Partida Rol por web

Entráis al interior de la fortaleza, un clásico patio alrededor del cual se disponen talleres (herrería, carpintería, armería) y algunos edificios bajos (barracones, cocinas, almacenes, cuadras), así como, por supuesto, la torre principal, la del homenaje, un mazacote recio y sin apenas ventanas de 3 plantas de altura. A un costado del patio, junto a las cocinas, también se puede ver un pozo con murete de piedra, cubo atado y poleas.

Pero no podéis recrearos en las vistas, pues además de un considerable número de personas y animales trabajando y transportando enseres de un lado para otro,  no tardáis en escuchar gritos de alguien echando la bronca a unos transportistas.

-¡¡Más cuidado con esos barriles, mentecatos!! ¡Si se os cae uno solo os descontaré una semana de paga! ¡Malditos inútiles! ¿¡Cuántas veces os lo tendré que decir!? -exclama, en lo que sea probablemente su manera habitual de "comunicarse".

Sodal... no, no venían mas magos, sólo Bastián y el, ...Compañeros, ayúdenme a lo siguiente.  Le quiero echar un hechizo al encargado de materiales del castillo para que nos de acceso a la duquesa, y para que de paso nos de un espacio, un puesto, en el mercado, para estar ahí observando todo en los días siguientes.  Lo que pienso hacer es llegar y preguntarle: Don Jan, me dijeron que habla usted latín, y entonces, viéndolo a los ojos sin darle tiempo a responder, comenzaría a decirle lo que para los demás sólo sería una andanada de latinajos que no entenderán, pero realmente será el hechizo en operación... Ya luego le hablo en bajo alemán propiamente, pero ya para entonces se verá inclinado a hacernos caso... 

¿Cómo ven? ¿Les parece buena idea?  

Si, si, ayúdenme a abordarlo, ¿o prefieren que nos separemos para dividir el riesgo... ?

Bastian asiente ante las palabras de Kalonymus, su idea parece buena, al menos mejor que la suya. Y poder disponer de un lugar donde descansar y desde el cual empezar a actuar es algo interesante.
Sin embargo bastian no se siente cómodo en este lugar y su respuesta es una especie de gruñido de aprobación mientras permanece atento a la zona como si pensará que podrían ser atacados. Hecho ante el cual duda mucho que la guardia fuera a socorrerles.

Erik había estado callado todo el tiempo, algo que pese al corto viaje, sus compañeros ya se habían habituado. Había venido aquí en calidad de protector y guardaespaldas, y no interferiría en los planes de los magos a menos que ellos lo quisiesen. Erik no era bueno pensando en meollos, y planes. Tampoco es que fuese tonto, pero no destacaba mucho por su inteligencia.

Durante la conversación Erik se pone de espaldas a sus protegidos observando el lugar y atento a posibles movimientos hostiles.

Con el acuerdo de sus compañeros, Kalonymus buscó el mejor momento para acercarse.  No quería que hubiera tanta gente alrededor y menos algún letrado que supiera latín, no quería que fueran descubiertos como magos... 

¿Don Jan?  Me dijeron que hablaba usted latín... es que mire: Dicam audite me omnes oportet vos magis oboediendo, sicut me hodie et quotidie usque ad occasum solis... -mientras Kalonymus hablaba movía las manos como quien está explicando algo o solicitando direcciones o consejo, todo mirando directamente a los ojos al hombre que tenía enfrente. 

Así pues, le decía, mis compañeros y yo necesitamos que se nos asigne un lugar aquí cerca en el mercado interior para poder vender nuestros tapices y libros y para esto último admás nos gustaría mucho que nos consiguiera usted una audiencia privada con la duquesa para enseñarle las ma-ra-vi-llas de libros que hemos traído a ofrecerle a ella y exclusivamente a ella.  

Traemos, fresquecitos de los copiadores, historias épicas que la entrentendrán por horas y días cual Sherezadas de papel,  tratados de medicina traídos de Iberia que ayudarán a remediar los males de la época, o tratados religiosos venidos de las islas británicas que la harán poder discutir por horas y horas y estrechar lazos con la abadesa o el obispo más reacio...

¿Cómo ve don Jan? ¿Nos ayudará?

La mirada de ambos hombres se entrecruzó y la magia encubierta surtió su efecto. Un instante después el judío comienza a sudar, aparentemente por la tensión del momento, aunque en realidad sea el esfuerzo mágico del hechizo lo que le provoca el cansancio.

-Dadlo por hecho, ummm, señor... -tanto el tono del administrador como su pose se habían transformado por completo, de la de un hombre con ínfulas y enfadado a otro sumiso y complaciente.

Sosteniéndose con una mano de la barda de piedra por el súbito cansancio que lo inunda, Kalonymus respira hondo para recuperar el aliento y le responde al hombre: 

Gracias don Jan.  Entre más pronto, mejor.  Que venimos cansados y quisiéramos encontrar una posada donde hubiera algo de buena cerveza, pan, respeto o tolerancia a judios y algún buen chisme sobre los nobles del lugar, ¿me entiende? -le guiña el ojo- discreto todo, obvio.

Bastian busca con la mirada mientras observa los alrededores, por una parte para comprobar si los están vigilando pero también porque quiere localizar algún lugar tranquilo cercano donde poder relajarse, mientras Kalonymus usas sus artes mágicas.

Que poco me gusta este lugar y cuantas ganas tengo de salir de aquí - piensa bastian.

-Umm, no me habéis dicho todavía vuestro nombre. ¿Cómo debo referirme a vos, señor ...? -inquirió educadamente el administrador- En cualquier caso, si queréis vender algo aquí dentro, os podéis poner por allí -señaló hacia un costado del patio, junto a las cocinas- A la señora la podéis visitar cuando queráis, seguro que se contentará de la mercancía de traéis, siempre está con la nariz entre los libros si no está en el telar. El telar está en el segundo piso, si no véis a ninguna de sus damas de compañía por aquí abajo para avisarla, siempre podéis subir allí, no creo que vos tengáis problemas para que os dejen pasar. Y respecto a la posada, hay dos en el pueblo, una para los señores, "El gran jabalí", y otra para mercaderes y gentes del lugar. En esa, "El gallo trinchado", hay una estacia común y algunas habitaciones dobles e individuales. El pollo es muy bueno, pero la cerveza un poco aguada...

Buchmacher, puede decirme Buchmacher, don Jan. 

Y preferiríamos que usted subiese con nosotros y nos presentase con ella, si no es molestia.  Siempre seremos de mayor confianza si el encargado del lugar nos alaba nuestra buena reputación y nos acompaña.  Sólo un momento para no distraerlo de sus tareas.

Ah, por cierto, mi amigo aquí muy parlanchín -señala a Bastián-  le incomodan los sitios tan encerrados y le gusta ser de provecho siempre.  ¿Conoce de algún noble que le falten caballerizos en la justa?  ¿Alguien de su confianza quien le pudiera dar empleo allá afuera mientras nosotros nos encargamos de la venta aquí dentro?  Saliendo de ver a la dama, ¿lo buscamos y nos ayuda a eso?

Milgracias, de verdad se lo agradecemos.

-Es un placer, señor Buchmacher, es un placer. Le acompañaré a las estancias superiores un momento, pero me temo que no les podré hacer compañía, tengo muchas responsabilidades que atender, lo lamento. Respecto a su compañero, sí que conozco a uno que siempre necesita trabajadores, no le duran nada. Si es un tipo duro como parece no tendrá problema. Luego haré que alguien le de las indicaciones -parece que él no se rebaja a hablar con los subordinados, más bien necesita gritarles.

-¡Jurgen! ¡Encárgate de que estos vagos sigan trabajando! -grita a un subordinado que se pone tieso como un palo al escuchar su nombre- Si quiere acompañarme... -comenta a un tono muchísimo más civilizado, aunque todavía fuerte.

Bastian se queda perplejo al escuchar hablar a kalonymus Buchmacher y su ofrecimiento pues es algo que no habían hablado. Su cara de sorpresa no es fingida ni exagerada sino sencillamente muy natural pues no se esperaba ser apartado del grupo. Al fin y al cabo bastian apenas sabe nada sobre el noble arte de la caballería.

Ante el ofrecimiento de Johan responde inclinando la espalda en una reverencia en un acto que sabe que es del agrado de todos los hombres importantes aunque desde su posición inclinada le dirige una mirada a kalonymus Buchmacher nada agradable.

- Oh, kalonymus, esta me la vas a pagar. Ya te digo... - piensa bastian mientras aprieta los dientes.

El administrador de la fortaleza, según lo comentado con él, deja sus ocupaciones en manos de un encargado de su elección y os acompaña hacia la torre. Una vez que entra, repara en la considerable cantidad de personas que le siguen y mira extrañado.

-Pero mi señor, ¿no pensará entrar en las estancias de la duquesa con... todos estos desharrapados, con perdon, verdad? -la petición de ser perdonado se refería, por supuesto, a Kalonymus/Buchmacher, no a los que él consideraba desharrapados en toda regla- No sería bien visto. Por favor, ordene que se queden aquí esperando, será lo mejor.

Kalonymus sonrió ante la cara que le puso Bastián. jjaja, noo, es que te vi incómodo aquí y no quería que tuvieras que estar todo el día en el puesto vendiendo tapices y libros; pero eso es para al rato... -le dijo en voz baja.

Lo interrumpió la pregunta de desharrapados, le cayó mal el comentario que hacía hacia sus sodales y Erick, pero continuó amable.  Lo se, les pediré que se laven un poco la cara con agua de la fuente antes de subir, pero necesito alguien que cargue los libros, ¿no cree? Están muy pesados.  Sólo los dejarán ahí y luego esperarán a un lado.  No ofenderán a la duquesa, se lo aseguro.  Ayer mismo se bañaron en el arroyuelo a la entrada de bosque ducal.  La señorita viene también porque ella sabe de gestas heroicas y torneos y puede explicar mejor que yo los libros en esta materia.  

Por cierto, -le digo mientras vamos hacia nuestros animales con su carga- me gustaría que fuera comentando con sus amigos y clientes lo interesantes que se ven los libros y lo finos que se ven los tapices que estaremos ofreciendo en el puesto que gentilmente nos ha asignado.  Vaya diciendo que es una ganga que no había visto en mucho tiempo, accesible a cualquier comerciante pero a la vez de un lujo digno de nobles.  Y claro, que el judio que vende tiene reputación de ser muy honesto en sus tratos, que por eso varios nobles lo invitan siempre a vender en sus castillos.  ¿Y verdad que debemos ser tolerantes con los judíos?, dígales.  Al fin y al cabo, compartimos el Antiguo Testamento y Jesus dijo que siempre hay que amar al prójimo, no importa quien sea... ¿verdad?  Hay que dar testimonio de ello.

Me volteo hacia mis compañeros.  Quien quiera quedarse a armar el puesto mientras subimos, adelante.  Los demás, ¿me ayudaríais a subir los libros y una muestra de tapices?  ¿Señorita, nos acompañaría a subir?  Kalonymus tomó un paquete grande de libros entre sus brazos y comenzó a seguir a Jan por donde le indicaba. 

Bastian se había lavado la semana pasada así que no comprendía porque tenía que volver a hacerlo pero estaban en un lugar desconocido y si le pedían que lo hiciera es porque había que hacerlo.
Uso el agua para lavarse la cara y las axilas, y luego se seco las manos en sus ropas antes de coger varios bultos y seguir a kalonymus en silencio.

Erik sonrió ante los jocosos comentarios de Kanlonymus. Sin duda ese mago era todo un charlatán. En ese mismo momento se preguntaba si no había ido a parar ahí por culpa de un truco de magos.

Se resignó, de todas maneras, pensó, era un sitio seguro, donde podía planear su venganza y recopilar información con las habilidades de los magos. No es que pudiese decir mucho en el asunto, pero estando en ese lugar, como un simple guardaespaldas ya podía ayudarle a recavar información.

- A no ser que necesites un guardaespaldas allí arriba, yo me quedaré montando el puesto.

-Bueno, haremos como dice, señor Buchmacher, pero no me gusta mucho la idea. Esperemos que la dama piense como usted, pero la bronca o no vender no será mi castigo, así que usted manda. Y respecto a lo de los judíos, bueno, todo el mundo sabe que traicionaron a Jesús(1), pero supongo que hasta entre esa calaña tiene que haber gente buena, ¿verdad? Yo hablaré bien de usted, no se preocupe -dice el administrador, disculpándose de nuevo a su manera.

Dicho esto, os acompaña a todos, menos a Erik, hacia la torre.