Partida Rol por web

La chica sonrie tímidamente.

- Sí, en realidad hay algo más... - dice girando la cabeza hacia un lado. - Verás eres el único hechicero que ha regresado del campo de batalla. Bueno, no exactamente el único. Ayer mismo llegó a Uldnacht una chica, una stormtongue. Desgraciadamente ha desaparecido... Al parecer fue asaltada en plena noche y su acompañante asesinado friamente.

Te mira con intensidad durante un momento y se lleva la copa a los labios.

- Asceltis se enteró de tu historia y me envió a sacarte de la carcel. Aquí estarás seguro, al menos por esta noche, pero de momento creo que no es conveniente que salgas a la calle... Especialmente hasta que recuperes tus poderes. - Su expresión muestra que está sinceramente preocupada.

Te sorprende escuchar la voz de Fawkes en tus oídos en vez de en tu cabeza.

- ¿¡Marrón!? ¡Pues sí era un marrón! - Te vuelves y ves al gato saltando desde uno de los tejados bajos. - "Fawkes, guárdame la espada"... Claro, estoy seguro de que querías que la arrastrase hasta las alcantarillas. ¡Si pesa el doble que yo!

Se lame la pata, esperando una disculpa un poco más elaborada.

- Tu espada no está - dice con seriedad. - Estuve alrededor todo el tiempo que pude, pero finalmente me echaron a patadas para cogerla. ¿¡Qué esperabas!? ¿Que arañase a un guardia con armadura?

El gato se levanta y se estira antes de dar dos pasos hacia ti y frotar su cabeza en tu pierna.

- Sin embargo, una vez más, tienes suerte. El gigantón de ayer, el hombre tatuado, siguió al guardia. Sigue sin gustarme nada ese tipo, pero quizás te pueda ayudar a encontrar tu arma.

Asceltis se separa de la barra y se dirige hacia la esquina donde estabas tocando el koto.

- Jakko es un amigo de Areth. Dirige a un grupo de guerreros cerca de la frontera Truil... - te mira fijamente y sientes cómo sus ojos marrones se clavan en los tuyos. - No te caerá bien - sentencia con una absoluta certeza.

Súbitamente, la mujer se agacha, para observar el instrumento más de cerca. Te sobresaltas al ver cómo una de sus manos se dirige hacia las cuerdas, pero no llega a tocarla, sino que la recorre a un par de centímetros de distancia, en toda la longitud de su brazo, como si admirase las dimensiones del instrumento.

- Supongo que te preguntarás por qué te he pedido que vinieses. Sé que no te interesa abandonar Uldnacht, especialmente ahora que has conseguido llegar a los Barrios Medios y, con todo lo que te he pagado, no necesitas más oro. Entonces, ¿qué hay en esto para ti?

Se separa un par de pasos del koto y se sienta en el suelo, sin dejar de mirar el instrumento.

- La respuesta es sencilla. De hecho en ella reside la base de todo mi... - duda ligeramente, como si buscase la palabra precisa -negocio. Información.

Guarda silencio por un momento, que aprovechas para mirarla. No te habla directamente a ti, sino que sigue encarada con el koto. De repente, te sorprendes al darte cuenta de que ha adoptado la postura tradicional en dindavara para asistir a una interpretación de teatro o de música.

-Sabía que tanta amabilidad no era solo por un testimonio de batalla...solo dos últimas preguntas.

Se atrevió el chaval a decir, a fin de aclarar las cosas.

¿Podre ver a mis padres?¿Cuanto tiempo estaré "retenido"?

Despues de ello suspira levemente y se intenta relajar lo que pudo.

Emma niega con la cabeza en un gesto triste y preocupado.

- Te equivocas, Alex. Estás aquí por tu testimonio... Asceltis, y yo, creemos que todo lo que nos puedas contar sobre lo ocurrido en la batalla es imprescindible para poder evitar que vuelva a suceder.

Se levanta de la mesita en la que estáis, aunque el pequeño habitáculo no deja mucho espacio para moverse por él.

- No estás retenido aquí... Tan solo te he pedido que te quedes, pues tu seguridad pordría estar en entredicho si los que atacaron a la hechicera descubren que tú también has vuelto de la frontera. Deberías tener cuidado, Alex y no salir por la calle sin escolta. Incluso si recuperases tu magia, seguiría siendo peligroso que salieses a solas por la calle. Respecto a tus padres, si vas a verles y te están vigilando pordrías ponerles en peligro...

Ante tu expresión triste, parece enternecerse un poco y sonríe comprensivamente.

- Pero... si quieres, yo podría ir a buscarles...

"No he luchado otras veces con ellos, asique me es dificil describr si habia alguna diferencia..."

-Poner en peligro a mis padres...ellos son más fuertes que yo, por si solos podrían derrotar a un ejercito Truil...seguro.

Pone su columna erguida y dice

-Si al menos les explicas las situación y que estoy aqui...

Aquí el genio no soy yo...-Digo, dando a entender que tiene razón.

Lo siento, compañero... Un error mío... ¡Pero aún lo podemos solucionar! Además, Jakko no querrá que me presente sin el filo de los Dhalbach. ¿que no te lo conté? Esa zorra nos envía a las estepas Truil, a que nos llenen el culo de flechas, y Jakko y sus bastardos nos echarán una mano. Por lo visto los magos de Uldhom perdieron su sintonía en medio de un combate y los truil hicieron tiendas de acampada con sus pieles. ¿ se te ocurre que puede haber sido?

Tras escuchar a Fawkes me dirijo al piso franco, con la intención de coger mi armadura y hablar don Alder, si está allí.

Como siempre, Fawkes comienza a hablar a la vez que tú, mientras aún no has terminado.

- ¡Bah! ¡No te preocupes, Areth! ¡Encontraremos esa espada! Sé lo importante que es para ti, la única herencia de tu familia. Además, la necesitarás para probarle a tu hermana que eres realmente tú, ¿no crees?

Camina dando saltos por los puestos junto a la pared, ligeramente más adelantado que tú.

- ¡Jakko! Bien, tengo ganas de volver allí. La verdad es que estoy un poco harto de la gran ciudad. Aunque encuentres grandes tesoros entre las basuras - dice relamiéndose - hay demasiada gente y realmente maleducada. Fijo que los hombres de Jakko nos reciben con los brazos abiertos, aunque tengamos que convencerles para que nos acompañen a patear culos Truil.

Cuando comentas lo de los hechiceros, se queda parado de repente.

- Areth, eso que dices es imposible... - De un salto se pone delante de ti. - Un hechizo de sintonía es permanente. No hay fuerza en Heluso capaz de deshacerlo. Se dice que en Milonda hay una tribu de hechiceros que podría destejer un conjuro temporalmente, pero probablemente no sean más que rumores. ¿Estás seguro de eso que dices? - pregunta clavando la mirada en ti.

Bah, mi hermana me reconocería por mi infinita belleza, chaval... -Digo, totalmente subido de moral- Espero que no se enamore de mi, oye... ¡vaya lío!

Pues te puedo asegurar que lo que he oído es verdad, compadre. Un niñato de los firedancers estuvo allí y me lo contó, con la mirada de la arpía en medio; así que tiene que ser verdad. Me encojo de hombros, y añado- Todo un batallón de Uldhom podría confirmártelo, monada.

Emma sonríe, comprensiva.

- ¿Quienes son tus padres Alex? En realidad he de confesar que no conozco a ningún Vangrant. Pero, si lo que dices es cierto, deben ser grandes hechiceros los dos, ¿no? ¿Heredaste tu don de ellos?

Mira hacia los lados, buscando un sitio por donde pasear en la pequeña sala. Puesto que no hay espacio suficiente, se apoya, incómoda en la puerta del dormitorio principal.

- De todas formas, haré algo más que decirles que estás aquí. Intentaré convencerles para que me acompañen. ¿Hay algo que puedas dejarme para que estén seguros de que voy a buscarles de tu parte?

-Mi padre se llama Lazarus Vangrant y mi madre Amanda Straussen...de ella heredé los poderes, de mi padre la afinidad con la guerra...-Alex busca en uno de sus escasos bolsillos y de estos saca un parche negro para el ojo para atarse y se lo da - Esto debería bastar...siempre lo uso cuando practico con el arco...

Cada vez que empieza a pensar que conoce algo más de Asceltis, la mujer vuelve a sorprenderle. La posición que ha adoptado le trae recuerdos del hogar, de cuando su familia escuchaba sus interpretaciones, antes de que lo perdiera todo.

De una manera automática, por puro instinto, Yi Fan se sienta ante el exquisito instrumento musical, ante la misteriosa mujer y sus dedos comienzan a extraer notas de las cuerdas. Pausadamente improvisa una composición, tocando sólo para Asceltis, mientras la música le permite expresar todo aquello que la rígida educación recibida desde niño hace que siempre se guarde para sí mismo...

Cuando termina, cuando las últimas vibraciones de una nota grave desaparecen, levanta la mirada hacia ella, y siendo por una vez completamente directo, le pregunta en un susurro.

¿Quién eres?

Asceltis permanece con la cabeza gacha mientras tocas el instrumento, como si estuviese sumida en la música en expresión de respeto. Tu pregunta se funde con la última nota del koto y hace que asceltis levante la mirada, clavando sus ojos oscuros en los tuyos.

- No me conoces - dice con voz firme. - Pero yo a ti sí, Yi Fan Meiren. - El sonido de tu apellido en labios de la mujer hace que te estremezcas, pues nadie lo había pronunciado unido a tu nombre desde que sentenciaron a muerte a tu padre.

Asceltis se mantiene en silencio observando tu reacción, pero interviene de nuevo antes de que puedas decir nada.

- Me pides que te diga quién soy, pero tú tampoco has sido sincero conmigo. Dime, Yi Fan san, - se dirige a ti con el apelativo que en dindavara utilizan para dirigirse a un igual, pero a estas alturas no te sorprende lo más mínimo, - ¿por qué debería confiar en ti revelando mi rostro o mi identidad? ¿Por qué darle esa ventaja a alguien que busca información para poder enfrentarse a mi país?

Su voz suena ligeramente tensa y sus ojos, la única parte de su rostro que puedes ver, parecen entrecerrarse levemente mientras habla.

Emma coge el parche y lo guarda en una bolsa que pende de su cinturón.

- No te preocupes, Alex. Yo hablaré con ellos e intentaré que vengan a buscarte. - Sale finalmente del pequeño cuarto y señala la cama en el dormitorio principal. - Ahora descansa, seguramente lo necesitarás.

Se dirige hacia la puerta de salida al pasillo, cuando de repente se para.

- ¡Ah! ¡Casi se me olvida! - busca algo debajo de su túnica y cuando se da la vuelta ves el reflejo de una daga en su mano. - Asceltis me pidió que te diera esto - dice acercándose a ti.

Cuando llega a tu lado, levanta el brazo y abre la mano para que recojas la daga.

- Probablemnente se fijó en que llevas una de las dos vainas vacía - termina con una sonrisa.

Se da la vuelta de nuevo y abre la puerta de salida.

- Buenas noches, Alex. Espero verte mañana con tus padres.

Sale del dormitorio y cierra la puerta. Escuchas sus pasos bajando por las escaleras de la posada.

Fawkes te mira y te hace la pregunta que has estado evitando desde que recibiste la carta.

- Y, ¿cómo reconocerás tú a tu hermana? Por lo que me has contado, apenas tuviste tiempo de verla cuando era un bebé. ¿Cómo sabes que Asceltis no te la está jugando?

Escucha lo que dices sobre la historia de Alex y te sorprende con un bufido.

- ¡Tonterías! ¡Ya puede venir un batallón o un ejército entero! ¡Es imposible, Areth! He pasado años estudiando ese tema. ¿Crees que si fuese posible destejer un hechizo activo yo seguiría con forma de gato? ¡Te digo que no!

Mientras protesta, llegais a la puerta de la casa donde ayer dejásteis a Jezz. Maldiciendo, recuerdas que no tienes las llaves y esta vez nadie os abre la trampilla del sótano.

-Gracias....hasta luego - dijo alex para despedir a Emma, cojió su daga y se la puso en su vaina en la cual guardó con total normalidad.

-Ahora no voy a poder dormir tranquilo...-murmuro - Debo permanecer alerta

Meditó durante unos momentos y se dirijio hacia la cama, donde allí se sento y meditó durante un momento.

Mierda Fawkes... ¿Piensas que no lo sé?- Digo, muy enfadado- ¿Pero que diablos quieres que haga? ¿Que deje de buscarla? Joder... supongo que quizás se acordará de algo de Lakewood... No lo sé... es posible que me la esté jugando, y si es así, espero que tenga un ejército entre ella y yo el día que me de cuenta...

Meneo la cabeza:

Démosle otra oportunidad.

Antes de demostrar de nuevo mi estupidez decido mirar a ver si hay alguien en la casa o Fawkes escucha a alguien.

Acto seguido decido llamar a la puerta.

Todas las luces de la casa parecen apagadas y no se escucha nada en el interior. Apelando a tu sentido común, decides llamar a la puerta, ante el gesto de sorpresa de Fawkes, que no esperaba una acción tan racional. Cuando nadie contesta, decides probar golpeando con más fuerza, pero ningún ruido se escucha en el interior.

Empiezas a maldecir por lo bajo cuando Fawkes te dice.

- Areth. ¿Estás seguro de que esto es un piso franco? Yo ayer no entré, pero por lo que me comentaste parecía que había gente viviendo en él. ¡Si tenía incluso la despensa llena! No sé, pero a lo mejor Asceltis y su gente allanaron la casa para tener un lugar que utilizar durante la noche.

Mientras habla, salta a un cubo de basura próximo para mirar por una ventana que, por lo que recuerdas, da a la cocina.

Para una vez que no lo rompo todo a la primera... -Digo, refunfuñando, mientras saco una de las dagas y me acerco a la puerta trasera, intentando forzarla sin hacer mucho ruido.

Un escalofrío recorre al Dindavara al escuchar las palabras de Asceltis. Una mezcla de sorpresa y desconfianza lo inundan por completo. ¿Pero quién es esta mujer? ¿Cómo sabe todo eso sobre él mismo, sobre su patria? ¿Acaso se trata también de hechicería o es más bien una espía? Quizás esa sea la razón de ocultar su rostro...

Los ojos de Yi Fan se convierten en dos frías rendijas y la voz con la que responde a Asceltis ha perdido todo rastro de humanidad.

Es una suerte entonces que nuestras naciones no se encuentren en guerra. Dice mientras envuelve en paños su koto y lo vuelve a guardar en su estuche. Ya que eso nos convertiría en enemigos.

Olvidemos la confianza. Yi Fan se pone en pie y se echa el estuche al hombro. Esto son negocios, nada más. Quieres que te consiga algún tipo de información. Explícate.