Partida Rol por web

Que Yukino dijera aquello le provocó un cosquilleo extraño en el estómago. Era como cuando escuchaba la voz de Otoya por los auriculares pero multiplicada por mil. Aquello cambiaba la percepción de Mei. Ya no estaba hablando de sueños platónicos; más bien eran realidades al pie de la mano. Pero el saber aquello no le producía el porcentaje de satisfacción que habría esperado.

Se colocó de lado en la cama, apoyando la cara en las manos juntas en vez de en la almohada, pensativa a sabiendas de que aquella noche no podría dormir:

- Otoya es uno de los mejores amigos de Momo. Aunque fuera así... él no hará nada.- no se estaba tomando a la ligera el amor que Otoya sentía por ella según las palabras de Yukino. Simplemente intentaba actuar con raciocinio y paciencia- No sé si Momo volverá de este viaje de Europa. Su tío... vive allí y le propone estudiar y entrenar para convertirse en jugador profesional. Dice que en Europa se podría convertir en un grande.

Yukino no miraba en dirección a la voz que procedía de la cama de Mei, miraba el techo - o el lugar en el que debía estar -, con una mano sobre la frente y los ojos entrecerrados. ¿Por qué se sentía triste? Aquello no tenía que ver con ella pero a pesar de todo se sentía un poco desanimada con tantas confesiones y lo que implicaban. Era como si la hubieran hecho cómplice involuntaria.

- No, no hará nada - le confirmó en voz muy baja -. No...no le digas nada de lo que te he dicho... no le hagas daño, por favor.

La mudez suplió la voz de ambas chicas después de la petición de Yukino. Por la mente de Mei pasaban un y mil momentos en los que Otoya había estado presente. Las veces en que corría a atarle los cordones de pequeños, cuando le pedía por favor un lápiz y luego se lo llevaba a casa, el día en que Otoya le ofreció su sudadera porque ella se había manchado de zumo de tomate la suya, alguno de los cumpleaños a los que habían ido juntos, la primera vez que le escuchó cantar, las veces que se había ofrecido para ayudarle a estudiar, el distanciamiento mayor en cuanto entraron en el instituto, las miradas que le echaba de reojo, las riñas que después le dedicó cuando le pillaba tirando bolas de papel, las miles de revistas que guardaba en su habitación en las que Otoya salía, la imagen del nenúfar azul... todas.

- Jamás le haría daño.

Pero, si nunca le haría daño, ¿eso significaría que estaba dispuesta a hacérselo a Momo? Si bien Momo hacía mucho tiempo que había tomado su camino.

- Gracias.

Escuchar sus palabras no le produjo ningún tipo de alivio. Sabía que, quisiera o no, era una promesa hueca. Los sentimientos eran incontrolables y robaban todo el raciocinio de que disponía una persona; Mei haría lo que éstos le indicaran en el momento oportuno.

¿Podía culparla? De repente se sentía contenta de que con Tezuka todo hubiera sido tan fácil; sólo esperaba que siguiera siéndolo en un futuro.

No quería hablar más del tema, de hecho sólo quería intentar dormir, aunque supiera que difícilmente lo conseguiría aquella noche.

- Buenas noches.

No supo cuándo lo consiguió pero terminó por quedarse dormida a pesar del miedo a la oscuridad y a su propia imaginación y cuando despertó, se dio cuenta de que tenía el brazo izquierdo por fuera de las sábanas sujeto a la mano de Mei que continuaba durmiendo.

Aquel día tenían pensada una caminata hacia lo alto de una de las colinas, durante el día, hasta llegar a un balneario donde podrían relajarse en todo tipo de baños calientes y masajes, a cuenta del hotel, por supuesto. Kotaro estaba tan cansado a la media hora que había elegido a Tezuka para que lo llevara a la espalda y la pequeña Neliel charlaba y bailoteba tranquilamente con Hayane y las chicas, hablando sobretodo con Charlotte que se veía obligada a responder y dar detalles sobre su vida con aquella voz dulce que tan poco le pegaba:

- Mi padre es americano y vivimos allí, por eso mis rasgos no son japoneses. Mi hermano es muy estudioso y no sale de la habitación pero yo siempre quise ver cómo era el sitio donde mi madre se crió y todo eso. Por eso he venido y quizás... bueno... había pensado en quedarme a estudiar en el instituto de Haruka...

Mientras, Otoya, muy callado durante todo el desayuno y el trayecto, aprovechó para ponerse al paso de Yukino, dubitativo y con claros signos de haber dormido muy poco.

Otoya:- Etto... ¿quieres que te lleve un rato la mochila?
 

Era una suerte que al final el agotamiento hubiera superado al pánico y le hubiera permitido descansar unas cuantas horas sino para aquella caminata estaría muerta de sueño. En cuanto a su estado anímico sólo se podía definir como raro. Estaba bien, se reía con los demás, disfrutaba con los demás y tenía ganas de divertirse pero una parte de sí estaba desconectada de esos sentimientos, preocupada y pensativa. Por suerte primaba lo primero y no había permitido que se le notara su división interna.

Aquel día se había vestido con unos pantalones cortos tejanos y una camiseta de tirantes verde pálido sin adornos que la hacía ver más pálida de lo que era en realidad, aunque por suerte el sol estaba empezando a cogerle y para aquella noche probablemente tendría un saludable color rojo producto de no haber pensado que para hacer una excursión la crema solar también era necesaria.

Se había estado metiendo con Kotaro durante un rato por comodón, ocultando la ternura que le inspiraba la imagen, hasta el momento en que Otoya se acercó a ella con aquel aire titubeante. Pero por su parte no dudó en dirigirle una sonrisa alegre y natural.

- Ne, ne, no te preocupes, estoy bien, no voy tan cargada.

Sabía por qué se había ofrecido pero no pudo evitar pensar, divertida, que podría habérselo sugerido a Tezuka; al fin y al cabo ya estaba cargando con el fardo de su hermano.

El chico se rascó la cabeza con la gorra hacia atrás, pensativo. Yukino le sonreía ampliamente y estaba normal, pero él seguía preocupado por lo que pudiera estar pensando su amiga de lo de la noche anterior. Se acercó más a ella para no tener que hablar tan alto:

- Etto... Yukino-san... de verdad que anoche no pasó nada. Conseguimos el nenúfar, se lo regalé diciéndole "ya sé que sacarás muy buenas notas aún sin esto, pero así me sentiré aún más orgulloso creyendo que parte de ese éxito es mío", luego después de negarse lo cogió dando las gracias. Le dije "a ti porque así me haces feliz". Y entonces me lo devolvió diciendo "hace mucho que no te regalo nada, y nunca pides ayuda con los estudios así que... esta será mi forma de ayudarte. Además, así te acordarás más a menudo de mí". ¡Pero no dije nada! Ni me confensé ni nada. ¿Crees que he perdido totalmente la cabeza? Le dije que gracias, algo azorado y nos quedamos un poco en silencio. Tuve impulso, sí, pero recordé que está con Momoshiro-kun y que además no siente nada por mí, obviamente.

En esos momentos, Mei miró un momento corto hacia atrás. Estaba tan seria y callada como siempre, por lo que no se podía adivinar en qué estaba pensando.

Escuchó las palabras de Otoya con una mirada pensativa y un peso en el estómago. Lo que habían visto parecía una cosa, lo que era en realidad no era lo mismo. Y lo que ella había revelado por culpa de eso, era un error. Sus ojos se encontraron con los de Mei por un instante y tuvo que hacer un esfuerzo por no mostrarse angustiada. No podía decirle a su mejor amigo que, pensando que se le había confesado, le había confesado sus sentimientos a Mei.

En lugar de eso se limitó a sonreírle como si nada pasara.

- Te creo, sé que nunca le harías eso a Momoshiro.

No sabía que más decir para tranquilizar a Otoya, de hecho no sabía qué más decir sobre ese tema. Ojalá no la hubieran involucrado.

Las palabras de Yukino tranquilizaron tantísimo a Otoya que no pudo evitar sonreír ampliamente antes de abrazar muy fuerte a Yukino mientras la llenaba de besos en la cara:

- ¡Eres la mejor, Yukino-san!

Beso. Beso. Beso. Beso. Beso. Mano de Tezuka apartando a Otoya de Yukino. Sonrisa y disculpa de Otoya. Continuación de la caminata con un Otoya mucho más relajado y feliz.

Neliel:- ¿Y cuántos años tienes?

Charlotte:- Dieciseis.

Neliel:- mmmmm... pareces mucho mayor.

Charlotte se sonrojó ligeramente ante aquel comentario mientras Haruka intentaba guiar la conversación hacia un punto en el que su tímida prima no fuera el centro de atención.

Haruka:- Anno... mmmm... Ya falta poco para llegar.

Se dejó besar por todo el rostro con una sonrisa incómoda plasmada en el semblante, sin saber cómo frenar el entusiasta agradecimiento de su amigo. Por suerte, Tezuka intervino apartándolo de ella y por fin pudo volver a respirar con tranquilidad mientras seguían su excursión.

No prestó atención a la conversación paralela de las primas Aoi y Neliel pero su atención captó la última frase pronunciada por Haruka de modo que se acercó a Kotaro (y a Tezuka) y le pinchó con el dedo índice en el costado.

- Ne, ne, no seas comodón, Neliel va andando. Siempre haces lo mismo oni-chan, primero con Otoya y ahora con Tezuka. ¿Por lo menos le has dado las gracias por llevarte?

El niño, que le iba mesando el pelo a su portador, no pareció querer hacer caso de su hermana en cuanto a lo de bajarse; no obstante, sí que dio las gracias aunque Tezuka no le respondiera:

- Arigató, Tezuka-onii.

Las mejillas de Tezuka se sonrojaron ligeramente ante aquel agradecimiento.

Finalmente llegaron al destino, donde ya les estaban esperando con formalidad y amabilidad. Una señora vestida con un kimono blanco les fue informando del tour de actividades, que empezaría con un baño en las aguas termales una vez que se despojaran de la ropa.

Señora:- Los vestuarios masculinos y las aguas masculinas están  a la derecha. Los femeninos a la izquierda. Ahí encontrarán toallas limpias y nuevas.

Haruka y Charlotte se miraron. Les encantaban esos sitios pero al menos Haruka nunca había compartido baño con otras chicas. La rojez de ambas chicas se asemejaba al pelo de Otoya.

Hayane parecía cómoda y Mei continuaba con su perfil normal y tranquilo. Renji susurró algo a Otoya y éste le pegó en la coronilla.

Le resultaba imposible permanecer mucho tiempo molesta con su hermano pero cualquier vestigio de aquel inoportuno sentimiento se evaporó al verse ante el complejo termal ante el que estaban. Estaba entusiasmada aunque no dejaba de notar la vergüenza de Haruka y de su prima. Yukino, sin embargo, se había acostumbrado a resignarse.

La mayoría de chicas entraban con sus madres pero cuando su familia había ido de vacaciones le había tocado entrar sola a los baños termales así que a pesar de que no era particularmente desinhibida tampoco se sentía totalmente incómoda ante la desnudez femenina. Quizás por todo eso esa vez estaba especialmente contenta porque se bañaría con amigas.

Le puso las manos sobre los hombros a Neliel antes de dirigirle una sonrisa tranquilizadora a Otoya para que se quedara tranquilo en cuanto a su hermana. Por su parte, no quiso decirlo en voz alta pero esperaba que se ocuparan de que su hermano no se metiera en líos.

- Hasta luego - dijo despidiéndose de los chicos a la vez que se iba directa al vestuario femenino con expresión relajada y feliz.

Como era de esperar, el vestuario y el baño era solo para Haruka y sus amigas, lo que les producía bastante más confort del esperado. Aunque en un principio las chicas permanecieron calladas mientras se quitaban la ropa y cogían sus correspondientes toallas, la cosa cambió una vez que entraron en la relajante y caliente agua. Se apoyaron en los extremos de la bañera, que estaba al aire libre - se podían ver las estrellas desde aquella posición con total claridad-.

Hayane, y quizás las demás pero de manera más disimulada- no tardó en analizar el cuerpo de las demás, quedando satisfecha por ser la más voluminosa. Ni siquiera Mei, la siguiente con mayor medida, la podría alcanzar. Haruka estaba muy colorada, igual que su prima, y al principio hablaban poco, casi sumergidas por completo en las aguas, Mei trenzaba el cabello de Neliel que estaba encantada de estar allí aunque tuviera que irse antes que las demás por ser pequeña.

Hayane:- Ne, Yukino-san. ¿Cómo te pidió mi hermano que fueras su novia?

A pesar de la incomodidad inicial, la intimidad y la belleza del cielo nocturno así como la tranquilidad que se respiraba en el ambiente pronto disiparon la vergüenza que pudiera sentir Yukino, o por lo menos la ayudaron a ignorar el minucioso examen  visual al que las sometió Hayane.

Se hundió en el agua caliente con la cabeza inclinada hacia atrás para observar las estrellas, increíblemente relajada y con un vago sentimiento de felicidad invadiéndola como si surgiera directamente del vapor del agua caliente. Estaba en aquel punto en el que suponía que lo siguiente sería alcanzar el Nirvana cuando Hayane se encargó de devolverla al mundo real con una de aquellas preguntas que le habían otorgado la etiqueta de entrometida en su mente.

- Etto... - ni siquiera se sonrojó, aunque podía ser gracias a que el agua caliente ya había teñido de un suave rubor sus mejillas. Se encogió ligeramente de hombros, un tanto incómoda por hablar de aquel tema tan libremente -...en realidad no me lo ha pedido ni lo hemos hablado. Pero yo creo que estamos saliendo - concluyó con una tímida sonrisa.

Realmente ni había pensado en aquello porque, ¿por qué hacerlo? A partir del punto en que se habían declarado sabía que ambos querían estar juntos.

Hayane hizo un sonido de entender, mientras las demás seguían calladas. Era obvio que el tema les interesaba bastante, pero no se atrevían a mostrarlo de forma tan abierta como la pequeña de las Kunimitsu. Al final iba a ser una suerte que Hayane estuviera ahí, porque sino habrían estado bastante calladas.

- Bueno, supongo que a Tezuka-nii no le pegan esas cosas románticas.

Parecieron de acuerdo porque ninguna de las presentes, ni siquiera Mei, puso objeción ninguna. Pero Hayane no se quedaría con una pregunta solo, y además aquella era la más suave. La sed de conocimiento que no tenía para los estudios la tenía para las relaciones de su hermano y Yukino:

- ¿Y ya habéis estado juntos?

Inmediatamente Mei se puso tensa, tapando los oídos a Neliel que no parecía haberse percatado de nada de lo dicho por Hayane.

Neliel:- Ne, Ne... Mei-onii, ¿por qué me tapas los oídos?

Mei:- ¡¡E-Es un masaje!!

Neliel:- No te oigo nada...

Pero como Neliel no parecía luchar contra las manos de Mei, ésta se vio libre para poder hablar en alto de aquel tema:

Mei:- ¡Oi, Hayane! ¡Que niñas pequeñas!

Hayane:- Ya has visto que no ha escuchado nada... además, tranquila, no te he preguntado a ti- Mei colorada a más no poder- sino a Yukino-san.

Lo cierto es que ahí, por mucha vergüenza que estuvieran pasando, hasta Charlotte tenía intriga.

No estaba para anda de acuerdo que a Tezuka no le fueran las gestas románticas pero por supuesto, aquello se lo guardaría para sí. recordaba muy bien cuando le dijo que la quería en el teatro por primera vez y como poco después fue a "rescatarla" de Tachibana. Quizás no fuera romanticismo al uso pero para Yukino eran recuerdos que la hacían sentir extremadamente feliz.

Por eso estaba haciendo esfuerzos para contener una sonrisa cuando Hayane se la cortó con su pregunta. "¿Y ya habéis estado juntos?". Aquella frase empezó a hacer eco contra las paredes de su cráneo, esta vez si logrando que se sonrojara hasta las raíces del pelo. Porque conociendo a Hayane aquello sólo podía querer decir una cosa en concreto, algo en lo que ni siquiera había pensado ella y que ahora la chica le preguntaba de forma directa, sin tapujos ni ningún tipo de pudor.

Mei intentó ayudarla o tal vez sólo lo hizo por Neliel aunque estaba claro que no sirvió de nada.

- No, no hemos estado juntos - por primera vez en su voz azorada se había filtrado una nota de advertencia. Estaba avergonzada, incómoda y acalorada (y no sólo por el agua). A Yukino no le gustaba hablar de esas cosas, no le gustaba hacer confidencias sobre sus intimidades y no quería dar pie a que Hayane siguiera pensando que su vida amorosa era pública para ella. Tezuka y ella llevaban ya un tiempo juntos y si hasta hacía poco lo habían mantenido en relativo secreto era porque por lo menos ella, sino los dos, eran muy celosos de su intimidad -. No quiero hablar de eso - acabó por replicar visiblemente acalorada y un poco molesta.

Una vena de molestia se había asentado en la sien de Mei, que si no se levantaba para pegarle a su hermana era porque tenía que mantener las manos en las orejas de Neliel. Hayane no parecía percatarse mucho de la molestia de Yukino, aunque se quedó sin hablar durante bastante segundos, como pensativa. Haruka y Charlotte se entretenían ahora intentando adivinar las constelaciones.

Al otro lado de una pared de bambú se podía escuchar a los chicos reír y divertirse.

Hayane:- Es curioso...- comenzó, bastante metida en sus propios recuerdos- juraría que había escuchado que Tezuka-nii...

Mei:- ¡Haya...!

Otoya, Renji y Kotaro:- ¡¡Bomba va!!

Pero hasta el grito de Mei se vio interrumpido por el caos que vino a continuación. Se escuchó un gran chapuzón que debió de crear una gran ola en el agua, ola que arrasó con la pared de bambú y que unió en un mismo baño a chicos y chicas.

Haruka, Hayane:- ¡¡Kyaaaa!!

Mei colocó a Neliel delante de ella tapándola a su vez con los brazos, mientras los chicos se sonrojaban muchísimo y pedían disculpa una y otra vez.

La frase inacabada de Hayane despertó un eco en su mente, algo importante, el cabo de un hilo suelto del que tirar. Pero aún no había logrado otorgarle un significado cuando el agua barrió la barrera de bambú dejándolas a la vista de los chicos. El rubor provocado por Hayane ni siquiera había tenido tiempo de remitir cuando todo aquello había sucedido.

Su grito se unió al de las demás, aunque ella no tenía a Neliel para cubrirse como Mei así que subió las rodillas hasta que la cubrieran y las abrazó contra sí, cuidando bien de que los pies no dejaran al descubierto nada más, aunque el agua turbia impidiera ver el fondo.

Cerró los ojos con fuerza, avergonzada y sin querer mirar nada, aunque los chicos tenían la suerte de sólo mostrar su pecho liso.

- ¡Pero qué brutos sois! - se quejó, todavía sin abrir los ojos-. ¡Otoya-kun, se suponía que tenías que cuidar de Kotaro no de unirte a él! - lo cierto es que se sentía enfadada, aunque posiblemente se debiera más a la pregunta de Hayane y a lo que luego había dejado intuir que a aquello, que sólo había sido otra gota más -. Daros la vuelta para que podamos salir - había sonado bastante mojigata pero lo cierto es que en aquellas circunstancias era difícil culparla por ello.

Aunque Yukino no pudiera verlo, los chicos estaban, en su mayoría, con la manos haciendo de taparrabos, también azorados pero con los ojos abiertos si bien intentaban mirar hacia el agua y no a las chicas.

Chicos:- ¡¡¿¿Por qué no cerráis vosotras primero los ojos??!! ¡¡Estamos en igualdad!!

Si se daban la vuelta se les verían el trasero en su mayoría, y lo cierto es que no querían ofrecer tales vistas. Al final, Tezuka que tenía la toalla al lado, salió rodeándose con ella y fue ofreciendo toallas a todos los chicos para que pudieran salir y taparse. Después, en fila, todos los chicos ya tapados con la toalla, se giraron para no ver nada aunque la tentación de todos era totalmente la contraria.

Al final pudieron taparse todos. Y la verdad es que aquello sería algo para recordar y reírse en un futuro, así que no estaría tan mal.

Kotaro:- Otoya-kun, te sale sangre de la nariz.

Otoya:- ¡N-no! ¡Es ketchup!- fue lo primero que se le ocurrió.

Neliel:- A Hayane-san también...

Hayane:- ¿Sí?- se tocó y era mentira pero no había podido evitar intentar excusarse también.- Bueno, me golpeé con el bordillo. Sí... eso, me golpeé con el bordillo...hehehe.

Haruka:- Deberíamos ir a cambiarnos y cenar...

Pasaron varios segundos hasta que su respeto por la desnudez masculina perdió frente a su curiosidad mezclada con impaciencia, haciendo que abriera los ojos justo en el momento preciso en que Tezuka empezaba a repartir toallas entre sus amigos.

Pero no fue hasta que se encontró cubierta por una toalla que no empezó a relajarse, a pesar de que no era una situación mucho más cómoda, pues que todas mostraban una proporción casi escandalosa de pierna y una prometedora visión de la parte superior de sus pechos.

Se llevó una mano a la frente, procurando tener la toalla bien sujeta con la otra. Menuda desastre. En fin, puede que en el futuro lo considerara divertido pero en aquel momento seguía teniendo otras cosas en mente. Como por ejemplo que quizás había llegado el momento de dejar de evitar preguntarle a Tezuka algo que llevaba tiempo rondándole por la cabeza.

- Hai - procuró dirigirle una sonrisa tranquilizadora a Haruka pero la línea que cruzaba su entrecejo truncó el efecto natural de la misma -. Kotaron, aléjate de Renji-kun y de Otoya-kun, son una mala influencia - por lo menos su broma sí resultó convincente, sacándoles la lengua a los dos chicos antes de girarse y dirigirse al interior de los vestuarios femeninos.