Partida Rol por web

Saga de Arcain: Stohlm

[D] Thibe

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04/07/2019, 22:30
Abzu

[INI]El desdichado se arroja a ti con una zancada, en vez de fijarse en el arma abre sus brazos y prepara su mano-cuchilla para empalarte. Un desprendimiento de madera ardiente cae sobre las cabezas de ambos y al caer al suelo una explosión de ascuas hace retroceder a la bestia. Con rápidez logras tomar el arma y la delantera en el combate.

La criatura suelta un bramido y muerde el aire frustrada. No puedes ver a Teobalt, pero desde donde estás puedes escuchar sus quejidos. Un sonido omnioso empieza a presentarse en tus oídos, pero no tienes tiempo para identificarlo ahora.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tienes dos acciones libres.

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05/07/2019, 16:39
Arthur Kurgan

Arthur estaba fuera de su ámbito, no estaba para nada familiarizado con las espadas, mucho menos en un combate cerrado. Él era cazador, mataba de lejos, en silencio sin la presión de que el enemigo pudiera partirte en dos al menor desliz. El muchacho notaba como el corazón le latía con fuerza, incluso temía escupirlo por la boca en cualquier momento, no sabía por que pero su instinto le decía que Teobalt le había entregado la espada por algo. Aprovechando la nube de cenizas calientes y el primer fallo de la criatura Arthur trató de saltar por entre la nube para que el desdichado no viera el movimiento de sus manos, empuñando la hoja con ambas manos tratando de clavarla con fuerza en el bajo vientre de aquel diablo, tenía que quitarse rápidamente de encima para poder volver a recoger el arco y buscar una buena posición de tiro. Estaba seguro que en breve los aullidos atraerían a más de esas bestias, razón de más para estar preparado, Teobalt necesitaba tiempo para recuperarse y el intrépido cazador trataría de dárselo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Acción única de Ataque.

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05/07/2019, 18:12
Abzu

Tomas fuertemente la espada y con un movimiento casi instantáneo la levantas hacia arriba, la bestia ya está casi sobre ti así que solamente tienes que aferrarte a ella y esperar acertar la estocada.

La sientes chocar contra algo pero eso no te detiene, sigues ascendiendo y esforzándote en hundirla más en el interior del enemigo hasta que simplemente ya no puedes hacerlo más. La criatura chilla y ruge en respuesta, sus dientes empiezan a buscar tu rostro y sus garras intentan separarte de él a base de zarpazos.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Realiza una tirada de defensa antes de continuar. Continuaré dependiendo del resultado.

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08/07/2019, 09:53
Arthur Kurgan
- Tiradas (1)
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08/07/2019, 21:52
Abzu

Un golpe del frenético desdichado te azota el rostro y te obliga a separarte de él, la bestia salta hacia atrás tambaleandose y ruge furibunda al retirarse la espada del vientre, la tarea le causa un intenso dolor y lo puedes notar por sus movimientos.

El hombre mitad lobo arrastra sus patas hacia atrás. Más garras aparecieron aferrándose del borde del balcón y los rostros monstruosos de la manada lupina de desdichados empezaron a asomarse mientras que su herido lider se tambaleara hasta el mismo borde, dejándose caer tras saltar. Las criaturas te superan tres a uno, y juras poder escuchar un escándalo y gritos bajo tus pies. ¿Se habían colado en el interior de la torre?

1Una humedad cálida empezó a cubrirte el rostro, tenías un arañazo tan grueso como tus dedos en la mejilla que se perdía entre el cabello de tu sien. Incluso tu capucha resultó rasgada. Cuando te das cuenta de tu herida, el terrible escozor aparece. Para tu fortuna la adrenalina del momento sirve de anestesia para el dolor. Pero ese era el menor de tus problemas, las bestias se acercaban deseosas de acabar el trabajo y tu tiempo en este mundo ya se había acabado.

Notas de juego

1Tu estado de salud cambia a Magullado.

El combate termina.

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08/07/2019, 22:21
Teobalt

Dos enormes chisporrotazos iluminaron lo alto de la torre con un brillo negro, y el olor familiar de la carne quemada invadió tus fosas nasales al instante. Cuando te giraste a observar el origen de los relámpagos ya sabías quien los había provocado. Teobalt estaba de pie con las manos chamuscadas. Se notaba que el hechicero no estaba lejos de perder la batalla. El uso continuo de sus poderes había cobrado su costo en forma de un desgaste físico increíble, el hechicero se veía enfermo y su porte estaba resquebrajado. Apenas podía mantener el brillo de sus ojos y apenas terminó su hechizo se llevó una mano al costado herido que aún sangraba.

La tercera bestia cargó a toda velocidad, intentando aprovechar tu distracción para despacharte, pero Teobalt se adelantó. Descargó toda su furia en forma de corrientes eléctricas que no solo calcinaron la carne del desdichado, si no que redujeron su cuerpo a un montón de huesos ennegrecidos. El mago mostró una mirada encolerizada y al acercarse a ti te tendió una mano llena de quemaduras. Tenías la sensación de que le harías más daño si aceptabas su ayuda para levantarse.

—Siento grandes cantidades de energía moviéndose a nuestro alrededor. Como un remolino. No sé que pueda pasar, pero estoy seguro de que no es nada bueno. ¿Estás bien? ¿Cómo va la batalla abajo?

Es la primera vez que el mago se preocupa por saber sobre tu bienestar, aun cuando pareciera que la muerte está esperándo sobre él. Al parecer la presión de la batalla había liberado parte de su humanidad por fin. Pero de poco le serviría si no se aseguraba de detener cuanto antes la invasión.

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08/07/2019, 23:09
Arthur Kurgan

De una manera casi instintiva Arthur recuperó el arco, asomándose al gran agujero de la torre para poder usarlo de plataforma de tiro. Era gracioso que Teobalt le preguntara por la batalla, con el caos reinante ni el mismo sabía como estaba la cosa. Se interesó por las puertas intentaría ayudar a cubrir a la milicia para que pudieran cerrarlas, luego ya veríamos que tal iban los nobles y el maldito obelisco.-Me vas a tomar por loco, pero solo un mago podría creerme. Te juro por lo más sagrado que he visto al mismísimo Svagros en mitad de los refugiados, si esa energía no tiene algo que ver con él puedes hacer que se me caigan los genitales y dárselos de comer a esos perros.- el miedo, la emoción , la adrenalina le impedían pararse o quejarse por el dolor de la herida. Por un momento se había olvidado de la espada, la recogió de forma apurada y se la colgó del cinturón, le molestaba, no estaba acostumbrado a ello y ni siquiera tenía un cinturón de armas en condiciones para portarla.-Te agradezco la ayuda con esos bichos, pero creo que deberías curarte y descansar, ya has hecho mucho y no tienes muy buen aspecto. Siéntate, respira y dime que tengo que hacer, he herido de muerte al caudillo cuando estaba intentando de hacer ese extraño ritual, pero voy a necesitar mínimo un tiro más para abatirlo.¿Qué pasará si destruye el obelisco?Tú usa la cabeza y yo seré tú brazo ejecutor hasta que te repongas.-desde su privilegiada posición no solo podía ver como iba la batalla sino que tenía una inmejorable posición de tiro, ahora bien eso no serviría de nada si la magia desatada hacia de la suyas.

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19/07/2019, 21:20
Teobalt

Teobalt te miró con un rostro confundido al escucharte hablar sobre el Dios Artesano, el hechicero simplemente asintió con la cabeza y cambió el tema como si hubiesen cosas más importantes a tener en cuenta.

Todavía sosteniéndose con fuerza la herida sangrante, el mago observaba el campo de batalla con un rostro iluminado por el fuego. Sus ojos encendidos en luz arcana sondeaban el entorno como intentando ganar diez partidas de ajedrez al mismo tiempo. Tras unos instantes, te quedó claro una cosa reflejada en su rostro. Estaba perdiéndolas una a una.

Los desdichados ganaban terreno y engrosaban sus filas con cada soldado que caía. Ya no les importaba capturarlos con vida, masacraban sin dilación a todo aquel que se interponía en su camino. El caudillo carmesí sostenía de la pechera a Schreiber. Su caballo yacía moribundo en el suelo sangrando de una docena de heridas. El barón se aferraba a la mano enorme del monstruo y pataleaba con fuerza. Retiró un cuchillo de su cinturón y empezó a cortarle el brazo, pero la criatura ni se inmutaba. Con un movimiento tan rápido como brutal la bestia atravesó al barón. Quien miraba perplejo al desdichado de armadura rojiza. Una expresión que se quedó marcada en su rostro hasta su último aliento.

Pudiste ver a Rodrig empalando repentinamente al guerrero de armadura roja con una lanza, el hermano de Schreiber tenía unos ojos ciegos por la ira que solo miraban a su objetivo. Diez soldados acompañaban al barón y luchaban con ferocidad contra los desdichados que se iban acercando.

Teobalt chasqueó su lengua, te miró y colocó una mano manchada de rojo en tu hombro antes de que pudieras seguir observando el resultado de aquella carnicería.

—No puedo destruír a la anomalía, no en estas condiciones. Pero puedo contenerla el tiempo suficiente como para asegurar las vidas de cientos de inocentes. Siento la energía aún pura del Strazca en algún sitio en medio del campo de batalla. Si puedo hallar la forma de salvarlo, aún podríamos hallar pistas sobre como revertir o detener esta maldición.

Teobalt retiró de entre sus ropajes un pequeño bolso cerrado, una faltriquera típica para viajeros, pero pesaba lo suyo sea lo que tuviese dentro.

—No será posible evacuarlos a todos, pero sé que uno de los túneles conecta con el templo de Zaryanitsa... si las anomalías no han llegado primero será vuestra única ruta de escape. Dirígete al norte, a Tunja, si todo sale bien nos encontraremos en el camino. Debes irte ahora Arthur, conoces tantos secretos que sería un desperdicio verte muerto a estas alturas. Rescata a tu amigo antes de que sea tarde, puede que nos sea útil a largo plazo. ¡Pero por los dioses, iros de una vez de este infierno!

El mago tironeó de ti aunque eso le costara algo de esfuerzo, una expresión de dolor se presentó en su rostro mientras te empujaba una sola vez hacia la trampilla. Debías buscar a Arwin antes de que se hiciera tarde.

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22/07/2019, 23:39
Arthur Kurgan

Arthur se entendió de piedra, no entendía nada, todo el esfuerzo, todo por lo que habían luchado era en vano. No podía ser, su instinto le hizo enarbolar una flecha y apuntar al jefe carmesí.-¿Qué pasa si mato a ese desgraciado?¿No se acabará todo?No entiendo nada Teobalt, me dices que huyamos pero me pides que te traiga a Hakkon. Si es eso dilo y saldré allí en mitad de todo este caos para traértelo, pero no me pidas que huya de Thibe sin mirar atrás, no podría abandonar a toda esta gente.-no sabía muy bien si el mago se refería a Arwin o a Hakkon. La rabia y la impotencia dio alas a la flecha del joven en dirección al caudilo de armadura carmesí, tal vez aquello ocasionase una catástrofe o cambiase las tornas,pero fuera lo que fuera debía servir para algo. o eso quería pensar el desesperado cazador.

- Tiradas (1)

Notas de juego

¿Es crítico?

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05/08/2019, 07:52
Teobalt

La flecha salió volando en dirección a la vorágine de acero y vísceras, y a despecho de tu gran puntería, el proyectil dio de lleno sobre una de las músculosas piernas del desdichado. No sabes discernir muy bien si la criatura perdió balance gracias al impacto o si lo ignoró por completo, ya que Teobalt te había cogido del hombro de inmediato al notar como tu actitud empezaba a vacilar.

—Claro Arthur, te voy a pedir que te lances a la refriega porque eres el condenado elegido de Svarog. ¡Por supuesto que no te pido que hagas eso, por los dioses! —El hechicero, quien se había mostrado sereno hasta el momento, sufrió una explosión en su temperamento solo interrumpida por una mueca de dolor por su agraviada herida en un costado—. Vete, Arthur. Quizá aún queda tiempo para el Stratzca, pero no para ningún hombre cuerdo que tenga esperanza de sobrevivir a lo que ocurrió este día.

El mago hizo un ademán con la mano y como si una fuerte ráfaga de viento te estuviera empujando hacia la ahora abierta trampilla tu cuerpo perdió equilibrio y salió disparado hacia las escaleras. Te golpeaste contra la escalera y viste como el mago te observaba por encima del hombro, las heridas abiertas de sus manos destrozadas empezaban a brillar y emitir calor una vez más.

—Abandona este lugar y llévate a cuantos puedas. Thibe está perdida. Pero puede que su gente viva lo suficiente como para reconstruirla con el tiempo.

El hechicero alzó ambas manos y rayos anaranjados empezaron a entrelazarse en sus palmas. Deseabas correr para acompañar a Teobalt en su misión suicida, pero algo más familiar invadió tus sentidos. Se trataba de los gritos de los hombres, y los rugidos de las bestias.

¿Habían superado la muralla?

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05/08/2019, 08:19
Abzu

El interior de la torre se había convertido en un campo de batalla en si mismo. Desesperados arqueros luchaban por alejarse de los desdichados que tenían el aspecto de unos lobos sin pelo en varias partes del cuerpo erguidos como hombres, con sarna y aparente rabia en sus gigantes hocicos. Tenían un aspecto siniestro como el que usaría una nodriza para asustar a los niños en un cuento: con ganchos y cuchillas reemplazando extremidades amputadas, remaches de hierro oxidado en heridas aún abiertas y ojos brillantes como el ambar sedientos de sangre que expresaban odiosos deseos de muerte a todo el que los mirase. Un grupo de piqueros había entrado a la estancia con velocidad y empezaron a combatir a los hombres lobo, los cuales luchaban con ferocidad en aquel campo cerrado, pero fueron superados numéricamente por sus contrincantes humanos. Fueron expulsados por la única salida no sin perder a un buen número de salvajes guerreros.

Saliste a toda prisa del sitio, evitando resbalar con brazos cortados y cuerpos sangrantes. Para encontrarte con lo que ocurría en la muralla.

El caos que reinaba en el campo bajo tus pies se había apoderado de lo único que separaba a las buenas gentes de Thibe de aquellas monstruosidades que deseaban arrasar con tu hogar. Los hombres luchaban por sus vidas en un intento final por retirar a los desdichados que ya habían logrado escalar con ayuda de cuerdas, ganchos y escaleras. Algunos solo deseaban conservar sus vidas, y se arrojaban hacia la seguridad de Thibe doblándose un pie o rompiéndose unos cuantos huesos por la caída pero sobreviviendo al fin para huir miserablemente, no sabías si escupirles o lanzarte con ellos.

Los piqueros salieron de la torre rápidamente y se apresuraron a proteger al sargento que te había gritado hace unos minutos, ahora recostado en el suelo contra el muro bajo de la muralla, aferrándose el cuello con ambas manos que goteaban sangre. Los hombres lo arrastraron rápidamente al interior del edificio, y otros se lanzaron también al combate.

Más adelante, podías ver a la compañía de espaderos que se había asentado en El Grajo Ciego hace un par de días. Combatían con ferocidad a las abominaciones que habían logrado ascender, y parecían hacer un buen trabajo en mantenerlos a ralla. Te preguntaste donde estaría Arwin en todo este desastre, pero cuando te diste cuenta de donde estaba el corazón se te cayó a los pies.

Arwin estaba más allá de los espaderos, todavía con el mismo grupo al que se había unido antes de que te separaras de él. Su jubón y camisa presentaban una gran mancha rojiza oscura y una de sus manos había desaparecido hasta la altura de la muñeca. Y aun así estaba ahí, con la espada de un hombre muerto en su mano buena y acompañado de otros dos hombres que combatían al mismo horror cornudo que se había dirigido hacia ellos la primera vez. Eran lo único que evitaba que la ciudad terminara de caer, pues tras ellos se encontraba el mecanismo que abría y cerraba las puertas de la muralla. El enorme desdichado frente a ellos arrancaba de su gran hacha al sargento al que Arwin se había huído, y sangraba a través de una docena de cortes que parecían no hacerle mucho efecto. La criatura rugió y cargó hacia los tres valientes que intentaron detenerla en un último esfuerzo conjunto.

Miraste al otro lado rápidamente, a donde se supone que se hallaba la muchedumbre nerviosa, parecía que todos empezaban a correr al interior del pueblo. Su coraje estaba destrozado al ver como los cuerpos de sus vecinos y amigos volaban hacia ellos sin vida, entre alaridos y chorros de sangre. La gente huía hacia la seguridad de sus hogares o intentaban salir por el otro lado del pueblo. Esperabas que no estuviese igual de congestionado que este, o la salvación de Thibe sería imposible.

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17/09/2019, 17:51
Arthur Kurgan

Algo se rompió en el interior de Arthur ante las palabras de Teobalt, la esperanza, el joven cazador creía que junto a un mago ya nada malo podría sucederles. Nadie había luchado más que Arthur para que todo esto saliera bien, se había jugado la piel en varias ocasiones, había seguido las instrucciones del mago al pie de la letra, había resuelto acertijos, cruzado túneles olvidados por el hombre y había sido envenenado por los pérfidos sables negros ¿y todo ello para qué?¿para nada?Thibe iba a ser destruido de todos modos. No podía creerlo, quería gritar con todas sus fuerzas, quería quejarse a los mismos Dioses de que todo aquello no era justo, sin embargo el muchacho ya sabía que la vida nunca lo era. Solo le quedaba resignarse ante tan funesto destino, no sin que las lagrimas perlaran su mejillas. Asintió ante las palabras de Teobalt antes de abrazarle con fuerza en pos de una última despedida, tal vez nunca volvieran a verse.- Damos cuanto tiempo puedas, nos veremos en el camino a Tunja. Y por Svagros te juro que como cometas la tontería de no aparecer vendré a buscarte de una oreja.-a pesar del poco tiempo que hacia que se conocían era imposible no reconocer el cariño que le había cogido al mago. Dicho esto se marchó sin mirar atrás.

Al salir del edificio comprobó que la espada de Teobalt estaba en su lugar, se sentía algo incómodo con ella en el cinto, estaba más a gusto con su aljaba al hombro y el arco en la mano. Se cruzó con los piqueros que taparon las brecha en los muros, aquella gente estaba condenada, pero tal vez gracias a ellos muchos otros pudieran salvarse. Tomó más flechas de uno de los arqueros abatidos y se acercó corriendo al primer mando que encontrase en mitad de aquel caos, sin embargo el sargento estaba demasiado ocupado muriéndose como para poder pararse a dar ordenes a sus hombres. Poco quedaba por hacer sino tomaba alguien el mando, pero como demonios iban a confiar en él, no era nadie un joven cazador furtivo que pocos conocían y muchos menos respetaban. La idea nubló su mente hasta que por fin la chispa de la locuacidad brilló de pleno en su rostro.

Con tanta prisa como pudo se subió a un carro volcado que servía para apuntalar el parapeto junto a la muralla y alzó la hoja de Teobalt tan alto como pudo esperando que esta arrancase a relucir a al menos sirviera para que las buenas gentes de Thibe le escuchasen.- ¡Piqueros a los muros!¡El mago dice que nos retiremos!¡Debemos darles tiempo para que lleguen al templo!¡Hay que contenerlos un poco más!¡Vamos hermanos, un último esfuerzo!-entre todo el caos del combate, los gritos de Arthur se perdieron como lagrimas en la lluvia. Nadie escuchó a un joven sin uniforme, fama o rango alguno como era de esperar, aunque el supiera la verdad el miedo y el caos de la batalla hacían que todos quisieran salvarse a si mismos.

La desesperación empezó a apodarse del muchacho, todo lo que había sido, todo lo que había tenido, todo se estaba yendo al garete. Entonces vió a Arwyn gravemente herido y como la aberración se lanzaba sobre los restos de su unidad. La situación le superó y se dejó llevar por la rabia que sentía sin pararse a pensar. Arthur avanzó  tan deprisa como pudo por los aledaños de la muralla ignorando a rivales y amigos, estaba loco de ira, había dejado de ser un ser racional. Saltó desde lo alto sobre aquella bestia acuchillándola una y otra vez con la hoja que Teobalt le había dado, mientras se sujetaba a su pelo como si estuviera poseído. Su cordura ya solo pendiera de un hilo y ese hilo fuera la seguridad de su único amigo.-¡ARWYN NOOOOOO!- fue lo único que consiguió articular en su macabro frenesí, no podía hacer otra cosa más que respirar y gruñir para no perder la fuerza por la boca. La vida de Arthur pasaba por delante de sus ojos, una imagen por cada vez que clavaba la hoja inútilmente sobre el lomo de aquella aberración, en todas y cada una de ellas recordaba como le debía la vida a Arwyn, como el le había perdonado lo imperdonable, no solo eso sino que siempre había estado a su lado de forma sincera. En cambio Arthur había sido un desalmado durante mucho tiempo, un bandido de la peor calaña que había matado para vivir ,él no merecía vivir más que su amigo. Le debía tanto, tanto que tal vez hoy hubiera llegado el momento de agradecerle todos los esfuerzos dando su vida por salvarle. Arwyn no se merecía menos...

- Tiradas (3)

Notas de juego

Perdón por la tardanza, pero entre viajes y boda he llevado un ritmo loco de cojones.