Partida Rol por web

Diego!!! grito ante el ataque de los dos matones. 

El parece tener sus problemas en la habitacion. Esto es una encerrona en toda regla. Mejor si estamos los dos juntos

Me lanzo hacia el matón de la maza. Si consigo dejarle KO y arrebatarle la maza tendremos alguna posibilidad

Diego suelta una exclamación de terror cuando aquella diabólica prostituta se evapora ante sus ojos. Sus rodillas flaquean un segundo, pero la adrenalina lo mantiene en pie.

Sin perder un instante, sale por la puerta en auxilio de su ya compañero de trifulcas. Los dos matones lo tienen acorralado… Diego corre hacia el matón que enarbola el mazo para propinarle un empujón e intentar derribarlo con todo el peso de su cuerpo.

Jimena se puso la mano en la herida tratando de parar la hemorragia y valoro la situación. Era el monstruo o ellos, no había otra opción. Tenían que matarlo antes de que él acabara con ellos. Con esa resolución Jimena sujetó con fuerza el cuchillo y se lanzó contra el upiro buscado su espada, donde sería más fácil atacarle.

Los dos matones fallan sus ataques, Telmo se lanza a por el de la maza y entra en melé con él y le propina un puñetazo a la cabeza a su agresor dejándole completamente fuera de combate. Diego llega al combate tarde intentando empujar al del mazo, pero ya no puede empujar nada.

En eso que véis que la puerta en la que estaba Juan con la otra prostituta se abre y sale la fulana con los colmillos dispuestos y la boca ensangrentada.....parece que ha dado buena cuenta de Juan.

Cuando otra úpira sale escupida de una habitación, Diego maldice en voz alta, esperando que Jimena y el padre Julian le escuchen estén donde estén.

-¡Estamos en la casa del demoño!-

Sin poder prder más tiempo, el alguacil interpone su cuchillo ante el matón que se abalanza sobre él, e intenta contraatacar para quitárselo de en medio cuanto antes.

Veo como un ser infernal sale tras Diego que viene en mi ayuda. El monstrusos ser viene hacia a mi con malignas intenciones e intento interponer mi maza ante su ataque

El úpiro se lanza sobre Telmo, pero este logra interponer la masa entre los dientes de la criatura y él. Por otra parte, el matón se tira a por Diego, pero este está rápido y le clava su cuchillo. Eso y los golpes que le dísteis esta mañana son suficiente para que el gigantón se desplome en un charco de sangre y quede inconsciente desangrándose.

LA criatura lanza dos nuevos ataques, uno a Diego y otro a Telmo, fallando el ataque a Diego que logra apartarse a tiempo y si no interpone su maza, clavando los colmillos en Telmo.

Julian logra parar el ataque de la criatura y le devuelve el ataque con furia tras ver lo que ha hecho el úpiro a Jimena.

LA criatura ataca la pierna de Jimena, esta se resiste como puede pero casi está al borde de la inconsciencia. Luego el úpiro se lanza a por JUlian, pero este interpone su palo entre los dientes de la criatura y cuando lo suelta se lo clava en el pecho, matándolo en el acto y dejándolo convertido en humo verde.

Los nervios y la adrenalina hacen que el párroco esté en tensión, casi temblando. Cuándo la última criatura se convierte en humo mira alrededor, como temiendo que no haya muerto, si no que se haya transformado para huir o zafarse. Es después, cuando parece que no va a volver con sus colmillos cuándo se vuelve hacia Jimena.

-¿Estas bien moza?- pregunta mientras trata de averiguar si sangra mucho -¿Nos vamos a convertir en uno de esos monstruos? ¿Estamos condenados?- Realmente se le ve azorado ante aquella idea, pues aunque antes la curandera había dicho que al matar al úpiro que te mordió te libras de ese mal Julián parecía haber olvidado ese detalle. 

Diego hiere de muerte a aquel infeliz. Perro maldito de aquellas bestias.

En ese instante, su mente se despeja, quizás por el alcohol de antes mezclado con la adrenalina, quien sabe. Pero lo que es seguro es que ya no hay miedo.

Donde hubo pavor hace tan solo unos instantes solo queda rabia, rabia y excitación.

El alguacil blande su cuchillo y esquiva el ataque de aquella ramera mientras sonríe como hacía tiempo que no hacía.

-Jajajajajaja – Suelta una carcajada mientras la úpira clava sus colmillos en el tabernero -¿Tienes hambre, sofurcia? ¡Veste a la mierda! –

Diego salta sobre aquella criatura como un toro agarrando el cuchillo con la hoja hacia abajo, pero los reflejos le traicionan, y su oponente es rápida. Sin saber cómo, termina su ataque y no ha lastimado a aquel ser del averno.

Paro la dentellada de la bestia. Mis carnes ya han probado esos colmillos y no quiero repetir. Lo mejor sera acabar con este ser cuanto antes. 

Descargo mi maza sobre una de sus piernas

Telmo para las dentelladas de la úpiro y Diego intenta coserla a puñaladas sin suerte. LA criatura se retuerce de dolor cuando un mazazo impacta en una de sus piernas, pero no es suficiente para pararla que de nuevo intenta morderos. El ataque sobre Diego es un mordisco al aire, como si tratase de intimidarlo ,acompañado de un gruñido. A Telmo le va directo al pecho, al sitio donde tiene la otra herida, si no hace nada puede que muera.

No, no estoy bien. Dijo confundida y cabreada la joven. Me… Me han atacado dos monstruos. Y, si, nos convertiremos en uno de ellos si no encontramos a su jefe y lo matamos. Así que, deberíamos de curarnos las heridas, y entrar en la casa, y encontrar a ese ser, y matarlo. ¡Matarlo, y matarlo bien muerto! Y esparcir sus cenizas a los cuatro vientos.

Dicho esto la curandera comenzó a mirarse sus heridas, primero las limpio con un paño para que la sangre no le importunara en su revisión. Luego empezó a buscar los ungüentos necesarios, hilo para suturar y demás útiles necesarios en su bolsa.  

Julian, vigila mientras me curo. Después te curare a ti.

Diego vuelve a esquivar otro ponzoñoso ataque por los pelos. Esta vez no habla tanto, Telmo está en las últimas, y aquella úpiro está dadndo más guerra que la anterior.

Si pensarlo dos veces, se abalanza de nuevo hacia ella blandiendo su cuchillo, esta vez controlando su rabia, quizás porque el miedo había vuelto en la justa medida para compensar su frenesí.

Un tajo ascendente taja la aún voluptuosa pierna de la criatura, y al bajar el arma, ella interpone su brazo para parar el ataque, provocando que el cuchillo impacte con inusitada fuerza sobre él.

Aunque era una persona muy buena y generosa, Jimena era humana, y la naturaleza humana es egoísta. Así que, decidió aplicarse a sí misma el único ungüento que tenía en la herida del vientre, la que parecía más grave. El ungüento calmo parte del dolor de la herida.

Jimena se siente mejor después de aplicarse el unguento. Cuando busca entre la maleza no encuentra nada. Los úpiros salieron desnudos y así se enfrentaron a ellos. Sólo el humo verde que ya se va disipando es lo que queda.

¿Habrá más monstruos dentro? Telmo y Diego están dentro, hay que avisarles. Tras la aplicación del bálsamo Jimena había recuperado algo la calma. También puede que este el jefe de estos monstruos, podríamos matarlo y terminar con la maldición.