Partida Rol por web

"Si formas parte de un grupo nadie te dice que van a matarte, no hay peleas ni insultos como en las películas. Los asesinos llegan con una sonrisa. Llegan como amigos. Son los que te han querido toda tu vida y parecen llegar cuando mas los necesitas".

- Uno de los nuestros -

Todo se acabó.

Mientras tus pies cubiertos de cemento te arrastran a lo profundo del lago, no puedes evitar ser consciente de que es el final. Finalmente te resignas.

En realidad, sabías que este es el final desde el momento en que abandonabas la reunión pensando en si tendrías ocasión de implorar un perdón y a quién. Sabías que no había a donde huir o esconderse.

Conoces a las personas con las que hasta hace no mucho estabas reunido debatiendo, sabes que son capaces de hacer un buen trabajo.

No es cierto que no haya honor entre mafiosos, y por eso te concedieron una noche. Te estaban brindando la oportunidad de cerrar tus cuentas pendientes, o despedirte de las personas queridas. Aún así, tenías la esperanza de conseguir ese perdón que nunca llegó.

Cuando poco antes del amanecer, el silencio se hizo espeso, supiste que había llegado tu final. No pudiste ver la cara a tu ejecutor, poco importaba ya. Un golpe certero en el cráneo y perdida de consciencia.

Lo siguiente que recuerdas es despertarte por la repentina sensación de humedad helada cuando te lanzaban al lago.

Miraste hacia arriba y a través de las cristalinas aguas pudiste distinguir una figura recortada contra la tenue luz que comenzaba a inundar el mundo. Un mundo que para ti se había acabado.

Con resignación, dibujas una sonrisa. No esperabas menos. La silueta de tu ejecutor está disimulada con un abrigo oscuro y su cara oculta por un sombrero de ala. Es simplemente una figura de sombras que te observa hundirte. No podrías adivinar quién es ni aunque lo supieras.

Después, un dolor agudo en el pecho te hace perder la poca calma que habías conseguido mantener. Te revuelves sin éxito cuando la última gota de oxígeno aprovechable te abandona. Espasmos de muerte. No hay dignidad posible en el condenado a morir ahogado.

Finalmente, todo se funde a negro y el dolor desaparece.

Hacía frío pero era un frío extraño. No era incómodo, pero era perfectamente perceptible. Era agua pero no la notaba húmeda. Pero la notaba por toda su piel, cubriendo el pelo que le quedaba. Atravesando sus articulaciones, sus vísceras, sus huesos. Pero era agua fría y en movimiento. Entonces, ¿qué había sido de su reuma? Se notaba erguida y sin un atisbo de cansancio.

Abrió los ojos sin mover los párpados. Todo se sentía diferente. Algo tenía en los pies - Ah si, scarpe di cemento.... - pensó. ¿O lo había dicho en alto? Sentía una gran confusión y una extraña clarividencia a la vez. Vio como una lamprea mordisqueaba su gemelo derecho. No le dolía, no lo sentía y lo único que le vino a la cabeza fue cómo guisarla. Pensó en Reinaldo - ¿Cambiará el menú? - ¿Cómo decírselo? ¿Cómo ayudarle para que no hunda el restaurante? La palabra Hundir le hizo gracia y se rió. No salieron burbujas de su boca. - ¿Por qué hay luz tan profundo? - miraba alrededor. Todo eran preguntas, sentía una curiosidad infantil que era incluso agradable. Miraba, observaba, se situaba.

Miró hacia arriba, estaría como a 20 metros. Miró a su alrededor - ¡Filippo! ¿No vino San Pedro a recogerte? Qué sorpresa - rió de nuevo. Se sentía cómoda, sin dolores, liberada. Qué ironía...  - Come stai Padre?

Mientras intentaba entablar conversación con su único acompañante se dio cuenta de una cosa. Estaba escuchando a los demás. Pero, no sólo escuchándolos. Estaba viéndoles actuar en el salón. Era muy curiosa la sensación, como si todo fuera un recuerdo que se iba actualizando en directo - Maldito Tony, tan asqueroso como atractivo. Ojalá haberte servido albóndigas con arsénico... ¿Tú también les escuchas, padre? Federico, figlio... ¿tú también me escuchas? ¿Funciona tu juguete?

- Filippo, ¿Es que no me vas a dirigir la palabra? ¿Voto de silencio a estas alturas? Mira que eres raro...

Nonna se estaba mordiendo figuradamente la lengua al escuchar a Tony y a la llorona francesa.
Menudo teatro...

El cuerpo de Alessandro se os une al comienzo de la noche. Aunque su espíritu no está por ningún lado. Simplemente es un cascarón vacío con pies de cemento.

Parece que el amanecer os trae nueva compañía (algo que Nonna estaba deseando); y así, Hogan, se une al grupo de los que reposan en el fondo del lago.

Nonna estaba entretenida, tranquila. Había atrapado una de las lampreas que le intentaban mordisquear las varices de las piernas y estaba arrancándole la piel con sus huesudas manos con una fuerza ajena a sus últimos años. Pareciera que estaba preparando un plato para su restaurante. ¿Acaso podía comer? Quizá simplemente las viejas costumbres también viajaban más allá de la muerte.

- Hogan, amigo... rata... amigo-rata. Tenía ganas de verte, bienvenido - dijo sonriendo tras un agua tiznada por la sangre de la lamprea que flotaba hacia la superficie.

-Digame... Menuda punteria la del ejecutor, ¿No?...-

- El ejecutor... Sei un asino! Tiene que ser alguien muy inepto o poco atento. En fin... Te queda bien el bigote en el agua Hogan. Espumoso ¿no?. ¿Qué tal te encuentras? ¿No me guardas rencor verdad? Lo hemos pasado bien juntos.

La nonna se aburría como una ostra - ¿Habrá ostras en el Michigan? Qué va a haber... como mucho algún mejillón soso - Hogan no parecía estar de humor para charlar, el cuerpo de su nieto ni siquiera se mantenía erguido, el alma del padre Filippo parecía estar en los infiernos en lugar de allí - Ojalá un pez qui parlare... - En sus alrededores, a escasos metros, algún otro cadaver igualmente silencioso flotaba a mediodevorar con los pies igualmente atrapados en cemento. 

- Ah, ese es el secretario del concejal Plymouth. Maldito bastardo, cómo nos intentó vender. ¿Y tú? ¿Tú venías por mi restaurante no? - La luz no era la mejor y Nonna no era capaz de distinguir bien el cuerpo. Giró la cabeza y se dio cuenta de qué era lo que le estaba golpeando el culo desde que fue lanzada de la barca. Era el cuerpo de Bonny, la camarera del club Long Lizard que intentó traicionarles en Navidades. Aunque más que su cuerpo, lo que le golpeaba era el rabo que colgaba de su pantalón corto. 

- Qué elegante detalle tuvo quien te lanzase haciéndote descansar eternamente vestida de coneja. Qué profesional.

Nonna rió y se dio cuenta de que, aún muerta, era capaz de producir burbujas debajo del agua - Qué raro es todo aquí 

Como Bonny tampoco parecía estar muy comunicativa y Nonna se cansaba de intentar entender las reglas de este inframundo, empujó enfadada su cuerpo para evitar que su cola llena de pelo y alambres le siguiese rozando con las corrientes. Algo crujió. El empujón no fue fuerte, pero lo suficiente para hacer que una de las piernas en bastante mal estado de la camarera se partiera, haciendo que su postura fuera aún más ridícula si cabía.

- Perdona maja, me estabas molestando. 

Las orejas de conejita que llevaba aún en la cabeza se desprendieron pero la Nonna fue capaz de cogerlas antes de que subiesen a la superficie. Obviamente se las colocó y se puso a generar burbujas con la boca. Total, tampoco tenía mucho más que hacer. 

- Mmmmbop........mmmbop.....

Un nuevo cuerpo se unió a vosotros esa noche.

A diferencia del resto, estaba envuelto en una tela de saco y atado con una soga a un bloque de cemento.

No se veía el interior del saco y no sabíais a quién podía pertenecer. Aunque os lo imaginabais.

Unos minutos mas tarde, flotando suavemente llegó al fondo un sombrero de ala rojo como la sangre.