Partida Rol por web

El trayecto hacia la corte del duque de Brabante resulta tranquilo pero mucho más largo de lo esperado, de manera que avanzáis rápidamente a través de campos y caminos, guiados por Obekin, que deshace su huída para guiaros hasta el lugar, pero el recorrido, casi todo el tiempo hacia el sur, qué el hizo en tan solo 3 extenuantes días a marchas forzadas, a vosotros os lleva, casi siempre hacia el norte, toda una semana de jornadas de más de 8 horas de viaje (con sus correspondientes paradas, eso sí). A media mañana del octavo día por fin véis vuestro objetivo:

Situado a unas 30 millas al suroeste de Amberes, se encuentra el Castillo de los Duques de Brabante junto a una pequeña población, Turnhout, pueblecito agrícola se originó en el cruce de dos rutas comerciales y en la protección del castillo de caza de los duques de Brabante, al que además ofrece sus servicios.

El castillo, que no es de grandes dimensiones, sí es de cierta innegable belleza, a pesar de tener ya cierta edad, casi dos siglos. Sin duda sus piedras fueron trabajadas con esmero y no menos cuidados se les dedica ahora, pues los duques utilizan este castillo como residencia una importante parte del año. Sus recias murallas se ven rodeadas por un foso lleno de agua. El castillo tiene una evidente función militar, pero la proximidad de los bosques le convierten en un lugar ideal para el deporte de la caza, que tanto apasiona a los nobles de esta época.

Al llegar podéis observar varias tiendas de campaña, de seda y colores llamativos, con banderas llenas de símbolos heráldicos que las identifican como de señores de la zona, montadas espaciadamente sobre una colina cercana, formando junto con el pueblo y el castillo un triángulo de lados dispares. Al parecer ha llegado efectivamente la temporada de caza y varios señores han venido con algunos hombres a disfrutar de la caza y los favores del duque. O bien celebrarán un torneo del que hasta ahora no estábais al corriente.

Sea como fuere, vosotros tenéis un cometido y ahora hay que comenzar a ponerse en marcha.

Erik mira a sus superiores. Había emprendido esta empresa con ganas. Las ganas y la ilusión de hundir su espada en el corazón de ese apestoso noble, y aunque sabía que eso era improbable que llegase a pasar, esperaba hundir en la miseria a ese duque malnacido. Lástima que no podría hundir su hoja en la duquesa. Sus señores querían hacer un pacto con esa duquesa y aunque, él no hubiese hecho nunca un pacto con un asqueroso noble, si le daban la oportunidad de destruir a uno, ya se daba por satisfecho.

En silencio, observa a sus señores en espera de instrucciones. Erik es lo que es: un mercenario, y ahora está al servicio de la Alianza, así que hará lo que buenamente pueda por la Alianza.

Bastian se había mantenido callado durante la mayor parte del trayecto, no era una persona muy sociable precisamente, y no le gustaba este viaje. Por lo que él respecta los problemas que uno tiene los resuelve uno mismo, pero si sus amigos querían ayudar a este hombre él ayudaría a sus amigos.

Bonito espectáculo, nunca había visto juntos tantos trozos de tela pintados como esos - comenta bastian mientras observa el campamento militar. Deberíamos aclarar nuestro papel aquí, no creo que sea buena idea desvelar quienes somos y de donde venimos así que lo más sensato es planificar lo que vamos a decir todos.

De acuerdo.  Creo que tenemos dos opciones.  Podemos decir que venimos de Triamore, buscando oportunidades de comercio, y pedimos una audiencia con la duquesa para averiguar, indirectamente, que otra trama trata de hacerle el duque.  Soy judío, así que comercio o préstamos serían esperados de mi. 

Por otro lado, podemos presentarnos como de algún otro lado.  A mi se me nota el acento de Alto Alemán, así que esperarían que fueramos de Worms o Speyer, o el alto Rín. 

¿Cuales son las aficiones conocidas de la duquesa?  Siempre podemos presentarnos como expertos en eso y obtener una audiencia exclusiva con ella donde el duque no quisiera meter las narices. 

Obekin, ¿a la duquesa que le gusta?  ¿La poesía, la pintura, los juglares, la arquitectura, la magia, la cocina, los caballos o historias de guerra o amor?   

Trobador, contador de historias, comercio y algo de astronomía son lo mío que podría poner para llamarle la atención. 

¿Cómo lo ven? 

-Sí, bueno, los judíos no caen bien a nadie, no te dejarán pasar. Y la duquesa... bueno, cosas de mujeres de alta cuna, supongo: rezar, cantar, bailar, poesía, escuchar música e historias... Creo que tiene algún libro, así que debe gustarle leer. Ah, y tenía un tapiz que habían empezado este invierno y todavía no lo habían acabado -dijo la rubia Obekin, haciendo un gesto incómodo dentro de su disfraz, gesto que ya se ha convertido casi en un tic. Con su constitución realmente va a ser difícil que pase por una mujer, ni siquiera bien fea, a menos que sea de noche, o el guardia bizco o algo así...

Perfecto pues, seremos vendedores de libros y material para tapicería.  Un judío con buenas ofertas siempre es mejor recibido que uno sin ellas. -les guiña el ojo, divirtiéndose el solo, anticipando el engaño.   

Y justo traje libros para venta, de romances principalmente, aunque hay un tratado sobre árboles de Europa que podría ser de interés, y uno de geometría.  A mi hermana le podría encargar lo de los tapices, siempre hay algo nuevo para hacerlos mejor.

Y no Obekin, te equivocas, no todos odian a los judíos.  Hay ciudades donde conviven muy bien con los gentiles, se comercia y se financía con respeto y cooperación.  Triamore es un ejemplo, de muchos.  Lo que pasa es que el odio es azuzado por los poderosos que ganan de dividir a la gente y encontrar chivos expiatorios; no les ayudes.  

Con tiempo y buenos corazones encontraríamos paz y respeto más duraderos.

Por cierto, debería echarte el hechizo ahora, que te ves desmejoradita... Y diciendo esto le echa el hechizo de: DISGUISE OF THE TRANSFORMED IMAGE  Tu relájate, sólo será un minuto.

Bastian asiente ante el ofrecimiento de renovar el encantamiento mientras cabalga en silencio. Su función dentro del grupo ya esta confirmada así que solo debe confirmar la cobertura. Una mano amiga que cuida de los animales y sirve de musculo a la hora de trabajar, pues no es un guerrero ni lleva armas o armaduras para pasar como un soldado.

- Bien, pues vendedores de libros seremos. Si disponemos de alguien de confianza podríamos afirmar que dichos libros son para esa persona y esa sería la excusa para entrar ahí dentro.

Tendrá su gracia pues Obekin es bien parecido y eso se refleja como en las familias, aunque la quijada la hará ver hombruna, si, y la espalda.  Ni modo. 

Pelo rubio cenizo, manos largas, piernas como palmeras bombachas de oasis, muy lampiña y piel con un toque luminoso aunque algunas marcas de heridas pequeñas tiene en la cara.  Nariz como la de Obekin pero un poco mas ganchudilla, labios un poco resecos y delgados.  Atuendo de vendedora, un poco como mis primas que acompañan las caravanas a las vendimias.   

Todo eso va recitando en latín mientras hace el hechizo. 

Los libros que trae Kalonymus, verdaderas novedades editoriales, son:

La Chanson de Roland

El Cantar del Mio Cid

El Canon de Medicina de Avicenna

El Cantar de los Nibelungos

Monologo, de Anselmo de Canterbury

y una decena de poemas de troubadores y goliardos en ediciones no muy elegantes pero legibles.  Su favorito:  La Bella y Graciosa Moza Marchose a Lavar la Ropa...

Los dos guardias a las puertas de la fortaleza os detienen tras miraros escasamente unos segundos. Parecen gente ruda y malhumorada y la presencia de un judío, una vendedora cristiana, un hombre de armas, un joven y un caballerizo no parecen mejorar su día.

-¿Quiénes sóis y por qué debería dejaros pasar?

Buenos días tengan sus mercedes.  Estamos aquí trayendo a la venta algunos libros.  Pues para todos aquellos que disfrutan la lectura aquí en Brabante, traemos historias que querrán leer como estas que traemos de Roldan y el Mio Cid.  (-les enseño los libros.)

¿No han oído de ellas?  Ahh, déjenme decirles que son historias de gestas épicas.  Fascinantes para cualquier soldado, para luego contar a su familia o enamorada.  A los nobles les fascinan también.  Les aseguro que sus señores estarán muy contentos de que ustedes nos autorizaran pasar a venderlos.

Sabemos que el duque de Brabante siempre permite a todo comerciante, por sencillo que fuere, entrar a hacer venta, compra y trueque al pueblo y castillo; dicen que eso les trae prosperidad a todos.   Pensamos cambiar nuestros libros por pan, tapices, velas y quizá alguno de los carromatos por los que son famosos.  

¿Alguno de sus familiares vende algo?  Estamos interesados en todo, déjeme decirles. 

Bastian escupe al suelo mientras se mantiene aparte de la conversación y observa la zona. Al ser una persona habituada a estar en el campo los grandes lugares civilizados no le gustan demasiado pero se fija en las construcciones, evaluando lo bien fabricadas que están, así como los prácticos tejados. Es un trabajo elaborado, que da sus frutos, pero sigue prefiriendo vivir en un lugar más pequeño y humilde, que este cerca del campo y los animales.
Tal vez por eso sorprende escucharle hablar en bajo alemán pues parecía no estar atento a la conversación.

- ¿Que ocurre aquí? Hay mucha gente, pensábamos que estaría más... vacío.

-Otra sanguijuela presta a sacarle los cuartos a los señores. Sea, la señora tiene libros, así que a lo mejor quiere alguno otro, pero me han dicho que son caros y por aquí no abunda la gente que sea leer, así que no esperes vender muchos, judío -dice el soldado sin un ápice de amabilidad en su voz.

-¿Las tiendas? Señores menores, dependientes del duque, que vienen a cazar con su señor, hablar con él y hacer tratos. Cosas de nobles. A mi me parecen todos unos estirados, ni te saludan al pasar. Y este año además están organizando unas justas. Había un caballero famoso que habían traído a posta, creo, un tal Nemoquin, Oberon o algo así, pero seguro que al ver llegar Louis Picard se cagó de miedo y se fue. Dicen que Louis ha matado ya a dos hombres en torneos, es una bestia -comenta con admiración.

-Obekin -dice la "sirvienta", mordiéndose la lengua para no parecer ofendida, pero no lo suficiente como para no reparar que si venían de fuera no tenían porqué conocer ese dato. Pese a todo reacciona rápido- es famoso en Wert, yo soy de aquella zona.

Gracias, gracias buenos señores.  Iremos pues a vender nuestras baratijas y demás.  Para enseñarle los libros a la dama, ¿con que consejal deberíamos de hablar?  ¿Sería tan amable en apuntarnos a donde estuviere tal persona?

Vengan compañeros, señorita, venga, no se distraiga, que ya tendremos tiempo de ir a ver algún combate en la justa, si es hacemos nuestras ventas a tiempo.  Y recuerden que luego  debemos conseguir posada. 

-Jan el gordo, pero no le llaméis así. Es el gordo gritón que encontraréis en el patio, en seguida lo oiréis. Pasad -finaliza escueto y desagradable el maloliente soldado.