Partida Rol por web

Es un tobogán de lo más divertido. O lo sería de no ser por la cantidad de sustancia pegajosa que hay en ciertos lugares. Nada tóxico, pero sí muy molesto.

Terminas en una habitación de techos altos y muy amplia. Hay columnas que no llevan a ninguna parte y que terminan antes de llegar al techo. Silencio. Y nada mas.

O casi nada más.

- ¿Quién ha venido a jugar conmigo?

-Ains...otra rarita...En serio ¿Qué coméis? Mira, dime donde está Inoue y no te mataré, dominatrix.

Me quito esa sustancia asquerosa quemándola con mis armas.

- Como si te lo fuese a decir.

Libera su zampakûto y te lanza la especie de peonza voladora.

Esquivo sus ataques sin dificultad* sin embargo los movimientos erráticos de esa cosa no me dejan acercarme tranquila.

En lugar de subir...la haré bajar.

Se acabaron las tonterías, una a una reviento todas las columnas a base de un espadazo cada una.

- ¡¿Pero qué haces?! ¡Lo estás rompiendo todo!

Salta de columna en columna hasta que se queda sin ninguna y termina cayendo de culo. Eso ha dolido.

Te mira. Estáis muy cerca.

Pone pucherito. Le ha entrado la rabieta.

- Me has roto la habitación... bruta...

-Como si eso te fuese a importar si no me dices donde está Inoue. Te romperé igual que a tu habitación. Solo los espada pueden ponerme en apuros...y tampoco tanto.

Me voy acercando a ella, decidida.

-Y tú ni te acercas al nivel de un espada.

Esta chica da verdadero miedo... esa mirada... es peor que la de Aizen... Pero si Aizen se entera de que la he dejado pasar...

Y se oye una voz diferente a las vuestras.

- Ya me encargo yo.

- Me han hablado de ti, Shihöin. Tienes más poder que yo. Por favor. Salva a Inoue.

Cirucci:- ¿Y este quién es ahora?

-¡Qué importa quién sea! Dime dónde está Inoue AHORA. Piensalo, me iré a por ella. Y a lo mejor tienes alguna oportunidad contra él. No es más que un humano con ínfulas de grandeza. La otra opción es tratarte como a las columnas.

Trato de picarla y provocarla, de llevarla por donde quiero.

Tsk... sin duda él es el mal menor...

Suspira mientras se levanta. Al menos tendrá que estar preparada para atacar al cuatro ojos.

- ¿Ves eso de allí? ¿Aquel pequeño hueco? Entra por ahí, no por la puerta. Llegarás a la parte baja de la torre central. Arriba del todo está esa humana. Y ahora si me disculpas. ¡Tengo asuntos que tratar con él!

Dirige su peonza hacia Ishida que salta esquivando el ataque y a su vez lanzando flechas de reiatsu contra ella y muy cerca de ti.

Sigue siendo un arrancar así que me fío más bien poco, por lo que entro por ese agujero pero alerta a todo.

A ver si de una vez puedo acercarme a Inoue...

Das a un largo pasillo, pero este está más elaborado. Hay ventanas que dan al exterior. Parece que Kenpachi ha encontrado un buen rival contra quien luchar... Aunque no parece que esté dispuesto a perder.

Continúas y das a una sala en la que hay claros signos de batalla pero no hay nadie. Suelo roto, paredes destrozadas, pilares partidos por la mitad... y nada más.

Encuentras las escaleras que deben de dar a los niveles más altos del lugar. Y comienzas a subir, escaleras de caracol mareantes. En algunos lugares hay demasiada oscuridad y no ves nada, en otros la luz reaparece y te permite caminar con más seguridad.

Subes como diez niveles sin encontrar resistencia. Todo parece estar siendo demasiado fácil.

Y en este piso no hay más escaleras. Eso sí. Hay una bifurcación. Derecha o izquierda nuevamente.

Maldito lugar...ya podía tener puestos carteles o algo así...tsk...

ENfilo la izquierda de nuevo.

Y además ya han pasado por aquí...

Eliges el lugar desierto. Has tenido suerte. O la han tenido ellos.

Sigues subiendo. ¿No está resultando demasiado sencillo?

Consigues llegar a la definitiva planta 20. Desierta. ¡¿Qué está pasando aquí?!

Al fondo de la gran habitación hay una puerta. O en esa está Inoue o se la han cargado.

Con la vena de la sien ya palpitante, voy a esa puerta y la abro.

Espero que esté aquí de una vez...Claro que también puede ser Aizen...Bueno, que remedio.

- Onna*. No deberías de estar aquí.- acaba de aparecer delante de ti, impidiéndote abrir la puerta dándote la respuesta de quién se encuentra tras esa puerta.- Nadie puede entrar aquí por orden de Aizen. Me temo que tendré que matarte.

No pensaba darle ni un instante de respiro. Por lo que estallé en llamas al momento y comencé a presionarle desde el principio.

-Inténtalo Ulquiorra. He cambiado desde aquella vez.

Cuanto más rápido lo matase más fácil sería.

- ¡Murciélago!

La Resurrección es inmediata. No puede permitir que le des con eso.

En Murciélago es como si te viese a cámara lenta. Demasiado fácil. Hasta le da tiempo a hablar.

- ¿Por qué queréis salvarla? Es solo una simple y mera humana. ¿Arriesgar vuestra vida por ella? No le veo sentido.

Y cuando termina de hablar esquiva tu último ataque volando. Ves que carga una lanza de reiatsu negro y que se lanza hacia tu a toda velocidad y sin dudar. Después te intentará atravesar con su mano inutilizando tu brazo izquierdo por completo y finalmente atravesarte con la lanza.

Podemos con eso ¿Verdad Kâryu? Purgaremos las impurezas*

Absorbo esa lanza y, tras apoyar mi mano en su brazo esquivando esa especie de taladro, le lanzo mi aliento directamente a la cara, con el poder de mi fuego añadido a su ataque anterior.

Inmediatamente después vuelvo a presionarle tratando de golpearle con todo, cuanto más se alargara peor para mí, probablemente. Además podrían llegarle refuerzos.

-Si fuese solo una simple humana Aizen no la querría. Pero aparte de eso, en mi caso, es una amiga.