Partida Rol por web

Harper escucha cn atención la historia y asiente a las palabras de su capitán. Podremos con ellos. 

Al igual que los demás, Nicholas vitorea junto a su capitán.

A por la Roca. Aun no lo sabe pero ya es nuestra.

Incluso Alcaudon lanza un sonoro rugido dando su aprobación.

Espero que luego nuestro buen capitán nos diga cómo piensa capturar la Roca, porque no me parece un lugar abandonado por lo que ha dicho Malickud.

Con un objetivo en mente, ponéis rumbo hacia Isla Barlovento para "romper" La roca de las mareas. En cualquier caso, poco después de que por fin os hayáis quedado dormidos en vuestra primera noche abordo, os despertáis sobresaltados por un grito en cubierta, como si alguien hubiera caído al agua.

Con un objetivo en mente, ponéis rumbo hacia Isla Barlovento para "romper" La roca de las mareas. En cualquier caso, poco después de que por fin os hayáis quedado dormidos en vuestra primera noche abordo, te despiertas sobresaltado por un grito en cubierta, como si alguien hubiera caído al agua.

Sobresaltada por los gritos, me incorporo y retiró la manta

¿Habéis oído esos gritos? Parece que alguien se ha caído al agua digo levantandome y, tras calzarme subir a cubierta vamooooos, no os hagáis los remolones!!

Con un objetivo en mente, ponéis rumbo hacia Isla Barlovento para "romper" La roca de las mareas. En cualquier caso, poco después de que por fin os hayáis quedado dormidos en vuestra primera noche abordo, te despiertas sobresaltado por un grito en cubierta, como si alguien hubiera caído al agua.

Malickud no tiene tiempo más que de coger su espada corta y la varita, en camisóón y con unas botas calzadas se asoma por la ventana del camarote tratando de localizar al hombre que acaba de caer o al menos signos de dónde se ha hundido. Se gira y le dice a Mr Plugg.

Tu quédate aquí y cuida de mis cosas.

El mono da un chillidito por respuesta y se hace un ovillo en el catre, entre las mantas viejas.

Nicholas se despertó sobresaltado. El sueño que tenía había sido inquieto, y no estaba seguro de si se había despertado por el mismo o por otra cosa.
Pero como más valía prevenir que curar, se calzó las botas y salió a cubierta a ver qué sucedía. No dejaban de ser un barco pirata por lo que se lelvó consigo su daga.

Nunca se sabe.

Agarrando su sable por si hubiese algún visitante inoportuno, Feijud corre hacia la cubierta.

¡Hombre al agua!

Harper da un salto del catre y coge su espada antes de salir fuera buscando el origen de los gritos. Quien va? Se sabe quien estaba de guardia?

Sobresaltados y alguno incluso en paños menores, varios oficiales y el capitán del Grindylow Embrujado salís inmediatamente de los camarotes al escuchar el grito de auxilio de uno de vuestros hombres. Al llegar a cubierta contempláis con asombro que tres humanoides monstruosos con escamas y cola de pez se enfrentan ferozmente a uno de los vigías de la nave. El hombre desesperado ahoga un sollozo de alivio al darse cuenta de vuestra presencia.

-¡Besmara sea loada! Esta escoria marina nos ha atacado por sorpresa, capitán. Y lo peor es que se han llevado a Dirrel--concluye el bucanero, sin dejar de defenderse de los ataques de aquellas criaturas de fauces peligrosas, mientras señala un hilo de manchas de sangre que recorre el casco de la embarcación hasta perderse tras una baranda que da al mar. 

¡No temas! En cuanto destripemos estos peces, buscaremos a Dirrel, le dice Feijud antes de atacar al hombre pez más cercano.

Dando buen ejemplo al resto, Feijud se adelanta con fiereza para plantar cara a los hombres pez. Con un tajo de sable abre una fea herida en el costado de la criatura más cercana, que quiere replicar con el tridente pero a punto está de dejarlo caer al suelo cuando el arma se le enreda con un cabo. No obstante, el bicho trata de morder en vano al pirata de Puerto Riesgo, que también consigue evitar el acoso de un segundo sahuagín.

Desde mi posición por detrás del capitán, intento clavar la pica sobre el monstruo herido

Imitando al valiente guerrero, Sandara hace frente a los intrusos con la pica de abordaje. Sin embargo, la punzada de la sacerdotisa no consigue acertar en el objetivo. Por su parte, el feo anfibio replica a la joven del tricornio hincándole el tridente en el muslo y soltándole un mordisco en el brazo. Mientras pelea, el monstruo marino emite un desagradable sonido gutural al tiempo que arquea las branquias por la excitación.

Harper avanza hacia la criatura que ha herido a Sandara y le lanza un golpe con su espada.

El nuevo oficial de artillería sí logra herir con el estoque al bicho que ha mordido a Sandara.