Partida Rol por web

El fragor de la batalla, quizás el espíritu combativo que corre por mis venas o la majestuosa atracción que tengo hacia este hombre me impulsa a besar sus labios con necesidad y lujuria. Devorando en aquel pequeño instante su boca con tal de que sienta cuánto lo amo en demasía. 

Y cuando finalmente nos separamos de aquel beso desenfrenado una propuesta llega a mis oídos bajo el influjo de una mirada que me desarma al completo. Dejar todo ahora mismo sería como desnudarme entera, pero por él, por mi amor lo haría. Claro que sí. 

—Lo haré dulce amor, nos escaparemos juntos—respomdo y vuelvo a besarlo. 

Lo que dure en aquel rincón en medio de tanto caos y cuando al fin nos separamos porque esto iría muy lejos si nos dejamos llevar, regreso llamo a mis chicas para decirle a Jhamee. 

—Hazte cargo del Kraken, esta es la llave y sé que puedes mantener la Taberna estable. Confío en ti, lo harás bien —digo a la mujer​​—me voy con este hombre. Pero volveré... 

Ya dicho todo sujeto la mano del Capitán Flint y aguardo por él, nos iremos juntos de allí. 

A Jhaemee le toma por sorpresa la decisión de Marie Reed de partir con el capitán Flint y la tripulación del Walrus dejando el Kraken a su resguardo, al tomar la llave maestra, la madame jenny entiende perfectamente el amor que aquellos dos se profesan y con alegría sincera acepta al colgarse la llave a su cuello. -Cuando regreses Marie, el Kraken estará mejor de como lo dejas, no hay de que preocuparse, te deseo la mejor de las suertes y esperaremos tu regreso.-

-¡Ahoy Capitán Flint!- El marinero se desliza por el salón esquivando botellas y tarros vadeando cuerpos inconscientes hasta llegar con John Silver a quien lo sujeta de un hombro.

-A pesar de que iniciamos con la pata de palo, estás dentro compañero, esa acción del botellazo salvando a Rogue... Ufff te valió un lugar en la cubierta del Walrus... ¡Sígueme!, Vamos por el otro grumete...- Pew vuelve a atravesar todo el salón rumbo a la salida hasta que encuentra a Billy Bones

-¡Tranquilo muchacho!... ¡Deja algo para el viejo Pew!- sonríe socarrón mientras observa pelear a Billy Bones.

-Vamonos de este lugar amigo, que cuando despierte Stephenson no buscará culpables, si no quién se las pague... ¡Siganme al muelle!, desde este momento son hombres del capitán Flint...-

         - Tal vez hasta podamos agregar de manera temporal el servicio de una o dos personas mas para la tripulacion capitan Flint si alguna de las personas que trabaja para ... su querida, prefiere arriesgarse a ganar una riqueza en el mar con nosotros a correr el peligro de que el capitan Stephenson se desquite contra ellos! -       Responde con una sutil sonrisa Leonorilda mientras que mira de reojo a la pelirroja posadera y a sus empleados aun sin soltar del todo el cuello del capitan ahora inconsiente, a quien besa en la boca antes de aplicarle algun tipo de maldicion gitana frente a sus hombres.

          Tan solo les amaga a los guardias con decapitar a su jefe si no se largan de inmediato,  tras soltarlo solo por la intervencion del capitan, ignora con cierto desden las palabras de Marie Reed, a quien le sonrio con ligero esfuerzo antes de seguir a sus camaradas por la puerta trasera del Kraken, tan solo cuando alcanza al capitan en el exterior de ka taberna la intendente le susurra: 

            - Antes de largarnos de este lugar aun necesiramos conpletar algunas compras para el viaje señor, ya que las que pude adelantar estan en la lancha! -

Cuando empezó la batalla campal en la taberna, Silver se cuidó de mucho de salvar su culo. Esquivando y cubriéndose las espaldas. Digamos que el combate directo no era el fuerte del joven.

Al escuchar las palabras del Sr.Pew, asintió acalorado y con una sonrisa en el rostro. Al parecer su acto impulsivo, había hecho su efecto.

Así que tan apresuradamente como fue capaz, siguió al marinero. Con gusto saldría de aquel lugar antes que la guardia real lo apresar y colgará por piratería.

Billy ve la escena desenvolverse frente a sí, aquello que había intentado evitar... le había estallado justo en la cara. El pirata intenta abrirse paso a través de golpes mientras que aquel que recibía el nombre de "Pew" le decía algo de que lo siguiera al muelle. - Esta bien- pensó mientras se abría paso para seguir a aquel hombre.

- Te sigo... - dijo, y mientras salían en dirección al muelle, Billy no pudo evitar pensar - Esta gente no se anda con medias tintas...- mientras escuchaba la sonora pelea continuar dentro de la taberna.

La noche cae suavemente en el puerto de Carleon iluminada en primera instancia por la plateada luz de la luna que se extiende desde el horizonte hasta el muelle donde un hombre espera fumando una pipa de caoba dentro de un primer bote, recostado sobre cajas de madera con algunos animales como gallinas, cerdos y un cordero, además de bultos llenos de frutas y legumbres, harina, sal, especias, aceites, varios barriles de agua dulce y 4 toneles con ron avellanado además de un par de cajas de vino rojo y blanco, así como tabaco, café y azúcar. Listos para zarpar en cuanto el capitán dé la indicación.

-Oficial León... hemos surtido la lista de provisiones que nos haz encomendado, creo que no falta nada, ha sido un total de 3200 gremiales, Thomas el mercader le envía saludos, sigue muy agradecido por que le hayas ayudado a encontrar esposa...- Rasc le entrega la lista en papel firmada y sellada por el tendero para su posterior revisión mientras con un movimiento de mentón saluda a los nuevos grumetes.

Al observar al capitán Flint acercarse con Marie Reed enseguida se incorpora y con un movimiento de cabeza saluda quitándose la pipa de la boca. -¡Aye Capitán!... veo que trajiste compañía.-  El capitán Flint sube primero al otro bote vacío, donde él ha desembarcado del Walrus al muelle, Flint le da la mano a Marie para ayudarla a abordar, luego Mamba ayuda a Leonorilda a subir al bote y finalmente Pew quién toma los remos junto con Mamba.

-En cuanto ordenes partir capitán...- dice Rasc mientras señala con la barbilla a John Silver y luego a Billy Bones mostrando un par de remos que se encuentran en el fondo del bote de provisiones. -¡Ea! Marineros que esta noche inicia la aventura más memorable de toda su vida.- Rasc vuelve a recostarse encima de las cajas de animales cubiertos por una mugrienta lona volviendo encender su pipa. -A remar compañeros, que la bodega del Walrus os espera...-

Después de escapar de los casacas azules y de que Marie dejará en buenas manos al Kraken, nos marchamos decididos a dejar Carleon por un tiempo, al llegar al muelle observo que Leonorilda ha hecho bien su trabajo y ha conseguido las provisiones y al menos dos hombres para engrosar la tripulación. -¡Rasc!, es bueno encontrarte sobrio todavía, desata las amarras y que estos dos nuevos marineros te ayuden a llevar las provisiones al Walrus.- señalo a John Silver y a Billy Bones luego me dirijo a Leonorilda. -Gracias León, al menos con estas provisiones estaremos abastecidos por dos meses.- subo primero a mi bote para ayudar a Rogue con una mano a abordar y luego suben los demás.

-Partamos rumbo al Walrus entonces Rasc.- Le indico al marinero fumador desde el frente del bote para después con el mentón indicarles a Pew y a Mamba que empiecen a remar también mientras que de pie en la proa del bote subo mi bota en una de dos grandes cajas tapadas con velas y cuerdas desgastadas. -Yo también he conseguido algo...- descubro las cajas dejando caer la vela y abro la tapa de madera de una sacando una pistola y un mosquete. -El viejo Oddie cumplió su palabras... 20 mosquetes y 15 pistolas...- luego descubro la siguiente caja. -8 barriles de pólvora negra para cañones y armas, no puedo esperar a ver la cara de la tripulación cuando les entregue esto...- Guardo las armas y coloco las mantas encima del embarque sonriendo de infinita felicidad mientras dirijo una mirada a mi amada Marie, agradecido de que por fin hubiera aceptado acompañarme al Walrus por primera vez. 

-¡Señor Pew!... Hoy para la cena quisiera algo especial de banquete para agasajar a mi invitada de honor, y como hoy me siento generoso reparta entre la tripulación dos de mis toneles de ron avellanado y una caja de tabaco, ¡Que esta noche será de música y alegría en altamar!.   

El rostro del señor Pew se descompone pasando de la sonrisa a la preocupación mientras rema rumbo al Walrus junto a Mamba. -Ehmm... c-capitán... ehmm... perdimos al cocinero con la última presa...- apenas indica el timonel mientras sigue remando

-Mmmmmh... ya veo señor Pew...- me rasco la barbilla pero no decae mi ánimo. -¡Rasc!- Me dirijo al otro bote que nos sigue de cerca -¡El grumete del tricornio desgastado ha sido ascendido a cocinero, en cuanto abordemos al Walrus muéstrele su nuevo lugar de trabajo!- Hago referencia a John Silver para que sea nuestro nuevo cocinero en jefe.

¡AYE CAPITÁN!...- Rasc sonríe recostado encima de las cajas de provisiones y luego señala con su pipa a John Silver. -Ya escuchaste al capitán muchacho... a este paso en un descuido llegarás a capitán del Walrus en un santiamén...- el marinero sonríe socarrón mientras exhala un par de anillos de humo de su pipa en lo que los botes avanzan sorteando la marea abriéndose paso hacia el imponente Walrus.

Es un cambio de vida,  uno que de alguna manera no he podido evitar y pese a que no reniego de esto, no sé qué me espera de ahora en más. Lo bueno de todo esto es que estoy junto al amor de mi vida, ya no habrá noches solitarias llenas de ausencia y tristeza. Ahora podré compartir instantes que no serán un hasta otro momento así que no puedo quejarme. 

No obstante el hecho de estar en un barco, el sumergirme a la aventura, me resulta acojonante y divertido. Esa mezcla de ambas que termina siendo el motor de una vida llena de adrenalina, pasión y riesgo. Estoy dispuesta a afrontarlo, solo por él... Por mi querido dulce amor. 

Una vez termino en el bote, sonrío complacida ante las palabras de Flint, aunque el verlo allí de pie tan seductor me deja completamente atontada. El hecho de que sea una celebración mi presencia, habla de lo mucho que este hombre me quiere y lo bonito es que ese amor es totalmente correspondido. 

—Muchas gracias, intentaré ayudar en todo lo que se pueda—digo al Capitán del Walrus. 

Aunque en mis adentros, no veo la hora de regresar a sus brazos y perdernos en el fragor de lo que sentimos. 

         - ¡Muchas gracias mi querido Rasc, se que podía confiar en tu eficiencia!    Por eso te confié a ti esa tarea en esta ocasión!    Sin embargo necesito que después me entregues las notas con el detalle de las compras para llevar bien la contabilidad con el capitán!     Otro día con alcohol de por medio te contare una historia acerca del mercader Thomas y su flamante esposa que te encantará! -   Le responde Leonorilda al marinero mientras que choca su mano con la suya con evidente camaradería y solo miró a los tres recién llegados al barco de reojo mientras que estiraba la mano para subir a la lancha con la ayuda de Mamba a quien le cerró el ojo con sutil picardía antes de acomodarse junto a Pew para darle un codazo para que reaccione y le entregue su mano de cartas para leer las a los nuevos marineros para susurrarles unas palabras: 

         - Aunque ya ambos les dio la bienvenida el capitán caballeros, hace falta un par de requisitos para ser aceptados por la tripulación .. el primero es que me permitan tirarles las cartas y leerles la mano para asegurarnos que el destino de la tripulación y de ustedes mejoren con su encuentro; por otro lado la tripulación deberá darles una novatada acostumbrada caballeros, pero nada de cuidado ... ¿O no Mamba?   !Jajaja!     ¿Tal vez también deberíamos incluir a la nueva conquista del capitán no creen chicos? -    

El fornido y serio Mamba apenas esboza una leve sonrisa asintiendo a la oficial intendente mientras sigue remando rumbo al barco. A unos cuantos metros en medio de la oscuridad deja el remo y con el mentón le ordena a Pew que le pase la lámpara de aceite para señales nocturnas, Mamba abre y cierra la tapa de luz pasando la contraseña al Walrus para evitar que el vigía les dispare confundiéndolos con algún intruso.

La tripulación del Walrus responde con unas discretas señales de luz para que los botes puedan alcanzar el casco de costado, un par de cuerdas se desprenden de la cubierta hacia las escalas incrustadas en el lateral de la nave, uno a uno comienzan a subir hacia la cubierta mientras otros marineros sueltan mas amarras para subir las provisiones con todo y botes.

Bien, bien. Por fin parecía que su suerte daba un tumbo en buena dirección. Al menos eso le pareció a Silver en aquel momento. - Mi nombre es John Silver Se presentó a al nuevo marinero, que junto a él había sido reclutado en el Kraken. - Espero que nuestro enrolamiento halla sido una buena idea. Dijo con una media sonrisa mientras ayudaban a cargar los suministros en el barco. Había pensado en pedir ser ayudante del cocinero en cuanto llegarán al bordo, así que descubrir que el propio capitán le había nombrado cocinero... Era un gran puesto en la tripulación, y no de los más arriesgados. Debería demostrar sus habilidades en la cocina, pero no le preocupaba en exceso, sabía defenderse entre fogones. Una vez acabado de descargar los botes, Silver inspeccionó con la mirada la cubierta y los hombres que estaban en el barco.- Alguien me indica por donde se va a la cocina? Preguntó en voz alta.

Billy hizo una reverencia de saludo, y contesto de forma amable a la mujer que pretendía leerle las cartas - Usted puede leer o hacer lo que su corazón plazca, pero he de confesar lo que yo pienso de...- dice de pie frente a la mujer, intentando mostrar respeto.

El hombre continua diciendo - Eso...- mientras señala las cartas con las que la mujer jugaba con las manos -Sinceramente... yo no creo en nada de estas cosas, un hombre es lo que es por sus propias acciones, no son deidades o fuerzas místicas las que controlan el destino de los hombres... y mujeres, de este mundo.-

Silver prestó de súbito atención a la conversa que tenían Billy Bones y Leoronilda sobre aquello de las cartas.
- Pues si se tienen que tirar las cartas, por mi no hay problema. Cualquier ayuda es poca a la hora de afrontar el devenir del futuro Asintió el joven cocinero. Mientras las fortunas no me digan que perderé una pierna o algo por el estilo... Concluyó medio en broma.

La nueva conquista del Capitán...

¡Que desafortunado comentario! No sé, es que a ninguna pareja nueva le agrada que se haga ese tipo de menciones además hace ya mucho tiempo que estamos juntos de alguna manera. Lo cual fastidia un poco más, pero lo dejo pasar mientras desvío la mirada hacia mi dulce amor, que allí se encuentra cerca de mi. 

—Primero me habitúo al barco y luego lo que quieran—respondo. 

No estoy para la labor de ello por ahora, debo acostumbrarme a la danza que la misma marea provoca y asentarme en la embarcación para comenzar esta aventura que seguro estará llena de adrenalina y peligro. Con respecto a las cartas, no soy muy afín a ellas debido a que no creo en el vaticinio de un objeto manipulado por una persona. 

Quizás prejuicios, quizás negación... Yo dejaría el futuro como está, no tengo intención de espiarlo.