Partida Rol por web

Procedimiento Invasivo

Primera noche: Balbuceos de un loco

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11/06/2012, 13:32
Director

El sol empieza a ponerse y sus rayos apenas iluminan ya vuestras habitaciones a traves de las ventanas enrejadas del segundo piso del hospital de La Piedad. Vuestras habitaciones se encuentran frente a frente, pero las mujeres están separadas de los hombres por mantener el buen decoro, aunque entre las dos podeis escuchar las respiraciones fuertes del guardia, un enorme negro que parece algo molesto de tener que estar todo el dia vigilando a gente que esta ya de por si amarrada a la cama por grilletes acolchados. No recordais cuanto tiempo llevais en este lugar y las visitas del Dr. Drake llegan en cuenta-gotas como el que teneis puesto en vuestro brazos, por que apenas podeis tolerar los alimentos solidos, solo papillas de poca consistencia y aún menos sabor.

Por el pasillo escuchais los pasos tranquilos de algún médico hablando con su compañero, como teneis la puerta abierta podeis escucharlo como si os lo estuvieran diciendo en persona:- Con que aqui están los tipos del caso de Red House, que siniestro, apenas pude conciliar el sueño por los rumores. Y pensar que tengo varias obras de Annabeth Carter...- El otro ironico le dice:- Pues guardalas como oro en paño, pues estoy seguro que el morbo del caso hara que suban sustancialmente.- Pero se detiene un momento, para seguir categorico:- De todas maneras no creo que fueran ellos, en el tiempo que les he tratado, no han dado el perfil para ello, sino más bien de los que han sufrido un crimen o similar.- a  El otro que debe ser un hombre mayor :- Cuidado con sus palpitos doctor, la última vez fue trasladado aqui y le aseguro que estar aqui es el último peldaño...- Lo deja en el aire y sigue hacía adelante, no sin dejar de saludar al enorme negro. Los pasos siguen ignorando las habitaciones, reconoceis la voz más joven como la de vuestro médico, en realidad que piense que no habeis sido culpables es lo más parecido a simpatia que habeis encontrado en el lugar, pero nadie parece querer deciroslo, apenas recordais unos interrogatorios cuando andabais todavia con la morfina corriendo por vuestras venas...

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11/06/2012, 20:37
Shilya R. Ranganathan

¿Culpables? Oh...Aún siguen con eso....al menos hay alguien que cree en nuesra inocencia pero...¿Culpables de que?- pensé medio adormecida por la morfina y las drogas que nos suministraban. Sabía que en la habitación de al lado estaba Annabeth, no recordaba mucho sobre ella pero sabía que estaba allí. Igual que ellos, los hombres. Tambien estaban allí. Tanto Richard como Jeffrey, el periodista que me había ayudado a encontrar a Priya. ¿Priya? ¿Estaba viva? No...la había visto morir, o eso me pareció. En aquellos momentos todo era una neblina en mi cabeza y no podía pensar con claridad. Poco a poco volví a sumirme en las tinieblas que me habían acompañado desde que ingresé en aquel sanatorio despues de...

¿Despues de que?

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12/06/2012, 01:33
Richard Stark

Oh por el amor de Dios... ¿Cuanto se supone que va a durar todo esto?

La sensación de los opiáceos recorriendo mi sistema circulatorio hacía que todo pensamiento tuviera la misma consistencia que un flan de terciopelo vomitado por un gato empachado. No eran pocos los escritores que creían seguir el místico camino iniciado por Poe y cultivaban el uso de las llamadas sustancias estupefacientes para inspirar visiones que los condujesen hacia esa tan esperada obra maestra que los lanzaría a la fama.

No era mi caso. La presencia de Ella era todo lo que me resultaba necesario para no poder conciliar el sueño a causa de las visiones constantes y las pesadillas informes que se tornaban claras durante la duermevela. En aquel sentido, la morfina cuyo uso el Congreso discutía acerca de si debía de ser regulado y legislado, debía de representar algún tipo de liberación: Una libación esperada de descanso y placidez conformada igual que los antiguos recurrían a la amapola y al estracto de adormidera para calmar los dolores de los condenados febriles.

Por desgracia tampoco era mi caso. ¿Cuanto tiempo llevamos aquí? ¿Días? ¿Semanas?... El tiempo se dilataba y estiraba como un chicle mascado e incómodamente pegado a la suela de un zapato, y la falta de proteinas me había debilitado sobremanera. Me sentía oscilando entre la llamada del descanso inducido por las drogas intravenosas y la falta de fuerzas, y la necesidad de luchar para liberarme cuanto antes de este encierro.

Las brumas de la memoria me hacían difícil recordar como habíamos acabado en esta situación. ¿Red House? ¿Qué nos había ocurrido allí que había nublado los recuerdos de aquella manera?

Como siempre, traté de incorporarme y como de costumbre los grilletes acolchados me recordaron que no éramos más que prisioneros disfrazados de pacientes en una institución que nos custodiaba más que cuidar de nuestro estado.

Resultaba imperativo estudiar como podíamos salir de aquí antes de que Ella viniera a buscarme... De nuevo...

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12/06/2012, 22:00
Annabeth Carter

El picor de nariz consiguió que casi despertara de ese duermevela en el que pasaba los días sumida. Levanté la mano para aliviar aquella molestia sin acordarme de los grilletes que me unían a la cama, solté un quedo quejido al ser incapaz de poder rascarme mientras dejaba mi brazo caer de nuevo sobre la áspera sábana que me cubría y arrugaba la nariz en un vano intento de mitigar el picor.

Apenas hago caso a las voces que se oyen en el pasillo pero algunas palabras consiguen captar mi atención Red House..., aquellas dos palabras consiguen que mi cuerpo se estremezca de temor pero soy incapaz de recordar exactamente por qué, sólo vagos recuerdos de los conocidos de Samuel (*), aquel escritor con el que había mantenido alguna charla sobre ritos y demás, y también el periodista y aquella extraña bailarina extranjera, sí... estábamos nosotros pero... ¿qué pasó? Estoy demasiado atontada como para acordarme. Espera... están hablando de mis obras... oh sí, ¿qué cuadros serán los que tiene ese hombre? ¿Acaso será “El Sueño del Fauno en el helado bosque” o quizás “Tormenta en la morada del diablo”? Sí, esa fue una de mis grandes obras, sin duda... qué maravilla... me gustaría que me dejaran mis pinceles... ¡oh sí, cómo me gustaría!

Las voces fueron alejándose y con ellas mi conciencia, volviendo a quedar dormida bajo los efectos de todos los sedantes que nos suministraban.

 

Notas de juego

(*) Aunque no tengo colgada todavía la historia aquí ya di algunos toques, Samuel es mi difunto marido, que el Señor lo tenga en su gloria, era un reconocido novelista y en ocasiones publicaba en el periódico, por eso conocía Richard y a Jeffrey, que se metió a investigar donde no debía y me arrastró a mí con él, una pintora y en ocasiones fotógrafa, apasionada de las ciencias ocultas.

El nombre es como homenaje a nuestro querido máster. Y sí, soy pelota :P

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13/06/2012, 00:14
Jeffrey Goines

El rumor de las sábanas al removerse el cuerpo de Jeff no fue apenas audible, casi ni siquiera por él, tras su cortina de medicamentos y tranquilizantes.

El chasquido de los grilletes al tratar de soltarse fue escuchado, al menos, por el guardia de seguridad, quien ya conocía al paciente y ni siquiera se molestó en levantarse a revisar la habitación.

Los golpes al tratar de romper la cama fueron escuchados por todo su pasillo, Richard incluido.

Los gritos ya fueron escuchados en toda la planta, incluida el ala de mujeres. ¡Soltadme! ¡No conseguiréis nada! ¡Sé quiénes sois! ¡Sé lo que queréis!

En cambio, el ruido de la aguja al atravesar la piel no fue escuchado ni por el propio Jeff mientras continuaba su retahíla. ¡No conseguiréis acallarme! No lo conseguiréis. Sé lo que pretendéis... su voz terminó muriendo en un murmullo ininteligible mientras sus ojos perdían la mirada fija y la saliva comenzaba a acumularse en la comisura de la boca.

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13/06/2012, 00:25
Shilya R. Ranganathan

Al oir los gritos me sobresalte

Esa voz...Jeffrey

¿Qué le estaís haciendo?-alcancé a susurrar. Los gritos me ponían los pelos de punta. Le estaban haciendo algo malo. Lo sabía. Traté de levantarme pero los grilletes me lo impedían -Dejadlo en paz...Dejadlo en paz ...DEJADLO EN PAZ -grité desesperadamete al final sacudiendo los brazos.

En ese momento lo vi claro...Aun seguiamos allí...pero porque era todo tan raro, sin embargo era la única explicación. Si estabamos en un lugar seguro ¿Porque estaban haciendo chillar así a uno de mis compañeros?

Annabeth...Anabeth...tenemos que salir...Estamos en Red House...ESTAMOS EN RED HOUSE

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13/06/2012, 11:00
Director

El enorme negro que sirve como celador/guardia de vuestras habitaciones chasquea la lengua y se acerca a la habitación de Jeffrey y Richard, nunca habeis visto a un hombre más primario que este, si os lo encontrarais en la selva no dudariais de tacharlo de primate se acerca a Jeffrey y con una jeringa le inyecta un poco más de droga que le permite calmarse. Lo hace maquinalmente, aconstumbrado a estos casos, que la adicción a la drogra se haga patente luego en los pacientes le importa poco, a él le han dicho que los haga callar  en caso de que se pongan nerviosos y eso hace. Se da la vuelta hacia su silla para seguir leyendo su revista, una tan manoseada que hasta las letras se desdibujan por el sudor de sus manos.

En vuestras habitaciones no hay relojes, al parecer eso pone nervioso a los pacientes, aunque eso os da más sensación de desorientación y solo el sol que llega desde vuestras ventanas con las cortinas echadas es lo más parecido al conteo que podeis hacer del tiempo. A veces sino recordais mal os dejan salir por el patio de la institución, quizás para que vuestros musculos no se atrofien del todo.

El negro decide marcharse al servicio un momento, pues su figura ha desaparecido de la silla donde lee maquinalmente, creeis escuchar en cambio unos pasos furtivos en el pasillo y ver una sombra encorvada entre las nieblas del cansacio y la droga que corre por vuestras venas.

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15/06/2012, 00:31
Shilya R. Ranganathan

Poco a poco los gritos de Jeffrey cesaron y, sin saber muy bien porque, fuí tranquilizandome hasta quedarme adormecida. Entonces durante un segundo, durante un simple y extraño segundo me vinieron a la cabeza todos los recuerdos de Red House. Todos y cada uno de ellos. Sin embargo con la misma velocidad que aparecieron se desvanecieron dejando mi mente en blanco otra vez. Eso me asusto más que cualquier otra cosa y traté de ponerme en posición fetal para sentirme protegida, tarea imposible debido a los grilletes que me ataban a la cama.

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis jos resbalando hasta llegar al oido sin que pudiese apartarlas. Me sentía sóla e indefensa...hasta que oí aquellos pasos y vi aquella sombra. No sabia porque, pero en ese preciso instante desee volver a sentirme sola.

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15/06/2012, 14:55
Annabeth Carter

Había despertado con los gritos de los otros pacientes pero no sabía cuánto tiempo había pasado desde que había oído las voces, ni siquiera sabía cuánto tiempo había estado dormida. Allí nunca sabía nada, todas las horas eran iguales… el infierno no podía ser peor que aquello. Debí volver a quedarme dormida y puede incluso que estuviera soñando, porque en mis sueños oía pasos furtivos que se acercaban. No, no estoy soñando… son pasos ligeros que resuenan en el pasillo. Levanté mi cabeza intentando ver algo por la puerta abierta, un sudor frío recorriendo mi cuerpo, el miedo había vuelto una vez más a mí haciendo que mis sentidos estuvieran tan alerta como las drogas lo permitían.

Ahogué un grito al ver la sombra. No podía ser… nos habían descubierto… allí tampoco estábamos a salvo… Tenía que escapar o me  cogerían. Me moví con desesperación en la cama intentando en vano desatarme de aquellas esposas que impedían que pudiera huir de aquello que se acercaba.

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15/06/2012, 23:38
Richard Stark

La poderosa mole del negro celador desaparece por el pasillo mientras los ojos de Jeff parecen dar la batalla por perdida...

Mierda, si no hubiese gritado...

-Jeff... Jeff- susurro mientras veo marcharse al aburrido e imponente celador a partes iguales... -¡Vamos Jeff despierta!- le susurro con más fuerza tratando de hacerle luchar contra el efecto de los opiáceos -Tienes que hacer un esfuerzo, no te rindas, pero por el amor de Dios no grites. Estoy aquí contigo... No estás solo y tenemos que...- el susurro de mi voz se deja morir en mi garganta al observar una presencia oscura. Una extraña y ominosa sombra que parece hacer acto de presencia en el pasillo.

Oh dios NO... Tú NO... TODAVÍA NO... ¡ELLA ESTÁ AQUÍ!... ¡¡ESTÁ AQUI!!

Trago saliva con la mirada clavada en el pasillo tratanto de hacer acopio de mis propios consejos.

No volverás a llevarme contigo... No te los llevarás... pronuncio para mi mismo con la sensación innata de que aquella cosa será capaz de escuchar mis pensamientos. Pero con el miedo intrínseco de mi fuerza de voluntad no sea suficiente para alejarla...

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16/06/2012, 01:55
Jeffrey Goines

Las palabras de Richard llegaron taponadas a los oídos de Jeff, como si hubiesen sido gritadas al final de un largo tunel cubierto de algodones.

Pero a él no le importaba, sumido como estaba en ese viaje interior en que se sumía en cada ocasión en que le administraban ese suero. Ese suero que cada vez le hacía menos efecto aunque él disfrutaba de esos viajes esperituales, esos viajes interiores que realizaba, en los que aprendía a conocerse, a conocer su yo del pasado y su yo del presente.

Richard gritaba pero ya no para él, si no para sus propios demonios. Jeff, por el contrario, había aprendido a abrazar a sus demonios interiores y, gracias a ello, había descubierto que los demonios, en realidad, estaban afuera, tratando de aprovecharse de ellos.

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16/06/2012, 12:22
Director

Escuchais como la puerta de enfrente vuestro se abre, por el rabillo del ojo podeis ver como alguien entra en la habitación, sus ropas son blancas con tonos amarillentos y algunas manchas rojas, tiene que ser un paciente. Y por el tipo de hospital, ese tipo no debería estar por estos pasillos. Ahora sin la seguridad del enorme celador, vuestras compañeras están tan atadas como vosotros y si cabe igual que indefensas que vosotros. Pero... ¿Si gritais alguien os hara caso? Esa es una pregunta que no sabeis si podreis responder afirmativamente.

Pero por unos segundos os sentis vigilados, desde uno de los rincones de vuestra habitación os ha parecido ver algo, como si hubiese alguien examinandoos...

 

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16/06/2012, 13:49
Director

Vigilais en silencio tenso la puerta que esta semi-abierta, por una sola centesima de segundo veis como se abre unos centimetros más, lo suficiente para que una sombra huidiza entre para instalarse en uno de los rincones de la habitación fuera de vuestra vista, dejando un rastro de olor de sudor y mierda. Como ha sido todo tan rapido casi deseais que todo eso fuese parte de vuestra imaginación, una escena lucida creada por las drogas sedantes.

Pero como burlandose de vuestras esperanzas, se pueden escuchar desde el rincón, murmullos y susurros ahogados  que no podeis ver de quien provienen por las ataduras y colocación de vuestras camas.

Tras un minuto de cantinela donde apenas podeis reconocer lo que dice por la voz pastosa y el sorbimiento de mocos que de vez en cuando escuchais del rincón. Pero no os atreveis a alterar al intruso, a la espera de la llegada del celador. Entonces habla con más fuerza y os llegan sus desvarios:- Ya llegan, ya llegan, he sido malo y están aqui-.

De repente se detiene y el silencio es aún peor que su chachara. Algo aparecer le ha llamado la atención y se acerca lentamente a la cama de Annabeth, con algo brillante entre sus manos, que quizás en otras pudiera para servir para sanar. Un simple escalpelo que habra robado en algún descuido.

Agarra con una mano flaca, el ya inmovilizado brazo de la pintora, para acercar con lentitud el escalpelo presionandole cada vez más, en tanto la sangre empieza a brotar. En tanto musita intentando calmarse:- Un sustituto, si... ojo por ojo, diente por diente- La figura muestra una sonrisa enloquecida en un rostro poco agraciada, de ojos saltones que parecen mirar a todos lados, con una cabeza rapada donde tiene un montón de cicatrices de intervenciones, cuando presiona más fuertemente sus ojos empiezan a lagrimear a pesar de seguir sonriendo.

- Tiradas (1)
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16/06/2012, 17:18
Shilya R. Ranganathan

¡¡¡¡Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!

El grito aterrorizado de la cabaretera resonó por todo el pasillo y en su terror comenzó a mover violentamente sus extremidades tratando inutilmente de liberarse de sus ataduras. Daba igual el hecho de que ella no era la víctima de la agresión...o que las drogas en su cuerpo no deberían de dejarla siquiera abrir los ojos. No. nada de aquello pudo evitar el desgarrador grito que cortaba el silencio de la noche.

¡¡¡SOCORRO!!!¡¡¡QUIERE MATARLA!!!¡¡¡QUIERE MATARLA!!!

¡¡DEJALA MONSTRUO!!

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18/06/2012, 10:39
Richard Stark

Al escuchar los gritos agudos y el distintivo tono del exótico acento, Richard pudo identificar la presencia de Shil al otro lado del pasillo... Y pese al efecto de los narcóticos que hacían parecer que el tiempo transcurría a cámara lenta a su alrededor, su instinto de supervivencia no tardó en sumar dos y dos al interpretar las desquiciadas palabras de la descarada cabaretera que había dado origen y servido de nexo para que acabara formando grupo con los demás miembros de su particular... No sabía como definirla... ¿Conspiración tal vez?

Oh no... Beth... Pobre Beth...

Me debatía con mis propias ataduras sin éxito... Si tan sólo fuera como los protagonistas de mis relatos, ahora tendría un as en la manga con el que poder liberarme de estos grilletes acolchados... pensé con frustración.

Pero no lo era. No era Dick Grayson afamado detective de lo oculto, ni William Graves, ex SAS británico que servía en operaciones negables tras la Gran Guerra combatiendo amenazas del Vacio Exterior. Sólo era Richard Stark malogrado escritor que sobrevivía día a día y que ahora iba a pasar a formar parte del menú de aquella... ¿Cosa? Desde luego al menos de algo estaba seguro: No se trataba de ELLA, y aunque en las sombras de su propia habitación pudo adivinar otra presencia... gemela quizás de la que aterrorizaba a sus compañeras al otro lado del pasillo, saber que se trataba de otra entidad lo llenó tanto de miedo como de alivio mezclados a partes iguales. Inusual receta de extraño sabor al paladar.

Tengo que hacer algo, tengo que improvisar algo...

Lo único que le vino a la mente fue una canción que su padre solía tararear en sus noches de insomnio etílico, una canción de la vieja Irlanda... Y sin nada que perder y con el suficiente sentido común como para seguir sumando dos y dos reconoció que si hacía suficiente ruido, tal vez podría volver a atraer a la imponente y aburrida mole de celador que quizás y sólo quizás podría alejar a las presencias y salvarlos a tiempo...

Y con todas sus fuerzas, Richard hizo lo único que podía hacer: Se puso a cantar a pleno pulmón las primeras estrofas de aquella canción que querían recordar a su vez aquellos otros versos de otro escritor que también fuera maldito a su manera...

-¡OH TERRIBLE SERÁ LA NOCHE CUANDO EL BOSQUE DE BIRNAM MARCHE HASTA DUNSANINE!...- la canción inundó el pasillo del psiquiátrico anunciando a todo aquel que tuviera oidos, que los locos habían despertado.

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18/06/2012, 22:27
Jeffrey Goines

En la nube de algodón de azucar que era el cerebro de Jeff bajo los síntomas del calmante que le habían suministrado, los gritos de Shilya sonaban como el carrusel de los caballitos girando al mismo ritmo vertiginoso que era su mente en esos instantes y la canción de Richard se asemejaba a la cancioncilla rítmica del puesto de los patos.

La voz de Jeff se escuchó en un susurro dirigida a esa presencia que parecía observarles en la penumbra. ¿Qué quereis? ¿Por qué nos haceis esto?

Trato, más por costumbre que por intención, de soltar sus grilletes, ya que el día que dejase de luchar sería el día en que ellos le tendrían en sus garras. ¿Qué clase de experimento es este? ¿Qué quereis obtener de esta clase de tortura?

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19/06/2012, 10:04
Annabeth Carter

Los quedos pasos y la rápida sombra sólo habían sido producto de la semiinconsciencia en la que estaba sumida, agité la cabeza para despejarme pero… el hedor que flotaba en el aire así como los murmullos que sonaron en la esquina de la habitación sólo confirmaron que mis miedos iniciales eran reales. Alguien está aquí con nosotras… ha venido y no tenemos escapatoria.

Contengo la respiración al comprobar que los susurros se acallan, esperanzada de que la sombra haya decidido marcharse. Pero el optimismo no tiene cabida en aquel antro de demencia y enajenación. Mis ojos se abren desorbitados y mi cuerpo se convulsiona intentando soltarse de las ataduras, al ver la siniestra figura que se alza a mi lado. Su rostro, su risa y sobre todo el escalpelo que sujeta en su mano, forman una imagen de puro horror.

- No, por favor… no –suplico entre hipidos de puro pánico mientras mi voz, apenas un susurro inaudible al principio, va cogiendo fuerza por el terror.- No… NO ¡SOCORRO! NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO…

Siento el calor de la sangre resbalar por mi brazo mientras la fina cuchilla abre poco a poco mi carne. Mi grito desesperado se funde con la risa enloquecida del hombre, resonando con furia por el pasillo.

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19/06/2012, 10:05
Annabeth Carter

- NO ¡SOCORRO! NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO…

Mi grito desesperado unido a una risa enloquecida resuena por todo el pasillo, alterando al resto de pacientes en sus habitaciones.

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19/06/2012, 10:16
Director

La algarabia de gritos llena el lugar, un maremagnun de gritos, chillidos, risas y lloros se empiezan a contagiar por toda la planta al escuchar vuestros gritos  y canciones enloquecidas. Pronto escuchais como los pasos de los celadores llegan y la sombra de hombre que estaba en la habitación de las chicas desaparece antes de que estos lleguen.

Entonces ocurre esta escena, el enorme negro llega subiendose la bragueta asustado por los gritos, porque al fin al cabo esta él de guardia en esta zona, con una voz nasal grita:-¡¡¡ Callaos, malditos locos u os arrepentireis, maldita sea!!!- Los gritos de la sala empiezan a calmarse, poco después llega el doctor Drake al que reconoceis por la voz y le especta con voz calmada con ligero tono de reproche:- El que debería calmarse es usted, estamos en un centro de sanación y los estimulos negativos no son precisamente algo que mejore la sanación de los enfermos.-

El negro parece callarse, al parecer no ofendido sino avergonzado y dice:- Yo... lo siento doctor, no volvera a suceder-

El doctor le informa:- Desde ahora los pacientes de la sala 6 y 7, estarán sin los grilletes, por supuesto todavia les queda terapia que hacer, pero por ahora no son peligrosos para ellos mismos, haga ir a mi despacho a los de la sala 6 por favor.- Drake se marcha por el pasillo y el enorme negro entra en vuestra habitación, os quita las manillas y os dice:- Acompañadme... ummm tú- Refiriendose a Jeffrey, sabiendole sedado- Te llevare en la silla mejor...-

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19/06/2012, 10:28
Director

La algarabia de gritos llena el lugar, un maremagnun de gritos, chillidos, risas y lloros se empiezan a contagiar por toda la planta al escuchar vuestros gritos y canciones enloquecidas. El hombre que se cierne sobre Annabeth se pone nervioso y apenas puede sostener el escalpelo antes de taparse la cabeza y gritar:- ¡No, no, no, así los llamareis, asi se centrarán en vosotros! ¡ Punza, corta y cose!-  Sus ojos repletos de lagrimas miran implorantes a Annabeth, antes de que se marcha por la puerta, como si fuese una aparición de vuestra demencia. Pronto notais los pasos de los celadores calmando los animos de los locos y al vuestro, el enorme negro que Entonces como si hubiese sido una aparición se marcha hacía la puert nollega subiendose la bragueta asustado por los gritos, porque al fin al cabo esta él de guardia en esta zona, con una voz nasal grita:-¡¡¡ Callaos, malditos locos u os arrepentireis, maldita sea!!!- Los gritos de la sala empiezan a calmarse, poco después llega el doctor Drake al que reconoceis por la voz y le especta con voz calmada con ligero tono de reproche:- El que debería calmarse es usted, estamos en un centro de sanación y los estimulos negativos no son precisamente algo que mejore la sanación de los enfermos.-

El negro parece callarse, al parecer no ofendido sino avergonzado y dice:- Yo... lo siento doctor, no volvera a suceder-

El doctor le informa:- Desde ahora los pacientes de la sala 6 y 7, estarán sin los grilletes, por supuesto todavia les queda terapia que hacer, pero por ahora no son peligrosos para ellos mismos, haga ir a mi despacho a los de la sala 6 por favor.- Drake se marcha por el pasillo y el enorme negro entra en vuestra habitación, os quita las manillas, sin decir palabra ni fijarse en la sangrante herida en el brazo de Annabeth, que por suerte es poco más que un rasguño, pero la sangre mana de él de forma escandalosa, aunque no debe ser muy dificíl pararla...