Partida Rol por web

La mujer te mira con una sonrisa.

- ¡Jaja! Rowan amigo mío, debes estar orgulloso de tu pupila - dice mientras busca a tu mentor con la mirada. - La has enseñado bien y ya habla como un político. ¿Estás entrenando a tu sucesor en el Consejo? Menos mal que os tenemos en nuestro bando, porque no me gustaría que fueseis mis enemigos. Pero... ¿dónde se ha metido ese viejo zorro?

Se sirve una copa de un caro vino, que, conociéndola, supones que ha traído ella misma.

- Sin embargo, a diferencia de los políticos, tus palabras tienen sentido, aunque creo que sois los miembros de tu Gremio los que tenéis la mejor posición para investigar a los Truil. Lo que sí te puedo confirmar es quién ha sido el responsable de los ataques, pues yo también tengo amigos en el Gremio de Soldados. Un clan de los Caras Azules es quien nos ha infringido las últimas derrotas, aunque hasta ahora no había quedado ningún hechicero superviviente para relatarnos con tanto detalle el modo en que las consiguieron.

Los soldados de las górgonas corroboran su versión sobre los Caras Azules. Y ella continua hablándote, con un tono alentador, pese a la sequedad de sus palabras, como animándote a tomar una decisión:

- Pero con respecto a investigar en la frontera, te hago la misma pregunta, querida. ¿Cómo piensas que podemos hacerlo?

-En primer lugar entablar contacto con las gentes fronterizas. Hablar con los comerciantes y ofrecerles contratos por las pieles y piedras preciosas a precios ventajosos para ganar su favor. Asentar una red de comunicación con la gente que conoce realmente el territorio y afianzarla, de ese modo conseguiremos más información. Mientras tanto, sugerir al consejo un cierre de las fronteras y tratar de evitar a toda costa un conflicto bélico que podría movilizar al Imperio en nuestra contra.

Y a raíz de ello, el siguiente paso es localizar un grupo Truil de mercenarios dispuestos que conozcan nuestra lengua y el terreno para llevar a cabo una incursión. Llegar a identificarlos y entonces pensar en eliminar la amenaza, o controlarla, o, por último, volverla en nuestro favor.

Necesitamos ganar adeptos a nuestra causa aquí. Creo que Rowan habrá de jugar un papel fundamental, y a partir de la reacción de mañana en el Consejo, debemos iniciar contactos con nuestros gremios afines para afianzar lazos. Yo le ayudaré.

Por otra parte, Zorya, puede que necesitemos atizar la avaricia de nuestros comerciantes ofreciéndoles oro y unos contratos adecuados. En eso tú eres la apropiada, si te parece.

La expresión de Rowan esconde un gesto de frustración.

- Como te dije no me fío de la objetividad de tu hermana. Es demasiado visceral... Aunque imagino que ya te habrás dado cuenta... ¿Normalmente te hace esos desplantes en público? Como el recibimiento en la casa, me refiero... - Agita la cabeza en señal de desaprobación. - De todas formas, conocemos algo de los Soles gracias a tu padre... Son principalmente soldados y algún hechicero, y no hay banqueros entre sus filas. Al parecer intentan oponerse al ansia expansionista de los mercenarios y buscan la estabilidad de la nación. Si eso es cierto, serían unos buenos aliados, pero mis contactos me han dicho que son bastante independientes y que tradicionalmente se han opuesto a un liderazgo fuerte, lo que me preocupa ligeramente, pues no sé cómo se tomarían un intento de fusión de las compañías.

Te mira con expresión seria.

- Para eso te necesito, Biza... Para eso Gorgonae te necesita. Eric vive en tu casa y debemos conocer las intenciones de los Soles... Creo que tu padre se equivocó de hija para esta misión... uno de los pocos errores que le conozco, por cierto... pero si quieres que sus planes se culminen y que Gorgonae y los Soles se fusionen con éxito, vamos a necesitar tu ayuda.

-Si es eso lo que necesita Gorgonae, sabré hacer mi tarea.- respondió intentando no mostrar a Rowan el sentimiento que le producían las palabras de áquel. Su hermana, Eric, el recuerdo de su padre y su decisión sobre el desposamiento de Kiba eran sin duda los pilares sobre los que su auto tormento se habían erguido todos estos años y bajo cuya sombra aún no se había acostumbrado a vivir.

Zorya sonríe.

- Bien Górgonas, ya habéis oído a Ilsa. Aunque será mejor que empecemos mañana... ¡No vamos a desperdiciar toda la comida y bebida que hay aquí!

El corro de gente se dispersa y empiezan a repartirse por la habitación y el resto de la casa. La maestra cortadora de gemas se acerca a ti, con expresión algo más seria.

- Lo cierto es que la situación es preocupante. Si Uldholm actua demasiado precipitadamente, es posible que recibamos un golpe tal que no podamos recuperarnos. No somos los únicos que intentamos influir en la política de la nación, eso ya lo sabes, y seguro que hay sociedades que intentan aprovecharse de esta noticia para su propio beneficio. - Se sirve otra copa de vino - Sin embargo también hay otras que puedan ser grandes aliados. Los Soles Azules es nuestra opción más clara, incluso Eric está ya aquí. Sin embargo temo que tengamos que precipitarnos y nos equivoquemos en nuestras decisiones.

El hechicero sonríe ante tu afirmación.

- Ahora sí me parece estar oyendo a una Carkenna - dice dándote una suave palmada en el hombro. Si ha notado el efecto que sus palabras han causado en ti, lo está disimulando muy bien. - Sí, creo que es algo necesario para Gorgonae. Habla con Eric, descubre las intenciones de los Soles y evalúalos como aliados. Si puedes acudir a alguna de sus reuniones sería perfecto.

De repente se para y te mira nuevamente.

- Ya me he alejado demasiado de la reunión. Hay cosas que debería tratar con la gente allí... ¿Volverás conmigo o prefieres irte tranquilamente a casa?

- Una Carkenna no cambia nunca de opinión y menos en público.- sonrió complice a Rowan aceptando su propuesta. Despues de todo Gorgonae era algo por lo que luchar. Apresuró el camino dejando atrás al Maestro en la soledad d elas calles aún humedas.

-Te veré mañana.-

Caminas por las calles pensativa. El cielo de la noche se va despejando poco a poco, a consecuencia del hechizo de Rowan, y la temperatura es finalmente bastante agradable, pese al suelo cubierto de charcos.

Atraviesas los Barrios Medios en dirección a tu casa en el centro de Uldnacht sin cruzarte con ninguna patrulla de guardias. Es curioso, piensas, tanta protección en los Barrios Centrales, y las patrullas disminuyen notablemente al alejarse de las plazas del Consejo y el Senado.

Después de pensar detenidamente sus alternativas se acerca tranquilamente a Zorya y le comenta:

-La alianza con los Soles Azules se postula como una necesidad. Habla con Eric y concierta una cita. Pero no podemos dejar que el legado de Balder Carkenna se vea amenazado por rencillas absurdas. Yo hablaré con Kiba si te parece.

Mientras espera a que Zorya haga su papel observa a Rowan, preguntándose cómo mantiene la calma ante una situación tan incierta como la que se avecinaba.

Al final comienza a caminar hacia la recién casada, no sin antes pasar junto a Rowan y comentarle:

-Necesitamos convencer a nuestros gremios afines para que apoyen la estrategia. Anticipémonos al Consejo y convoquémoslos a una reunión mañana mismo. De ese modo reforzaremos nuestra posición ante los demás. ¿Qué piensas?

Urgida por la prisa toma un sorbo del vino...

Con el pelo y las plumas ligeramente mojados por la lluvia de la tormenta de verano, Rowan te contesta.

- Imposible... La reunión del Consejo es a primera hora de la mañana. No hay tiempo para convocar a nuestros aliados. Desgraciadamente, no hemos tenido tiempo suficiente como para prepararnos todo lo bien que nos gustaría.

Te mira sonriendo. - Deja que las Carkenna se encarguen de la alianza con los Soles... Al fin y al cabo es el legado de su padre. Yo he estado hablando con Biza, pero no estaría de más que hicieses lo propio con su hermana para que arreglen sus diferencias.

Estás a mitad de camino de los Barrios Centrales, pues caminas lentamente, tomándote tu tiempo para pensar. Las palabras de Rowan aún resuenan en tu cabeza, aunque probablmente el maestro hechicero nunca llegue a saber lo dolorosas que te han resultado.

De repente escuchas una voz a lo lejos, a un par de calles de donde te encuentras.

- ¿Quien va?

La voz te resulta familiar, pero no consigues localizarla, tal vez por la distancia que te separa de ella. De la misma forma eres incapaz de distinguir el tono en el que la pregunta ha sido pronunciada.

No es normal que a estas horas de la noche se escuchen tantas voces, pero por otro lado, tienes muchas cosas en las que pensar y te apetece estar sola.

Alarmada por la voz tenuamente familiar se cobijó entre las muchas sombras que ofrecían los callejones a aquellas horas de la noche para ir aproximandose sigilosamente hacia el lugar de donde provenían. De alguna forma el instinto de Biza le decía que algo no iba bien.

Caminando hacia donde te parece haber oído la voz pasas al lado de un carro de mercancías. No le habrías prestado antención si un ruido en su interior no te hubiese alertado.

Cuando miras hacia él ves un gran gato atigrado que sale de debajo de unas mantas en la parte trasera. Maldito gato, piensas, me ha dado un susto de muerte.

No has caminado un par de pasos más cuando una voz te sobresalta a tu espalda.

- ¡Espera! - de un gracil salto el gato baja del carro y se pone delante de ti.

Debo estar demasiado tensa, piensas, me ha parecido escuchar hablar a este gato.

- Disculpe señorita, - esta vez es indudable... ¡el gato ha hablado! - pero resulta que me he perdido por las calles de la ciudad. Buscaba el Gremio de Hechiceros, puesto que, como puede ver, he sido el blanco de un curioso hechizo que me ha dejado... así. Si no me he equivocado mucho, estoy seguro de que usted podría indicarme cómo llegar hasta allí.

Parpadeas, sorprendida, pues jurarías que el gato te mira sonriendo...

-Ehm...- miró a los lados como si todo aquello fuera una broma pesada y cuyos autores estuvieran escondidos por las cercanías. -Ejem.- volvió a carraspear aún incredula. -Perdone usted mi ignorancia... pero ese hechizo ¿le ha convertido a usted en gato o le ha dado la facultad de hablar?.- preguntó sin que le importara la respuesta. Más bien esperó a comprobar esta vez fijandose atentamente que las palabras salían de la garganta del animal.

- Me transformó en gato, por supuesto - dice el animal indignado - ¿Con qué tipo de hechicera estoy hablando que no sabe diferenciar un gato que habla de un humano con forma felina? ¡Por favor! Los gatos sólo dicen tonterías...

La explosión de hechicería en los alrededores es tan fuerte que casi te deja atontada. Una fuerte luz en la dirección en la que ibas ilumina todo el cielo. Si el hechizo de Rowan no hubiese disipado la tormenta, dirías que ha caído un rayo. Escuchas unos gritos y el incofundible sonido de una espada saliendo de la vaina un poco más adelante, lo que hace que pierdas interés en el gato por un momento.