Partida Rol por web

Al ver que solo había perros, pero una puerta se plantaba ante nosotros donde posiblemente estuviese ese gato paré en seco de correr y miré a los otros dando saltitos en el sitio.

-¡¡MAYDAY!! ¡¡MAYDAY!! ¡¡NECESITO PLATAFORMA PARA ATERRIZAR SUBIR!!

Claramente me quedé mirando a la alta y esbelta Ginebra quien era la mejor para el caso.

Alfred bufó nervioso, el humano estaba cerca y estos estúpidos chuchos no dejaban de ladrar. Así que aprovecho el impulso de una buena carrera para intentar abrir la otra puerta. Guts quería usar su método de antes, pero Ginebra se opondría y no quería de nuevo escuchar una discusión, ahora no. Quería salir de ahí por el bien de su corazoncito que estaba muy acelerado.

Aprovechando el impulso de una buena carrera, Alfred usó todas las fuerzas de sus patas traseras para llegar hasta el pomo de la puerta. Se enganchó con las delanteras y la consiguió abrir. No era difícil, lo hacía siempre que su humana cerraba la puerta cuando le visitaba otro humano. No toleraba que su humana hiciese algo dentro de SU casa (la Alfred claro) sin que el lo supiese.

Una vez que abrió la puerta, se coló dentro para buscar de una vez a Rayas y salir de allí de una vez. 

Al ver como Alfred se lanzaba a abrir la puerta, puse pucheritos mirandolo enfadado.

-Ju...yo quería otra vez...que asco es ser gato.

Pero bueno, el humano no tardaría en llegar así que cuando abrió la puerta también pasé escopetao hacia la siguiente habitación.

Alfred abrió la puerta, pero en ese momento los gaticos tuvieron un golpe de mala suerte. Una de las puertas que sujetaban a los perretes ceden ante su insistencia por salir y atrapar a los gaticos. Aparte del humano pisándoos los talones, os encontráis con dos perretes a vuestra espalda que os ladran y se acercan poco a poco a vosotros.

Cuando Alfred se dio cuenta de que dos perretes se habías escapado. Se le encorvó el lomo y se apartó a saltitos, muy asustado - chicos... yo... voy... a buscar...a Rayas- sin darle tiempo a sus compañeros a contestar, empezó a buscar a Rayas. La misión se complicaba y se veía o encerrado con otros gatos o a saber que cosa peor con los chuchos.

Se me eriza el lomo cuando veo escapar a ese par de chuchos...Ahora si que teníamos problemas. No teníamos bastante con un humano a las espaldas....Bufo, sin poder evitarlo, y al ver a Alfred entrar dentro de la otra sala, no lo pienso. Le sigo, pues lo que hay que hacer es cerrar esa puerta y dejar a los chuchos solos fuera. Si me siguen el resto o no, ya es su problema, esto es un sálvese quien pueda, y es lo que voy a hacer. No quiero acabar en la boca de uno de esas alimañas con falta de un baño, llena de babas sucias o algo peor...

Zoe se pone de lado erizando su lomo y bufando, mira a su compañera e hijo y  después de nuevo a los perros.

Haré que corran tras de mi, su ruido atraerán a los humanos, saltaré por la ventana y así tendréis tiempo para buscar a rayas, Guts, cuida de tu madre y si no vuelvo… Guts, cualquier nombre que quieras llevar será digno  ya que… hijo mío… estoy orgulloso de ti, Marfe… no podría tener mejor compañera que tu ni en diez mil vidas gatunas, eres lo mejor de esta triste vida.

Zoe sale corriendo para atraer a los perros.

Los perros sorprendieron a Marfelina, por lo que lo único que se le ocurrió fue seguir a sus compañeros y rápidamente cerrar la puerta. Sin embargo, Zoe se puso en peligro para salvarlos por si el plan no funcionaba, no sin antes dedicarle unas emocionantes palabras a su familia, a lo cual la gata no pudo responder, solo se quedó callada y miró cómo se iba, mientras unas lágrimas le recorrían su rostro. En cuanto pudo cogió a Guts por el cuello y salió de aquella peligrosa habitación.

Una vez dentro, soltó al joven gato y empezó a empujar la puerta para que se cerrara. Por favor, que no te ocurra nada. Meeooww... No quería que el esfuerzo de Zoe hubiera sido en vano.

Dos perros se escaparon y al parecer surgió la idea de ahora cerrar la puerta para que no pasasen.

Zoe nos dedicó unas últimas palabras a Marfelina y a mi justo antes de irse a dar su vida por la causa.

"Menuda suerte...ha conseguido encontrar fin a su existencia como gato..."

Y de nuevo me vi agarrado por la nuca y zarandeado de un lado para otro hasta llegar al otor lado donde me soltaron

-Pero que manía...

Mientras los otros se preocupaban de cerrar la puerta yo me di la vuelta y examiné la habitación donde nos encontrábamos a ver que había en ella.

El gatico Zoe, haciendo un poco el suicida y sacrificándose por la misión, sale corriendo en dirección a los perretes. El resto empujáis la puerta y os encontráis en una habitación similar a la de los perretes, pero con más gaticos encerrados, debe hacer unos seis. ¡Una prisión gatuna!