Partida Rol por web

Señores y vasallos

[0-PRINCIPAL] En los muelles...

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12/02/2018, 20:13
-Narrador-

Capítulo 1

-Estrategas de primera línea-


Fue un día como cualquier otro. El crujir de la madera en los muelles, el sonido de las gaviotas siempre presente, el arrullo de la brisa o el oleaje golpeando en los cascos y el muelle. Aunque, cualquier observador acostumbrado a este paisaje podía advertir la admiración, ilusión y agitación bajo esta fachada de tranquilidad. La taberna de El Errante había abierto sus puertas antes de lo acostumbrado para recibir, no sin las mejores galas y honores, a los seis señores que dirigirán una gran empresa.

Aquel era un puerto pequeño de pescadores y las tres carabelas y tres galeones se encontraban anclados a cierta distancia. Varios marineros usarán sus pesqueros para trasladar a los señores y sus vasallos a las grandes naves que aguardan apuntando al horizonte.

Notas de juego

Podéis interpretar vuestra llegada a la taberna así como si vais acompañados de uno o más de vuestros vasallos más leales, guardia, criados, etc.

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14/02/2018, 17:36
Laenor Acebedo

Un bar de poca monta haciendo sus mejores intentos para pasar por un ligar decente para nosotros, realmente no lo lograban conseguir, pero había estado en peores lugares y el esfuerzo se notaba, así que les daría puntos por ello, aún así, no podía ocultar del todo mi expresión de desagrado debajo del pañuelo perfumado que apretaba sobre mi nariz para tolerar la peste a entrañas de pezcado y malcón que el ambiente desprendía.

Sin más demora, entré en aquel local acompañado de mis vasallos más leales, mi jefe de guardias, quien se veía minúscula al lado mío incluso a pesar de llevar una armadura completa y un casco que tapaba lo mejor posible sus facciones, simplemente, no entendía el afán de Ariadne por intentar disimular su género, también me acompañaban Gerald junto con su hija Ciri, aquellos en quienes confiaba para la exploración y cartografía de las nuevas tierras junto con sus bestias, y por último pero no menos importante, mi propia bestia, Zac, quien no lo hubiera visto en combate no lo creería, pero su ferocidad podía amedrentar a cualquier hombre... o mujer... a parte de eso, tenía ya varios de mis hombres apostados, camuflados en la taberna como empleados o clientes, siempre era bueno contar con ojos y oídos en todas partes, como fuera, parecía que eramos los primeros en llegar lo cual me ofrecía la oportunidad de evaluar con más detalle a todos aquellos que fuesen llegando detrás de mi

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16/02/2018, 00:05
Clarissa Oragón

La taberna del puerto está lejos de ser el lugar que yo hubiera elegido para la reunión, teniendo en cuenta todos los notables que nos íbamos a reunir aquí ya se podían haber estirado un poco más. No es como sí no hubiera más locales en el puerto. Pero claro, los que mandaban eran los Hierro y mantener soldados significaba gastar dinero en mantenerlos y tener gente que en vez de producir bienes sólo entrenaba. Era normal que el Rey quisiera que explorásemos el mundo, el reino estaba lleno de espadas que estaban mano sobre mano. Sin embargo estaba decepcionada. Los Acebedo eran conocidos por sus fondos y su gusto por destacar en todo evento social, en vez de prepararnos un buen recibimiento lo único que nos recibió fue la mirada inquisitiva de Laenor Acebedo. 

Le llamaban Araña Plateada, aunque no tenía claro si era por el color de su pelo, sus capacidades sociales para enmarañar a los demás o una mezcla de ambas. En fin, es lo apropiado para los que van a ser nuestros diplomáticos. Los Acebedo me daban pereza, la mitad de las veces nadie era capaz de saber si lo que decían era real o meras cordialidades y discernirlo requería demasiado esfuerzo. 

Lady Frida, me dio un discreto codazo, no sabía mentir y estaba reflejando en mi rostro lo molesto que me parecía. Fuerzo una sonrisa. La mujer espigada de rostro adusto buscaba mi bienestar pero era una dura institutriz, tanto como el acero que llevaba a la cintura. Era rígida en sus gestos, sus enseñanzas y, como todos los Pietri, con sus votos de silencio. Saludé al Lord.

- Lord Laenor.- le dediqué una media reverencia, sosteniendo mi vestido y ganándome un gesto de aprobación de Frida.- Veo que habéis tenido la deferencia de aseguraros que ninguna mujer vaya a sufrir daño alguno en un lugar tan... propicio a que seamos víctimas del abuso de la fuerza bruta masculina. Se lo agradezco de corazón.- Estaba segura de que esa no era su intención, pero tampoco era especialmente relevante. 

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16/02/2018, 22:43
Medraut Acebedo

Poco aconsejable fue ofrecerse para esta misión si es que teméis a los hombres y nuestra fuerza - dijo Medraut a la par que entraba en la taberna con bastante naturalidad, acompañado de otro hombre de aspecto poco cuidado y rudo.

Ambos tomaron rápidamente asiento en dos banquetas separadas por una mesa, uno enfrente del otro, se remangaron, y empezaron a echarse pulsos para pasar el rato.

Tras comprobar sus fuerzas veinte veces y ganar cada uno diez veces, se quitaron sus cinturones de cuero duro, le arrancaron un bocado con los dientes, masticaron el cuero y empezaron a competir tratando de escupir el cuero en un cubo que colocaron a bastante distancia de ellos hasta que deshicieron completamente los cinturones a bocados y, una vez más, quedaron empatados.

Después de eso, colocaron una diana en una pared y empezaron a competir lanzando cuchillos con el mismo resultado.

Se podía notar frustración, competitividad, diversión y hermandad en sus miradas.

Entiendo que a base de cavar trincheras tengas los brazos tan fuertes como para poder plantarme cara en un pulso. Lo que no esperaba es que además masticases tierra para entrenar la boca, Pelfrin. - dijo Medraut en tono de burla al otro individuo.

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17/02/2018, 12:41
Pelfrin de Barro

-Jajaja. ¿Hombres? Eso habrá que verlo- las sonoras carcajadas de Pelfrin cortaron algunas conversaciones que sucedían en la taberna -Tengo un gran maestro en lo que a comer polvo se refiere. Soy un experto en derrumbamientos, especialista en hacer caer torres más altas que yo- Al momento se llevó la mano ante la boca y enarcó las cejas -Uuuuuuh- movió la mano derecha como si acabara de soltar una burrada propia del más agudo de los intelectos. Pero así era Pelfrin, sencillo aunque sagaz. No muy astuto, pero sí de mente despierta en lo que a la batalla y los desafíos (verbales o no) se refería.

Lo cierto es, que si Pelfrin no estuviera deseando corroborar las descripciones de su compañero, habría propuesto a Medraut salir fuera para medir cuál de los dos hacía caer primero al otro. Pero lo primero era lo primero -¡Posadero! Beberé una buena jarra de leche de cabra, tibia... ¿Hay tocino? Pues sírvelo con sangre frita y ternera. ¡Ah! no escatimes en el pan, pienso rebañar hasta la última gota de pringue.- Sonrió satisfecho -Apúntalo a la cuenta de éste- (señala a Medraut) -O quizá de aquel- (señala a Laenor) -Y lo que tome esa muñequita también apúntaselo al caballero- (señala a Clarissa). Tras ello, se gira buscando a los demás... -Aquí aún falta gente ¿no? ¿Dónde está el estirado y la esmirriada que nos dirigirán?

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17/02/2018, 12:55
-Narrador-

Las palabras de Pelfrin no pasaron desapercibidas. Pero pronto la taberna volvió a la normalidad. Pelfrin tiene la apariencia de un hombre rudo pero sencillo. Sus vestimentas, de colores tierra, están desgastadas por el uso y en sus gestos denuncia su procedencia humilde.

No tardaron en llegar más invitados que pronto embarcarán en la aventura...

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17/02/2018, 13:01
Ariadne Pendragon

Una mujer rubia, con el pelo corto y vistiendo armadura entra en la posada atrayendo algunas miradas de curiosidad. Pelfrin enarca una ceja al verla pasar por delante, directa hacia Laenor Acebedo. No eran desconocidos los rumores sobre la casa Pendragón y las leyendas sobre un rey mítico de tierras lejanas conocidas como "Britania" y de cómo una descendiente había rendido servidumbre a uno de los señores de la casa Acebedo... los rumores parecen ser ciertos, pues tanto los ojos azules como la tez rubia delatan la procedencia de esta chica y su determinación a Laenor como su señor.

Hace una reverencia ante Laenor y se presenta a su acompañante (Clarissa) -Mi señora, Ariadne Pendragón es mi nombre. A su servicio- comenta cumpliendo con el protocolo.

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17/02/2018, 13:19
Fures Loriet

Desde el fondo de la posada, sale este hombre bien vestido y de porte elegante. Su mirada se detiene en el grupo compuesto por Laenor Acebedo (acompañado por Ariadne) y Clarissa (acompañada por Oga1). -Buenos días, Clarissa- saluda con una sonrisa y tras besar su mano se dirige al resto -Soy Fures, de los Loriet- En su jubón se distinguían las 4 fases lunares, unidos por lineas rectas, formando un diamante propios de esta casa. Bordados en blanco sobre fondo púrpura. Es conocido que la familia Loriet son una de las que más contacto tienen los Oragón, sus miembros son estudiosos de las matemáticas, la física y la ingeniería.

Notas de juego

1Supongo que Clarissa entra en la taberna en compañía de Oga Nesson.

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17/02/2018, 13:27
Killian Hook

No está claro cuando entró este individuo en el local, pero sí que pasó completamente desapercibido hasta que se colocó junto a Oga en silencio. Su presencia se hizo evidente y cuando tuvo sobre él la mayoría de las miradas comentó -Estoy con ella- haciendo un gesto hacia Oga sin perder la sonrisa -Podéis llamarme Killian-

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17/02/2018, 14:56
Clarissa Oragón
Sólo para el director

Alto, grande, estúpido y rodeado de compañías más propias de un mozo de porquerizas que de un noble, no podía ser otro que Medraut Acebedo. Las competiciones entre su vasallo y el son gestos de la imbecilidad más absoluta. Hay quién piensa que su sobrenombre se debe a su altura, cuando lo cierto es que entre bambalinas se le llama así por el tarot. La Torre es la carta de la desgracia y la imagen está siendo golpeada por un rayo. Mientras muerde el cinturón como el perro que es, me inclino a pensar que su cabeza también ha sido impactada por una descarga eléctrica. Ciertamente era una desgracia para su casa, ¿Donde habían quedado el encanto, el atractivo, el donaire y la elegancia de los Acebedo? Tal vez fueran ciertos los rumores que había de que su madre practicaba el bestialismo y por eso había tenido un hijo así, y si no había tales rumores, ya me encargaría yo de extenderlos. Solo lo llevaba viendo un minuto y ya lo odiaba. Ojalá venga a pedirme cuidados, la infección se lo llevaría de una forma dolorosa e invisible.

Su vasallo no me resulta conocido, ni el hombre silencioso que acompaña a Oga. ¿Serían plebeyos? Debía asegurarme, ya que el acompañante de Medraut había sido un descarado. Si era plebe le recordaría su lugar por atreverse a hablarme así. El otro plebeyo también se toma libertades con Oga. No sabía imponer respeto, no era válida. Antes de liberarla de su vasallaje me tendrían que despellejar viva. 

Por suerte Fures y Ariadne cambian el ambiente, acercándolo a la reunión elegante que esperaba. Ariadne estaba embelesada o henchida de lealtad hacia Laenor. ¿Podría cambiar las tornas y ganármela para mis intereses?

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17/02/2018, 15:11
Clarissa Oragón

-Lady Ariadne, el placer es mío. Su belleza es capaz de eclipsar la repugnancia que algunas compañías destilan por cada poro de su cuerpo. Pensaba que su existencia era solo un mito. 

Esos ojos de un azul casi blanco eran exquisitos, así como el resto de sus facciones. Debía preguntar a Laenor sobre las inclinaciones de su vasalla en cuanto tuvieramos algo de intimidad y tranquilidad. Mis pensamientos se ven interrumpidos por la llegada de Fures.

-¡Primo! Pensaba que aprovecharías hasta el último momento posible la compañía de tu esposa. Al ver las carabelas en el exterior, se me ha ocurrido que tú serías un capitán perfecto para uno de los barcos. Quería presentarte con todo el copete que te mereces.- comento haciendo un gesto de enfado antes de abrazarle y besar sus mejillas.- Pero bueno, agua pasada no mueve molino. Permiteme presentarte a Ariadne Pendragon, no pierdas tu compostura en esa mirada tan hermosa. 

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17/02/2018, 16:46
Laenor Acebedo

Poco a poco fueron llegando más y más personas, la primera en acompañar mi estancia en el lugar fue Clarissa, única representante de la familia Oragon, quien no demostró el más mínimo interés en ocultar lo que pensaba sobre el lugar, aunque ciertamente tenía razones para estar malhumorada, sobre todo una vez comenzaron a llegar los demás, la falta de modales de mi pariente Medraut y su vasallo casi hicieron ruborizar mi rostro tanto por el bochorno como por la ira de ver semejante espectáculo tan impropio para nuestra familia, sin embargo debía mantener la compostura, o podría rebajarme al mismo nivel.

-Lady Clarissa, no os preocupeis, de aquí no deberá temer que pueda ser tocada de mala manera por nadie mientras pueda evitarle cualquier tipo de importunio- respondí tomando su mano y haciendo una leve reverencia antes de rozar el dorso de esta con mis labios, tal como el protocolo dictaba debía ser -Medraut, no creo que sea prudente importunar a la dama con esos comentarios, cierto es que nuestra encomienda es peligrosa, pero cierto es también que por ello llevaremos hombres fuertes y leales que podrán protegernos de los peligros e importunios del viaje- dirigí entonces una mirada hacia su acompañante Pelfrin mientras ordenaba una buena porción de alimentos -Y veo que su amigo aquí presente sabe que lo mejor será reunir fuerza para la travesía que nos aguarda, Posadero, una copa del mejor vino que tenga a todos, invito la primera ronda, y para comer, huevos y tocino estarán bien para mi, ¿gusta le invite algo, lady Clarissa?- pregunté con tono amable y una dulce sonrisa mientras veía a los demás llegar, Ariadne entonces se presentó ante nosotros. -Le presento a la capitana de mi guardia personal, no dejeis que su mirada y tamaño os engañen, es una pequeña fiera...- mencioné al tiempo que mi mano se posó sobre el hombro derecho de Ariade en un gesto lleno de confianza... y algo más.

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17/02/2018, 18:57
Melissa Hierro

Llegar tarde a su propia reunión. ¡Hábrase visto, menudo comienzo! Bueno, no llegó exactamente tarde, pero lo suficientemente a destiempo con los demás como para que los demás nobles considerasen tardía su llegada. Y es que había pasado la mitad del tiempo perdido buscando al desaparecido de Don Rodrigo, y la otra mitad despidiéndose por última vez del Rey, sus medio-hermanos, su instructor... ...y quizás había tenido que ver la escapada a caballo a altas horas de la noche que hizo para aclarar sus emociones y pensamientos a la luz de las estrellas.

Y es que era el día en que partirían, por fin. Un día muy importante para Los Hierro, y también para las familias que les acompañarían: Acebedo y Oragón (y Hellium, también). Entró montada sobre el caballo en la ciudad, escoltada por un montón de soldados que apenas sabía de dónde habían salido. Guardias de la ciudad, soldados que el Rey había enviado para que la acompañaran en el viaje, soldados sin casa ni nombre que se habían presentado voluntarios para la expedición, y también un quizá más pequeño número de soldados que, suponía, pertenecían al grupo de Don Rodrigo (que técnicamente también era el suyo, visto en retrospectiva) y habían aprovechado el viaje de ella para viajar. Toda la comitiva detrás, delante y por todos los lados alrededor suya no le habría importunado demasiado si no fuera porque el alcalde de la ciudad hizo sonar las trompetas a su llegada, lo que significó que toda la ciudad corrió a recibirla. Algo agradable, un cálido recibimiento que ella habría disfrutado si no fuera porque... llegaba tarde y todo el tumulto hacía el paso aún más difícil. Para cuando al fin llegó a la taberna acordada, bajó del caballo y le entregó las riendas a uno de los soldados dando instrucción de que lo hicieran subir junto a los demás corceles en las embarcaciones. ¡No iba a partir sin su querida yegua, después de todo!

Y por fin, entró en la taberna, acompañada nada más que por un par de soldados de escolta. Pensó que quizás Don Rodrigo había partido antes que ella y llegado ya a la taberna, más no supo si sentir alivio o preocupación al ver que no era este el caso. Todas las demás familias ya habían llegado ya, y se encontraban sentadas alrededor de las mesas, que habían sido dispuestas diligentemente para recibir a los nobles. No era un lugar demasiado limpio, se notaba a tres leguas. Algo esperable de una taberna porteña, pero al menos se notaba que habían tratado de acondicionar el lugar lo mejor posible. Melissa apreció el esfuerzo y lo consideró suficiente.

Despidió al par de soldados escolta dándoles permiso para descansar y tomar algo, y se acercó a la mesa principal donde las demás familias ya estaban reunidas. Se sentía como un cordero en medio de lobos, sabiendo que todo lo que hiciera sería, como era pertinente, juzgado y medido; aún más de lo acostumbrado ya que era una de las dos líderes de toda la empresa. Lo que le sobraba en arrojo, juventud y determinación le faltaba en experiencia y tal vez en confianza, ya que los nobles siempre acostumbraban a recordarle con despecho sus raíces bastardas. Pero hizo acople de toda la disciplina que había aprendido para mostrarse segura, fuerte, y profesional.

Con una inclinación de cabeza saludó uno a uno a los líderes nobles. "Acebedo. Oragón. Hellium." incluso saludó a la casa menor de los Oragón. "Bienhallados." Notó que había gente a la que conocía también, y mirándolos ladeó la cabeza con curiosidad, como preguntando sus nombres. Supuso que debían ser vasallos de las respectivas casas, y entonces cayó en la cuenta de su segundo error: ¡ella no había traído ninguno para presentarlo!

Notas de juego

D'aaaw, ¡yo también quiero ver a mis siervos! (?)

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18/02/2018, 12:46
Hedila

La despedida fue muy emotiva y la joven Hedila aún tiene vivos los recuerdos de esa noche en la que no pudo pegar ojo. Había sido muy considerado que Melissa le diera libertad la tarde y la noche de ayer, para poder despedirse de los suyos. Hedila era una mujer joven que, por azar, tuvo la suerte de toparse con Melissa cuando estaba apunto de manifestar los signos de una profunda pobreza. Gracias a al trabajo pudo dar cierta dignidad a su familia y, a cambio, Hedila acompaña a su señora como dama de compañía, demostrando una gran capacidad de percepción y anticipación en cuanto a analizar la personalidad de aquellos con los que se cruza su señora.

Hacía ya bastante que Hedila se encontraba en la posada. Pasando desapercibida (algo que no le cuesta mucho dados sus ropajes humildes). Pero cuando su señora apareció, se acercó a ella manteniéndose en segundo plano.

-Buenos días, mi señora- la saludó con una sonrisa cuando sus ojos analizaban a los vasallos del resto de las casas. Hedila, siempre dispuesta y diligente, había traído a alguien consigo. Un miembro importante dentro de las filas de su señora Melissa (y de las del rey). -He pasado temprano a recoger a...- pero al mirar hacia atrás nadie la acompañaba. Dirigió entonces sus preciosos ojos verdes a la mesa del fondo, donde se encontraba sentada hasta hacía escasos momentos, para ver allí a Aguilar Aguasvivias. El que hasta entonces había sido instructor de combate de los hijos de Próspero y ahora lo era de Melissa. Pero el hombre se había quedado dormido incómodamente sobre el respaldar con las manos metidas en la axila contraria. -¿Cómo no se había dado cuenta Hedila?- La Dama de Melissa arrugó la nariz (un gesto que delataba su enfado) -Disculpad un momento, señora-

Con paso firme llegó hasta la barra -Un vaso de agua, por favor... ...gracias- giró y fue directa a Aguilar. Cuando la pureza del líquido le corrió por el rostro, el hombre se levantó como un resorte, frunció el ceño pero Hedila ya había soltado el vaso sobre la mesa y regresaba junto a su señora. Aguilar miró en redondo hasta localizar al grupo que se reunía más o menos en el centro de la taberna.

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18/02/2018, 13:05
Aguilar Aguasvivias

-Maldita sea mi maldita estampa y la de aquel maldito que se atreve a...- Se alzó de la silla despertando de súbito al sentir cómo el agua fría se le metía por debajo de los ropajes. Miró en derredor pero no encontró al hacedor de aquel desatino, sin embargo, sí que vio a su señora y al resto de acompañantes. -Buoh- exclamó al entender que se había quedado dormido.

Buscó sobre la mesa su jarra de cerveza (vacía) y parpadeó atónito como intentando recordar en qué maldito momento se quedó sin su apreciado bebercio. Pasó la lengua por los dientes y una mano por el cabello y fue a saludar a Melissa. -Buenas noches, mi señora- recibió el codazo de Hedila y siguió su gesto hacia las ventanas -¡¿Ya es de día?! ejem... buenos días, mi señora- tras ello Aguilar frunció el ceño y se masajeó las sienes. -Disculpal, disculpadme, padezco de jaqueca...-

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18/02/2018, 20:35
Rodrigo del Hierro

Rodrigo había permanecido oculto en un edificio al otro lado de la calles. Lo cierto era que ser de familia (lejana) del rey facilitava las cosas. Allí arriba, dispuso de una mesa junto a la ventana para repasar sus documentos, cartas, contratos y demás burocracia mientras aguardaba a que El Errante abrirera. No pudo más que ojear sus papeles pues la taberna abrió antes de lo que le habían dicho.

Así pues, observó la llegada de los que serán sus compañeros. No es que Rodrigo desconfiara, todo lo contrario. Deseaba conocerlos para delegar responsabilidades desde el primer momento. -Acércate- le dijo a su compañero -Dime lo que sepas de aquellos que van entrando. ¿Quién acompaña a La Montaña?¿Cómo se llama aquel anciano de pelo blanco que es acompañado por la joven de cabellos cobrizos?¿Y esa joven rubia que viste armadura?-

Para cuando cruzaba hacia el interior de El Errante ya tenía una ligera idea (demasiado ligera para su gusto) de lo que se encontraría en el interior. La información le había costado una buena suma, pero valía la pena. Siguió caminando sumido en sus pensamientos...

Accedió al interior con un paso y se detuvo. Observó, dio un pequeño rodeo -Medraut, señor Pelfrin. Acercáos, por favor- caminó hasta estar lo más cerca posible de todos los presentes, los saludó con los gestos que exigía el protocolo y habló sin esperar que todos le prestaran atención, al menos durante el comienzo de su discurso.

A menudo medito sobre la agitación que siento cuando mis armas descansan, cuando todo el mundo que me rodea parece estar en paz. Es éste el supuesto ideal por el que luché, la calma que todos esperamos que regrese finalmente cuando estamos en guerra, y, no obstante, en estas épocas pacíficas –y lo cierto es que no se han dado con demasiada frecuencia en las más de tres décadas que llevo vividas- no me siento como si hubiera alcanzado la perfección, sino, más bien todo lo contrario, como si faltara algo en mi vida.

Por incongruente que parezca, he llegado a comprender que soy un guerrero, una criatura de acción. En esas épocas en que no existe una apremiante necesidad de entrar en batalla, no me siento a gusto. En absoluto.

Cuando el camino no rebosa aventuras, cuando no hay enemigos contra los que batallar ni montañas que escalar, el aburrimiento viene a mi encuentro. He tenido que aceptar esta verdad sobre mi vida y sobre quién soy, y así pues, en esas escasas ocasiones vacías, puedo encontrar un modo de vencer el aburrimiento. Podemos hallar un pico más alto que el último que escalamos. ¡Y es este!

¡Mis compañeros! Hijos e hijas del reino. Durante años hemos vivido tiempos de paz pero ahora vosotros, ¡vosotros! Sois la fuerza, los protagonistas de un sueño. Vamos a las tierras más allá del mar, a atravesar ese horizonte, a explorar y encontrar nuevos peligros que solventaremos por la gloria y fuerza de nuestro reino, pero sobre todo ¡Por nosotros!- Hice una pausa -Algunos os preguntaréis qué pretendo, cuáles serán mis órdenes, mis intenciones...- mientras continuaba con las palabras alcé un puño -...lo quiero todo. Pero no como el Rey que gobierna sobre sus dominios, sino como el hermano que se llena de orgullo al presenciar un triunfo ajeno, de otro hermano- hago un gesto hacia mis compañeros -u hermana- hacia mis compañeras -Pues consideraré vuestros éxitos los míos. Ese es mi sueño, pero para alcanzarlo debemos confiar los unos en los otros.-

Hice una pausa más larga -Tengo los informes de mis exploradores y lo primero que me ha sorprendido es saber que había otros exploradores. ¿Quién de vosotros se ha adentrado también en el terreno?- La pregunta fue lanzada sin dobles intenciones, es más, no había tensión en la voz pues lo que pretendía Rodrigo no era recriminar la competencia que pudo haber entre los dos grupos de exploradores sino recompensar a aquel que tuvo su misma idea de reconocer el terreno. Eso hacía un verdadero líder, era la argamasa para mantener al grupo unido para cumplir con su cometido.

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18/02/2018, 21:08
Laenor Acebedo

Demasiada pomposidad, un discurso simple, predecible, que pretendía ser inspirador, y quizá entre el pueblo llano y los hombres de armas eso funcionaría, pero en mi caso, no me impresionó, las palabras de nuestro supuesto "Líder" pretendían crear confianza entre nosotros, una intención buena, sin embargo, él, un guerrero, de entre todos nosotros debía saber que la confianza no podía solo pedirse sin más, si no que debía ganarse, aún así, lo último que mencionó si me sorprendió, bueno, ya estábamos aquí

-Ese he sido yo, mi Lord, envié uno de mis vasallos a reconocer el terreno, espero poder tener en breve respuestas suyas para poder comparar los descubrimientos, en una empresa como esta, entre mejor conozcamos el terreno, mejor preparados podremos estar- esas palabras eran sinceras, esperaba realmente poder adelantarme a los demás, pero si podía usar sus esfuerzos para facilitar mis objetivos, no desaprovecharía la oportunidad.

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18/02/2018, 21:23
Clarissa Oragón
Sólo para el director

Estaba a punto de aceptar la invitación de Lord Laenor, cuando la familia real, o casi real, hace acto de presencia. La bastarda como era de esperar de alguien con mezcla de sangres no estaba a la altura, sin embargo Rodrigo tiene lengua por los dos, empezaba a pensar que habían sido cambiados al nacer. 

El número de plebeyos aumentaba a un ritmo preocupante. De todas formas me parecía ridículo, si la intención era navegar, no tenía ningún sentido mandar exploradores, los informes tardarían eónes en llegar, eso sí es que volvían.

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18/02/2018, 21:30
Clarissa Oragón

-Tomaré vino.- Con las especias daría igual que fuera agua sucia, nadie podría darse cuenta.- A ver si me queda claro, vamos a hacer travesía por mar y han mandado avanzadillas. Son conscientes de que eso es sencillamente ridículo. Si hacemos una expedición por mar, hasta que no encontremos tierra, nos asentemos, aprovisionemos y mandemos gente de vuelta haciendo la misma travesía, no podremos dar notificaciones de vuelta. Eso puede significar tranquilamente meses. 

Busco a mi alrededor donde apoyarme pero todo parecen focos de infección. Así que me cruzo de brazos para mantener una postura natural.

- O ¿Qué se creen? ¿Que van a bajarse voluntariamente de un barco y venir remando para traerles cartas de navegación incompletas? Dudo que sus exploradores puedan aportar nada, nos sumergimos en lo desconocido. Si tanto quiere combatir, señor Hierro, no le hace falta salir a conquistar los mares y las tierras de allende, sólo tiene que poner un pie más allá de las fronteras terrestres. Lo que por cierto, sería mucho más cómodo de gestionar. Líneas de suministros, colonos, etc. Una conquista no se gana con acero, si no con manos trabajadoras y plebe llena de esperanzas de llegar a un lugar donde los impuestos y el yugo de la nobleza sea más leve. El dueño de las tierras que encontremos será el que tenga la tecnología más avanzada o aquél cuyos ancestros hayan pasado por más enfermedades. 

Notas de juego

Entiendo que habéis dado esta orden inicialmente pero nadie sabía que ibámos a hacernos a la mar para empezar esta crónica. 

Pd: básicamente somos Colon.

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18/02/2018, 23:27
Melissa Hierro

¡Qué grata fue su sorpresa cuando su buena amiga Hedila apareció en la taberna! Le devolvió la sonrisa y asintió a su saludo. Se había pasado la mitad de la mitad del tiempo perdido buscándola a ella, hasta que recordó que el día anterior le había dado el día y la noche libres para que pudiera despedirse de su familia. No esperaba reencontrarla hasta el momento del embarque, imaginando que no asistiría a la reunión en El Errante, así que fue sin duda una grata sorpresa. No tan grato ni tan sorpresa fue el estado en que el monje se presentó ante ella.

Se preguntaba si el pasarse toda la noche bebiendo en aquella taberna había sido una especie de 'exploración preeliminar' por parte del monje. Algo así como para evaluar la seguridad, mezclándose con el entorno... una gran iniciativa si no se hubiera también predispuesto tan fácilmente también a asegurarse de que la cerveza y el vino eran de calidad suficientes para los señores que vendrían a reunirse allí.

"¡Aguilar, borracho irreverente! ¿Hay noche en la que no padezcáis de jaqueca?" protestó, llevándose una mano a la frente sonoramente. Si Melís quería provocar una buena primera impresión ante el resto de señores, no es que el monje le hubiera hecho ganar demasiados puntos. Pero igualmente, en el fondo también se alegraba de tenerlo cerca. "Os presento a Hedila, mi dama de compañía. Y este rufián de aquí..." le dio una sonora palmada en la espalda. "...Aunque no lo parezca, es uno de los mejores guerreros de mi padre. Aguilar Aguasvivias, el mismísmo instructor de los hijos del Rey. Afilado con la lengua, la espada y otras artes... esto es, cuando no está mojando el gaznate en alcohol."

La llegada de sus dos vasallos no fue la única buena noticia, puesto que Don Rodrigo del Hierro se presentó al poco después. Con él, el grupo de líderes de esta empresa estaba al completo, y la reunión podía comenzar. Conforme al protocolo, se repitieron los saludos y las presentaciones, y los cabecillas de la empresa (es decir, los Hierro) debían innaugurar la reunión con un buen discurso. Ella no se había traido nada preparado... pero gracias a Dios sí su compañero, lo que le permitió respirar aliviada mientras con interés escuchaba lo que decía. Un comienzo excelente, en el que se presentó como jefe y dejó en claro lo que buscaba de esta empresa. Sin embargo, Melissa notó que quizás al discurso le había faltado un detalle, y era el especificar qué lugar tendrían las demás casas en esta aventura. Había quedado implícito, casi como una invitación a que ellos mismos señalasen su lugar y su sino, mas quizás fuera pertinente apoyar y reforzar su discurso con palabras que hicieran énfasis en esa dirección, pero mientras las buscaba, surgieron preguntas, respuestas y después una voz discordante que ponía en duda el esfuerzo, futil según decía, de los señores Laenor Acebedo y Rodrigo del Hierro.

Clarissa Oragón. Miró a la noble mientras ésta hablaba, y se ajustó los guantes en gesto inconsciente mientras repasaba lo que sabía de ella. Se la conocía por sus formas directas y la brusquedad de sus palabras, algo poco acostumbrado entre nobles. Su sinceridad súbita podría dejar descolocados a muchos, pero no a ella, quien acostumbrada a despechos irreverentes creyó distinguir la doble intención de sus palabras: señalar los errores y puntos que había visto del plan (y dejar claro que señalaría lo que viera, no dejándose amedrentar por los Hierro ni los Acebedo), y así mismo medir las reacciones de las otras dos casas ante una voz discordante. Quizás quería ver si dejaban que el orgullo se interponiera ante los negocios. Muy astuta la mención del tercer estado, tema sensible para cualquier noble, y más enfrente de sus vasallos. Muy astuta también la omisión de los diplomáticos, los comerciantes y los negocios, a la vez que el despecho por el poder del acero. Poco menos que había sutilmente sugerido que los Acebedo y los Hierro sobraban en esta empresa, que debía ser pacífica, y centrarse en darles oportunidad a los campesinos para labrar la tierra. Y quienes mejor que los Oragón, auspicies con poder sobre el buen tiempo y la buena cosecha, para llevar las riendas de esta empresa. Si Melissa no estuviera acostumbrada a pullas e indirectas de este estilo, hasta se habría ofendido tanto por parte propia al ser Hierro, como por parte del buen hacer del Rey y los Acebedo. Si había sido intencional, Clarissa Oragón había con muy pocas palabras lanzado ataques y medido respuestas con semejante destreza que hasta haría a una preguntarse si no era Acebedo su verdadero apellido. ¿Quizás la juzgó con demasiada dureza? Quizás la inocente chiquilla solo se había limitado decir lo que pensaba y en lo que creía. Estaba mal por parte de Melissa el pensar lo peor de lo oído. Todos los nobles intencionalmente se hacían difíciles de leer, y los Oragón no eran ni mucho menos una excepción. Como fuera, Melissa actuó rápidamente en aras de disipar cualquier malentendido o sutil ofensa.

"Me alegra poder disipar vuestras dudas, Clarissa Oragón, pues afortunadamente puedo aseguraros que la iniciativa de los señores Laenor Acebedo y Rodrigo del Hierro no es ridícula ni caerá en saco roto." comenzó calmamente a explicar en una sonrisa conciliadora. "Vamos a tierras inexploradas, pero no desconocidas." levantó el índice para enfatizar la diferencia. "Mi padre, el Rey Próspero II ha dispuesto esta como una expedición de conquista y exploración, para lo que necesitaremos del acero y estrategia de los Hierro, la diplomacia y dinero de los Acebedo y la magia y sabiduria de los Oragón." señaló a cada uno de los líderes de las casas principales. "Vamos a tierras ya descubiertas, donde tanto una pequeña parte de la costa como las rutas marítimas de ida y venida ya están cartografiadas, aunque no así el interior ni lo colindante. El objetivo final es, tal y como decís, disponer nuevas tierras que el tercer estamento pueda poner en cultivo, para regocijo y riqueza de toda la sociedad. Pero os equivocáis al pensar que las tierras se ganan con el sudor de la frente de los villanos. Es cierto que es el pastor el que guía al rebaño y el jardinero el que cuida el jardín. Pero es el Noble el que vela por todos ellos. Por el pastor y su rebaño. Por el jardinero y su jardín. Nos dirigimos a tierras inexploradas y maravillosas, para tomarlas y hacerlas nuestras, para la honra del Rey y su Reino. Sabemos a dónde vamos, pero no sabemos si las tierras colindantes están ya ocupadas o no, ni si otros aspiran tomar también esos territorios. Dudo mucho que seamos los primeros en pisar esas tierras."

"Sí, es cierto que podríamos combatir a nuestros vecinos de las fronteras terrestres, sería una empresa tan digna como esta, y en la que no me cabe duda también la espada de los Hierro necesitaría de la diplomacia de los Acebedo y de la adivinación de los Oragón. Mas, ¿por qué hacer la guerra entre Reinos cuando, con suerte, podremos hacerla contra bárbaros? Sin duda estaréis de acuerdo conmigo en que el riesgo es menor y que el botín, la gloria y la recompensa podrían ser tan cuantiosos o incluso mayores."

Notas de juego

Mis vasallos <3 <3 Me parto de risa con el monje XDDDDD ¡Y Hedila es como una refrescante brisa por la mañana! <3

Efectivamente Clarissa, ninguno sabíamos que iba a ser por mar XP Pero creo que con lo que he dicho vuelve a tener sentido el envío de exploradores. Me lo he inventado todo, dire, si hay algo que editar se edita sin problema.

PD: Somos más Hernán Cortés que Colón >:D

PD2: Pobre casa Hellium, ahi estando presente pero sin mencionarse ^^U