Partida Rol por web

Scripta Barchinone

I. Las tres figuras

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28/10/2015, 14:44
Director

Observásteis durante esos cinco días que, el tal Charles de Lupo, a veces os miraba con desdén, como si os presuponiera como simple molestia y como si os mirara por encima del hombro. Cualquiera diría, amén que fuera hombre piadoso, que os miraba como con asco, con indiferencia las más veces durante el viaje.

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28/10/2015, 19:36
Director

Poco a poco, dejábais de pensar en Amposta y os metíais de lleno en el viaje. La marcha transcurría paralela a la costa, y bien que la humedad notábais en los huesos. El viaje estimado era de unos cinco días: tres si todos fuérais en monturas equinas bien avenidas; empero que con los pollinos y mulos la cosa tornábase más larga. Dos noches hicísteislas al raso, en campamento improvisado y con guardias (et que aquella fue la primera vez que vísteis al bueno de "don Ricardito" dormir bajo las estrellas). Et que las otras dos fueron en posada, pero no en cualesquiera: bien acorde con los gustos del prelado, que bien pedíase las mejores habitacions para sí, a costa de vuestro amo (¿Acaso maese Richard no tenía el cielo ganado?). Finalmente, se veía de lejos la costa y el puerto de una gran ciudad, la ciudad Condal.

El propio Richard fue en primero en divisarla, y desde muchas leguas antes de llegar ya se notaba trasiego de viajeros, campesinos, buhoneros, mulos, carros y carromatos, todos llenos de paja, viandas, historias, deseos y metas para con la propia ciudad.

El viaje, por tanto, transcurrió sin incidente alguno. La comitiva que formábais entró por la puerta de Tretaclaus. Allí había una caseta con un almotacén y varios soldados, todos ellos cobrando impuestos a los viajeros. El prelado Charles y don Richard nada pagaron por su condición de noble, empero que a vosotros os cobraron 4 monedas por vuestro paso y el de las monturas*.

Notas de juego

Restáos cada uno 4 maravedíes.

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28/10/2015, 19:49
Richard MacCormak

Una vez cruzásteis la puerta, Richard respiró el "frescor" del trasiego, la viveza de la ciudad. Detuvo su caballo delante de unos comerciantes que intentaban venderle a otro unas gallinas.

Tendremos que echar un buen vistazo a este sitio -decía recorriendo con la mirada puestos y otros divertimentos-.

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28/10/2015, 19:50
Charles de Lupo

Don Richard -interrumpió el prelado-. Hemos de dirigirnos al Barri Real. Es más: insisto en hacerlo. Allí se encuentra el Palacio Real y la Catedral, y querría pedir cuanto antes audiencia para ver al delegado papal, invitado de la Corona...

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28/10/2015, 21:46
Jaume de Castell i Fabres

 Miré a ambos nobles antes de opinar:

 - Don Richard, con todo respeto, creo que Don Charles de Lupo. Ya han intentado eliminarle una vez para evitar que hablar con el papa y cuanto más lo demoremos mayor tiempo daremos a los responsables para un nuevo intento. Siempre podremos volver más tarde a echar un vistazo, a mi también me interesa visitar los puestos...

Notas de juego

 Espero haber descontado correctamente la pasta...

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28/10/2015, 23:33
Álvaro de Ulloa

No se me ocurriría a mi sugerir que fuésemos a echar vistazo en aquel lupanar en el que sin duda poco o nada podíamos ganar, y sí mucho perder, más aún habida cuenta de la importancia (y sin duda los grandes enemigos) de aquellos que habíamos acudido a proteger.

- Tiempo habremos, meu senhor, de disfrutar de tal jolgorio. - díjele, animado, controlando el paso inquieto del mi jamelgo - Mas la prudencia sin duda aconselha tratar aqueste asunto a la mayor brevedad.

Mantenía entre tanto los ojos bien abiertos, presto a echar mano de cualquiera que osara acercarse con aviesa intención, ya fuere a nuestras bolsas o a los que habíamos de proteger. Que aunque no agradárame su soberbia (como si yo hubiere de soportarla), no era menester fracasar en tal empeño, habiéndolo ordenado mi protector.

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29/10/2015, 10:23
Rasiq "Shadid" ibn Al-Qarawi

Estando acostumbrado a las miradas aviesas de cristianos que se ofendían con mi sola presencia, la actitud de aquel representante papal no me sorprendió ni tampoco le di importancia alguna. Lo que me escamó era que no parecía ser el único que aquel hombre miraba torciendo el gesto, y eso me puso sobre aviso.

Sea como fuere, llegamos a la Ciudad Condal, hacía mucho tiempo que no veía una ciudad de tales dimensiones, si a caso en mis tiempos de juventud. Pareciome que llegábamos en día de mercado, pues poco yo sabía que en aquella gran urbe el mercado era diario.

Asentí a las aseveraciones de mis compañeros de fatigas y, mal que me pesase, púseme del lado del tal de Lupo.

- Szi. Y cuidad vuestras bolzsas. - Dije sécamente tras guardar la mía a buen recaudo, en mis entretelas, tras haber pagado en la puerta de entrada.

Notas de juego

Jefe, no figura dinero alguno en mi ficha. Espero que sea un descuido, de lo contrario me veré obligado a esperar fuera o pedir al señor que pague él mi parte. Ninguna de estas opciones serían agradables.

Ya está OK, gracias jefe. Ya he descontado los 4 maravedíes.

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04/11/2015, 19:50
Richard MacCormak

Bueno, bueno... -viendo la discrepancia de opiniones, don Richard frunció su ceño y entonces dictaminó lo que hacer-: vos acompañaremos, prelado Charles, hasta ese barrio que decís -luego os miró a todos-; al acabar, ojearemos la ciudad un poco y nos volveremos a casa. ¡Andando! -dijo con su peculiar acento escocés-.

Et que en sabiendo de la altura de "don Ricardito" y su enorme corpulencia, cualquier ávaro ladronzuelo tendría que ser muy hábil et casi imposible si querer robarle fuera...

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04/11/2015, 19:54
Director

Avanzásteis por las calles de Barcelona. La ciudad era un ir y venir de gentes, et que entonces veíais a caballeros, maleantes, viajeros y vendedores por doquier, todos juntos. Callejuelas mil en ambos lado, que mirando allá o acá siempre veíais cosa sin igual: fondas llenas de mercaderes y forasteros, carros tirados por mulos o niños corriendo entre la multitud. Presenciásteis alguna pelea incluso, que no tardaron en ponerle fin las autoridades alguaciles. Claro que, en cuestión de minutos, llegásteis al Barri Real, un lugar ya más placentero a la vista y a la tranquilidad.

No llegásteis a entrar en tal sitio, sino que sólo la presenciásteis por fuera (ni tan siquiera los criados bien dispuestos con libreas se libraban de dar buenas explicaciones de porqué entraban o salían). Charles de Lupo  y sus servidores, entonces, se giraron hacia vosotros.

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04/11/2015, 20:00
Charles de Lupo

Gracias -dijo al grupo-. Doy por finalizada vuestra escolta. Lo tendré en cuenta si es menester de mi ayuda en el futuro. Hasta más ver, y que Dios os bendiga en estos tiempos.

Vísteis que los hombres y sus mulos estuvieron un buen rato de charla con los guardias que rondabn la plaza empedrada en la que se ubicaba al fondo el palacio real. Pareció que enseñaban los mismos documentos acreditativos que enseñaron a los soldados de don Richard en su propio castillo. Finalmente, desaparecieron alejándose hacia el interior.

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04/11/2015, 20:01
Richard MacCormak

Bueno, mis célebres -dijo como recuperando el ánimo-, ¿volvemos a casa o qué?

Al viejo escocés parecían reconfontarle esas cosas, es decir, el hecho de un trabajo bien hecho. Ni el dinero o el poder (que también), pero a sus largos años era evidente que prefería la tranquilidad de su castillito en Amposta que una aventura demasiado larga, aunque fuera a pocas leguas de distancia.

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04/11/2015, 20:33
Jaume de Castell i Fabres

 - Si es lo que queréis, podemos volver, señor, pero pensaba que antes querrías ver las tiendas y demás cosas de la ciudad... - Le respondí amablemente.

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04/11/2015, 22:39
Nadir Bahar

El judío suspiro aliviado al ver como sus compañeros de viaje llegaban a buen puerto, no le gustaba la actitud que habían tenido durante el viaje. Como quiera, señor. Nada se nos ha perdido en Barcelona, pero una ciudad tan grande seguro que tiene buenas tabernas y viandas. Podríamos comer y dormir en la ciudad antes de emprender el camino de regreso. 

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06/11/2015, 09:51
Rasiq "Shadid" ibn Al-Qarawi

Asentí a lo dicho por mis compañeros, a sabiendas que tampoco sería ofensa para nuestro señor, que a buen seguro dijera aquello de volver a casa para provocar en nosotros la oposición. Cosas de su sentido del humor, tan difícil de prever y tan distante de los de aquestas tierras.

- Recrearnos un poco en el mercado y una buen almuerszo* creo que lo tenemos ganado. - Dije con cierta jovialidad. - Además que un rato de szosziego para poder orar y agradeszer el buen término de nuestra empresa, szería obligado.

Notas de juego

*No sé en qué momento del día estamos. Me permito suponer que se encuentra cerca el momento del almuerzo, si no es así, lo cambio por lo que tercie.

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08/11/2015, 10:49
Richard MacCormak

Si... ¡Sí, Nadir! ¡Tenéis razón! -dijo ahora más animado el pelirrojo barón-. Busquemos algún lugar donde refrescar la garganta...

Acto seguido, pusísteis rumbo de nuevo al barrio del Mercadal. Habíais visto en la plaza del Blat, en el comienzo del barrio, cómo se vendía comida en sencillos puestos, como escudillas de potajes, tiras de carne ahumada, o vasos de vino o piezas de fruta a precio razonable, bastante más barato que en los mesones y posadas. Ciertamente, don Richard era noble, pero no hacía ascos a este tipo de cosas. Al llegar, vísteis a las autoridades locales, los mostassaf, comprobando la buena calidad de los productos en venta.

Comamos aquí, señores -refirió MacCormack-, la vista es bella, y así podremos visitar el mercado sin andar mucho -ciertamente, os colocáteis en uno de estos puestos a degustar la comida local, mientras teníais enfrente todo el jolgorio del mercado, incesante seguramente hasta la noche-.

Notas de juego

Si, es el mediodía más o menos.

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08/11/2015, 11:00
Director

Allí había de todo tipo de comida: musulmana, judía y cristiana. Al igual que el barrio se encontraba en plena ebullición, tal era así por la afluencia de diversas gentes que llegaban o se iban, y a eso tuvieron que adaptarse los comerciantes. Tras comer en aquellos puestos, anduvísteis con las monturas en pleno mercado, tirando de las riendas, con especial cuidado. Don Richard adquirió ciertas frutas para el camino y un par de guantes nuevos, et que no se llevó más por no cargar demasiado a su caballo. A media tarde, pusísteis rumbo al sur y cruzásteis de nuevo la puerta de Trentaclaus. Volvíais a Amposta, dejando atrás aquella cosmopolita ciudad.

Notas de juego

Escena cerrada.