Partida Rol por web

Saga Germánica - Mater et Domina

Aventura - De la corte del duque de Brabante y lo que allí aconteció (1190)

Cargando editor
14/02/2013, 09:47
Director

La torre es amplia para la época en la que fue construida, pero de eso ha pasado cierto tiempo y lo cierto es que las escaleras de subida son más bien estrechas. Hasta el primer piso las escaleras son externas (y sin barandilla), a la forma de las fortalezas, y los siguientes dos pisos ya son interiores, con estrechas ventanas saeteras que apenas dejan pasar luz suficiente para ver dónde pisa uno. La piedra circundante da una sensación de frescor que no se tenía ni en el exterior, a pesar de la ausencia de viento. Pasáis de largo una planta y ya es en la tercera donde el administrador accede al pequeño rellano ante la pesada puerta de roble cerrada. Educadamente llama a la puerta y espera a que le den permiso para pasar. Una voz femenina de mujer mayor concede paso y accedéis a la sala.

La sala es más amplia de lo que cabría esperar y dos ventanas de buen tamaño ayudan a iluminarla. En ella hay un telar de varios metros de largo donde tres chicas jóvenes trabajan en un tapiz. El tapiz parece una escena de caza inacabada, muy bien confeccionado y con figuras de colores vivos. En una pequeña mesa situada contra la pared hay dispuestas varias madejas de hilo de diferentes colores. Una mujer de edad avanzada vestida como religiosa está sentada en una rueca, hilando, una niña de tal vez 12 ó 13 años leía hasta ahora en voz alta un pequeño libro religioso y, dirigiéndolo todo, está la duquesa, Mathilda de Boulogne.

Cargando editor
14/02/2013, 10:15
Johan Steen

-Mi señora, disculpad que os haya interrumpido. Este hombre que os presento es el buen señor Buchmacher, un comerciante judío que trae libros y otras cosas que pueden ser de su interés. No deseo molestar y seguro que tienen una larga e interesante conversación por delante, así que si le parece, volveré a mis ocupaciones -dice servil el administrador y sin esperar respuesta, se retira de la sala.

Cargando editor
14/02/2013, 10:20
Obekin vander Wert

Obekin da un paso adelante para comenzar a hablar, cuando se da cuenta de repente de la mirada reprobadora de la religiosa y parece que sólo entonces cae en la cuenta de que no va precisamente como noble... Entonces retrocede un pasito y agacha la cabeza, "sumisa".

Cargando editor
14/02/2013, 10:21
Mathilda de Boulogne

Entonces toma la palabra la duquesa:

-Harto curioso que precisamente Jan haya tenido la bondad de conduciros a mi presencia... Decidme, señor Buchmacher, ¿qué es lo que traéis para mi? -Aunque sus palabras son pronunciadas con dulzura, su pose es digna y superior, sabedora que nadie de la sala tiene mayor estatus que el suyo.

Cargando editor
14/02/2013, 10:25
Director

Observas cómo tus compañeros suben las escaleras exteriores de la torre hasta el primer piso y luego ya se adentran en el edificio, desapareciendo de tu vista. Libre de tus compañeros, ahora te queda montar el tenderete, como te había dicho Kalonymus, si es que es tu deseo.

Unos segundos de dejar vagabundear tu vista por el lugar hacen que seas consciente del lugar donde te encuentras: un castillo en buen estado, lleno de actividad. Los talleres resuenan con sus ruidos característicos, las gallinas picotean por aquí y por allá, huyendo de las carretillas y carros que deambulan por el patio, ya trayendo materiales, ya llevándoselos. Y toda la actividad es vigilada por varios guardias apostados en lugares clave de la muralla y puertas. Los guardias de la muralla van armados con ballestas, nada menos, así que si algo sucediera aquí dentro, el patio se convertiría en una trampa mortal.

En cierta manera empujado a un costado por toda esa actividad, descubres también que el lugar que os han concedido dentro del patio para el tenderete dista mucho de ser ideal. Y el del tenderete de al lado, un cocinero ambulante, no te mira especialmente bien, pero lo cierto es que su comida huele que alimenta...

Cargando editor
14/02/2013, 15:23
Kalonymus

 

Buenos días tenga su señora.  Le agradezco infinitamente a usted y su muy dedicado siervo Jan el haberme permitido tener unas palabras con su merced.  

Soy sólo un humilde comerciante que recorre los castillos desde el Mosa hasta la Escandinavia vendiendo tapices y otras cosillas.  

Como tuve entendido que usted gusta de esas maravillas con la que los antiguos y lejanos se nos hacen presentes hoy para contarnos historias: osea ¡libros! -dice con una sonrisa de verdadero gusto por lo que trae, pensé en traerle, recién saliditos de las mesas de los copiadores, las más recientes novedades.  

Vea. Emocionantes historias épicas como la Chanson d Roldan o el Cantar del Mio Cid, que la entrentendrán por noches sin fin como discretas Sherezadas de papel.  ¿Quién las ha leído aun?  Casi nadie en esta zona.  Traemos también tratados de medicina venidos de la Iberia que ayudarán a sus galenos a remediar los males incógnitos de estas épocas.  Cosa mejor para prevenir y curar no hay. 

Y mi socia aquí, la señorita Brunhilde tuvo el tino de seleccionar algunos tratados religiosos cristianos escritos de las islas británicas, como el Monologo del arzobispo de Canterbury, los que serían el mejor regalo para cualquier abadesa u obispo de su preferencia.  Me volteo a ver a la anciana..  ¿Que mejor forma de agradecerle lo tanto que haya hecho él o ella por este castillo y sus gentes...?

Y para las damas, historias cortas y diversiones, ligeras como una infusión para los pesados días en que los telares se traban o alguien nos hace pasar enojos.  Todas esas preocupaciones se esfuman como espuma con el sólo sonido de pasar las primeras hojas...

¿Gustaría de ver alguno?  Con confianza, pase y vea.  Mire la calidad del empastado.  Para durar en una Biblioteca por siempre y que la recuerden sus nietos por ello.  

¿Los desplegamos para más facilidad?  

 

 

Cargando editor
14/02/2013, 21:20
Bastian Klinsmann

Bastian avanza desde el fondo de la sala con los dos bultos que lleva en las manos. Dos trozos de tela gruesa, que bien podría pasar por ser una manta, donde están a buen recaudo algunos de los libros y pergaminos que han traído. Aunque se mantiene a la espera de que le autoricen a mostrar el producto.

Notas de juego

¿El conjuro anterior de kalonymus (aura de autoridad) sigue activo?

Cargando editor
15/02/2013, 11:10
Mathilda de Boulogne

-Que el Monólogo se lo consigan los religiosos por sus propios medios, no conozco a ninguno que se merezca esa atención por mi parte. La Chanson de Roldán ya la conozco y aunque a mi señor esposo le apasiona, a mi no me resulta muy inspiradora. Quisiera, eso sí, ver ese Cantar. ¿Está escrito en latín o en lengua vernácula? -inquiere la duquesa- Y todavía no habéis un solo precio, tal vez no debiera ni molestarme en abrir sus libros, comerciante...

Notas de juego

El papel en esta época sólo lo utilizan los árabes. El material de escritura habitual ahora mismo es el pergamino.

¿El conjuro anterior de kalonymus (aura de autoridad) sigue activo?

Siendo un sortilegio de duración solar, debería. Por otro lado, pensad que tiene la limitación de quién crees que eres con quien tratas. Si quien te ve no te ve como igual o superior, no te hará caso. Un comerciante ante un siervo venido a más, puede respetar la posición del comerciante, pero los nobles...

Por cierto, Erik no subía con vosotros, no lo incluyáis en vuestros posts, por favor.

Cargando editor
16/02/2013, 19:18
Kalonymus

 

En lengua vernácula mi señora; algo atrevido lo se, pero digno de leerse así, me dicen. Al juicio de mi hermana quedó muy bien.  

¿Sabe usted algo de esa lengua que está surgiendo en medio de la Iberia, mezclando el latín, el árabe y quiensabe cuantas otras hierbas en un caldo que están llamando castellano?  La única parte que me aprendí de memoria es la siguiente:

¡Merced, ya rey e señor, por amor de caridad!
La rencura mayor non se me puede olvidar
oídme toda la cort e pésevos de mio mal,
los ifantes de Carrión, que m' desondraron tan mal

Quizá la señorita Brunhilde aquí podría leerle un poco más, mujer a mujer, de alguno de los libros de goliardos o pergaminos de trovadores que están en nuestras lenguas... 

¿Las damas y señoritas quisieran ver algo?  Kalonymus las analiza y se fija en cual de ellas sería de confianza y cual espía para el duque.  Si nota una, o si es la señora mayor, buscará distraerlas. Les dice lo siguiente  Quizá usted si estaría interesada en el Monologo.  Di la promesa a quien me lo vendió de que me aseguraría de que la primera vez que se abriera este libro fuera por una cristiana verdadera dentro una capilla.  Sus razones tendría. -me encojo de hombros-.    Quizá mi colega Juan aquí presente -señaló a Jan- podría acompañarla a ello, ¿o preferirían ir solas?

Del precio no se preocupe duquesa.  Si le gusta un libro, le encontraré el precio adecuado para que usted se quede con él.

 

Notas de juego

Al recitar el cantar Kalonymus aplica su virtud sobrenatural de "enchanting art (storytelling)", su intención es sacar a flote el enojo contra el duque y que les empiecen a tener confianza....  

Cargando editor
17/02/2013, 18:34
Mathilda de Boulogne

-Así que Monólogo -dice cortante- Ya que tan interesado estáis en que me lo quede, tal vez lo haga, pero tendréis que defenderlo bien. Filiberta, cariño -dice la duquesa a la niña lectora- ve a avisar que me traigan el caballo ensillado al prado, me apetece cabalgar. Teodosia -añade volviéndose hacia la religiosa- quedáis al cargo del tapiz. Necesitaré mucho hilo cuando vuelva, esta tarde quiero hacer un buen avance con la pieza. Edelweiss, conmigo -finaliza por fin, y una de las muchachas, una joven de tal vez 16 ó 17 años, rubia y de piel marmórea, pero poco delicada, con manos grandes, considerable estatura y poderío físico, se levanta para acompañaros.

Sin esperar a que la sigáis, pero haciendo ademán de que es eso lo que quiere y no otra cosa, la dama sale de la habitación, desciende la escalera a buen paso y os hace seguirla en silencio hasta salir de la fortaleza. Hipócrita o terriblemente bien educada, la duquesa se muestra encantadora y sonríe y saluda a todo aquel que la saluda, que son todos menos los soldados, que no osan acercarse o interrumpirla en su caminar.

Una vez que os encontráis en el prado, el bosque a la vista y vosotros sin duda vigilados desde la lontananza por los guardias de la fortaleza, lejos de oídos indiscretos, la señora dice simplemente, sin girarse hasta terminar la frase:

-Y bien, ¿Qué era eso tan importante que queríais decirme?

Cargando editor
17/02/2013, 18:47
Director

Al cabo de un rato de estar en el patio, ves cómo sale de la torre toda una comitiva: una dama entrada en carnes que por las joyas dirías que es alguien importante, una joven rubia y alta, y tus compañeros a la zaga, sin pronunciar palabra... Parece que se dirigen al exterior del castillo.

Cargando editor
18/02/2013, 06:47
Kalonymus

 

Esta mujer es más perspicaz de lo que imaginaba... 

En efecto señora, no es el Monologo en lo que estamos interesados, sino en un diálogo, con usted.  

Somos magos de la Alianza de Triamore.  Hace unos días un amigo suyo, quien venía huyendo de unos mercenarios se refugió en nuestro castillo, donde gracias a nuestras artes perdimos a sus persecutores.  Él nos contó que usted estaba pasando por una situación quizá un tanto difícil, y hemos venido a ver en que podríamos serle de ayuda, pues nos dedicamos a deshacer entuertos donde la justicia y la bondad no reinan, además de proteger a las hadas.  

Juzgando por su belleza en este caso estaríamos haciendo ambas cosas, ¿verdad?  ¿O me equivoco?

 

Cargando editor
18/02/2013, 09:40
Erik
Sólo para el director

Erik mira hacia la zona, espectante. Querrán que vaya? o me debo quedar aquí? van sin acompañantes, sería más prudente acompañarlos. No sé donde irán, pero es peligroso que vayan solos.

Sin embargo... No le han dicho nada. Erik les sigue para vigilar que no haya peligro.

Notas de juego

P.D.: Joder que puta mierda. Anda master borrame el post de Wulf :P

Cargando editor
18/02/2013, 11:23
Director

La comitiva se dirige, como te temías, al exterior de la fortaleza, encaminándose hacia el prado anexo, entre el campamento “militar” (o más bien de caza), el bosque y el pueblo. Desde que han salido del castillo se han puesto a hablar mientras caminan, pero no aciertas a escuchar nada de la conversación. Tal vez debieras acercarte más... o no. Pero en cualquier caso en cuestión de segundos se darán cuenta de que estáis ahí, estáis saliendo a campo abierto.

Cargando editor
18/02/2013, 11:30
Mathilda de Boulogne

-Ya que así lo decís, os agradezco el cumplido. Pero poca cabida tiene en una corte la bondad, y menos aún si la preside nada menos que el duque de Bravante. Magos... –la señora no parece especialmente sorprendida, quién sabe con cuántos pueda haber tratado en el pasado- Triamore, no sé dónde está eso, tal vez me lo podríais decir y, a cambio, yo os podría explicar la raíz del entuerto... ¿Es ese hombre de los vuestros o es del duque? –dice al descubrir cómo Erik os sigue a campo abierto, proveniente del castillo, un poco retrasado respecto de vosotros- Oh, vaya, no importa, ya se va... ¿Qué iba diciendo?

Cargando editor
18/02/2013, 12:31
Erik
Sólo para el director

Campo abierto, piensa y un escalofrío le recorre el espinazo. Erik observa el lugar desde lejos, buscando cualquier indicio de peligro. Tampoco quería que le vieran. La mujer posiblemente se asustaría. Pero dejarlos solos... Se sabrían cuidar bien? Erik duda ante la problemática de dejarse ver y defenderlos o esperar y ser un punto de apoyo si surgen problemas.

Erik se da la vuelta. Si los magos no han solicitado su ayuda, posiblemente preferirán que me espere en el lugar. Vuelvo a mirar si hay cualquier peligro imminente y tras asegurarme vuelvo al castillo.

Qué estúpido, menuda pérdida de tiempo, perseguirles sólo un trecho...

Erik empieza a conversar con los mercaderes para saber de sus productos y mira de enterarse de cotilleos y últimas noticias. Nunca está de más estar al tanto de la situación actual.

Cargando editor
18/02/2013, 13:31
Director

Volviendo de nuevo al tenderete, charlas un rato con los comerciantes. No eres exactamente la persona más comunicativa del entorno, pero cuando quieres tampoco resultas demasiado desagradable. Así, te vas enterando de los chismorreos que corren entre los comerciantes: que la cacería de este año no está yendo muy bien, que el duque está jugando al juego de ascender o no a caballero a alguno de sus guerreros, para ver quién es más lameculos, que en el pueblo un barón muy cercano al duque ha golpeado a un carretero hasta casi matarlo por tener la osadía de no hacerse a un lado y que el premio del torneo es nada menos que unos terrenos cercanos, que permitirían a un caballero errante establecerse o a uno establecido mejorar su estatus, de ahí que haya tantos participantes.

Cargando editor
19/02/2013, 16:18
Bastian Klinsmann

De los nuestros...- murmura bastian en latín, más como si se le hubieran escapado las palabras que querer responder.

Cargando editor
19/02/2013, 17:01
Kalonymus

 

Triamore está sobre el Mosa, rumbo a Namur.  De ahí nuestros tapices, si recuerda el estilo.  Un lugar encantador, le guiña el ojo, con vistas espectaculares del bosque y del río, el cual brillaría aun mas si usted algún día quisiera hacernos el honor de conocerlo...  

Nos decía de los problemas que han acaecido... 

 

Cargando editor
21/02/2013, 09:34
Mathilda de Boulogne

Erik, viéndose descubierto, parece que decide que es mejor regresar al castillo, de manera que vuestro compañero sigue separado de vosotros, supuestamente volviendo al tenderete con los otros comerciantes.

Por vuestro lado, la conversación continúa:

-Ese bello mozo, Obekin vander Wert, me lo tendieron como una trampa para hacerse con mi dote. No sé si conocen muy bien los tratos matrimoniales de los nobles, pero la cosa funciona así: con tal de hacer atractivo el matrimonio con una mujer, los padres de la misma ofrecen una dote. El marido que acepta el matrimonio pasa a engrosar el patrimonio de la dote mientras siga casado con ella y los hijos de ambos heredarán tanto los bienes del padre como la dote de la madre. Eso es lo normal. Pero mi señor marido parece que se ha cansado de mi, una especie de enfermedad entre los hombres, pero no quiere perder la dote, de manera que buscó una manera subrepticia para que fuera yo la que incumpliera mi parte, de manera que pudiera deshacerse de mi pero conservando la dote. Yo me di cuenta a tiempo y avisé a Obekin a través de una criada fiel. Éste hizo lo único que se le ocurrió, huir. No era una opción muy inteligente, pero es lo que hizo. Y mi señor esposo, en consecuencia, rabioso, hizo lo único que se le ocurrió: declararle traidor, manchando su buen nombre y el mío, y mandarlo perseguir. Me alegro de que se haya salvado, pero eso no me quita la espina que me ha clavado, aún en contra de su voluntad. Evidentemente no quiero venganza contra él, sino contra mi marido. Todavía no he logrado dar con una fórmula mágica para poner firme a mi marido y que aprenda a respetarme... y usted representa a unos magos, vaya, qué casualidad...