Partida Rol por web

Saga de Arcain: Stohlm

[R: Fiol] Colegio de la Llama Azur

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01/02/2018, 20:27
Abzu

Te encuentras en una reunión, parece importante. A tu alrededor hay personas que orquestan una acalorada discusión. Dedos se señalan entre sí, palabras van subiendo el tono mientras realizan arcos en el aire y se convierten en amenazas, incluso puedes escuchar una imprecación ahogada.

Miras tus manos; son pequeñas. ¡Bastante! Y apenas puedes entender una palabra de lo que dicen aquellos hombres y mujeres. Sus aspectos son coloridos y extravagantes, por lo que tu mente empieza a conferirles formas divertidas en modo de parodia. De un momento a otro, un dedo acusatorio te está apuntando a ti, y una figura enorme se coloca frente a ti, como escudándote, de aquel odioso índice.

Ahora todo se va haciendo más claro, el hombre que te señala está ataviado por un ropón azul oscuro con bordes dorados. Parece referirse a ti cómo una "promesa", aunque eso poco le importa a quien reconoces como tu padre. Él se niega con gestos y palabras, y eso te agrada, no quieres irte con ese hombre del ropón. Quieres quedarte en casa.

Finalmente el hombre niega con la cabeza y se aleja, parece decir algo antes de darse la vuelta pero todo se vuelve borroso cuando este empieza. Sientes una terrible sacudida.

Un calambre en tu rostro te hace despertar, y necesitas algo de tiempo para que tus ojos se acostumbren a la luz del sol. ¿Habías estado dormida? Eso parecía. Debajo de tu rostro hay papeles arrugados y húmedos que le pertenecen a un libro quizás demasiado peligroso para tus horas de sueño. La Ciudad Flotante de Daramar. Quizás todos crean que se trate de un simple melodrama fantástico... Pero nada malo ocurría por leer un poco.

Otra sacudida te saca de tu ensimismamiento, volteas tu rostro y a través de tu despeinado cabello logras ver a Mikael. Es un pesado.

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01/02/2018, 20:58
Mikael

—Bien hallado, Kate. Gracias a tu más reciente adquisición de la biblioteca te has perdido casi completamente de la hora del desayuno.— Señaló con gesto burlón tu arrugado libro. —Pero no tienes que llorar, te he traído tu parte, pero solo porque en mi infinita compasión me he acordado de ti antes de vaciar por completo tu bandeja.

Mientras él hablaba, el aroma en efecto a desayuno se entrometía sutilmente por tu nariz. Cerca de tu cama había una mesa cuadrada con una bandeja algo sucia. En ella había un bol de madera con gachas, pan y vino. No era un desayuno de reyes, pero por las miradas que le echaba Mikael cada tanto a la bandeja parecía que era una comida codiciada.

Conoces a Mikael desde que iniciaste tu viaje a Fiol, más concretamente al Colegio de la Llama Azur hace poco más de un año. Es el hijo de una familia de acaudalados comerciantes, por lo que su comportamiento insoportablemente altivo se ha hecho más llevadero con el paso del tiempo. No obstante, ha demostrado ser un compañero ideal en tu senda de aprendizaje, a comparación de la mayoría de neófitos y adeptos que llenan los salones del colegio.

—¿Hola, sigues con vida? ¡Ya casi va a ser el mediodía, Kate! ¡Y tú ahí aplastada cual roca!— Te regañó. —Hoy es un día especial. ¡Por fin un alto a las condenadas jornadas de estudio! Hoy entran las nuevas promesas, y los Magister en persona vendrán para entregar las buenas nuevas... Lo que daría por que finalmente echasen al molesto costal de huesos que es el Maestro Jochen...

Tu ensimismamiento te ahorraba el trabajo de escuchar la risa culposa de Mikael. Sin dudas era una ocasión peculiar. Ya es la segunda ceremonia en la que entran nuevos estudiantes al colegio. —y en la primera tú fuiste uno de ellos—. Y al ponerte a pensar en ello surgen las mismas ideas de tu desdicha. La mayoría de los que acuden a Fiol cómo estudiantes de la Llama Azul son "desafortunados" poseedores del don de la magia. Expulsados de sus hogares y excluidos al colegio por su propio bien. Bien es sabido que los hechiceros son temidos en todas partes del mundo, y por lo mismo, despreciados. Y no son pocas las noticias o rumores que te han llegado acerca de linchamientos y palizas en las plazas públicas.

A pesar de que el colegio es el centro y depósito del aprendizaje y los artefactos mágicos de Stohlm, es distinto a las pocas universidades mundanas de las tierras de los hombres. Los aprendices de hechicero no viven como estudiantes universitarios, asistiendo a conferencias y saliendo de copas por las noches. Los colegios tienen aprendices que acuden a ellos para aprender lo secretos del saber de cada uno de ellos, pero raras veces abandonan los confines de sus colegios sin supervisión. Algunos no lo hacen nunca. Y eso era un hecho que no podías evitar pensar. Más de una vez consideraste el colegio como una prisión y no como una institución del saber. Culpa de sus incontables y metódicos protocolos y medidas a la hora de llevar a sus alumnos al exterior.

Un golpeteo de botas en el suelo te hizo volver al presente.

—Bueno, yo estaré en el ala de la biblioteca. La señora Belma me ha pedido que le ayude con las estanterías y quiero quitarme ese peso de encima antes de la ceremonia. Estoy ahí por si necesitas algo, no te metas en problemas.— Dijo antes de salir por la puerta del dormitorio y cerrarla.

Notas de juego

Empezamos. Eres libre.

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05/02/2018, 20:10

​​Aún sentía la cabeza en el otro lado. No me había dado tiempo a espabilarme para asimilar el sueño que acababa de tener y Mikael ya estaba aquí. ¿Qué hacía aquí? Y encima, sin llamar a la puerta. ¿Qué confianzas eran esas? Mi cara tenía que ser un reflejo de lo que pensaba porque rápidamente fue directo al grano y me ofreció parte del desayuno que​ según él ​casi me perdí. Eché una mirada a la bandeja que estaba sobre la mesa y sentí como ​se me abría ​el estómago. Me daba algo de rabia admitirlo pero me sentía ​muy ​agradecida por aquel gesto. 

Me froté los ojos y me ajusté ​​los mechones por detrás de la oreja. A saber que pintas tendría y no me ​estaba ​​sintiendo nada cómoda con él viéndome recién levantada. Contesté con un leve gruñido cuando me regañó aunque en mi cabeza significaba "déjame en paz, vete un rato". Aún estaba algo dormida como para responder una frase completa. Las mañanas eran algo que aún me costaba esfuerzo superar​ y más si encima me bombardeaban con tanta información

¡Olvidé totalmente que hoy era la ceremonia! ​Recordé en un instante mis primeros días aquí​: estaba hecha un manojo de nervios y cada día había algo nuevo que aprender. Y aunque todavía seguía aprendiendo cosas nuevas, ya no me ponía tan ansiosa como antes. Sentía que había pasado una eternidad pero en realidad sólo había pasado un año. Mikael parecía conocerme bastante bien y finalmente ​llamó ​mi atención​ provocando un ruido con sus pies​. Le miré mientras terminaba de hablar.​ Pese a que pareciese un pedante presumido era lo más cercano a un amigo que tenia ​por aquí​. Sonreí levemente agradecida por el desayuno y por su ofrecimiento, sabía que podía contar con él.

Nada más cerrar la puerta estiré los brazos y las piernas finalizando con un bostezo largo. ¿Qué había soñado? No me había dado tiempo a apuntar el sueño y ahora me era imposible recordarlo. Agité la cabeza a un lado y al otro. No merecía la pena frustarse por ello. Me incorporé y mientras seguía sentada alcancé las gachas y el pan. Aún tenía algo de tiempo y podía desayunar tranquilamente mientras intentaba recordar dónde me había quedado en el libro y así señalarlo con un separador.

Ya con el estómago lleno pegué un leve salto de la cama al suelo y comencé a prepararme a toda prisa. Me sentía más despejada. Así que me aseé y me ajusté el pelo lo mejor que pude. "No te metas en problemas", resonó en mi cabeza. Hice un círculo con los ojos. 

 ¿Cuándo me he metido yo en problemas?  —murmuré para mí misma.

Sin embargo si que necesitaba ayuda con un tema. Mi hermano estaba a punto de casarse y obviamente no me quería perder su boda. Llevaba un año encerrada y estaba empezando a echar de menos a mi familia. Algo que no estaba dispuesta a confesar a mi padre. Pero bueno, la ceremonia iba a ser el evento del año y sino asistía probablemente me iba a arrepentir de por vida. Tenía que intentarlo.

Quizás a Mikael se le ocurriría una idea o una excusa para que me diesen un permiso de unas semanas. Dejé la puerta de mi habitación a mis espaldas y caminé hacia la biblioteca...

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07/02/2018, 23:32
Abzu

Tras alejarte de tu habitación, vas pasando por un ancho pasillo con puertas en ambos costados; se trata de las habitaciones de los estudiantes. Cuentas al menos un par de docenas de cada lado y sabes que en el piso  de arriba hay un par de docenas más, igual que en el de abajo. El número de habitaciones era bastante limitado, por la poca cantidad de estudiantes que las llenaban. Había otro edificio con habitaciones a un lado, y ese junto con el que te había tocado a ti ocupar estaban diseñados para conectar con el gran torreón que conformaba la mayor parte —o la más vistosa— del colegio.

El ala de la biblioteca se halla en la parte trasera del torreón central, así que bajas las escaleras a toda velocidad. El pasillo de abajo también estaba repleto de habitaciones cerradas. No había ni un alma en el pasillo, aparte de una que se mueve con velocidad a la sala de abajo. No puedes reconocerla a tiempo. Es probable que se trate de alguien que, igual que tú, se había quedado dormido hasta tarde. Mientras avanzas por el pasillo te das cuenta de que una puerta se había quedado abierta; y es la habitación de Mikael. Parece que las prisas le han puesto en peligro la privacidad.

Continúas tu caminata hacia la sala de abajo, y luego cruzas un arco sin puertas que da al recibidor central de la torre; en medio del enorme recibidor hay un enorme pilar cuadrado con tres cuadros en él. En cada cuadro se encuentra la figura de quienes reconoces como Los Dioses Antiguos. Y a su alrededor hay una modesta cantidad de pasillos que llevan a distintas alas de la torre, con una modesta cantidad de escalones de por medio también.

 La primera que logras reconocer es Zaryanitsa, la matrona de la vida. Observa con ojos vacuos hacia la tierra mientras con sus manos sostiene una flor con delicadeza. En cada ciudad se construye al menos un templo de Zaryanitsa donde, las sacerdotisas que son las únicas que los habitan son quienes se encargan de curar a los enfermos y heridos cuando un médico convencional no es suficiente.

 La hija de la piedad, la madre de madres, estos son algunos, de los nombres por los que se conoce a Zaryanitsa, la Diosa de la Curación, la Misericordia y el Alumbramiento. Zaryanitsa es posiblemente la deidad más querida de las tierras de los hombres. Muchos hombres y mujeres nacen en un templo de Zaryanitsa, o cuando menos asistidos por una de sus sacerdotisas, y casi todos requieren de sus servicios en algún momento de sus vidas. La negativa del culto a involucrarse en política lo ha convertido en popular beneficiario de la caridad de nobles y mercaderes adinerados; las sacerdotisas administran esta riqueza a los necesitados con una eficacia notable.

 Los templos de Zaryanitsa están decorados austeramente. Ya que el dinero que reciben lo dedican al alivio del sufrimiento. Pueden encontrarse en todas partes, desde las más pequeñas aldeas hasta las ciudades más grandes. Son lugares de quietud y comodidad para los enfermos, los moribundos y los que carecen de hogar.

En el otro lado del pilar puedes ver a una figura menuda, con una larga melena y una barba abundante y de colores pajizos. En una de sus manos sostiene el alma del mundo y en la otra un martillo negro como la brea. Se trata de Svarog, el dios de los artesanos, forjador de montañas y el creador de la tierra. Observa el horizonte con decisión mientras que en el fondo hay un paisaje cósmico de tótems y estrellas.

Se reconoce a Svarog como el que le dio forma al mundo, decorándolo con barrancos, montes y regiones. Brotando océanos en las zonas vacías y dándole forma a las montañas que separan los reinos. Se le atribuye la colaboración en la creación de las razas pensantes. Es el padre de humanos y enanos por igual, estos últimos les han reconocido con otro nombre a lo largo de las eras.

Es el patrón de los artesanos, y cuidador de todos aquellos que trabajan la cosecha, la cantería y los demás trabajos que involucren a la tierra.

A pesar de ser un dios con bastantes milagros y actos atribuidos a su nombre, Svarog se orienta a la humildad incluso en sus adoradores. No habrá un templo o lugar sagrado más excéntrico para él que la forja de un herrero, o el maizal de un granjero. Muchos rumorean que, cada par de siglos nace una encarnación del mismo Svarog. Ya sea como un talentosísimo maestro herrero o como un misterioso vagabundo que, tras llegar a una aldea necesitada, la abarrota de alimentos en cantidades calamitosas y deja sus campos y reces increíblemente saludables.

Por último, y en el area del medio, se encuentra un marco enorme con la figura de un hombre anciano en su interior. Su barba y melenas blancas ondean con el viento y un aro de oro le sirve como corona en su cabeza. Sus ropones, blancos con bordes dorados y azules son distintivos de su pureza y poder. Se trata de Arcain. Padre de Svarog, dueño de los cielos y supremo tejedor de hechizos. Quien observa con reprensión al mundo y sostiene su cuerno para llamaruna tormenta.

Además de ser el dios principal en el panteón, Arcain ha sido el responsable directo de la creación del mundo; cuando al principio de los tiempos no había nada, el despertó y con su adquisición de la consciencia le dio una forma al cielo. Junto con Svarog —a quien creó de una estrella—, le dio forma al mundo, y lo imbuyó con su magia para protegerlo y colmarlo de criaturas pensantes.

Su culto creció orgánicamente conforme los primeros humanos trataron de explicar fenómenos naturales como los truenos, el paso de las estaciones y las subidas y bajadas de las mareas.

Actualmente es el dios más importante dentro de la humanidad y se ha entrelazado con la cultura y la identidad de Stohlm y de su gente. Como un dios, Arcain es adorado por muchos como el unificador de la humanidad, y un protector de los débiles e inocentes contra la insidiosa amenaza de la Magia Negra y todas sus formas.

Tus repasos religiosos van disipándose conforme vas avanzando en dirección al ala de la biblioteca, que se encuentra a un par de pasillos en linea recta. Justo al lado del salón principal de la torre. Protegida por un portón lleno de ornamentos después de un arco de entrada de trabajado aspecto. 

Un escritorio vacío te da la bienvenida, es curioso, a pesar de que se está celebrando la más importante ceremonia del colegio la biblioteca sigue abierta a los estudiantes. Quizás les están dando unas horas más de estudio o lectura libre a los internos de la torre mientras que se terminaban los preparativos. A despecho de esto, no hay ni un alma en la biblioteca.

Cuando llegas al area central de la misma, el caos se hace presente frente a tus ojos. Libros desperdigados en todas partes, papeles chamuscados y regados que llegan hasta lugares inalcanzables... ¡una estantería ha perdido el equilibrio y se sostiene precariamente de otra, con todos sus libros convertidos en una pila en el suelo...! Daba la impresión de que un huracán hubiese pasado por esa parte de la biblioteca y un pequeño incendio haya finiquitado el desastre.

Dejando de lado eso —cosa un poco imposible—, sigues siendo engullida por el implacable silencio del lugar. Podría hacer que hasta la más recta bibliotecaria estallase en gritos y saliera corriendo por ahí. ¿Donde estaba todo el mundo? Por lo visto no aquí. ¿Y quien querría estar en medio de este desastre de conocimientos? Tu incógnita halló respuesta tan rápido como se formuló.

No veías a Mikael por ningún sitio.

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11/02/2018, 17:48

Nada más encontrarme el panorama de la biblioteca me quedé quieta en la entrada durante unos segundos con los ojos abiertos observando todo el desastre. Me llevé la mano a la frente y negué un par de veces con la cabeza.

Dioses... —se me escapó por lo bajini, quizás influido subconscientemente por las pinturas de la sala anterior.

Me pudo la curiosidad y avancé varios pasos para inspeccionar de cerca la estantería que estaba sujetándose gracias a otra. Quién sea que haya provocado este accidente va a morir —pensé mientras intentaba reconstruir los hechos—. Las broncas que se lleva la gente al desordenar los libros no van a ser nada comparado con esto. 

Supuestamente Mikael iba a ayudar a la señora Belma con las estanterías. ¿La había liado él? Porque esto es totalmente lo contrario a ayudar. No querría estar en su lugar, desde luego. ¿Dónde estaría? Me estaba poniendo un poco nerviosa. Nada de esto parecía muy natural.

¿Mikael? ¿Señora Belma? —pregunté en voz alta, sin llegar a gritar.

Al fin y al cabo seguía estando en la biblioteca y ya me daba vergüenza preguntar en voz alto. Empecé a caminar por los diferentes pasillos para ver si encontraba alguna pista de su paradero o el origen del desastre.

Notas de juego

En el pilar central, ¿los cuadros se encuentren sobre la misma cara o distribuidos en un cuadro cada cara? (Mera curiosidad)

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15/02/2018, 18:17
Mikael

Tu llamada es respondida con el sonido de un estruendo a lo lejos, seguido de un «¡ay!» y una disimulada imprecación. El silencio se apodera de la sala nuevamente hasta que escuchas la voz de tu compañero Mikael.

—¡Estoy por aquí! —dijo él. Seguiste el sonido de su voz a través de la sala hasta que llegaste a una esquina con un trabajado ventanal, los rayos del sol se entrometen a través de los cristales y ves, en el suelo, a un jadeante Mikael con una pila de libros encima. El joven estudiante se levantó con precario equilibrio y se pasó una mano por la cara, frustrado.

—Llevo una semana... ¡Una semana! Intentando devolverle el orden a esta condenada biblioteca y pareciera que con cada libro que ordeno dos se caen al suelo... —Se inclinó para empezar a reordenar los libros y con un esfuerzo cargarlos hacia una estantería, donde empezaba a colocarlos por orden—. Algo que empezó como un debate entre los estudiantes del ala norte y los nuestros —de la segunda y última ala en el colegio, sur...—, ¡terminó como una auténtica batalla de conocimientos, donde los muy brutos empezaron a utilizar hechizos que estaban prohibidos fuera de las áreas permitidas! ¿Puedes creerlo? Porque a mi me parece injusto que tenga que arreglar este desastre...

Mikael se giró y te miró a los ojos, de repente el azoramiento atacó su rostro y le obligó a volver la mirada y seguir ordenando libros.

—Sí bueno... a mi me encanta participar en ese tipo de debates... ¡Pero no sabía que las cosas se iban a poner así de acaloradas! —se encogió de hombros—. La única culpa que tengo de todo esto es la de no haber huido a tiempo antes de que los maestros llegasen... ahora como ves, tengo que ocuparme de todo esto yo solo. Ahora... ¿Qué haces aquí exactamente?

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16/02/2018, 01:36

Cuando escuché el ruido me giré instintivamente al origen y caminé con pasos rápidos. Sonreí divertida e intuí que algún libro se la había podido caer al pie o algo haciéndose daño -poco, tampoco se lo deseaba con mala intención-. Su voz me lo confirmó y le alcancé casi en seguida porque no le dio tiempo a recuperarse. Le vi en el suelo con todos los libros esparcidos sobre él.

Tardé un micro segundo en darme cuenta de la situación. Me tapé la boca para ahogar una carcajada, era mejor de lo que esperaba. Grabé la imagen en mi memoria al instante.

 —¿¡Pero qué haces!? —susurré en alto cuando pude recuperarme. Sonaba casi a un reproche en vez de a preocupación. Seguía sonriendo—.

Le dejé explicarse. Arqueaba la ceja de vez en cuando mientras me contaba la historia y sonreía a sus exageraciones mientras seguía con los ojos sus gestos con las manos. Asentía de vez en cuando. Pero, ¿¡qué esto había pasado hace una semana!? ¿¡Y cómo no me había enterado!? Sé que últimamente había estado dedicada a mis lecturas encerrada en mi cuarto. Pero esto tendría que ser cotilleo de primer orden y me lo había perdido. 

Mientras estaba en mi mundo interno, él se había callado y noté que me miraba. Me di cuenta de que quizás él esperaba una respuesta por mi parte o tal vez se había dado cuenta de que estaba empanada. Volví a prestarle atención cuando continuó con su historia y seguí escuchándole. Reí por su mala suerte final. No de malas. Sino porque pese a todo seguía manteniendo su sentido del humor.

Su pregunta tan directa me había pillado por sorpresa. Soltarle el motivo de repente iba a sonar tan interesada que me estaba sintiendo mal por él dada su situación. No se me ocurría ninguna excusa por la que podría estar aquí ahora mismo. Ya había cogido todos los libros que quería y los tenía acumulados en la mesa. Lecturas para una semana al menos.

Ah, pues, he venido a echarte una mano  —mentí rápidamente lo primero que me vino a la cabeza. Me agaché y empecé a apilar sobre mi brazo izquierdo un par de libros del suelo. Probablemente las orejas se me estaban poniendo rojas al mentir. Pero menos mal que al agacharme el pelo se inclinó hacia delante y me las tapó. Aún así las notaba calientes—. Como me has traído el desayuno y tenemos unas horas hasta que empiece la ceremonia pues... —cogí un par más y me levanté. Eso empezaba a sonar más convincente porque sentía de verdad lo que decía—, no tenía nada más que hacer— me encogí de hombros para restarle importancia ya que me costaba admitir que estaba agradecida.

Yo sabía a lo que había venido. Necesitaba su ayuda porque estaba segura de que él sabía de alguna manera para poder conseguir un permiso e ir a visitar a mi familia. Una excusa o algún un agujero en las normas del Colegio que me permitiera salir un par de semanas. La verdad es que me sabía muy mal pedírselo de manera tan descortés. Mikael siempre me estaba ayudando frecuentemente y yo no hacía nada por él. También empezaba a sentir que me estaba perdiendo historias emocionantes fuera de los libros. En la realidad. 

 —¿Qué estabais discutiendo antes de llegar a los hechizos? —pregunté para desviar la atención mientras colocaba los libros donde creía que iban. Sonreí antes de hacer la broma:—¿quién de los machitos tiene el mayor "conocimiento"?

Me burlé con mi chiste malo y presté atención a lo que estaba haciendo. No estaba muy segura del orden de los libros. Y a veces mi cabeza prefería ordenarlos por tamaños en plan escalera con las alturas de los tomos en vez de por orden alfabético de autor/título. Me parecía mas atractivo para la vista.

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18/02/2018, 15:48
Mikael

Mikael te observaba con una ceja alzada desde el momento en el que apareciste. Te miraba con suspicacia, sabía que habías venido con él porque necesitabas algo... al fin y al cabo, él fue quien te dijo que lo hicieras. Seguía ordenando los libros ya sea con cansancio o con holgazanería, aunque lograba mantener el ritmo lo más rápido que podía.

—Pues el tema de todos los días, Kate —Admitió con irritación en su voz—, la Gran Guerra. ¡La Gran Guerra en la que nos peleamos por todo para convertirnos en nada! No pasa ni un solo debate en el que no se mencione algo como "la casa Nifwalder era mejor en esto" "la casa Derchios se habría desmoronado de no ser por esto" —imitaba de forma cómica las voces mientras sacudía los libros, como si estos estuviesen teniendo esa conversación, rodó sus ojos hasta que se pusieron en blanco y los colocó en la estantería—. Y como si fuesemos niños; ¡Alguien se molesta y se convierte la biblioteca en un campo de batalla! A ellos se los han llevado a la sala de adoctrinamiento y yo... pues yo tengo que arreglar este desastre.

La sala de adoctrinamiento, el nombre se te clava en la mente como un cuchillo y se queda ahí durante un tiempo. Se trata de un misterioso salón a donde van los aprendices que no saben controlar sus poderes o los utilizan sin permiso ya sea en propiedad del colegio o en Thibe. Nunca has entrado ahí, y eso es una suerte, pero por lo que te habían contado se trataba de un lugar no solo de reprensión, si no de cosas mucho más drásticas. 

Disipas los pensamientos de castigo en tu mente y logras observar la mirada culposa de Mikael, quien agachó la cabeza; azorado. Ambos sabíais que el castigo que le habían impuesto no era nada comparado con lo que les esperaba a sus compañeros, pero... ¿Mejor ellos que él, verdad?

—Lo se... lo se... quizás suena un poco egoísta de mi parte, tengo suerte de que me haya tocado a mí limpiar el desastre y que no haya pasado a mayores... solo... —suspiró, exasperado por su propio genio— Solo quiero que esta ceremonia empiece para que declaren a los nuevos adeptos.

¡Es verdad! ¡En la ceremonia iban a nombrar al más reciente grupo de adeptos de la Llama Azur! Un adepto era un erudito errante, alguien quien utilizaba sus conocimientos recién adquiridos para traer orden a la tierra. Alguien que erraba por el mundo en búsqueda de nuevas promesas que compartiesen tus dones. Era un verdadero honor ser nombrado un adepto, y consigo acarreaba el titulo una vida de viajes y nuevos conocimientos. Antes del nombramiento se realizan unas pruebas de aptitud física y mental, para finalizar con la ceremonia.

Notas de juego

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28/05/2018, 18:01

Puse en blanco los ojos y negué un par de veces con la cabeza. Bobos. Lo que había que hacer a partir de ahora era mirar hacia delante y pensar en qué nos equivocamos para evitar otra guerra que se lleve a más gente. Ya no tenía sentido discutir por el "qué hubiese pasado sí".

Mi atención se desvió totalmente hacia la ceremonia. Mikael tenía razón, una de las pocas maneras que tenía de conseguir un permiso para salir de aquí era convertirme en adepta y con el poco tiempo que había estado en el Colegio no tenía claro si yo era apta para ser seleccionada... Me rasqué la barbilla y miré a mi compañero con una nueva idea en mi cabeza.

Oye Mikael, ¿se puede presentar cualquiera a las pruebas o hay algún requisito mínimo? —pregunté de manera directa

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30/05/2018, 19:12
Mikael

Tu compañero seguía acomodando los pocos libros que estaban en el suelo con gesto cansado. Podías apostar que la postura que tomaba para recogerlos del suelo no era la indicada; no sabías si señalar eso ahora fuese prudente o no. Refunfuñaba enojado mientras que lo hacía, aunque tu voz le saca de su ensimismamiento a los pocos instantes.

—¿Las pruebas? Bueno, si no me equivoco, solo se las hacían a los estudiantes con mayor índice académico en el colegio. Tú sabes, esos que más se pasan el tiempo metidos entre los libros —Te respondió con una sonrisa que se apagó en cuestión de segundos—. Anunciarán a los participantes antes de empezar las pruebas, de todos modos. ¿Crees que estarás entre los trece prodigiosos?

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30/05/2018, 22:25

¡Imagínate! —exclamé de inmediato mientras pensaba en la posibilidad de salir de aquí y vivir aventurillas arropada bajo el conocimiento del Colegio—. Aunque no estoy segura si daría la talla en las pruebas físicas —sonreí—. Me paso mucho tiempo entre libros...

De repente, me puse ansiosa por saber quiénes habían sido elegidos y si realmente yo tenía alguna posibilidad. Había estado tan absorta en mis libros los últimos días que había perdido la perspectiva de algunas cosas. ¿Qué clases de pruebas serían? No me sentía muy preparada la verdad. Ser elegida sería la leche pero cagarla en público durante las pruebas... No se si aguantaría una humillación. Enfoqué la mirada en Mikael.

 — ¿Crees que lo estarás tú? Tú no te pasas mucho tiempo en los libros pero sabes bastantes cosas —me crucé de brazos y le inspeccioné con la mirada estudiándole—. Aunque como no cuides esos movimientos, la espalda te va a machacar de viejo. Si no lo eres ya —me burlé entre risas.

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31/05/2018, 00:30
Mikael

¡Pues a ver si me echas una mano en vez de estar dándome sermones, Kate! —Se quejó Mikael tras acomodar un poco su postura. El pobre debía llevar ahí ya un buen rato, y por lo que sabías ya quedaba poco más de un par de horas para el mediodía, momento en el que los preparativos estarían listos y las pruebas darían su inicio.

—Pues de que vamos a estar, lo estaremos, seguramente —Insinuó tu compañero con una pizca de soberbia en sus palabras—. Es decir... míranos. No hemos faltado ni a una sola clase, nuestros puntajes están entre los cinco mejores de nuestro grupo, sí, seguramente vayan a querer reclutar a un buen puñado de los estirados del ala norte... ¡Pero a nosotros fijo que nos invitan también!

Aunque podías notar las esperanzas ciegas que Mikael depositaba en el hecho de ser elegido, quizás también las compartías en parte. Si existía una cosa en la que los estudiantes del colegio estaban todos de acuerdo; era el hecho de que todos querían salir de ahí cuanto antes. La idea de volverse un erudito anciano que se pasa la vida entre cuatro paredes rodeados de libros era tan aterradora como la de morir incinerado por un hechizo mal formulado. Por lo que la única posibilidad de salir para los alumnos era la de volverse un adepto. Era una idea bastante atractiva.

Y la verdad, tenía un poco de razón. Vosotros eráis parte de lo mejor de lo mejor en el colegio, quizás habían algunos alumnos con mayores aptitudes, o un puntaje un poco más elevado, pero vuestro índice académico se encontraba entre lo más alto, y era algo de lo que enorgullecerse. Considerabas cada vez más la posibilidad de pertenecer a esos trece afortunados.

—Sí... seguramente formaremos parte de ese grupo —Murmuró Mikael casi perdido en un pensamiento—... ¡Por eso debería terminar esto ahora mismo! Lo siento Kate, pero tendré que hablar contigo a la hora del almuerzo. No te ofendas pero no necesito más distracciones por ahora.

Quizás el mal genio de Mikael sea una buena razón para retirarte. 1Todavía quedaban un par de horas antes de que llegase el mediodía, y habían muchas cosas por ver en el colegio. Aunque casi todas las clases se hallasen suspendidas por los preparativos de la ceremonia, sabías de varios maestros que te darían una clase rápida o dos. Entre ellos el conocido Maestro Habard. Quien se encontraba casi siempre en su salón en el ala norte. También podías salir al patio a terminar ese libro que tanto te interesaba, o quedarte cerca de la biblioteca a buscar algo más interesante que ciudades flotantes.

Notas de juego

1Puedes visitar cualquier lugar que te plazca durante estas dos horas, contaremos cada sitio en el que te quedes como media hora/una hora antes de que inicie la ceremonia. Mientras tanto, eres libre de errar como desees.

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06/06/2018, 00:22

Fruncí levemente el ceño y me crucé de brazos. Sólo era una tímida broma y además se lo decía por su bien. Idiota. 

Fui calmando el gesto conforme hablaba de otra cosa. Sus palabras reforzaban mi confianza. Finalmente sonreí convencida e ilusionada por la idea de poder ser elegida. Sólo tenía que buscar algo para poder superar cualquier prueba física.  

— Eh, bueno vale, no me ofende tranquilo, —sonreí sincera—, si justo acabo de caer en la cuenta en algo por ahí para matar el tiempo. ¡Nos vemos luego!

Me levanté y mientras caminaba hacia la salida con paso lento miré a mi alrededor: tenía toda una fuente de conocimiento alrededor de mí. Seguro que aquí había algo para mejorar las aptitudes físicas como la fuerza o la agilidad de manera temporal.

Me paré. Pero, ¿por dónde empiezo? Tardaría más de dos horas. Miré a todos los lados contemplando todos los libros mientras hacía un trescientos sesenta completo. Me empecé a estresar. ¡DIOS QUE POCO TIEMPO TENGO! Me dí cuenta que no estaba nada preparada para la posibilidad de ser elegida. Y sólo tenía dos horas para hacer algo. Comencé a caminar más deprisa mirando a un lado y al otro. ¿Hierbas o hechizos? ¿Hierbas o hechizos? Hice un intento de entrar en un pasillo pero me volví a parar. ¡Habard! Le puedo preguntar a él.

Aceleré aún más el paso para ir al ala norte, concretamente a su salón para exponerle mi posible caso...

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06/06/2018, 18:28
Abzu

Avanzas a toda prisa por los corredores del colegio, ya encontrándote en el camino a otros estudiantes, profesores y trabajadores de la institución. Cada uno inmiscuido en sus propios asuntos no te dedicaban más que una curiosa mirada mientras te desplazabas con prisa.

Eventualmente, pasas a través de un gran arco de color rojo con bordes dorados. Te orientas y te das cuenta de que los ornamentos de águila que acompañan el arco indican que ya has ingresado al ala norte del colegio. Reconoces a varios rostros que se cruzan en tu camino, pero les restas importancia. Ahora que te parabas a pensarlo, nunca te habías tomado el tiempo de socializar con los otros grupos. La competitividad de los estudiantes procuraba que se centrasen solo en sus estudios y poco más, aunque por lo que sabías, el ala norte era principalmente de estudiantes con familias pudientes como la tuya. Te preguntabas por que nunca terminaste ahí, pero quizás solo se trataba de una casualidad.

Ya empiezas a llegar a las diferentes aulas, cuando de repente un obstáculo se interpone en tu camino. Puntos negros aparecen en tus ojos, y cuando vuelves a ti misma tienes a un joven delante tuya, que te observa con una mirada cargada de enojo mientras que unas cuantas siluetas se van acercando al sitio. 

—¡Ten más cuidado por donde vas, idiota! —Te culpó la voz de la persona con la que chocaste, pero seguiste tu camino. Ya habías llegado al aula de Habard.

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06/06/2018, 18:50
Habard

En un salón vacío, se halla un profesor que lee un libro con atención. Por el aspecto desordenado del aula puedes darte cuenta de que las clases terminaron hace poco. El arrugado maestro te observa con una ceja arqueada y una media sonrisa.

—¿Has venido a devolverme mi libro, joven Katelorian, o solo estás de paso? —Te preguntó el hombre.

Se trataba de Habard, uno de los maestros del colegio. Por lo que conocías de él, era un especializado en todo tipo de evocación, además de ser un físico y alquimista bastante talentoso. También era el prestamista del libro que habías estado leyendo estas últimas semanas. Parecía estar concentrado en una curiosa mezcla que le servía como almuerzo, cosa que dedujiste por los cubiertos que se hallaban en sus manos.

Quizás el maestro se hallaba desayunando tarde hoy, pero veías este momento como la oportunidad perfecta para bombardearlo con preguntas.

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07/06/2018, 19:24

Durante unos milisegundos me quedé aturdida por chocarme con "nada" hasta que finalmente se materializó un chico delante de mí. Iba a pedirle disculpas pero su manera de increparme me quitaron las ganas. Tampoco me iba a poner a discutir y a ofrecer mis explicaciones, así que me largué al lugar que más me interesaba. 

Que el maestro Habard se acordara de mi nombre era una señal de que en cierta manera había captado su atención frente a la cantidad de alumnos que había en la escuela. Sonreí. ¿Qué libro? Intente recordar cuál de todos los que había sobre mi escritorio pertenecían al maestro y me sentía un poco culpable por no acordarme. ¡Ah ya! Ya caí. 

 — No, no, aún no lo acabé —respondí inmediatamente y me fijé que estaba comiendo y que quizás estaba interrumpiendo sus únicos minutos libres del día—, esto... igual estás muy ocupado, puedo volver en unos minutos cuando acabes. 

Sonreí nerviosa y llevé la mano por detrás de la cabeza. Aunque lo cierto era que yo no tenía mucho tiempo. Sólo me quedaba... ¿cuánto? ¿una hora y cincuenta minutos?

Bueno, el caso es que... cuando puedas, —aclaré una vez más de la manera más educada posible—. El caso es que estaba en la biblioteca, ayudando a un amigo a colocar libros y me he dado cuenta que ando algo flojilla de músculos. Entonces pensé que una buena idea sería aumentar mis facultades físicas temporalmente, ¿por casualidad sabrías por dónde empezar? Ya sabes, algo que me de energía para tumbar a un coloso —sonreí orgullosa cogiéndome del bíceps. 

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07/06/2018, 21:53
Habard

El maestro asintió con la cabeza una sola vez, y disfrutaba de un suculento estofado con paciencia mientras que tú estabas hablando. Casi podías sentirte ignorada, hasta que terminas de hablar. Entonces es cuando Habard se limpia con un paño y se gira, no sin antes coger un huevo cocido que va sacando de su cascarón con los dedos.

El hombre te observa con una ceja arqueada, y finalmente sonríe.

—¿Lo dices porque deseas estar lista para las pruebas de la ceremonia, no es así? Que precavido de tu parte —Dijo sin más, como si acabase de leerte como un libro abierto—. Bueno... para empezar quizás necesites una pequeña explicación acerca de como funcionan las distintas pruebas, joven Katelorian.

El hombre se acomodó en el asiento, y se llevó el huevo ya sin cáscara a la boca, cuando terminó de hablar realizó una floritura con la mano que encendió tres de sus dedos en llamas, dándoles el aspecto de delgadas velas.

—Cada prueba suele ser distinta para todo aspirante a adepto, ya que son los Magister quienes escogerán en base a lo que ellos necesiten para sus viajes. Aunque por lo general se resumen a tres pruebas —Admitió, apagando las llamas una a una mientras hablaba—. La prueba del león, donde tu voluntad será probada a ojos de los magister. La prueba de la calma, donde tu autocontrol y disciplina se verá probada. Y finalmente, la prueba del buho, donde se intentará sondear los límites de tu astucia. Cada prueba es diferente cada año, pues los magister son seres misteriosos y en constante cambio. Así que no puedo decirte con exactitud que te harán de ser escogida.

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12/06/2018, 18:22

Noté que mis mejillas se encendían en cuanto captó mi inquietud. Me había pillado. Sonreí algo tímida y nerviosa escuchando su respuesta.

Sus palabras crípticas no terminaron de saciar mi curiosidad y aunque la información sobre las pruebas me venía bastante bien, no sentía haber aprendido mucho. Ni siquiera había contestado a mi pregunta de manera directa. Me quedé varios segundos en silencio como esperando a más, pero no. Nada más salía de su boca.

 — Entiendo... —empecé en voz baja—. Tampoco quería que me dijeras exactamente qué pruebas me podrían esperar. Sólo quería estar preparada en el ámbito en el que más torpe me siento. O por facilitarme el trabajo en la biblioteca —sonreí—. ¡Ah! ¿Y qué pruebas se hicieron el año pasado? ¿O qué prueba te tocó a ti? ¿La recuerdas?

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13/06/2018, 20:25
Habard

El maestro se quedó observando por unos segundos a la nada, como reviviendo un recuerdo. Una sonrisa se ensanchó en su rostro mientras que la nostalgia le atacaba. Luego te miró y empezó a hablar.

—Noto que desearías haber sabido más. Pero es lo que hay. Como te dije, Katelorian, las pruebas cambian constantemente conforme a las necesidades de los Magister. No todos los años será esperada la misma prueba para todos los estudiantes. Todavía recuerdo la mía, sí... para mi desgracia, a pesar de haber superado todos los retos no parecí interesarle a ningún magister. Recuerdo haber luchado contra Yren Sampson, en una contienda de hechicería... eran otros tiempos, y la seguridad de supervivencia llegaba incluso a parecer precaria. Los magister siempre han resultado como seres misteriosos que podrían parecer extraterrestres ante nuestra percepción de la magia y el mundo. Hay quien dice que un viaje con ellos es un aprendizaje en sí, y no es para menos.

El maestro se giró y se mesó la barba gris.

—El año pasado... sí, lo recuerdo. Desgraciadamente fue cuando entrasteis. Se tuvieron que cancelar las pruebas debido al terrible robo de "Oz" y su gente.

Quizás en su momento todavía no habías entrado al colegio, pero el robo de Oz se trató de una de las mayores catástrofes que había sufrido Fiol y el colegio de la Llama Azur producida hace un año. Se cuenta que un desconocido apodado a si mismo como Oz había ingresado secretamente a los territorios del colegio, colándose en las cámaras más resguardadas del mismo y sin previo aviso empezó a saquear los artefactos ahí ocultos. Tomos de conocimiento, reliquias y otros objetos formaron parte de la lista objetivo de los ladrones, quienes fueron en su mayoría capturados y apresados antes de que desaparecieran por completo. Su líder, Oz, logró desaparecer del mapa y se desconoce cuantos objetos ha conseguido robar en el asalto al colegio.

Habard pronto te observó y se dio cuenta de que no había sido de mucha ayuda para explicarte.

—Katelorian, si quieres estar preparada para lo que viene lo mejor será sanear tu mente y mantenerte clara. No recuerdo ni una sola prueba que requiriese esfuerzo físico alguno. Más que nada tu mente será la probada. Quizás deberías hallar algo en lo que distraerte mientras pasan las pocas horas que quedan.

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17/06/2018, 21:27

Aunque no me había ayudado de manera directa como en un principio tenía en mi cabeza, la charla me habían calmado los nervios lo suficiente como para estar menos estresada. Sonreí agradecida y me incliné levemente a modo de despedida educada.

Gracias maestro Habard. Aprovecharé para leer un poco entonces —añadí finalmente antes de marcharme por donde vine.

Quizás era buena idea coger el libro La Ciudad Flotante de Daramar que se encontraba en mi habitación. Tenía por costumbre acabar lo que empezaba y dado que tenía una hora libre, tenía que aprovecharla. Pensé en quedarme por el patio a leer y mientras echar un ojo a los alrededores entre página y página. ¿Habría alumnos igual de ansiosos que yo? Pensé en aquellos estudiantes del año pasado que se quedaron con las ganas de realizar las pruebas. ¿Cuántos de esos serían nombrados hoy? Además, partían con un año más de conocimientos. Negué con la cabeza un par de veces para desviar mis pensamientos. Ya estaba de nuevo preocupándome de más. Caminé hacia mi cuarto en busca del libro...