Partida Rol por web

Tras oír esa conversación pasa un buen rato antes de que aterricéis en un hangar encima de un edificio de aspecto neoclásico, en New York. La mansión es enorme y encima tienen pista de aterrizaje privada. Está claro que aquí se mueve mucho dinero e influencias, no es nada fácil tener una pista aérea en plena ciudad, una de las mayores metrópolis del mundo. Wanda, en cuanto el motor del avión se detiene, se levanta y llama vuestra atención.

-Haremos una primera parada en la Mansión de los Vengadores antes de ir a la Escuela, tal como os prometí. Intentaremos que estéis lo más cómodas que podamos y de pasada recogeremos al otro chico, que ya está en la mansión- dice ésta con el semblante serio y la voz firme.

-Doctor, usted se quedará con nosotros, el Doctor Pyme está deseando hablar con usted- se dirige al hombre afro-americano.

Tras esa pequeña introducción os dirigen hacia el interior de la enorme construcción. El edificio entero es una vieja casa neo-clásico por fuera y completamente reformada y modernizada por dentro.

Está plagada de habitaciones y con un mayordomo al servicio! Os cruzáis con algunos de sus habitantes, un hombre de aspecto extraño, la  cara de color rojo sólido y una mirada fría, casi robótica, sin pupilas ni iris alguno. Aunque se mueve con habilidad, le notas cierto deje robótico, como si no fuera humano realmente. Wanda le recibe con una sonrisa y le presenta como su marido, la Visión. Os hace un tour básico por el interior de la casa, donde veis más fenómenos del estilo, una mujer gato que parece estar rondando algo, no sabes el qué, Thor ha llegado en algún momento, mucho antes que vosotras y está teniendo una discusión extraña con  otro hombre, igual de enorme que él, pero con el pelo castaño y barba y con unas ropas que dejan poco a la imaginación, parece sacado de la peli Ben-Hur. Wanda os lo presenta como el semi-dios Hércules. Pero lo más chocante de todo es cuando os encontráis con Yocasta, una mujer robot compleja y hermosa como una estatua griega.

Tras acabar el tour, os llevan a una sala y os explican donde estáis, quienes son y porqué os han traído aquí en vez de a la escuela de Charles Xavier: os dicen que son los Vengadores, un grupo de superhéroes mundialmente conocidos (tú los habías visto alguna vez por la tele, en las noticias, desde el aparador de la tienda de teles de Garden Street). Os comentan que debéis quedaros un par de días allí porque la escuela está en cuarentena y para vuestra seguridad es mejor quedaros aquí, en un sitio protegido y que no hay mejor sitio que la propia Mansión de los Vengadores, el grupo más poderoso de la Tierra. Después os llevan a la cocina enorme donde Jarvis os da de comer, aunque se está mucho de acercarse a ninguna de vosotras y luego os dejan un cuarto donde instalaros y poder adecentaros en el bonito y limpio baño privado del dormitorio. A insistencia de Wanda, de cara a averiguar qué está pasando y cuanta verdad hay en las palabras de Kaylee y de Tucker, el doctor Henry Pym os espera en la enfermería para haceros una revisión médica completa y relativamente indolora. El sitio parece un hospital mega-moderno por el tamaño y la cantidad de cosas que tiene. Dinero, aquí hay mucho dinero, está claro, a cambio sólo os piden una cosa: mantener la boca cerrada respecto a todo lo que veas y oigas y que respetes las identidades y privacidades de todos los habitantes de la casa.

-Bienvenidas Señoritas, mi marido será lo más suave y delicado posible con vosotras. Me aseguraré de ello- una sonrisa preciosa y elegante os recibe en la enfermería. Una mujer bajita y menudita, vestida con suma elegancia y estilo se dirige a vosotras y os abraza con cordialidad y os mira con detenimiento, incluida a tí -Pero que guapas que sois, tengo unos trapitos que os irían divinos de la muerte, cuando terminemos aquí os conseguiré algo bonito y limpio- se gira hacia su marido -Verdad que te portarás con ellas como el caballero que eres, maridito?- se gira hacia el hombre que hay en la sala, rubio, bien formado aunque no tan alto como la Visión o Thor. Parece un tipo normal, elegante, con una buena alimentación y una buena vida, un médico a todas luces con esa bata blanca perfecta.

-Buenas tardes, jovencitas, soy el Doctor Henry Pym y esta es mi esposa, Janet y puedo aseguraros que nunca he maltratado a ningún paciente- mira con cierto desdén a su mujer por toda la presentación que ha realizado. La mujer se sienta con las piernas cruzadas a lo Audrey Hepburn, en una silla ultra-moderna, esperando y vigilando lo que hace su marido. Kaylee mira a su alrededor muy nerviosa, casi taquicárdica, como si los laboratorios y las enfermerías le dieran verdadero terror. Haruka está demasiado sorprendida con tanto lujo que no sabe qué decir o hacer, se siente intimidada.

El vuelo es corto, no vais muy lejos, en dirección hacia el centro de la ciudad más moderna y alucinante del planeta: New York. Veis como las luces que han iluminado la ciudad durante la noche se van apagando poco a poco, como en un pastel de cumpleaños hasta que aterrizáis en el hangar del techo de una casa enorme de estilo neoclásico. El edificio es enorme, casi tanto como la Escuela de Xavier y un mayordomo con cara de rancio os viene a recibir. Es un hombre mayor, tirando a los 50 y bastante calvo y de actitud envarada. La Bestia es el único que se queda con vosotros, Jean vuelve con el jet a la zona de combate. Jarvis el mayordomo os conduce, con ayuda de Hank, directamente a la enfermería a haceros un TAC.

-Disculpen esta grosería pero las órdenes del Señor Stark y del Capitán América han sido muy concretas, primero tenemos que asegurarnos de que no sois portadores antes de dejaros correr libremente por la Casa. La tasa de contagio es muy alta con este tipo de... visitantes- zanja el tema Jarvis. Hank afirma con la cabeza y trata de disculpar la pomposidad del mayordomo.

-No es mal hombre, es que es inglés, de una larga estirpe familiar de mayordomos. No le torturéis mucho por esto, vale?- dice en broma para frenar vuestras posibles represalias como adolescentes nerviosos y acojonados que sois ahora mismo. Os hacen pasar a una sala aislada, donde os hacen esperar y pasar uno a uno para hacer las pruebas.

El primero en pasar por las pruebas de detección es el propio Hank, para así poder ayudar al otro doctor a hacer las pruebas a todos y acabar con ello lo más rápido posible. Tras eso, se inicia el turno con todos vosotros, uno a uno mientras esperáis nerviosamente en la sala de cuarentena.

Todo va muy rápido. Kitty decide hacer algo útil por una vez en su vida, el pitufo con esteroides nos dice que todo va a ir bien (qué puta manía, nada está yendo bien, que no nos mientan que no somos tontos) y de repente estamos en un avión y yo quiero llorar porque no me llevan a Nueva Orleans. Por lo menos hemos salido del sótano, que a mí ya me estaban entrando los mareos y el agobio y no, gracias, no quiero tener un ataque de pánico con aliens acosándonos.

Nueva York me sorprendería en otra ocasión, pero no en esta. Odio todas las ciudades que no son Nueva Orleans. Las odio. Encima nos recibe un calvo estirado. Uff, me he calmado un poco pero ahora mismo todo me frustra y me dan ganas de decirles que son gilipollas y que no me importa nada de lo que hagan. A saber si aquí también va a haber aliens. Definitivamente o soy gafe o tengo un imán para los problemas: la primera misión y mira lo que se lía.

- Espera, ¿podría tener un alien ahora en mí? –pregunto- ¿EN MI VIENTRE? –me pongo las manos sobre la barriga. Nunca pensé que querría tener niños, y menos uno que me desgarre por dentro y me mate en el proceso. Esto no es Crepúsculo. Bella Swan, muérete; eres un pésimo modelo a seguir.

Me hago paso entre Jamal y Valary, apartándolos como puedo, y voy directo hacia… no, espera, no sé hacia dónde ir. Hank nos conduce a una sala de espera y no sé dónde ha quedado lo de las mujeres y los niños primero, pero al parecer aquí los modales brillan por su ausencia. Di que sí, Hank, pasa tú primero. Egoísta de mierda. Como me ponga ahora de parto se van a cagar. En cuanto sale me encargo de dirigirle una mirada llena de desdén, odio y todo lo malo que se me ocurre en este mundo. Panda de subnormales.

El escáner, por suerte, va bien. Uff. En realidad no tendría que haberme puesto tan nervioso porque a pesar de haber compartido tiempo y espacio con dos eslizoides ninguno me ha arrollado y me ha petado el culo, pero más vale prevenir que curar. Tras las pruebas, siento que todos los nervios se van y se me cae el peso del mundo encima. Estoy tan cansado. Me pesan todas las extremidades y salgo a la sala de espera arrastrando los pies. ¿Qué día es? ¿Hace cuánto no hemos dormido? Por lo menos no estoy muerto.

Acabo por dejarme caer en una silla. Miro a Jamal y recuerdo su desaparición. ¿Dónde se habría metido? ¿Qué hacía en el sótano con la pelirroja tetona?

- Jamal, ¿por qué estabas en el sótano? ¿La pelirroja había prometido darte pollo si dejabas que experimentaran contigo? –ya me da igual que me pegue- Ah, no, claro. Que a ti sólo te compran con sandía.

Mi vista va del africano a la latina. Tampoco sé dónde se había metido ella. Bueno, en realidad fui yo el que me separé del grupo para adentrarme en el maravilloso mundo de los virus, pero no estoy para echar culpas. O sí. Valary, maldita, que pasaste a mi lado y ni me viste. Podría estar muriéndome ahí y no se hubiera dado ni cuenta. Ni siquiera sé por qué volví a por ella. Normalmente no lo habría hecho.

- ¿Y tú qué? –estoy tan cansado que ya ni me enfado. Quiero dormir- Te fuiste a dar el lote con el panchi ese, a que sí. Si es que no se te puede dejar sola.

Chasqueo la lengua y me hundo más en la silla. Seguro que es verdad. Estas chicas de barrio sólo quieren que les hagan un bombo para que las mantengan.

Yo confiaba en Wanda, claro que sí. Lo hacía porque en el momento en el que vino a hablar conmigo cuando ocurrió lo del Circo, inmediatamente entendí que compartíamos bastantes cosas. ¿Qué no se qué cosas exactamente? Pues no, no lo sé... Al menos mas allá de que me haya dicho que ella también la lio con sus poderes al principio, pero el caso es que así es como lo siento, y espero no estar equivocada.

Por eso, cuando se decide que hay que cambiar de rumbo y que no vamos a la escuela de la que ella me habló, sino a la Mansión de los Vengadores -¡La Mansión de los Vengadores, qué pasada!-, pues supongo que será lo mejor. Además, están hablando algo de una cuarentena... ¿Qué estará pasando? ¿Será por eso de que si tocamos a los humanos los matamos? ¿O será otra cosa? Pinta a que tiene algo que ver pero...claro, no puedo saberlo. O sí, pero supondría preguntar cosas, y no sé hasta qué punto van a tener paciencia con mi alma curiosa.

Prefiero dejarlo para otro momento y dedicar el viaje a tranquilizar a Haruka y a Kaylee, sobretodo a esta última. ¿Por qué se pone tan histérica? ¿Será que echa de menos a Jason? También es que ya le vale... ¿Por qué se habrá largado así? Si yo fuera su novia, como Kaylee, también estaría cabreada. Cabreada pero no histérica, claro. Haru parece mas tranquila pero...bueno, supongo que también es de naturaleza mas calmada que la rubia.

El caso fue que me pasé el viaje intentando charlar con ellas de diferentes cosas para distraerlas, y para cuando llegamos a la Mansión ellas parecían (parecían) un poco mas tranquilas. Fuímos pasando por allí yo, personálmente, alucinada con la cantidad de mutantes fascinantes que fuímos conociendo y a los que es imposible no quedarte mirando un rato. Puede parecer un poco de mal gusto pero... ¡un tio verde, una mujer gato y un tipo con unos músculos impresionantes! Vale que las chicas y yo venimos del Circo y hemos visto de todo pero ¡esto es la hostia! Encima todo alrededor es lujoso y llamativo. Me siento muy fuera de lugar por el alarde de pasta que está representado en este lugar pero, al mismo tiempo, es como si estuviera en un sitio en el que tengo que estar porque así está destinado.

El tiempo pasa de manera extraña entre explicaciones, presentaciones y conocer aquella gran mansión. Cuando quiero darme cuenta tengo el estómago lleno y Wanda nos lleva al doctor de aquel sitio para que nos haga una revisión.
Esta es la parte que no me gusta. ¡Odio los médicos! De hecho, desde que estoy en la calle no he ido a ver a ninguno. Tampoco he estado enferma, vaya, pero...

Una vez en la enfermería, se nos presentan Janet y Henry, que parecen bastante amables. Claro que tanta amabilidad cuando están a punto de hacerte una revisión "indolora", no sé...es como...¿intrigante? O algo peor como lo que deben estar pensando Kaylee y Haru, que parecen bastante mas nerviosas que yo aún.

- Yo primero - me ofrezo mirando al doctor, solo por darles una tregua a las chicas. Quizás si me examinan a mi primero y ellas ven que no pasa nada, terminen de tranquilizarse.

¡Pero con "irnos" me estaba refiriendo a volver a las calles! ¡¡¿¿NUEVA YORK??!! No armo un pollo porque bueno... porque me acabo durmiendo. ¡ESTABA CANSADA, ¿VALE?! Y eso que estaba pensado en lo que le habrían hecho a Jamal, porque estaba más callado que yo. Pero es eso. Muero literalmente hasta despertar en Nueva York, a pasar por pruebas porque mientras estaba intentando no morir derretida en ácido apestoso lo mismo podían haberme embarazado con minialiens. Pero ya me da igual; después de dormir me he despertado con unas ganas horribles de echarme a llorar por todo lo que está pasando. Sólo quiero volver con los míos, aunque los "míos" ya no estén donde tenían que estar. ¿Y si tenía una de esas cosas dentro? ¡Me matarán! Acabo reventando en pleno escáner, echándome a llorar súper nerviosa como si se me fuera a caer el mundo encima

Suerte que todo va bien, y para cuando tengo que volver con Mash y Jamal han logrado tranquilizarme. Aunque me arden los ojos, y debo tener la nariz como Rudolph. Quiero volver a dormir, joder...

Pero no. Mash no quiere cerrar la bocaza. Aunque a mí también me interesa lo que hicieran con Jamal para que estuviera así, sólo quiero paz.
-¿Pues sabes qué? Ojalá...-respondo sin más, apoyando la cabeza en la pared y suspirando.

El muchacho levanta la mirada al oír que Marshall le nombra. Al principio su mirada refleja un horror que a los pocos segundos queda encubierto por una máscara de suma frialdad y odio visceral.

-Y a ti qué te importa, botobata?- responde de mala gana y con cierto resentimiento en la voz -Que mires pa' otro lao!- salta de repente y le regala un pescozón a Marshall, sin venir a mayor cuento. Esa calma externa y aparente modosidad eran sólo eso pura fachada, la irritación que asoma en este momento os deja claro que está muy pero que muy cabreado, pero por algún motivo se está conteniendo y desconoceis el porqué, no es que fuera el tipo más sutil del universo que digamos. Su cara refleja una sola idea "esto es culpa vuestra y toda vuestra". Se levanta bruscamente de nuevo, tras haber soltado aquello y se sienta en un rincón, bien distanciado de vosotros, como si os estuviera haciendo el vacío, sólo le faltaba deciros "no os junto, cabrones". Se hace un ovillo y se cierra al mundo, como si fuera un erizo.

Las pruebas consisten en una análisis de sangre, un TAC y una revisión externa médica sencilla. Henry Pym se comporta muy profesionalmente y aunque es algo frío, claramente sabe muy bien qué está haciendo y qué buscar y se asegura de que estés perfectamente intacta. Es amable aunque distante, aunque Janet ya se encarga de dar la calidez por ambos. No tardais mucho en pasar todos por sus manos. Al salir Wanda os está esperando y veis que en la Sala de Espera de puertas de cristal hay un montón de jóvenes esperando, sentados y con cara de estar agotados, asustados y algo más. Ves como un chico negro le da un pescozón a un chico delgaducho, blanquito y con pinta de pijo total, mientras una chica latina sentada a su lado parece hundirse en algún tipo de desesperación. También ves que hay otro chico latino, más mayor, una chica rubia con el pelo raro haciendo cosas raras con las manos, parece que tenga una bombilla encendida en las manos, pero donde está el jodido cable interruptor? Pero lo más chocante de todo es esa "cosa" negra y con luces amarillas hablando con un chico rubio, que no para de mirar un portátil. Parecen discutir sobre algo pero no alcanzas a oír nada porque aunque sean cristales deben ser aislantes porque no se oye ni un ruido. Pero lo peor está por venir cuando te topas de narices con un enorme hombre-gorila de color azul, que lleva una bata de médico puesta. Espera, te suena de algo, lo has visto en algún articulo de la revista Science, es un biólogo o algo así, es muy conocido pero nunca pensaste que tendría este aspecto en... persona.

-Disculpad señoritas- responde éste educadamente e inclina la cabeza seriamente. Todo su cuerpo está cubierto de un tupido y suave pelo azul. Es como un enorme peluche de feria.

Haruka se lo queda mirando embobada, con una sonrisa en los labios, como si hubiera encontrado el tesoro, eso parece calmarla como no lo ha hecho nada desde que emprendisteis el viaje hacia aquí. En cambio Kaylee se queda mirando al hombre con unos ojos abiertos como naranjas, como si no pudiera creerse lo que estaba viendo y le tiemblan ligeramente los labios.

-Oh, chicas os presento al Profesor Hank McCoy, alias La Bestia, es el amigo que os comenté que os llevará a la Escuela. Hank, estas son las chicas e imagino que el chico debe andar por arriba con el Capi- os presenta muy informalmente la Bruja Escarlata. El gorila azul se queda mirando un momento a vuestro grupo como si no le sonara de nada y de repente suelta un facepalm.

-Ah sí, cierto! Ya no me acordaba, con la urgencia eslizoide se me fue totalmente de la cabeza, disculpa Wanda, esta cabeza ya no es lo que era- bromea el hombre, perdiendo cierto aspecto simiesco con ese rasgo tan humano mientras se rasca la nuca con una de sus azules y peludas manazas -Soy un despistado, madre mia. Perdonad todo este revuelo pero hemos tenido una visita no deseada en casa y estamos echándoles en estos momentos. Por eso os hemos desviado hacia aquí, junto con otros chicos que también van a la Escuela. En cuanto acabe sus exámenes médicos os los presento y al menos podreis ir conociéndoos y no os sentireis tan solos entre tanto carca!- vuelve a bromear, solteando una risotada -Pero prometo que pronto iremos a casa y podreis acomodaros allí. Todo irá muy bien, la Escuela es un sitio muy agradable y hay muchos chicos y chicas de vuestra edad, con capacidades muy parecidas a las vuestras. Os gustará- os promete el barba-azul.

Mientras estais en la Sala de Espera, a través de las puertas acristaladas veis a un grupo de tres chicas pasar por delante y cruzarse con Hank, se quedan hablando un momento y parece señalar hacia vosotros. No conseguís escuchar nada de lo que hablan, la sala parece realmente muy bien aislada acústicamente. Una de las chicas, con el pelo corto y oscuro y aspecto desgarbado, no estais muy seguros de si es una chica o un chico por su aspecto, pero parece tener una aura de entereza difícil de ver en alguien de vuestra edad. Las otras dos chicas, una asiática muy enana que parece una niña pequeña y una rubia cañón, se las ve más inseguras e incómodas por estar ahí pero no parecen despegarse de la chica-chico. Es como si fuera su líder o algo así. Van acompañadas de una mujer pelirroja y sexy que aún irradia más energía y fuerza que todos juntos en la planta entera, que parece llevar la voz cantante en la conversación con Hank.

Eso es lo último que veis antes de que Hank os recoja uno a uno para ir a la enfermería a realizar la revisión anti-alien. Las pruebas consisten en una análisis de sangre, un TAC y una revisión externa médica sencilla. Hank, vuestro peluche azul favorito, es muy amable, cálido y divertido y hace que todo se pase en nada.

Valary no se ha liado con el mariachi macarra pero piensa hacerlo. Me la quedo mirando durante un momento, pero después aparto la vista hacia Jamal… justo para que me ponga cara de loco y me comience a hablar en el idioma de los negros y, qué novedad, me pegue. Me quejo con un fuerte “ay” y me levanto. Estoy harto. Deja de pegarme, Jamal, yo qué te he hecho. Si dicen que a vosotros os gusta el pollo será por algo. Los estereotipos son una realidad; yo qué le voy a hacer. 

- ¡Que dejes de llamarme botonoséqué! Aprende a hablar –le suelto-. ¿Sabes qué? La M de Marshall significa MEJOR QUE TÚ –hago una “m” con los dedos y me alejo un poco de allí, yendo hacia las cristaleras. 

Veo de reojo cómo Jamal también se automargina en un rincón. Se lo merece. Yo, que sólo me preocupaba por su bien. Bueno, ya lo interrogaré en otro momento, cuando esté más receptivo (a este paso, nunca). Me centro en el exterior y, sorpresa, Hank comienza a hablar con tres chicas que no sé quienes son. O dos chicas y un chico, porque la verdad es que no sé qué es y eso me perturba. No sé por qué pienso que no serviría de sexador de pollos ni de coña. No tiene tetas pero sí facciones femeninas. A lo mejor es un travesti, o uno de esos polinesios a los que crían como si fueran chicas y salen así afeminados. Qué raro. La otra es una china (o japonesa, o vietnamita, o a saber porque nunca he sabido distinguirlos) de tamaño bolsillo. A lo mejor es enana o algo así, o tiene siete años, o yo qué sé, la verdad es que ahora no estoy para pensar. Además, la tetona llama mucho más mi atención. Por no hablar de la pelirroja, aunque me da rabia que tenga tanta presencia cuando yo me estoy muriendo aquí en medio. 

- ¿Alguien sabe quienes son esas? –pregunto en alto. Voy mirándolos- ¿No? ¿No? –señalo al rubio listo y a la chica con la que había hablado antes- Pues vaya decepción –y me guardo las manos en los bolsillos. Vaya incompetencia llevan todos encima.

Bien, para no gustarme nada los médicos al menos este se había portado. No había tardado demasiado e imagino que las chicas se relajarían para sus pruebas cuando me las hicieron a mi antes. Seré sincera y diré que odio a los médicos pero no era plan de armar ningún escándalo aquí, mucho menos con Wanda y Haru delante, que se supone que hay que comportarse. O esa es la sensación que tengo para mi misma.

No puedo evitar observarlo todo alrededor, tanto a aquella "cosa" negra "discutiendo" con el chico rubio (no puedo saberlo porque no les escucho, pero deben estar hablando algo importante por la gesticulación que ambos usan) como a los otros chicos jóvenes de detrás de la cristalera. Uno de ellos, el de piel oscura, le da una colleja a otro y yo sonrío un poco, divertida por la escena.

Entonces Wanda nos presenta a aquel tipo enorme azul, que parece un jodido peluche sacado de alguna película y, sobretodo, hecho por ordenador. Pero no, yo lo tengo aquí delante, tan vivo y activo como yo o cualquiera de los que estamos aquí. Trago saliva, mirándole, hasta que se pone a hablar de esa manera tan...educada y agradable. Está claro que en "este mundo" no puedes dejarte nunca llevar por las apariencias. Brutal.
Mientras habla no puedo evitar preguntarme si será tan suave como parece. Je.

Y usa una palabra que no entiendo: eslizoide. ¿Eslizoide? ¿Qué significa esa palabra? No me gusta nada encontrarme con palabras que no entiendo así que no puedo estarme de preguntar; mi curiosidad no me permitiría quedarme callada.

- Disculpe, ¿qué significa "eslizoide"? - pregunto sin cortarme demasiado, mirándole a él y luego a Wanda - Nunca había escuchado ni leído esa palabra...

Reacciono por instinto: cuando Jamal le mete a Mash yo le meto a Jamal. Porque estaba tranquilito y bien, hasta que ha abierto la boca con los cables cruzados. Vale, que él ha ido provocando (pa' variar) pero ya se podrían estar quietecitos hasta en esta situación, ¿no? Que yo no tengo ganas ni de estar despierta. 

Intento perder la mirada, pero la acaba atrayendo una presencia seguida de otras tres. Mash pregunta, pero obviamente niego con la cabeza con toda mi desgana quedándome mirando también.
-Parecen igual de perdidos que nosotros...-se me ocurre en un murmullo.