Partida Rol por web

Las palabras de Fonseca habían conseguido controlar sus nervios, solo esperaba que los monjes no pasaran y que no hirieran a alguien. Los valerosos caballeros empuñaran sus armas que fuerza y derrotaran a los monjes. Pensaba Iria mas tranquila.- Dios, da fe en nosotros para que podamos acabar con aquellos que van en tu contra.- Decía Iria para que le diera fuerzas.

El monje 4 , que es el único que queda en primera línea ataca con su garrote a Diego que se clava en su pierna derecha y en su pecho. El primer garrotazo le causa 4 puntos de daño mientras que el segundo, le causa 5 puntos de daño. Diego está herido.

El monje 5 y 6 ocupan el lugar de los dos caídos en la primera línea en su primera acción, en la segunda atacan. El monje 5 ataca a Alonso pero falla su ataque, el monje 6 ataca a Diego nuevamente y éste si logra acertarle en pleno brazo derecho, quitándole 3 puntos más de resistencia. La armadura de Diego para parte del golpe, afortunadamente.

 ¡Diego, maldita sea, vas a hacerte matar! ¡ponte detrás de mí! ¡Vé de uno en uno, sé prudente!- Y a Rodrigo- ¡Prepárate para sustituir a tu compañero a mi lado, que vea Iria si puede hacer algo!

Y siguió repartiendo leña

A por monje 4 sin duda. Gasto mis acciones en cargar y disparar el arco largo.

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¡Iria! -grité. Será mejor que corras a socorrer a Garcés... ¡aprisa!.

Mientras hablaba tensaba cogía una flecha torpemente, la colocaba en el arco, lo tensaba y disparaba lo mejor que sabía hacer. Ciertamente esas prácticas las dejaba para los experimentados en batalla, que entre azogue y platinos no es menester utilizar la fuerza... Sin embargo, pareció golpear al monje 4.

La flecha de Manuel acierta de lleno en la frente del monje4 saliendo por la parte posterior del cráneo, el monje queda tendido de bruces, a un pequeño paso de la muerte(-14) . En ese momento os dáis cuenta de que cada vez véis peor, la hoguera empieza a apagarse.

Don Alonso intentaba estar al tanto de todo lo que pasaba a su alrededor, pero el combate era muy violento, y era casi imposible no estar más que a qué monje te quería dar con qué...

Pero lo que sí estaba claro era que las jetas de los bandidos se parecían cada vez más a siluetas bestiales en la penumbra. Cada vez se veía menos.

¡Iria, Manuel, el que pueda que avive un poco esas brasas! ¡Uy, hijo de Satanás, que me das! -intentaba dirigir el combate, pero la situación se acercaba por momentos a una de: "A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga"

Como todavía no estaba herido, siguió atacando, y atacando. A lo mejor, si las bajas eran muchas, llegaba un momento en que el resto se desanimaría...

... rezó a los cielos para que fuera así.

Alonso lanza dos espadazos al Monje5 que es el que tiene encima, el primero de los golpes raja el brazo derecho  del hombre quitándole 2 puntos de resitencia mientras que en el segundo golpe, la espada silba y atraviesa el pecho del monje quitándole 12 puntos de resitencia y dejándole una cicatriz que jamás olvidará, eso en el caso de que sobreviva.

Rodrigo sigue lanzando flecha tras flecha, mientras el aguante de sus compañeros se lo permita. Él no es un luchador cuerpo a cuerpo, aunque sabe defenderse, y prefiere la distancia de su arco.

Su flecha alcanza a un monje en el abdomen - ese ya tiene las tripas puestas - y sigue recargando

La flecha atraviesa el estómago del Monje5 que cae al suelo cual saco de patatas con la flecha clavada como si fuese un pincho moruno. Boca abajo, con la cabeza torcida y más muerto que vivo. Su compañero, el único que queda en primera línea , mira a Rodrigo mientras sigue combatiendo con cara de odio.

 Diego empezaba a notar como la sangre se le iba del cuerpo, y de la misma manera la fuerza. Era momento de tomar un respiro mientras otro lo cubría, así que dejó su último regalo en el estómago del monje que tenía delante, y se retiró junto a Iria, para que le ayudasen un poco. Según se dió la vuelta, cedió su antorcha al cortesano, para que siquiese iluminando el combate, pues falta les haría. No tenía ya fuerzas ni para gritar.

- Iria, Fonseca...ayuda.

El Monje6 recibe el tajo en el abdomen casi sin inmutarse, es como si estos hombres fuesen diablos, pues un hombre en su sano juicio ya habría huído ante vuestra mera presencia, y más viendo como caen sus compañeros de dos en dos.

Don Alonso quedaba frente a los atacantes, defendiendo a los suyos, como todo buen noble debía hacer. En aquellas extrañas circunstancias, se cumplían las sabias medidas que la Santa Madre Iglesia y Dios nuestro señor a través suyo, establecían. A saber, que los nobles debían proteger al rebaño del buen Dios.

Frente a los malvados, su ánimo se templó todavía más.

Date un respiro Diego, yo te cubro. Rodrigo, sigue con ese arco tuyo, yo intentaré contenerlos. ¡Y a ver esa hoguera, que no veo ni la jeta de estos cabrones!

El conde, mientras enfrentaba él sólo a las decenas de enemigos, les mostró su espada

Ya podéis venir... -y sonreía.

Veo como diego sufre de dolor por las heridas que le estaban causando los monjes.
- ¡Fonseca arrástralo hacía aquí para curar esas heridas, parecen graves! Yo no tengo suficiente fuerza para traerlo aquí.- Digo desesperada viendo como Diego sangra.
- Alguien tiene que ponerse en su lugar. ¿Quien sera?- Digo con un habla bastante rápida para no entretener a Fonseca. Tengo que preparar unas hierbas para curar las heridas. Pienso a la vez que voy cogiendo hierbas que tenia guardadas.

Tres monjes avanzan hasta primera línea de batalla ( monje 7, 8 y 9) y se encaran con Diego y Alonso en una nueva Melé.

El monje 7 avanza un poco más llegando hasta Diego que se encuentra entre la primera y la segunda línea y  ataca a Diego impactándole en el pecho, causándole 4 Puntos de daño y dejando a Diego en el suelo tirado insconsciente y a punto de morir.

 El Monje 8 ataca a Don Alonso y su porra golpea contra la armadura de Don Alonso, el golpe es bestial, mataría a cualquier, pero la armadura de Alonso es extraordinaria y detiene parte del golpe aunque no todo. Alonso pierde 2 de Resistencia.

 El Monje 9 ataca a Diego que se encuentra en el suelo y le atraviesa la armadura con su espada causándole otros 4 puntos de daño y dejándole más muerto que vivo.

Negando la orden casi explícitamente de avivar el fuego de nuestro amo, me dirigí corriendo, de forma instintiva y avivado por las palabras de Iria hacia el cuerpo tendido de Garcés. Una vez allí intenté arrastrarlo hacia atrás, hacia la segunda línea, para que Iria lo pudiese curar, así como yo, tras eso, poderle practicar primeros auxilios.

Acciones: avanzar y arrastrar hacia atrás.