Partida Rol por web

Antes de que Pew le pueda responder a John Silver los casacas azules interrumpen la velada, luego el capitán Flint aparece en su mesa, tal vez después de un encuentro con Rogue solo para avisarles que deben ser más discretos para reclutar gente -¡Aye capitán!- responde Pew dándole un buen sorbo al ron espumoso.

-Antes de que se marche capitán creo tener dos prospectos muy buenos para incluirlos en la tripulación pero tengo que discutirlo con León puesto... que... ¡Capitán!...- el marinero se queda hablando solo dado que el capitán Flint tiene mucha prisa por salir de allí al parecer.

De pronto es detenido a la salida por la guardia azul. Pew se dirige a Leonorilda. -Leon... prepara tu espada creo que habrá problemas...- Imitando a Mamba, el señor Pew saca un adornado cuchillo de acero Vodacce y lo oculta disimuladamente atrás de su espalda fajándolo al cinturón.

Billy seguía inmóvil aunque muy atento a todo aquello que transpiraba en la taberna, finalmente no pudo evitar levantar la mirada sobre su hombro al escuchar que el capitán de casacas mencionará el nombre de 'Flint'. Billy toma un gran trago de la botella para tener el hocico apestando a Ron y de inmediato se pone de pie, - Aquí vamos...-  suspira para sus adentros y tratando de distraer al capitán y sus casacas empieza a aparentar ebriedad a la par que camina un poco hacia uno de los guardias que le cerraban el paso a Flint. 

Imitando a un ebrio, tira estrepitosamente la botella a los pies del guardia y grita, levantando el puño al aire de forma amenazante - ¡Al fin te encuentro...!, ¡Maldito!- Mira la botella que yacía destruida en el suelo y grita, en un tono perfecto de una persona ebria - ¡Mira lo que provocas, no has traído mas que desgracia a mi familia y hoy lo pagaras...!- 

Billy mira al capitán Stephenson - ¡Este hombre no tiene el honor ni la decencia que se merece de un casaca!- señalando al guardia mira a los ojos al capitán y exclama - Este hombre tuvo el descaro de acostarse con mi humilde hermana fuera del santo matrimonio, pero si usted y su gente poseen ese honor del que presumen poseer, usted, señor de bien, hará justicia a su nombre y al nombre de su familia al hacer que este 'hombre' responda- 

Tengo el plan bien ejecutado, incluso al Capitán Stephenson entretenido pero es inevitable que la presencia de mi amado sea llamativa. Flint es más que un pirata, es el hombre que con solo una mirada siento como mi corazón se estremece y no lo puedo evitar. Solo que ahora la situación es muy delicada y comienza a desmadrarse un poco más. 

Mi enamorado entiende las señas, nos leemos a la perfección, solo que este hombre de azul busca con absoluta alevosía un poco de tensión y eso en Kraken no se permite. No solo eso, sino que un pirata comienza con esa búsqueda fehaciente de irse a los golpes. Lo cual tensa todo mi cuerpo en cuestión de segundos. 

—No quiero violencia en mi lugar, sean respetuosos—digo a modo de advertencia, la primera. —El Señor Flint tiene asuntos pendientes y usted quiere conversar conmigo. 

Le recuerdo para ver si cuela, que ya me veo sacando la espada aquí. 

-¿¡Quién es ese loco borracho!?... Oficial Anderson arreste a ese hombre para que pase la borrachera en las mazmorras...- Stephenson se vuelve a Marie Reed nuevamente.

-¿Por ese criminal saqueador haz despreciado mi amor verdadero Marie?...- le reprocha el capitán de la guardia real a la dueña del Kraken mientras saca una pistola y un edicto, jala el percutor del arma y le apunta a la pelirroja directo al corazón al tiempo que extiende el pergamino y en voz alta lee el contenido.

-¡Primera y última llamada!, Por órdenes de su majestad Eleanor I y su guardia real del santo grial coronado tres veces se anuncia la detención inmediata de Marie Reed por los delitos de evasión de impuestos al gremio de mercaderes, prostitución ilegal en agravio del gremio de jennys, conspiración y contubernio a favor del criminal y asesino John Flint, así como confiscación y adulteramiento de bebidas alcohólicas prohibidas.

La misericordia y promesa de la reina antepone y demanda un juicio legal y absolutamente parcial a la espera si atiende a la encomienda de entregar al antes mencionado maleante John Flint y entregarse ella misma sin oposición violenta a la guardia de azul y oro de las tres coronas.

Firma un servidor J.R. Stephenson Smith. Capitan de la guardia real de Carleon.-

El capitán Stephenson, baja el edicto sin dejar de apuntar con la pistola a Marie. -Puede salir con bien de esto señorita Reed, si tan solo acepta mi propuesta de matrimonio y me entrega al bastardo de Flint para que enfrente a la justicia.-

Cuando veo al rubio extranjero armar toda aquella distracción, no puedo más que agradecerle con la mirada el que me abra una oportunidad para escabullirme hacia el muelle y alcanzar al Walrus para después regresar cuando todo se calme a concluir con la visita de mi amada Marie. De pronto algo se tuerce y Stephenson ya tiene lista una coartada perfecta para atraparme.

Mi sangre comienza a hervir al escuchar las mentiras que de alguna manera quiere imputarle a Marie sin importarle la reputación y prestigio de Rogue. Me detengo en seco en la entrada de la puerta y me giro hacia el capitán de la guardia real.

-No es necesario esconderse tras las amenazas hacia una dama como lo es Marie Reed para detener mi paso y es menos honorable apuntarle a una mujer que aunque sepa defenderse no tendría oportunidad de réplica ante el golpe de pólvora de un miserable cobarde como lo eres tú Stephenson.- con un ademán de mi mano tranquilizo a mis hombres y a mi oficial intendente que de seguro están listos para saltar sobre los casacas azules, pero esto no se resolverá con más violencia.

Desenfundo mi espada y mi pistola por las empuñaduras y lentamente las coloco minuciosamente en el suelo.

-A mí es al que quieres Stephenson... Aquí estoy, al alcance de tu mano...- Extiendo los brazos con fuego en la mirada que de haber podido hubiera fulminado reduciendo a cenizas a aquel casaca azul y oro. 

Muy bien John Silver, es tu oportunidad de congraciarte con el capitán Flint, Marie Reed y la tripulación del Walrus.

Si quieres puedes estrellarle una botella de ron espumoso -de dudosa procedencia ya que el ron no hace espuma-  Tira los dados que tengas en maña dificultad 5 sin dados guardados.

Éxito: Le estrellas completamente la botella medio llena en el cráneo del capitán Stephenson noqueándolo por completo.

Fracaso: La botella igual se estrella en su cabeza pero el capitán no pierde el conocimiento y se prepara para disparar. (Te queda una acción)

Sólo en caso de fracaso al estrellar la botella en la cabeza del capitán de la guardia y como tienes 2 en Donaire (Dos acciones a realizar por turno) puedes tirar músculo dificultad 5 sin dados guardados para golpear fuertemente la mano armada del capitán casaca azul.

Éxito: Desarmas al capitán y la pistola rueda lejos de su alcance

Fracaso: desvías la mano armada del capitán lejos del cuerpo de Marie pero esta se dispara agujerando un tonel de ron, preparate para pelear o huir.

Y en medio de toda aquella función se encontraba Silver. Así que aquel era el capitán Flint? Se lo había imaginado más alto, y tal vez con dos brazos de más y unos cuernos rojos en la frente. Fuera como fuese, esa era su oportunidad para enrolarse en el Warlus, y salir del aprieto económica en el que se encontraba.

John se encontraba muy cerca del Capitán Stephenson, seguramente por azar. Respiró profundamente, dándose ánimos a si mismo.

El joven cogió una botella de ron que se encontraba en la mesa, como si fuera a servirse un trago más. En lugar de eso, la estrelló con violencia en la cabeza de Stephenson. El cristal de la botella voló hecho pedazos por doquier. El capitán de la guardia sintió el dolor del impacto, pero no calló al suelo. Justo en ese instante, cuando Stephenson se preguntaba que había pasado, Silver lanzó un certero puntapié en la mano en la que este sostenía la pistola que apuntaba a Marie.

Y fue la fortuna, sin duda, que quiso que el puntapié fuera certero y desarmara de ese modo al capitán Stephenson, mandando su arma lejos bien lejos.

Hay una regla en el Kraken que se cumple a rajatabla, pero sin dudarlo este encaprichado Capitán por no corresponder a su amor me monta una escenita de lo más divertida en parte, por otro lado me disgusta mucho que mis clientes deban pasar por situaciones adversas cuando mi Taberna es un lugar para divertirse y olvidar las penas del momento. Así que mi rostro lentamente va cambiando de expresión a medida que escucho el susurro y la orden de detención. 

—Hay otras formas de convencerme, siempre usas las peores—me quejo, fingiendo indignación. 

Pero todo se desmadra ya que mi amado obviamente reacciona y el resto hace lo mismo, creando situaciones que en parte me preocupan por los destrozos que puedan provocar aquí. Hasta que se vienen los ataques de cerca, así que desenfundo la espada y por mero acto reflejo intento dar una patada al Capitán Stephenson en medio del estómago para alejarlo. Si se va a desmadrar, que sea al completo. 

Voy a desenvainar mi espada y darle un tajo al Capitán antes de que Anderson o alguien más pueda hacer algo, ¿podrías decirme que tirar?

Muy bien, de entrada necesitaría que llenaras tu ficha en el apartado de tu personaje para poder pedirte las tiradas pertinentes de manera rápida.

Para una estocada con tu espada debes tirar la suma de los dados que tengas en maña más  tus dados de ataque con esgrima dificultad 10 con 0 dados guardados.

         -  ¿Cómo te llamas marinero?       Si realmente te interesa participar con nosotros ... tal vez pronto tengas la oportuniadad de lucirte ante mi la tripulación y el capitán! -      Le responde con voz baja Leonorilda a John Silver mientras que reconoce con la mirada posibles vias de escape del lugar tras la llegada de los guardias

         - !Mi estimado capitán Flint hemos hecho nuestra propuesta laboral antes de la llegada del capitán Stephenson, lo que no representa en si ningún delito, pero como ha dicho bien el señor Pew tal vez tengamos siquiera un par de candidatos, pero no hemos realmente tenido oportunidad de entrevistar a nadie todavía! -    Susurra Leonorilda al capitán Flint mientras que mira a Marie Reed con cierta molestia al distinguir el veneno en sus palabras al tratar de exponerla injustamente con su jefe, pero solo fue un momento antes de centrar su atención en el mayor problema que se les presentba a todos en ese lugar, que no era otro mas que el mismo mismo líder de los guardias con casacas azules y oro, quien parecía amenazarles.

         Cuando de pronto uno de los tipos que parecía estar a punto de usar los servicios de una de las Jennys reaccionó de improviso y aparentemente trato de distraer infructuosamente a los guardias actuando estar borracho, ya que no lo estaba hace un momento, por lo que le sonrió hasta ser testiga como los presentes por la estúpida escenita de machos alfa que se amenazaban para apantallar a la pelirroja dueña del lugar, per cuando ambos gallos comenzaron a encabritarse y exponernos a todos los restantes al peligro que se avecinan, entonces el joven Jhon Silver reacciona para su sorpresa de manera oportuna y de inmediato Marie le patea, entonces Leonorilda trata de aprovechar el momento para sacar sus cuchillos para ponerlos en el cuello del capitán para amenazar con él al resto de los guardias para darle oportunidad al resto de escapar mientras que grita intimidante:

          - !Atras guardias salgan por la puerta principal o termino en este mismo momento la vida de su superior!    Además de que les maldiciré tanto a ustedes como a su descendencia!    Todos los demás salgan por la puerta trasera ya! -   Grita molesta Leonorilda mientras que cubre su curpo con el del capitán mientras que su cuchillo rasga el cuello del rubio hombre, interponiendolo entre sus hombres y el resto

El capitán Stephenson termina su bravata acusación recibiendo un botellazo en la cabeza y desarmado por el mozo del tricornio desgastado John Silver, Marie Reed no se queda de brazos cruzados y de una patada al abdomen acaba por doblar al insolente capitán de la guardia real quién cae de rodillas ante la pelirroja mientras esta desenfunda su espada.

Esa acción desata dentro del Kraken una pelea multitudinaria entre parroquianos, piratas y casacas azules de la guardia real.

Varios tarros vuelan muy cerca de la cabeza de Jhaemee quién se oculta tras la barra mientras Melissa noquea a otro guardia real con un tarro de metal, en la entrada Billy Bones desenfunda su espada y ataca a uno de los guardias, mientras que Leonorilda Bolucci no pierde oportunidad y se lanza sobre el capitán Stephenson quién aturdido hace un gesto de dolor al sentir el frío filo del cuchillo de la oficial intendente del Walrus amenazando su yugular, en el acto varios casacas azules se detienen al instante y apuntan con sus carabinas a Leonorilda.

Mamba le hace una seña a Pew para sepa que es hora de desaparecer y regresar al Walrus, con la mirada busca al capitán Flint para salir cuanto antes de ese lugar.

¡Y que lío se ha montado! 

Al fin de cuentas por más ilusión que me haga el hecho de mantener la armonía en mi Taberna, siempre alguien viene para liarla con creces y termina en un caos de puñetazos, el sonido del acero y cientos de botellas rotas. Después hay que limpiar el desmadre, yo no lo olvido. 

Lo bueno es que el Capitán Stephenson recibe varias y mi patada en el estómago le da de lleno logrando que termine de rodillas, momento en el que Leo lo amenaza con su cuchillo. 

—Puedes irte—indico a la mujer. —Ustedes bajen las armas si no quieren que le abra en canal el cuello a su Capitán. He dicho miles de veces que en el Kraken no se pelea, que me fastidia en demasía la tontería. 

Doy un sermón para los que escuchen.

—Ahora dejarán las armas dónde están y el buen Capitán Stephenson se retira de aquí como vino—ordeno. —Es mi lugar y soy la que tengo el derecho de admisión a no ser que quiera terminar degollado por mi.

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-¡Aaaaghh!... ¡M-Maldita bruja!... ¡S-Será mejor que me sueltes si no quieres que todo el peso del puño de la reina acabe contigo y con todo esta maldita pocilga!.- Vocifera el capitán Stephenson mientras Leonorilda lo sujeta peligrosamente con un cuchillo en la garganta.

Desués al escuchar a Marie ordenarles a sus hombres que bajen sus armas vuelve a amenazar esta vez directamente a la dueña del Kraken. -¡Aaaghh!... ¡¡Marie Reed juro por la reina que está pocilga arderá en cuanto me suelte esta bruja y tú y todas tus prostitutas colgarán alineadas ante las cabezas de John Flint y su tripulación! en la plaza principal... ¡Aghh!....-

Al ver que se desata la pelea, con la punta del pie levanto mi espada y recojo mi pistola por el cañon para usarla de mazo. me abro paso hasta donde se encuentra León y le sonrío agradecido a mi oficial intendente. -¡Gracias por atrapar a esta alimaña! creo que necesita regresar al colegio militar para aprender de estrategia y tal vez a tratar a una dama...-

Aferro mi puño a la espada y con un brutal golpe a la mandíbula logro noquear al capitán hablador. El capitán se desparrama inconsciente y asiento con la barbilla a Leonorilda. -Hora de regresar al Walrus, que el Sr. Pew se encargue de reclutar a ese -señalo a Billy Bones- y a ese otro mozo. -Señalo a John Silver.- Junto con ustedes les debo una... muévanse con sigilo y rápido los alcanzo más tarde en el Walrus...-

En medio de ese caos sé que Mamba me está cuidando la espalda y a la tripulación también, enfundo mi espada y me guardo la pistola para tomar a Marie de la mano y conducirla en medio de aquel zafarrancho a una de las esquinas más alejadas del Kraken.

Cuando llegamos a la mesa más alejada de la taberna y con la pelea en pleno apogeo, tomo de su breve cintura a Marie y la acerco a mi cuerpo encontrando sus labios dedicándole un largo y apasionado beso, aún en mis brazos y perdiéndome en esos profundos ojos esmeraldas le propongo a mi amada. -Deja atrás todo esto... escapa conmigo Marie Reed...-

—¿A quien le juras? No puedes tener tanto orgullo. ¡Por eso jamás tengo intención de ser desposada por usted! ¡Alimaña!—respondo furiosa. 

Y mi lugar se torna un verdadero caos, pero es mi amado quién aparece allí en medio dando indicaciones a su tripulación mientras me derrite entera con ese carácter. Sin poder evitarlo me dejo arrastrar por su ímpetu hacia un rincón de aquel lugar donde conversamos entre besos.