Partida Rol por web

Polvo de Escorpión

9. La teoría del flogisto

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26/07/2019, 00:21
Narrador

En diferentes grupos todos y cada uno de los aventureros fue entrando en la Alta Mena de Oro. La zona amurallada y bien vigilada no tenía nada que ver con la otra parte de la ciudad. Los edificios estaban en un estado envidiable, la gente vestía de forma elegante o cuanto menos correcta, había zonas ajardinadas… Nadie pensaría que al lado podía existir un hábitat como el de la Baja Mena de Oro.

Iskal ya había comprobado que aunque el acceso era aparentemente libre, los guardias (aunque no estaba muy claro si se trataba de la guardia de la ciduad o de algún tipo de fuerza privada) no dudaban en hacer preguntas a aquellos viandantes que llamaban su atención. Como esa misma mañana, Clea respondió algunas preguntas y Corianne, junto a Nekaua se vio en una situación similar.

El grupo, trazando distintas rutas, llegó hasta el hogar del alquimista dando una discreta vuelta por la zona a la espera de encontrar algo que llamara su atención. La casa de Stelio era un sencillo edificio de tres plantas con la fachada de un color amarillo albero ubicado en una calle secundaria Tanto a su izquierda como a su derecha había sendos edificios similares. De hecho se podría decir que todos los edificios de la zona guardaban una armonía agradable a la vista. No eran iguales, pero en su diseño parecía haber un hilo conductor.

Tras un segundo y breve examen de la zona, todos llegaron a la misma conclusión. Nada parecía sospechoso o podía indicar que les esperaba una emboscada. Pero vista la seguridad de esa zona de la ciudad, no iba a ser en plena calle y a la vista donde los esperarían para tenderles una trampa.

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27/07/2019, 12:27
Daha Phiatabel

En principio Daha iba a quedarse un tanto alejada de los actores principales de aquella función. No obstante, estaría al tanto de lo que pudiera suceder. Si les pasaba algo a Clea y a Iskal, no se lo perdonaría. Ya le había fallado al pobre Kifel, quien ahora debía ser pasto de las alimañas y no podía fallarle también al resto de sus compañeros. Por otra parte no pretendía exponerse a una emboscada, o al menos intentaría no hacerlo, así que aguardaría en una zona segura y siempre teniendo a Corianne y Nekaua a la vista.

Si las cosas se ponían feas y se veían inmersos en un combate, lo primero que haría sería bendecir a sus compañeros. Esa siempre es una buena ayuda en el combate que el buen Alcor les brindaba. Luego estaría atenta a si alguno de sus compañeros recibía alguna herida grave. Con Kifel, por falta de efectivos, no pudo hacer mucho en ese sentido, pero en esa ocasión, ella no iba a ser la combatiente principal y podría usar un poco más su magia. Aunque si algún rufían se ponía a tiro de su maza, no dudaría en utilizarla.

Sólo quedaba esperar acontecimientos. Igual no había emboscada. Igual el alquimista no sospechaba nada. Igual hasta no tenía nada que ver con el tema... aunque no... eso no era posible. La carta lo decía muy claro. Iba dirigida al "alquimista", y no podía haber muchos alquimistas en Mena de Oro. Estaban sobre la pista correcta.

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28/07/2019, 11:30
Corianne

Corianne no podía tener los pies quietos. Deambulaba de un sitio para otro, y cuando se quedaba quieta en un sitio, intercambiaba nerviosamente el peso de su cuerpo de un pie al otro. Odiaba los interminables minutos, a bordo del Implacable, desde que avistaban un barco y lo abordaban para pasar a cuchillo a la tripulación y robar el cargamento. Corianne detestaba arriesgar su cuello en combate, pero el caos y la violencia eran preferibles a la espera y a la incertidumbre de en qué momento iba a explotar todos por los aires. 

Porque tenía claro que iba a ocurrir. 

Corianne gruñó y se dio un paseo alrededor del edificio del alquimista. Al menos trataría de entretenerse buscando la existencia de una puerta trasera y comprobando si podía ver algo por las ventanas, si estas tenían rejos o postigos, si podía accederse al tejado saltando de un edificio cercano y todos aquellos detalles del edificio que pudieran ser relevantes para entrar o salir rápidamente en caso de emergencia. 

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28/07/2019, 22:29
Nekaua

Nekaua no se sorprendió por lo que vio en la ciudad alta. Entre los miembros de la Tribu, la mayoría vivían existencias miserables y brutales bajo el yugo de un puñado que comían las mejores piezas, vivían en los aposentos más lujosos, poseían las mejores armas y acumulaban la mayor parte de riquezas. Y así, se dio cuenta, era también ahora entre los suyos, a quienes la traición les había arrebatado la autonomía para vivir como lo habían hecho sus ancestros

Como había augurado, no pasó desapercibida. Aunque no se sentía cómoda, ni siquiera se cubrió con la capucha. Su intuición le decía que atraería menos sospechas si se mostraba abiertamente, como si no tuviera nada que ocultar.

A pesar de las cuestiones de los guardias del distrito, que las detuvieron en un par de ocasiones, llegaron frente al edificio del alquimista sin oposición. Un inmueble sencillo, de aspecto agradable, que no presagiaba la violencia que todos esperaban que se desatara en su interior.

No estabas tan nerviosa cuando fuimos a ver a los Merantia, observó la goliath. Corianne, siempre tan segura, se agitaba como si se hubiera sentado sobre un nido de hormigas carnívoras, y cientos de las diminutas criaturas la mordieran bajo la ropa.

Sin acercarse demasiado al edificio, Nekaua observaba las fachadas de aquel y los cercanos, buscando senderos de asideros por los que poder ascender, y ventanas abiertas por las que colarse, si era necesario utilizar ese camino.

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28/07/2019, 22:57
Corianne

—Vete a la mierda —fue la sincera, rotunda, elocuente y concisa respuesta de Corianne.

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07/08/2019, 17:57
Narrador

Corianne, como todos los demás, continuó buscando detalles sobre la casa del alquimista. Veinte minutos después, ya con el sol iniciando su caída, terminaron de hacerse una idea de como era la morada sin que todavía ocurriese nada. La construcción formaba parte de un conjunto de edificios que conformaban una manzana entera, lo cual implicaba que no existía puerta trasera pero desde cualquier otra vivienda se podía acceder al tejado de la casa de Stelio. Respecto a la fachada, había seis ventanas, dos en el primer suelo a ambos lados de la puerta y cuatro en el segundo, todas ellas enrejadas. En el último piso había un balcón con dos recios portones de madera acristalados con postigos interiores.

Y entonces todos lo vieron. De una de las ventanas del segundo piso comenzó a salir un humo negro.

El primer piso es lo que comúnmente llamamos el Bajo. Y así sucesivamente.

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08/08/2019, 06:30
Daha Phiatabel

- Algo me huele a chamusquina allí dentro... - Dijo con una sonrisa maliciosa. - ¿No es momento de bromas? - Dijo al ver reflejada una mirada de reproche en el rostro de alguno de sus compañeros. - Ya...

Daha se puso de inmediato en marcha. Fuera como fuera allí dentro se estaba produciendo un incendio. Fuera intencionado o no, podía haber alguien en peligro, el propio Stelio podía estarlo y la alcorita se veía en la obligación de ayudarle. Además de ser la única pista que tenían hasta el momento y de dejarla arder, estarían como al principio.

Al llegar junto a la puerta, la sacerdotisa tocó la misma. No creía que estuviera caliente, pero si lo estaba abrirla podía ser peligroso. Su intención era tratar de abrir por las buenas, igual no estaba echada la llave o simplemente estaba entornada o ya forzada. En caso contrario trataría de echarla abajo.

- Tiradas (1)
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08/08/2019, 19:37
Corianne

—¡Mierda! —dijo Corianne señalando el humo con el dedo —. Seguro que ese cabrón está destruyendo pruebas. ¡Vamos, adentro!

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11/08/2019, 21:01
Nekaua

Nekaua se guardó las ganas de levantar a Corianne por un pie y dejarla colgando boca abajo de una farola. Parecía que a la humana se le habían metido ortigas bajo las ropas, en más de un sentido.

Se dedicó, pues, a observar el edificio del alquimista, y los adyacentes, encontrando los asideros adecuados para trepar por las fachadas y colarse por alguna de las ventanas, si era necesario. El problema, sin embargo, era que dichas ventanas estaban enrejadas, y no contaba con las herramientas apropiadas para cortarlas. Ni era razonable quedarse ahí colgando, en plena tarde, a la vista de todo el que pasara por allí. Nadie iba a confundirla con una lagartija o un insecto.

El humo que empezó a brotar de una ventana del segundo piso espoleó a los compañeros. Daha había tomado la iniciativa, y Nekaua decidió quedarse, por el momento, al margen. La idea que la rondaba a ella, la que la preocupaba, era que el alquimista estuviera muerto. Y si le habían prendido fuego al hombre, ya era demasiado tarde.

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15/08/2019, 15:22
Iskal

Iskal dejó ir un largo suspiro de resignación frustrada mientras subía los hombros y luego los dejaba caer. ¿Y ahora qué? Cuando no era la maldita Samantha adivinando cosas por ciencia infusa, eran los astros alineándose en un mar de irritantes casualidades. Claro que también se le podría estar quemando la cena. ¿Por qué no? A aquellas alturas ya no le sorprendería si nada más abrir la puerta surgía de ella una conga de concubinas semiorcas envueltas en velos de seda, tocando las palmas y bailando una danza regional.

Aunque si Corianne terminaba acertando, al menos se desahogaría partiéndole los dientes al maldito alquimista a base de puñetazos. Eso suponiendo que el destino se lo concediera, porque seguro que volvería a ocurrir algo y tampoco podría. Cada vez estaba empezando a costarle más mantener en alto su habitual buen humor.

Como su lugar no era la vanguardia tanto si terminaban liándose a golpes con algo como si no, aguardó atrás, alerta a que la puerta se abriera o los arietes hicieran su trabajo. Claro que el ariete en cuestión no era Daha.

Si no abre, creo que será mejor que le eches una mano—le susurró a Nekaua—. O más bien una pierna.

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15/08/2019, 17:51
Nekaua

El humo seguía brotando de la ventana, y nadie acudía a la llamada de Daha, a lo que la sacerdotisa había reaccionado pateando la puerta. La goliath asintió a Iskal. Si no había nadie para abrirles la puerta, tendrían que echarla abajo. Si había alguien, reaccionaría con más presteza a una panda de energúmenos tratando de tirar la puerta que a unos simples golpecitos. Así que se puso al lado de la semielfa, y unió su larga pierna a la tarea.

Antes de arrear una segunda patada a la puerta, Nekaua recordó algo que había echado a la mochila cuando hizo el equipaje, váyase a saber por qué razón. La vieja palanqueta estaba tan oxidada como siempre, y el paño en el que iba envuelta había cambiado de color gris a un desagradable pardo anaranjado. Metió la punta de la palanca metálica entre el marco y la puerta, y empujó con todo su peso, que tampoco fue suficiente para que la puerta del edificio cediera.

- Tiradas (2)
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15/08/2019, 18:27
Clea Stenon

La débil patada en la puerta de Daha llamó la atención de los transeúntes que terminaron de sorprenderse de la llegada de Nekaua palanqueta en mano dispuesta a forzar la puerta. Claro, la mayoría de la gente no se dedicaba a examinar los edificios y pocas veces se alzaba la vista como para haberse dado cuenta del humo que poco a poco aumentaba en densidad.

Un hombre vestido de forma elegante con sombrero, capa y estoque al cinto se dirigió hacia la alcorita y la goliath con un gesto entre la sorpresa y la desconfianza. Estaba claro que ver como se forzaba una puerta de violenta manera no podía traer nada bueno.

¿Es que no ves el fuego?—le dijo Clea con voz autoritaria señalando la ventana mientras se acercaba a él—¡Ve a buscar ayuda!

El hombre, más sorprendido aún por la interrupción de la asistente, se detuvo y balbuceando ininteligible dio media vuelta para previsiblemente buscar la ayuda que le habían ordenado. Clea se dirigió hacia Nekaua y Daha cabeceando a Iskal y Corianne para que se acercaran. Justo cuando llegó a la puerta la goliath consiguió de una vez forzarla y abrirla.

Puedo quedarme abajo e intentar organizar una ayuda para daros algo de tiempo—dijo en voz baja—. Pero si alguien está esperando, gritad para que pueda oíros.

- Tiradas (1)
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15/08/2019, 19:05
Daha Phiatabel

Mientras la goliath trataba de abrir la puerta de momento de manera bastante infructuosa, Daha decidió prepararse para el combate que posiblemente se avecinaba. Aunque visto el estado de la casa del alquimista, era posible que finalmente no hubiera bofetadas. Igual el dueño del negocio estaba muerto o puede que hubiera huido.

- Alcor, protégeme del mal y bendice a mis aliados, pues una sombra maligna nos acecha y solo tú luz puede fortalecernos ante su perverso poder... - Oró la sacerdotisa unos instantes mientras ella y sus compañeros eran iluminados por la luz de Alcor.

Notas de juego

Lanzo protección contra el mal sobre Daha y bendecir.

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16/08/2019, 18:38
Nekaua

Nekaua insistió e insistió, como se esperaba de una fiel de Beltegueuse, con una tozudez que hubiera llenado de orgullo a Doña Clavilda, y la puerta acabó por ceder a la insistencia y la acción de la palanqueta. La cerradura se partió, la madera se quebró con un desagradable chasquido, y se abrió de par en par como las mandíbulas de un hambriento ante un suculento bocado. No fue elegante ni silencioso, pero finalmente fue efectivo, aunque en el proceso llamó la atención de los transeúntes y vecinos de la zona. La rápida reacción de Clea evitó que se metieran en problemas con la guardia de la ciudad. Por el momento. 

En el interior, sin embargo, no parecía haber reacción alguna. Cualesquiera que fuesen los problemas que les aguardaban dentro, se mantenían a la espera. 

Vamos, exhortó la goliath, ajustando el escudo a su brazo y adentrándose en el edificio, en guardia ante lo que pudiera venir. 

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16/08/2019, 20:03
Corianne

La magia de la alcorita la recorrió con una sensación de picor semejante a un sarpullido. Evitando la tentación de rascarse, Corianne asintió en dirección a Nekaua y la siguió, cubriéndole las espaldas -o escondiéndose detrás de ella según uno lo viera. Una vez estuvo en el interior, fuera del alcance de la mirada de los curiosos, desenvainó sus espadas cortas. 

A ver si tengo razón al estar nerviosa o no murmuró la pirata, pensando en voz alta. 

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28/08/2019, 21:36
Narrador

El grupo entró en la casa con cautela y lo primero que hizo fue examinar la planta baja, que estaba compuesta por un comedor, una cocina y lo que parecía un cuarto de invitados. El suelo era de madera y las habitaciones estaban bien decoradas y con muebles de buena manufactura aunque no ostentosos. Eso sí, el lugar se notaba descuidado, aunque de forma reciente. No había nada deteriorado.

Después subieron a la primera planta, en donde al menos desde fuera parecía que se había originado el fuego. Y no se equivocaban, al llegar al rellano vieron humo que salía por la puerta entornada de la habitación que tenían a la derecha. Preparados para lo que pudiera pasar, los aventureros la abrieron y encontraron a Stelio. Por desgracia, tal y como se temía Nekaua, estaba muerto. Pero no era él quien estaba ardiendo. De momento.

Era al fondo de la habitación donde estaba el alquimista, de espaldas a la puerta y tumbado sobre un escritorio con dos flechas clavadas en su espalda. Sin duda lo habían matado sin que él lo esperase. A la derecha y pegado a la pared había un laboratorio de alquimista, mientras que los dos muros restantes estaban repletos de estanterías. Y era precisamente esas estanterías las que estaba ardiendo. Un fuego que con el papel y la madera no tardaría de propagarse por el resto de la habitación.

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29/08/2019, 16:35
Daha Phiatabel

Si se quemaba todo, nada podrían hacer por hallar una pista sobre lo que estaban buscando. Ya habían dado demasiados tumbos como para perder el último resquicio que les quedaba para encontrar el rastro del polvo de escorpión. Si la casa del alquimista ardía, cumplir la misión que se les había encomendado sería una misión todavía más difícil de lo que en un primer momento había. Aunque apagar el incendio parecía una misión imposible. Allí había combustible de sobra y entre los frascos y ungüentos, sin duda se hallaría algún acelerante. Tenían que buscar una nueva pista y tenían que encontrarla rápido.

¡Maldita sea, hay que encontrar el rastro del polvo! - Exclamó la sacerdotisa mientras se ponía manos a la obra a rebuscar entre los tomos y manuscritos que se encontraban sobre el escritorio. - ¡A no ser que alguien sepa como apagar ésto, poneos a buscar, rápido!

- Tiradas (1)

Notas de juego

Buahj... vaya tirada...

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29/08/2019, 19:05
Nekaua

La escena que los recibió era similar a la que Nekaua temía. El cuerpo de quien debía ser el alquimista al que buscaban estaba derrumbado, sin vida, sobre su escritorio. De su espalda asomaban los ástiles de las dos flechas que habían acabado con él.

Sin embargo, fueron las llamas las que atrajeron su atención. Cuando no era más que una niña, contemplar la gran hoguera que el clan encendía en las raras celebraciones la había dejado sin aliento. Brotaban de la estantería, alimentándose de los libros, e incluso ella, que nunca había contemplado un incendio, podía imaginar lo que iba a suceder en cuanto el fuego prendiese la estructura de madera del edificio.

Apartar la mirada del fascinante vaivén de las llamas requirió un esfuerzo de voluntad. No había nada que pudiera hacer para sofocar el fuego; tan solo llevaba encima un pellejo de agua medio vacío. El cadáver, sin embargo, sí le decía algo. Seguía en el sitio donde se encontraba al morir, sentado frente al escritorio. Y las flechas que lo habían matado procedían de la dirección por la que ellos habían accedido a la habitación.

Le han asaeteado desde dentro, dijo. Puede que quien lo haya matado siga en el edificio. No había más salidas que la puerta por la que hemos entrado.

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29/08/2019, 19:20
Corianne

La escena que los recibió era similar a la que Corianne temía. Si los asesinos del alquimista se habían tomado la molestia de quemar la estantería es porque ahí es donde estaban las pruebas que necesitaban. El cuerpo presente descartaba la sospecha de que el alquimista formase parte de la organización que estaba moviendo la droga, pero sugería que trabajaba para ellos. Probablemente lo estuvieran vigilando y hubieran decidido a matarle después de la entrevista con Clea e Iskal. Lo que le recordaba que...

—¡Iskal! ¿Ves por aquí el cuaderno que el alquimista llevaba encima cuando hablasteis con él? ¡Podría ser exactamente lo que buscamos!

Después se dirigió a Nekaua.

—No necesariamente —le contestó a la goliath—. Si acceden al tejado, pueden saltar desde él a otros edificios de la misma manzana y moverse de cubierta en cubierta hasta encontrar un escondite. Pero echemos un vistazo con cautela: tienes la irritante costumbre de tener razón.

Corianne cogió entonces el pañuelo con el que se cubría el pelo y lo mojó con agua del odre. Después se lo puso sobre la nariz y la boca, para evitar que el humo la asfixiase.

—Y estaría bien que os cubrierais la nariz.

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29/08/2019, 21:44
Narrador

Cuando Daha se acercó al escritorio para buscar entre las cosas de Steleio, el cuerpo del alquimista se cayó hacia el lado contrario al que estaba la alcorita. La semielfa no sabía cuál podía ser el cuaderno al que se refería Corianne, pues no era el único que había encima de la mesa, pero Iskal lo reconoció ipso facto.