Partida Rol por web

Visto lo visto siguió corriendo, notando el apoyo de su amiga Diana, puesto que la guerra ya estaba perdida, y su brazo, más que magullado.

Las dos flechas de Diana alcanzan su objetivo, pero los aguerridos Truil, eufóricos por el efecto de la droga que han ingerido antes de la batalla y arengados por los gritos de su campeona, prosiguen con su carga contra el hechicero de las dagas.

Mirando hacia atrás, ves que vuestros compañeros se siguen replegando. La desesperación aumenta en vosotros al daros cuenta de que los ansiados refuerzos no van a llegar.  Los Truil se acercan aún más a vosotros y a lo lejos veis cómo sus arqueros se preparan también para terminar con esta batalla de una vez por todas.

Otra herida volvió a su otro brazo, lastimandolo gravemente por la parte del codo o un poco más arriba, casi en el hombro, A parte de la parte de su torso derecha al igual que su mano habian quedado heridas su brazo tambien.

"Vamos Diana, ayudame" pensó aun aguantando con gran voluntad de hierro e intentando correr y alejarse cuanto antes, o el poder recibir un pequeño apoyo de Diana para poder escapar con suerte.

Viendo que su compañero no iba a resistir mucho mas, Diana corrio hacia el, y le cogiendolo, le tumbo en su grupa para llevarle fuera del campo de batalla. Le ayudaba a sujetarse con sus manos, para que no se cayera.

Dejáis atrás rápidamente a vuestros perseguidores Truil, llegando hasta la linea de picas que han perparado los pocos Ulds restantes como última defensa. Las flechas de los Caras Azules caen nuevamente sobre el batallón, dejando aún más bajas en el suelo.

Alguien da una orden de retirada y los soldados comienzan a replegarse una vez más. Lo que pretendía ser una retirada ordenada pronto se convierte en una huída a toda prisa, ante el acoso de los Truil. Perdeis el sentido del tiempo mientras correis. Nada importa, salvo el siguiente paso, pues pararse implicaría una muerte segura. Escucháis gritos de vuestros compañeros, cuando alcanzados por una lanza enemiga caen al suelo sin vida, pero lo peor es ver cómo los heridos quedan poco a poco rezagados, para ser alcanzados por vuestros perseguidores.

Cuando empieza a hacerse de noche, caeis agotados. Hace tiempo que los Caras Azules pararon la persecución, pero habíais seguido corriendo, no sabéis si por mera inercia o por intentar poner la mayor distancia posible entre vosotros y vuestros perseguidores.

Sin mediar palabra, comenzáis a encender una pequeña hoguera. Algunos Ulds rezagados van llegando poco a poco a vuestro improvisado campamento. Poco a poco, los soldados vuelven a recuperar el aliento y al cabo del tiempo alguien pregunta.

- ¿Alguien sabe qué le ha ocurrido al capitán?

Diana resoplo mientras descansaba. Habia sido una dura carrera, pero habian conseguido sobrevivir, se lo agradecio a la Madre-Corazon. Pero cuando preguntaron el destino del capitan, un vuelco le dio el corazon.

-Fue atravesado... por la lanza de una amazona Truil-susurro mientras unas lagrimas le recorrian, y que rapidamente se seco.

Miro a los demas. Todos estaban destrozados tras la batalla.

Alex fue bajado de la grupa de Diana, y finalmente se apoyó contra un arbol, estaban a mucho tiempo ya del anterior campamento, y aun mucho más de los agresivos Truil.

El chaval respiraba entrecortadamente...miró a su alrededor, parecia un tanto ido, era la primera vez en este tipo de combates.

-Diana...te pediria un ultimo favor...ven aqui...- inspiró profundamente preprado para decirle las pocas ordenes básicas.

Un sargento se acerca a vosotros. Parece ser la persona de mayor graduación de lo que queda de pelotón, pero su mirada distante no da la impresión de haber asumido el mando.

- Muerto... Tenía la esperanza de que estuviese herido o se hubiera quedado rezagado en la persecución, pero... muerto. - Las lágrimas acuden a sus ojos. Es evidente el respeto que el capitán Johan levantaba en todos los hombres a su mando. Tras un momento se recompone. - Dime, Diana, la amazona que le derribó, ¿era la que llevaba un amuleto que refulgía con una luz azulada? La vi al inicio de la batalla, cuando todo se empezó a torcer cuando cayeron nuestros hechiceros.

Volviéndose hacia Alex le dice.

- Ánimo, soldado. Todos estamos exhaustos tras la carrera, pero reponte. Todos tenemos que dar el mejor ejemplo que podamos en estos momentos.

-Si, fue esa misma.

Uso Segundo Viento para recuperarse de sus heridas. Era uno de los pocos hechizos que habia conservado de la Escuela Equina.

Se levanto, dirigiendose hacia Alex, para escuchar lo que queria decirle. Debia estar muy cansado y herido para estar asi.

-Mira...acercate a mi cabaña y traeme las vendas...no quiero despertarme mojado - dijo con una sonrisa un tanto burlesca teniendo en cuenta el estado en el que se encontraba.

El sargento mira a Alex con cara de estupor. De repente sonríe con malicia y dice:

- Vaya... Parece que tenemos un voluntario para la primera guardia. - Se acerca a él y le lanza una venda para que se cubra la leve herida del brazo, susurrándole - Había esperado más de ti, soldado...

Se levanta y mira al resto del pelotón. - Tenemos que organizarnos. Lo primero, nada de encender fuegos, no queremos desvelar nuestra posición a los Truil. Los que estén sanos y sepan poner un vendaje, que intenten ayudar a los heridos. Los que no tengan ni idea de cómo hacerlo que preparen un par de tiendas para que puedan resguardarse.

A su alrededor, los cansados soldados comienzan a acatar las órdenes. Negando con la cabeza, el propio sargento se pone a ayudar a uno de sus camaradas heridos.

"Eran demasiados..."

Apoyado aun en el arbol cojó las vendas, con la otra mano se quito de su cinto el látigo y clavo la única daga que quedaba en el suelo, se rasgó la camiseta un poco y se ató las vendas bien amarradas a su torso por la parte del hombro y a su brazo , seguido de ello fue el otro, no sin antes quitarse los guanteletes.

Se quedó un tanto anonado, hasta que pudo levantarse para mirar a Diana.

-¿Y ahora que?

-Ahora solo hay que rezar para que los Truils no nos encuentren. Creo que si hubiera otra batalla, no saldriamos bien parados.

Iba a ayudar a montar las tiendas, pero en su forma de centaura seria algo dificil, por lo que decidio practicar un poco de hechiceria, y practico un conjuro para volver a convertirse en humana. A pesar de que se habia acostumbrado a su nuevo cuerpo, lo necesitaba para algunas tareas, y tambien le gustaba la sensacion de volver a ser humana.

La transformacion fue un exito, y se reunio con los que ayudaban a montar el campamento.

Una vez más el cansancio hace presa en vosotros. Los acontecimientos del día han sido tremendamente agotadores y el esfuerzo de la semana anterior aún sigue pesando sobre vosotros. Terminais de montar el improvisado campamento y repartís entre todos unas frías raciones de viaje. Es una cena triste, sin un fuego que os caliente y la memoria de vuestros camaradas caídos aún fresca en vuestras mentes. Al contrario que la noche anterior, todos callan, comen deprisa y se van aún más rápidamente a dormir... o a intentarlo, pues las pesadillas mantienen en velo a una gran parte de los supervivientes.

Una pregunta flota en el aire, ¿y ahora qué?, pero parece que nadie tiene respuesta.

Esperando que el amanecer disipe las sombras de la incertidumbre que se ciernen sobre vosotros, os acostais en cualquier improvisado camastro.

Alex, cuyos torpes intentos de bromear no parecieron hacerle mucha gracia al sargento, se queda haciendo la primera guardia. El agotamiento, sin embargo, hace que por momentos se le cierren los ojos y empieza a pasear de un lado a otro para matenerse despierto.

Diana decidio salir a acompañar a Alex. Dormir era imposible en ese momento, aunque todos estuvieran rendidos de cansancio. Se sento a su lado, y contemplo el campo, intentando distinguir la figura de algun Truil, aunque con todas sus fuerzas pedia que no apareciera ninguno de ellos.

Alex permaneció en la misma posición anterior, intentando prestar atención a su alrededor, pensando en el Sargento.

"El capitán Johan era mejor"

Acordandose del capitan Johan en un momento de lucidez le vino a su cabeza la frase que les dijo. Cuando diana vino el la miró, intentando aguantarse el dolor de sus heridas y despues de toser un poco le dijo:

¿Recuerdas las palabras del capitan Johan?Debemos ir rápido a Uldchant - dijo intentando levantarse, pero no pudo , por lo que se quedó en el mismo sitio sin hacer nada - ¿Podrias tu ir a informar? Tu te encuentras en mejor forma que yo y seguro que estas acostumbrada a correr por tu afinidad equina ¿no?...

-Si, pero ahora no seria buena idea.Tendriamos que esperar a que amaneciera, partir pronto hacia Uldnatch, y sin encontrarnos con los Truils. Y cuando estuviesemos cerca, entonces si podria ir cabalgando a la ciudad. 

La idea no le convencia mucho, pero tenia que obedecer las ordenes de su... ex-sargento.

-Pero deberiamos contarselo al Sargento Evans. Se que no es como Johan, pero creo que lo entendera, ademas de que puede que ese fuera el lugar al que pensaba ir primero.-añadio.

-Será eso Diana...aunque ahora debemos descansar, o al menos tu.

Se asentó un poco mejor en sitio correspondiente y cerro los ojos un momento por lo que despues dijo

-Buenas noches.