcos, trasgos y goliaths. La pirata miró a Nekaua en un gesto interrogante. ¿Les había metido ella en esta trampa? ¿Y qué diablos le había dicho a la otra goliath?

Aguardó unos instantes, tensa como la cuerda de un arco, para saber si Nekaua podía negociar un salvoconducto o si tenía que empezar por apuñalarla a ella.

De todas formas Corianne siempre había sido una cobarde oportunista más preocupada por salvar su pellejo que por la gloria y el honor el combate. 

Corianne está en I11, escondida tras las anchas espaldas de Nekaua. Retrasa iniciativa hasta que ella mueva.

La cara de la mujer goliath fue de sorpresa infinita al ver a Nekaua. Pero esa expresión se tornó rápidamente en una de furia absoluta. Los músculos de sus brazos se tensaron.

—¿Ko etai nakai ug botai? ¿Beltegueuse?—dijo escupiendo las palabras—¡Tatgalzagch!

Balaka fue a alzar cuando se escuchó el silbido de un proyectil volando por el aire. La flecha disparada por Iskal se clavó en el hombro de la goliath y ésta desvió su atención hacia el félido.

Balaka habló con una furia desmedida. Ni las compañías ni el emblema del martillo dibujado en su escudo parecían haberle gustado.

—¿Caminando con humanos? ¿Beltegueuse?—preguntó conteniendo la rabia—¡Traidora!

Kifel había tenido que hacer un llamativo esfuerzo para controlar a los caballos y que estos no se lanzasen en una desbocada carrera de fatales consecuencias. El pelirrojo, con las riendas aún en las manos también se levantó dispuesto a presentar batalla.

—Los mismos que visten y calzan—le respondió a Iskal con el ceño fruncido.

Sin decir nada a nadie, Clea se agachó parapetándose en el carro, a la espera de que los aventureros lidiaran con el combate. Tal y como pensaron algunos al conocerla, la mujer no tenía intenciones de combatir, pero tampoco se mostró asustada.

Mientras tanto, al otro lado del combate, el goliath varón tras evaluar sus opciones, se lanzó como una tromba contra Petrick. El mago era el único que en ese momento estaba a su alcance.

-> El goliath carga contra Petrick y le hace 6 puntos de daño.

Mapa del combate

Iniciativa

Nekaua
Corianne
Petrick
Trasgos
Balaka
Orcos
Iskal
Kifel
Goliath
Daha

Comentarios: A partir de ahora la bendición de Daha tiene efecto. Petrick, si no te bajas del caballo, haz una tirada de montar CD 20 para controlar la montura. Añadiré a Clea en el siguiente mapa.

¡Es el turno de Nekaua, Corianne y Petrick!

Edito: Perdonad a este oxidado DM que no jugaba de forma heterodoxa. He cambiado el movimiento del goliath para ajustarlo a las reglas oficiales.

Confiaba en que, parapetado tras el carro, nuestros obtusos oponentes tendrían la bondad de buscarse un enemigo más accesible que yo pero está claro que los amigos de nuestra azulada mujerona se han propuesto amargarme la jornada. A uno particularmente corpulento y particularmente puñetero parece habérsele metido entre ceja y ceja la divertida ocurrencia de derribarme de mi montura.

Trato de mantenerme sobre la silla cuando mi convocado corcel se encabrita y se levanta sobre sus patas traseras pero me resulta imposible y termino resbalando por el costado izquierdo del semental, directamente delante de la rueda trasera de la carreta. Sin tiempo para apartarme, cierro los ojos, vaticinando lo que va a ocurrir a continuación.

No había entendido una mierda de lo que le había contestado la goliath a Nekaua. Pero había intuido el tono de "vete a tomar por culo" que parecía implícito. Así que dejaría las cosas como estaban.

—¡Mierda!

Además, Petrick había decidido que aquel era el mejor momento para ponerse a jugar a los caballeros. Pero no uno de esos caballeros que acudía a rescatar a su damisela sino, aparentemente, de los que se hacían un lío con las riendas y terminaban despatarrados en el suelo con barro hasta en los calzones.

—¡Joder!

Dio una orden mental y una de sus espadas cortas acudió a su mano. Corianne salió de la carreta de un salto mientras desenvainaba la segunda espada. Dio un rodeo alrededor del goliath para situarse convenientemente a su espalda y lanzó una salvaje estocada a fondo buscando un órgano vital.

Acción rápida: desenvainar una espada corta con el cristal de retorno. Acción de movimiento: moverme a H14. Como mi ataque base es +1 puedo combinar este movimiento con un desenvainado de mi segunda arma. Acción estándar: ataque, que es 20, no 18 porque no había incluido el flanqueo. Daño: 9.

No estaba segura de cuál iba a ser la reacción de su hermana, pero jamás hubiera imaginado que fuera esa. De un plumazo, la esperanza de regresar un día a las montañas y mostrar a los suyos un nuevo camino se habían hecho pedazos minúsculos. Si su hermana estaba tan ciega de rabia que no iba a permitirle hablar, ningún otro iba a ser más comprensivo.

¿De dónde salía esa rabia? Su hermana era tan capaz de montar en cólera como cualquier otro, pero no de esa forma, como si la mera presencia de Nekaua hiciera que la sangre le burbujeara, no sin un instante de reflexión, no en esa situación.

No atiende a razones, masculló a sus compañeros con amargura. Había prometido al custodio que los defendería. Se lo había prometido a sí misma.

El mago estaba en el suelo, pero la mujer humana ya se había lanzado contra el que le atacaba. Parecía capaz de defenderse por sí sola, y al otro lado esperaba el grueso de los salteadores del Martillo de Hueso. Y mi hermana…

Nekaua saltó del carro, interponiéndose entre el orco más cercano y el resto de ocupantes del carro.

Okso agor ifre oour um-bar gozi an-ki… seguía intercambiando gritos en su lengua, que sonaba como si masticara piedras, con la mujer goliath que parecía liderar al grupo.

Beltegueuse, dame fuerzas para vencer sin que mi hermana caiga.

Movimiento a K9 y ataque al orco.

Hace ocho años me enseñaste a acechar a una presa, en silencio y completamente quieta, durante horas si era necesario, gritó a su hermana, mientras trataba de golpear al orco con su enorme escudo. ¿Qué ha sido de la paciencia que me demostraste? ¿Qué ha sido del amor por tu hermana?

Como estamos probando cómo se nos da, voy a estrenar los PA. Gasto 3 para obtener una acción estándar, que uso para atacar de nuevo al orco, luchando a la defensiva: -4 ataque, +2 CA (CA 20) hasta mi siguiente turno.

Petrick se precipitó de su montura mientras ésta huía despavorida del combate. El mago le acababa de brindar una posición inmejorable al goliath pero por suerte para él, Corianne acudió en su ayuda. Con un grácil movimiento, le asestó una estocada a la altura del riñón al humanoide de piel grisácea. No fue suficiente para abatirlo, pero un dos contra uno mejoraba las posibilidades de Petrick.

Al otro lado del carromato Nekaua se lanzaba contra uno de los orcos golpeando hasta en dos ocasiones con su escudo, pero por desgracia consiguió bloquear sus ataques.

Petrick está tumbado.

Los dos trasgos que había encima del terraplén dispararon sendas flechas a Daha y Kifel. La flecha dirigida contra la semielfa fue muy desviada pero al pelirrojo, que todavía peleaba con los caballos, le dio en el muslo izquierdo. Mientras tanto, el trasgo que había bajado junto a los orcos se dirigió contra Nekaua con mas arrojo que puntería, puesto que falló estrepitosamente

-> El trasgo verde ataca a Daha y falla.
-> El trasgo rojo ataca a Kifel y acierta. Le hace 4 puntos de daño.
->El trasgo amarillo se mueve a L8, ataca a Nekaua y falla.

Balaka se había olvidado de su hermana y ahora su atención estaba dedicada en exclusiva al félido. Ni siquiera pareció escuchar las preguntas que ella le había lanzado. La goliath partió la flecha y dando largas zancadas se dirigió hacia Iskal preparad para atacar. Cuando estuvo a la altura del explorador, la mujer golpeó con ambas armas a la vez. La daga salió desviada y no hizo contacto, pero el hacha golpeó en el camisote de mallas a la altura del costado dañando considerablemente al hombre-gato.

Balaka se mueve a O13 y ataca a Iskal. Acierta y le hace 8 puntos de daño.