Partida Rol por web

Había llegado el día importante. Era el momento de que Tezuka se examinara de matemáticas. ¿Habría valido la pena tanto esfuerzo? Las demás veces que quedaron para estudiar aquella semana fueron casi un calco de lo que había sido el primer día. Tezuka bostezando cada dos por tres pero empeñado en terminar los problemas. Por suerte, los exámenes que Yukino tenía que preparar para sí misma habían salido fenomenal y ya se encontraba contando los días para que llegara el verano. ¡Solo una semana!

Aquella mañana Tezuka se paso a recoger a Yukino para ir juntos a clase. El pobre no paraba de bostezar y caminaba algo más encorvado que otras veces debido al cansancio acumulado de todo aquel tiempo. No quería volver a saber nada de matemáticas ni exámenes en una buena temporada. Encima justo cuando acabara el examen debía ir a entrenar el tenis nuevamente. Antes de despedirse, el chico prometió a Yukino que en cuanto sonara la campana y entregara el examen bajaría al piso de los de segundo para decirle qué tal le había salido.

Sin embargo, el timbre sonó y por allí no apareció nadie de tercero.

Los últimos días de su vida los había dedicado al estudio casi al completo. Hacía el desayuno mientras repasaba las lecciones estudiadas la noche anterior mentalmente, iba a clase y por la tarde estudiaba con Tezuka hasta que llegaba la noche, momento en que iba a casa a cenar, tras lo cual seguía estudiando.

Yukino era una buena estudiante, no le daba pereza estudiar y se entregaba totalmente a la tarea pero llegados a ese punto estaba deseando que pasaran aquellos días de ajetreo para recuperar una rutina en su vida más normal que la actual.

No todo fue malo, por supuesto. Estudiar con Tezuka le gustaba, a pesar de que el chico pareciera bastante fastidiado por tener que hacerlo. Tanto era así que por las noches, en su casa, le había hecho unos apuntes para ayudarle cuando tuviera que consultarlos.

Por fin llegó el día del examen del chico, Yukino por su parte ya estaba bastante liberada aunque había seguido ayudándole a estudiar. Fue a buscarla a casa y fueron juntos a la preparatoria, evitando deliberadamente hablar del tema de los exámenes hasta el mismo momento en que se separaron, cuando aprovechó para desearle suerte.

Se había sentido optimista respecto a los resultados de Tezuka hasta el momento en que llegó la hora de que él apareciera por el aula. Esperó cinco minutos, creyendo que de un momento a otro vería aparecer su cabeza rubia por la puerta pero al final terminó por impacientarse.

¿Y si no le había ido bien? Inevitablemente se preocupó al imaginar al chico desanimado, algo completamente normal tras el esfuerzo dedicado a los estudios en los últimos días. Al final recogió sus cosas de forma precipitada, se despidió de sus compañeros y se marchó, directa a la tercera planta.

Conforme subía se fue encontrando con alumnos de tercero que descendían. Sus caras eran de agotamiento, pero charlaban como aliviados. Otros estaban más desanimados y eran consolados por sus compañeros. El pasillo estaba también lleno de sempais. Kototsu pasaba por allí casi volando con un secretario llevando libros y más libros a saberse a donde, Kuroko hablaba con un par de chicas de su clase y ni se percató de que Yukino pasaba por allí, en la puerta de la clase de Kunimitsu un par de chicos le dejaron pasar, siempre mirándola.

Alguien de segundo continuaría llamado la atención y si se trataba de alguien reacionado con Tezuka también. Un chico intentaba quedar con Yumi, apoyada en su mesa, delante de la de Tezuka.

Ahí. Justo ahí, con la cabeza apoyada en la mesa, con los ojos cerrados y dormido de forma profunda, se encontraba Tezuka. Algunos hablaban de que se había dormido a los veinte minutos de empezar el examen. Un par de compañeros se dirigieron a Yukino con un "Cuidado, que tiene mal despertar. Eso lo sabes bien, ¿eh, Mashima-san?" y ella respondió con un borde "cállate. Solo molestas".

Chico 2:- Bah. Mira que eres celoso. Solo porque ella te dijo que no ahora no paras de molestarla.

Chico 1:- ¡Pero si eras tú el que estaba pilladito por ella!

Mientras Tezuka parecía hablar en sueños:

Tezuka:- Si hago la integral de... me da... no, eso está mal... en todo caso habría que...

Para variar, sentía las miradas clavadas en ella pero ya no le importaba. Ninguna norma del colegio decía que los de segundo tuvieran prohibido andar por la tercera planta de modo que Yukino trató de infundirse con toda la seguridad que podía hasta que vio a Tezuka dormido murmurando cosas en sueños. Alguien le dijo que tenía un mal despertar y algo más dirigido a Mashima que en aquel momento no tenía mucho sentido para ella.

No, lo único que sentía era pena porque se hubiera dormido, si era cierto como decían a los veinte minutos y sin acabar el examen. Era injusto porque se había esforzado tanto y no habría servido para nada. Odiaba tener que despertarlo para devolverle a la realidad pero no había más.

Se acercó a él, con una arruga de preocupación surcando su frente y apoyó una mano en su hombro, sacudiéndolo suavemente un par de veces.

- Tezuka, despierta, llegarás tarde al entreno...

Tras el cuarto empujoncito y ante la mirada de todos, Tezuka se movió un poco, volviendo a la realidad. Con ojos entrecerrados por el sueño identificó a Yukino:

- ¿Yukino...? Uf, me he dormido...

Se restregó los ojos un poco y ahogó un bostezo pero aún sin levantarse.

- ¿Ya es la hora?- Haciendo un esfuerzo se levantó en toda su estatura- Se me ha pasado bajar a avisarte. Acabé pronto.

Chico:- ¿Pronto? ¡Fuiste el primero, tío!

Chico 2:- Te ha debido de salir fatal.

Estaba extrañado ante la conversación y sus participantes. Aún estaba algo embotado, pero empezaba a recordar. Entonces colocó la mano, como acostumbraba, en la cabeza de Yukino provocando una expresión fulminante en Yumi que ignoraba al otro chico. Cuando Tezuka habló lo hizo hablando a Yukino:

- Era muy fácil... lo entregué y al esperar a que los demás acabaran... me dormí.

Lo cierto era que la incomodidad que no le habían producido los compañeros de Tezuka se la producía Mashima, cuyo odio llegaba hasta ella en una ráfaga constante. Desvió un momento los ojos de Tezuka para encontrarse con su mirada furiosa, algo que le hizo devolver apresuradamente la vista al chico.

Le dedicó una amplia sonrisa cuando dijo lo del examen, feliz con que por lo menos tuviera buenas vibraciones respecto al resultado pero la verdad era que estaba deseando marcharse de allí y huir de la mirada de víbora de la chica. Además, ¿qué significaba lo de que sabía cómo se despertaba Tezuka?

- Me alegro de que te haya ido bien, al final tanto esfuerzo ha tenido su recompensa - a pesar del agobio que empezaba a sentir ahí siguió sonriendo como si tal cosa -. ¿Vamos? Te acompañaré a las pistas.

Al escuchar hablar de las pistas, los chicos se pusieron a preguntarle de qué se trataba sacando sus propias conclusiones que resultaron ser ciertas. Empezaron a avisar a toda la clase a gritos, emocionados ante aquella perspectiva, sorprendiendo a Tezuka que continuaba con la mano en la cabeza de Yukino. La gente parecía estar tomándoselo genial.

Chica:- ¡Así se hace Kunimitsu-san!

Chico1:- ¡Te estaremos apoyando!

Chico 2:- ¡Sabía que no podía irse para siempre! Solo necesitaba tiempo.

Chica 2:- ¡¡Vuelve el club de animadoras de Kunimitsu!!

Chico llorando:- Os lo dije... Os dije que volvería... solo tenía que pelearse y quitarse la rabia un tiempo...

Chica 4:- O encontrar a quien le animara...

No paraban de hablar y Tezuka estaba demasiado sorprendido como para moverse en un principio. Claramente no se esperaba todo aquel revuelo. Cogió a Yukino de la mano, a sabiendas de que quizás solo una persona se daría cuenta de aquello y salió de allí.

Tezuka:- Vámonos, anda.

Se han vuelto locos...

No se esperaba que sus palabras fueran a armar semejante revuelo entre los compañeros de clase de Tezuka, que empezaron a rodearlos entre palabras de ánimo y apoyo. Yukino parpadeó varias veces con componiendo una cara estúpida, demasiado sorprendida para decir nada hasta que sintió un tirón de mano y Tezuka la arrastró casi literalmente fuera del lugar.

- Gomen nasai - se disculpó al salir del aula con el chico -. No pensé que fuera a pasar esto, sino no lo hubiera dicho. Cuanto entusiasmo - musitó aún perpleja.

El chico no parecía molesto por lo que acababa de ocurrir ahí. Bostezó de nuevo aún sujetando la mano de Yukino mientras caminaban hacia las pistas:

- No te preocupes. Solo ha sido... raro. Esperaba que se lo tomarían mal, ya sabes.

Continuaron el camino y cuando iban por la segunda planta, Otoya les paró, percatándose de las manos entrelazadas, lo que provocó una sonrisa divertida y cómplice hacia Yukino:

Otoya:- Yukino-san, Haruka-san te está buscando. Ha reunido a un par de compañeros así que supongo que quiere decir algo.

Era un alivio que no se lo hubiera tomado mal de modo que mientras caminaban la tensión que había sentido en el aula empezó a disiparse para convertirse en la vaga sensación de felicidad que se adueñaba de ella cuando estaba con Tezuka. Tal era así que al principio, al encontrarse a Otoya, sólo pudo que clavar los ojos en él con extrañeza, sin entender por qué le miraba así.

Bajó la vista hasta sus manos entrelazadas y aunque dio un respingo no se soltó. Empezó a ruborizarse irremediablemente cuando sus ojos volvieron a Otoya.

- ¿Haruka-chan me busca? - preguntó con extrañeza, intentando espantar los pensamientos que le producían el rubor. No tenía ni idea de qué podía querer la chica pero aún así terminó por asentir y soltarse de Tezuka -. Hablamos luego por móvil, ¿vale? Quiero ir pronto a casa para estar con Kiri-chan y Kotaro, con tanto estudio los tengo un poco abandonados. Que vaya bien el entreno.

Acompañada de Otoya, ambos se encaminaron hacia donde Haruka les esperaba. Otoya le dio un pequeño empujoncito con el codo en el costado mientras le sonreía con picardía pero sin decir nada más.

Finalmente llegaron al aula libre. Allí dentro estaban las hermanas Kunimitsu, Renji, Momoshiro y Tachibana rodeando a Haruka que se alegró de verles llegar.

- Ya te la traje. Te dije que sabía donde estaba.- comentó animado.- Adelante, Aoi-san.

La chica pareció ponerse un poco nerviosa y su timidez salió a relucir nuevamente. Nunca antes había estado rodeada de tantos compañeros a los que ahora podía considerar amigos.

Haruka:- _{Bueno... resulta que le hablé a mi familia de vosotros y me han dado permiso para...}- Momoshiro sacó un megáfono de la nada y se lo colocó en la boca a Haruka mientras seguía hablando.- ... invitaros a mi casa de vacaciones. Está cerca de la playa y de las montañas y quizás puede ser divertido. Por supuesto podéis traer a alguien siempre que me aviséis antes para que todo esté previsto. ¿Qué os parece?

Renji fue el primero en hablar totalmente emocionado, igual que Hayane:

Renji:- ¡Eso sería genial! Yo me apunto.

Hayane:- ¡Y yo! ¡Hace un montón que no salimos de la ciudad!

Mei:- Supongo que puede estar bien.

Momoshiro:- Yo no puedo... mi hermano viene en vacaciones y también imagino que habrá algún viaje familiar a Europa..

Otoya:- ¡Yo me apunto! Ne, Haruka-san, ¿puedo llevar a mi hermanita, Nel? ¿O sería mucha molestia?

Haruka parecía encantada de que prácticamente todos se tomaran aquello con ilusión. Incluso sonrió ilusionada mientras asentía a la pregunta de Otoya:

Haruka:- ¿Vendrás, Yukino-san?

Otoya le había hablado de una reunión de un par de personas por eso se sorprendió al ver a todos y a ¿Yamato? ¿Qué hacía él ahí? Intentó no torcer el gesto aunque sus ojos escaparon de su control al centrarse en él con una mirada curiosa. Por suerte las palabras de Haruka atrajeron de nuevo su atención y su mirada, dirigiéndole una sonrisa de ánimo pues sabía lo que le costaba hablar con la gente, más con tanto público a su alrededor.

Al final resultó que quería invitar a todos a su casa de verano. Sopesó la propuesta con interés, aunque no podía evitar sentir ilusión y una leve aflicción a la vez. Estaría separada de Tezuka durante días. Desde que estaban juntos aquello no había sucedido y ahora se le antojaba como que le iba a echar muchísimo de menos.

Su único "pero" podría haberse evitado si Otoya no hubiera invitado a su hermana. Tuvo que contener el suspiro que pugnaba por salir antes de dirigir su mirada a Haruka.

- Si Otoya-Kun trae a su hermana yo traeré a Kotaro, así mi padre no tendrá que preocuparse por él y no creo que haya problemas para que me deje ir - hubiera preferido no tener que escoger entre Tezuka y su hermano pequeño pero tampoco había mucho que pudiera hacer. Además, sabía que de todos modos se lo iba a pasar genial y que haría muy buenos recuerdos de aquel día con los amigos, por más que echara de menos al mayor de los Kunimitsu -. ¿Cuántos días serán?

El único en ni siquiera hablar sobre si iría o no era Tachibana. Probablemente la respuesta ya estaba clara en su mente antes incluso de que nadie empezara a hablar y hacer planes.

- Todos los que queráis.- respondió Haruka totalmente segura.

Otoya pasó un brazo por los hombros a Yukino y levantó el otro en señal de un estado anímico bastante elevado.

Otoya:- ¡¡Nos vamos de vacaciones!!

Todos:- ¡¡¡HAI!!!

Todos parecían contentos, a excepción de Tachibana que no había variado un ápice su semblante. Quiso decirle que estaba segura que sus hermanos apreciarían aquel descanso en sus vidas pero prefirió callar y simplemente dejarse contagiar por el espíritu alegre.

- ¡Vacaciones! - gritó al unísono de Otoya, contenta. El chico debía estar especialmente ilusionado teniendo en cuenta que Momoshiro no iría, por lo menos así se evitaría ver escenitas de pareja entre Mei y él.

Estuvieron planificando durante los cinco minutos siguientes, momento en que Yukino se despidió para ir a buscar a Kotaro al cole.

El niño estaba super emocionado cuando Yukino le contó los planes para el verano. ¡Saldrían de la ciudad e irían a la playa! Y lo mejor es que estaría Nel con la que se llevaba genial. ¿Y quién sabe qué más niños habría? ¡Fabuloso!

Cuando llegaron a casa, Ryusei estuvo de acuerdo e incluso pareció algo aliviado por el hecho de tener la casa para él y poder trabajar sin destajo. El tema del ladrón le estaba dando muchos quebraderos de cabeza y al mismo tiempo le tenía intrigadísimo. Seguía colaborando con la policía en todo lo posible y ellos parecían contentos de que él fuera un voluntario más. Todas las mentes posibles eran útiles.

- No veo ningún impedimento. Sé que Yukino cuidará bien de todos. Pero antes quería hacerte una pregunta, hija. Ya que conoces mejor a tus compañeros que yo y quizás conozcas a los de la otra preparatoria, ¿podrías darme al menos dos nombres para que investiguemos más a fondo? Estamos algo perdidos ahora mismo...

Si tenía alguna duda sobre lo oportuno de invitar a Kotaro en lugar de a Tezuka se le pasó al ver el entusiasmo del niño. Sonrió con ternura al ver su alegría. Si lo pensaba bien tampoco podía estar fuera muchos días pues pronto tendría que volver para entrenar para el nacional de tenis. Unos días separados..., bueno, podría con ellos. O eso creía.

Al llegar a casa se alegró de que su padre pareciera incluso agradecido por la idea, aunque ya había esperado que cediera. Lo que de ningún modo habría imaginado es que le pidiera a ella información, algo tan subjetivo como era una simple opinión. Meditó unos segundos en silencio, sintiéndose desagradablemente poderosa. Si fuera una persona que tendiera a dejarse llevar por sus impresiones, podría hacerle mucho daño a alguien sólo por caerle mal.

- Hay tres chicos de los que estoy segura que nada tienen que ver y son Kunimitsu Tezuka, Tachibana Yamato y Otoya Ittoki - en realidad lo de Otoya era más esperanza que otra cosa, como así demostró cuando se mordió la cara interna de la mejilla. Estaba segura de que el chico no permitiría nunca que su futuro como estrella se viera destrozado por algo así, por no decir que como su mejor amigo confiaba plenamente en él -. Puede que haya sido alguien del Hyotei - no podía revelar por qué lo creía pero era algo que tenía cierto sentido. Era verdad que sus estudiantes no necesitaban el dinero pero podían hacerlo por motivaciones diferentes, como adrenalina, un cambio en sus vidas monótonas y regaladas, cualquier cosa. Además, estaba el tema de que si fuera alguien de Seigaku, ¿por qué necesitaría a un intermediario para coger los papeles de Tezuka? -. Sea quien sea está claro que tiene que ser alguien que tenga algo en contra de Kunimitsu Tezuka o no hubiera intentado implicarle a él ni... - se calló un momento, tensa y violentada hasta que continuó -...ni nos hubiera enviado unas flores tras la obra de teatro con nuevos renglones de los que él tuvo que copiar castigado en clase - la verdad es que con todo lo que descubrieron después sobre Tachibana se olvidó del asunto por no decir que la policía hubiera podido inculpar al chico al descubrir sus huellas en el papel -. Sólo conozco al Kaichou del Hyotei, Ayuzawa, no recuerdo su nombre ahora, aunque no parece de los que corren pero sí de los que podría conseguir que alguien hiciera todo lo que él quisiera - al fin y al cabo, era lo que intentaba hacer con ella, ¿no? -. Dudo que nadie de ese colegio se pusiera a delinquir bajo su atenta mirada. De Seigaku no sé, no conozco a casi ningún chico mayor ni menor, Kototsu-sama, nuestro Kaichou, es de los pocos que conozco pero no me parece alguien capaz de semejante cosa aunque nunca se sabe - torció el gesto, indecisa, mientras seguía exprimiéndose el cerebro -. Tampoco sé mucho acerca de Kikumaru Renji pero parece un buen chico. No sé, papá, ojalá pudiera ayudarte pero no tengo ni idea.

Como si de una entrevista de trabajo se tratase, Ryusei apuntó cada una de las palabras que salieron de Yukino. Asentía de vez en cuando, la miraba a los ojos a intervalos y mantenía una expresión seria y concentrada.

Cuando acabó cerró el libro y se quedó pensativo unos segundos:

- Vale. Seguro que esto sirve a mi compañero. Gracias hija.- le dedicó una sonrisa antes de levantarse.- ¡Y ahora a preparar la maleta que os vais de vacaciones! ¡Qué envidia!

Contempló con cierto azoramiento como su padre parecía tomar con seriedad cada una de las palabras. aquello de por sí era indicativo de cuán mal iban las cosas en aquella investigación. ¿Cómo podía ser que un adolescente les estuviera pasando la mano por la cara de semejante modo? Intentó no transmitir su consternación y quizás fue por lo difícil que le estaba resultando que se sintió inmensamente aliviada cuando finalizó la conversación volviendo a lo de las vacaciones.

- Cuídate mucho cuando no estemos, ¿eh papá? Y llámame si necesitas cualquier cosa, ya lo sabes.

Se acercó para darle un beso cariñoso en la mejilla a aquel hombre que a pesar de ser el adulto era un poco descuidado y desastre. Seguramente también le iría bien estar un tiempo solo pues aquello era algo que rara vez sucedía, sólo cuando se sus abuelos los llevaban de vacaciones. Se preguntó si aquel verano irían a verlos en algún momento, echándoles muchísimo de menos.

No permitió que la nostalgia la llevara por derroteros más tristes, simplemente siguió con sus quehaceres, intentando dejar la casa impecable, haciendo la cena, preparando el baño para Kotaro y haciéndole una lista al niño de todas las cosas que tendría que guardar en la maleta para que las fuera preparando, a pesar de saber que a última hora tendría que ayudar a su hermano con el equipaje.

Al final del día estaba deseando irse a dormir pero aún así llamó a Tezuka, medio adormilada en su cama, preguntándole por su entreno y contándole sobre los inesperados planes de vacaciones. No pudo evitar deleitarse con su voz y a pesar de que cada vez sus silencios eran más largos por el sueño, le costó mucho hacerse a la idea de que debían cortar. No le dijo que le echaría de menos aunque lo estuvo pensando en cada segundo de aquella conversación, anhelándole ya a pesar de haberse visto apenas un rato antes.

Y por fin, con todo aquello a la espalda y las vacaciones en perspectiva, se quedó dormida en la cama.

Con el buenas noches y dulces sueños de Tezuka, Yukino se quedó dormida al momento. Tantas semanas de estrés y esfuerzo la habían llevado a dormirse profundamente. Así llegó el día siguiente. Madrugaron bastante ya que la casa de Haruka estaba lejos - a unas tres horas en coche- y pasarían a buscarles a las nueve en punto de la mañana. Kotaron danzaba, saltaba y revoloteaba por toda la casa emocionadísimo. Solo paró cuando la hora en que llegaran se acercaba. Se asomó por la ventana del salón y se quedó expectante mirando a la calle.

Un coche familiar para siete plazas paró en ese momento y dio dos pitidos. El chofer fue quien cogió las maletas de los chicos con afabilidad y les instó a que entraran porque eran los últimos.

Mei estaba en el asiento del copiloto con unas gafas de sol puestas y la ventanilla bajada. Otoya se encontraba atrás del todo con Nel llamando a Kotaro que corrió, abrió la puerta de la zona intermedia donde había tres asientos. Saludó a todos y cuando Yukino entró sentándose en el único asiento libre que quedaba, cerró la puerta y un olor familiar le llegó de al lado.

Tezuka:- Eres una tardona, Yukino.

A pesar de que había pensado que no dormiría lo cierto es que sí lo había hecho, y como un tronco además. Para variar, le costó muchísimo levantarse pero lo hizo con tiempo de sobra para hacer su maleta y la de su hermano Kotaro, sabiendo que en el estado de excitación del muchacho sería imposible que se centrara en aquello. Había intentado un par de veces que dejara de hacer el loco y se comportaba pero estaba claro que su buena conducta duraba apenas un minuto antes de volver a mostrar su alegría en todo su esplendor.

Por fin llegó la hora aunque se quedó sorprendida al ver que el coche contaba con chofer. Nunca se había preguntado cómo sería la familia de Haruka aunque parecía que, desde luego, vivían holgadamente. Se preguntó vagamente de qué trabajarían sus padres cuando entró y percibió aquel enloquecedor olor familiar. El olor de Tezuka.

Se giró, para quedarse mirando al chico con los ojos muy abiertos como si hubiera visto un fantasma. ¡Estaba ahí! ¿Cómo? Abrió la boca, sorprendida, dispuesta a preguntarle qué hacía ahí pero la alegría sofocó por completo su respuesta. Un ligero rubor tiñó sus mejillas mientras una amplia sonrisa se formaba en su rostro. Ya habría tiempo para averiguarlo. ¡Tezuka estaba ahí!

- Hai, ¡siento la tardanza! - era imposible sentirse más feliz, aunque estaba un tanto abrumada por la sorpresa. En un intento se permitir que sus emociones se estabilizaran se volvió hacia Kotaro -. Ponte el cinturón, ¿ne? Y pórtate bien, Kotaron.