Partida Rol por web

De repente las dos chicas empezaron a pelearse...de nuevo. Harry no supo reaccionar. Se sentía como si estuviera lejos, mucho, y esa pelea no fuera con él. Pero algo le hizo volver a ese bote, a esa realidad...si es que todo aquello era real.

Y si estamos en esto es por vosotras dos

James tenía razón. Si estaban allí era por ellas dos. Si aquella noche terrorífica hubieran dejado a los dos bebes...quizá ahora estarían felices cada uno con su vida...y con Sara. Por ella, por su muerte, tenía que seguir adelante, aunque no tuviera fuerzas para discutir con Jane.

Así que apoyar las palabras de James fue lo único que pudo hacer.

-James tiene razón, dejadlo ya.

Harry se acercó al lado de los remos, por si en algún momento tenía que relevar a alguno de los dos.

Ametralladora Browning...si tuviera la mía aquí, con lo bien que nos fue la otra vez...

James hizo un esfuerzo por contenerse y recuperar la calma. Respiró despacio y comenzó a hablar. 

-Más vale que nos tranquilicemos todos. Esto no es nada en comparación con lo que vendrá después. Hay que estar preparado para lo peor. Harry...Jane, ni que decir que siento enormemente vuestra pérdida, pero no vamos a solucionar nada enfrentándonos entre nosotros. Eso es lo que nuestro enemigo desea por encima de todos. Que nos destruyamos nosotros mismos. 

El tono de su voz se fue atenuando, bajando de intensidad y de ritmo. Parecía que sus propias palabras le habían servido de terapia y se encontraba ya más calmado. 

-Sophie, a lo que decía es que Harry y yo hemos venido aquí por ellas. No tenía la menor idea de qué pintabas tú en todo esto hasta que apareció esa llave y contaste tu historia. Sin duda, estás aquí por ti misma y por tus orígenes. No sé todavía cómo encajas en toda esta historia, pero sin duda lo harás. Musterson...Martinson...¿no son apellidos parecidos?¿simple coincidencia? Niña, la mansión...mi mansión y la de los Martinson en Bar Harbour eran idénticas. La mía fue traída desde Inglaterra piedra a piedra ¿Y si...?

James no pudo acabar la frase. Las coincidencias eran evidentes, pero como hilarlas todas para obtener una conclusión coherente, eso era algo que no era capaz de hacer. Al menos no todavía. 

Sin tan siquiera pensarlo, le pegué un empujón a Jules, y en el mismo instante en el que me di cuenta de lo que había hecho, me arrepentí de ello. No de pegarle un empujón, claro está, puesto que desde luego se lo merecía, así como también unos cuantos puñetazos para partirle la cara y borrarle aquella sonrisa… no, de lo que me arrepentí fue de que, al empujarla en la barca, provoqué que se precipitase por la borda, pues no era mi intención. Por suerte, incluso antes de que pudiese reaccionar, el desconocido que estaba en la barca cuando llegué con Harry la sujetó y evitó que cayese al agua… claro que no evitó que el viejo aquel de James se pusiese a gritar.

Cada palabra que decía no hacía sino enfurecerme todavía más, especialmente porque, en el fondo, sabía que lo que decía era verdad… y el golpe final lo recibí de Sophie, que a saber cómo había llegado allí desde que la perdimos de vista en aquel restaurante. Sus palabras resultaban demasiado similares a mis propios pensamientos como para no afectarme.

Es culpa mía… ha muerto por mi culpa- me decía una y otra vez por debajo de la rabia, el odio y las acusaciones a los demás. Sara no hubiese ido nunca a aquel lugar si lo que quiera que hubiese allí no intentase llevarme. De no ser por mí, aun seguiría viva…

Ni siquiera me di cuenta de que el motor del bote había dejado de funcionar, dejándonos en medio de aquel lago y obligándonos a remar si queríamos avanzar, pues estaba demasiado sumida en el dolor y en la rabia, especialmente contra mí misma. Sara había sido lo único bueno en mi vida, mi único verdadero apoyo… y por mi culpa, estaba muerta.

Con un grito que era más bien un llanto desgarrador, caí al suelo, incapaz de sostenerme con mis piernas y empecé a golpear con fuerza el suelo de la embarcación como si me estuviese golpeando a mi misma.

Soy Steve, Steve Ma...-se iterrumpio antes de decir todo su nombre, aquel beso lo desconecto por completo, algo tenia esa chica. -O'donnell- termino diciendo con una sonrisa en el rostro, luego tomo el remo y ayudo al viejo herido, con la tarea de llevar a todos a buen puerto. No dijo nada mas, pensaba en el mapa y la chica, y en que era eso que mencionaban de cabeza de piramide, alguien había muerto y los policías solo pensaban en uir, nada tenía sentido.

 Tras dedicarle una profunda mirada a Steve, regresa a la realidad y al dilema existencial que tiene como hermana. Ahora no solo grita, sino que golpea el bote, más anormal no puede comportarse. Aunque en el fondo pese a no haber vivido un sentimiento como tal, entiende o intenta comprender el dolor que siente ante la pérdida de su Madre. 

Pero Jules es consciente de que Sara conoce las reglas del juego y todos en el fondo saben que el estar aquí es darse por muerto. Su Padre y harry lograron salvarse, pero su verdadera madre ha sacrificado su vida por ellas dos, no es justo el precio. No cuando se olvida que alguien tuvo que suicidarse para que estén hoy aquí. 

- Creo que te olvidas de algo, no he padecido tu dolor pero no sé si sabes que nuestra madre biológica dió la vida por nosotras, al igual que Harry y James. El estar aquí es saber que la posibilidad de morir es alta, pero estamos aquí por una razón y no puedes permitirte esto. Lo siento Jane, pero debes dejar de pelear con todo el mundo, ahora hay que seguir. 

Tras decir aquello, se mantuvo cerca de su Padre y al dedicarle una mirada, le da una palmada en el hombro a Harry en parte agradecida y apenada por su situación. 

James cerró los ojos al escuchar los llantos desesperados de Jane. En verdad, aquella situación estaba acabando con las dos muchachas. No era justo para ellas. No era justo para nadie. La Orden no entendía de justicia. 

James no tardó en descubrir que en su estado, remar no era la mejor de las opciones. Su herida se resentía y la sangre había comenzado a aflorar de nuevo tras el apresurado vendaje. 

-Vaya, me temo que necesitaré que alguien me releve-.

Se levantó con cuidado apretando el apósito y cedió su sitio sentándose en otro sitio libre en la parte de atrás de la embarcación justo para ver como Jules intentaba hacer reaccionar a su hermana.

Tenía razón, pero no creía que fuese el mejor momento para soltarle algo así. Intentando suavizar las palabras de su hija, aproximó una mano al hombro de la muchacha, pero se lo pensó mejor y la retiró antes siquiera de tocarla.

-Jane, no es culpa tuya, ni la de Jules, ni la de ninguno de nosotros y desde luego no era culpa de Sarah-dijo-Vosotras no elegisteis esto. Alguien lo eligió por vosotras. Nosotros; Harry, yo...y Sarah, nos metimos en esto para ayudaros a llevar esta carga. Sarah ha caído en el camino. Lamento lo sucedido más de lo que puedas imaginar. Pero es cierto que debemos seguir y lo debemos de hacer unidos. Porque de lo contrario, todos moriremos.

-Sophie, a lo que decía es que Harry y yo hemos venido aquí por ellas. No tenía la menor idea de qué pintabas tú en todo esto hasta que apareció esa llave y contaste tu historia. Sin duda, estás aquí por ti misma y por tus orígenes. No sé todavía cómo encajas en toda esta historia, pero sin duda lo harás. Musterson...Martinson...¿no son apellidos parecidos?¿simple coincidencia? Niña, la mansión...mi mansión y la de los Martinson en Bar Harbour eran idénticas. La mía fue traída desde Inglaterra piedra a piedra ¿Y si...?

Las palabras de James hicieron mella en Sophie que no entendía nada de lo que pasaba. 

- Por mis orígenes?- dijo confundida- Yo no he matado a nadie, mi familia tampoco... pero... pero en todo caso yo no soy responsable de lo que hayan hecho mis padres o... yo que se- el labio de la pelirroja tembló, aquello era totalmente injusto, no tenía ni idea de por qué estaba allí... ¿Cual había sido su delito? ¿Por qué tenía que pagar ella por los pecados de los demás?- Mi vida ya ha sido lo suficientemente complicada como para esto...- volvió a temblar por la terrible injusticia- ¿Y si qué? ¿Que tiene que ver la mansión de mi familia con todo esto?

Entonces vio como Jane se derrumbaba y no pudo evitar compadecerse de ella, en especial cuando su ¿hermana? lo que le dijo supuestamente era para que fuera fuerte, pero decirle que su madre había muerto por ella incrementaría su sensación de culpabilidad, por lo que en aquella ocasión la joven Stark se arrodilló al lado de Jane y le posó una mano sobre el hombro.

- Tranquila... venga, respira- le dijo con amabilidad, no sabía realmente que decirle pero decidió permanecer a su lado por si lo necesitaba.

-Jane, no es culpa tuya, ni la de Jules, ni la de ninguno de nosotros y desde luego no era culpa de Sarah-dijo-Vosotras no elegisteis esto. Alguien lo eligió por vosotras. Nosotros; Harry, yo...y Sarah, nos metimos en esto para ayudaros a llevar esta carga. Sarah ha caído en el camino. Lamento lo sucedido más de lo que puedas imaginar. Pero es cierto que debemos seguir y lo debemos de hacer unidos. Porque de lo contrario, todos moriremos.

Sophie miró al hombre para después observar a Jane si apartarse de su lado, quería consolarla, ella sabía lo duro que era perder a una madre... y a un padre.

- ¿Ves? No es culpa tuya... perdona si antes te he ofendido... es que estoy cagada de miedo. 

-Ojalá pudiera responderte, Sophie-dijo James-Pero ¿cómo podría si no siquiera encuentro respuesta a las mías? Tu destino parece ligado al nuestro de alguna manera, pero no puedo...no lo sé. Supongo que en el pueblo encontraremos respuestas. Pero será dificil...peligroso. No tenéis porqué venir. Os podemos dejar en cualquier lado, pero Harry y yo queremos llegar hasta el final. Desentrañar lo que está sucediendo con nuestras hijas. Si nos acompañáis quizá puedas obtener las respuestas que buscas...o quizá no.

Treinta minutos a remo a ciegas por un lago enmarcado por la niebla acaban en otro muelle que en la distancia avecina un edificio poco amistoso.

Entre la pared de neblina una construcción imponente se alza sobre una isla ubicada en algún sitio del lago Toluca. La prisión de Toluca, comúnmente conocida como la penitenciaria Overlook y cuyo oscuro pasado se remota a los primeros días del pueblo, durante la época de la guerra civil.

El edificio parece asomarse entre la niebla y observar al grupo de navegantes a ciegas que llegan sin querer a su pútrido muelle. Un faro, propio para la prisión, es la estructura mas alta de la isla mientras que el resto de la cárcel se encuentra en la altura, sobre un pequeño acantilado poblado de arbustos de espinos y vallas oxidadas de alambre de puás.

Con el bote a pocos metros de tocar el muelle, si mantiene el curso actual, una figura los observa desde la primera mitad del muelle. Una niña de aspecto desgarbado, cuyos detalles permanecen ocultos por la bruma y la distancia, observa inmóvil la embarcación a remo.

La niña despierta recuerdos desagradables en Harry y James, cuando sus facciones lejanas son completadas en la mente de estos por la viva imagen de la “hija” perdida de Martinson...

Harry relevó a James cuando a este le empezaba a sangrar de nuevo su herida y allí se quedo, en silencio. Quería consolar a su hija pero sabía como chocaban, quizá no era el mejor momento. Tendría que hablar con ella, pero preferiría que estuviese más calmada. Así que el detective, casi transformado en un alma en pena desde la desaparición de su mujer, se quedó en silencio, remando. Parecía que el Harry renovado, nuevo, que consiguió salir de aquella isla infernal con familia, con una nueva vida, se estaba volviendo a apagar. Hasta que la figura que le pareció ver en el embarcadero al que estaban a punto de llegar, le trajo recuerdos... y no de los buenos.

-James...-dijo soltando el remo y posando su mano en el revolver, mientras se acercaban al muelle.

Sentado en la parte delantera del bote, James se concentraba en intentar reconocer la costa entre una niebla impenetrable. La sensación inseguridad que le embarga por estar en mitad del agua sin ningún punto de referencia, se vuelve todavía mayor cuando por fin comienza a percibir algo. Una fracción de costa se vislumbra a lo lejos y sobre ella, un edificio ruinoso se recorta contra el cielo. Y allí, sobresaliendo sobre el agua, había un muelle. Un muelle que le recordó de pronto a otro situado muy lejos de allí, del que había partido hace años con un bebé en brazos. Pero su recuerdo fue más vívido todavía cuando sobre el muelle observó que había una figura. Una figura de una niña con aspecto siniestro. Antes de acercase lo suficiente como para ver de quién se trataba, ya la reconoció: Dalia, la supuesta hija de Martinson.

-James

James escuchó la voz de su amigo llamando su atención. No hacía falta. Toda su atención se encontraba fijada en aquella revelación.

Asintió como toda respuesta.

El bote se acercaba lentamente al muelle. James se dispuso a agarrarse a uno de los pilotes que sobresalían del agua, por encima de la plataforma del embarcadero para ir redirigiendo la barca para amarrarla finalmente.

-Hola...Dalia ¿Qué...haces aquí?-.

Intentó mantener la calma, pero le costó pronunciar aquel nombre. Le costó incluso mirar aquel rostro. Sus manos buscaron en sus bolsillos hasta dar con un objeto duro y metálico. Lo aferró con fuerza.

El viaje en aquel bote ha sido lamentable, no sólo por Jane, sino por el ambiente desolador que acecha en este lugar. La cadencia del sitio, es como si estuviesen miles de almas gritando por un poco de clemencia, algo que en definitiva no te acerca a la paz, sino a este destierro incesante de pesar y desazón. 

Para Jules nada de todo esto era inherente, su Padre le ha comentado sobre el lugar y es muy consciente de lo que puede pasar. No es nada agradable cargar en la memoria cada sensación que te condena indefectiblemente, pero al fin de cuentas es el camino directo hacia lo que deba ser. Si su Padre ha regresado, si todo esto de alguna manera viene a ella, es porque en definitiva hay que saldar cuentas. 

Por esa razón, ante el intercambio de miradas entre James y Harry, simplemente se mantuvo expectante más que nada por la presencia de aquella niña y todo lo que representa. De momento dejará que los expertos puedan sobrellevar esto, al seguir incondicionalmente los pasos de su Padre a dónde sea necesario. 

Tal vez lo que Jules intentaba con sus palabras era obligarme a levantarme y a sobreponerme… o más probablemente, lo que buscaba era torturarme aún más con sus palabras, y si ese era el caso, lo cierto es que lo consiguió. Decirme que quien me había dado a luz había muerto por mi causa no hizo sino hundirme todavía más, con sus palabras clavándose en mi pecho como puñales ardiendo.

De no haberme encontrado en aquel estado me habría abalanzado sobre ella para darle una paliza que no olvidaría en su miserable vida, pero todo aquello era demasiado para mí, el dolor en mi pecho apenas me permitía respirar, y mis brazos y piernas, tras el bajón de adrenalina, se negaban a moverse, por lo que hice lo único que podía, mirarla con el mismo dio y la misma rabia que sentía hacia mí misma. Mi madre… mis madres, habían muerto por mi culpa… pero si ella era mi hermana, también habían muerto por su culpa, y ni siquiera parecía que le importase. Tan centrada estaba en Jules, en mi dolor, y en lo que odiaba a ambas, que no me percaté de que Sophie se había acercado hasta el momento en el que sentí su mano sobre mi hombro.

Sobresaltada, me giré de forma automática hacia ella, con el odio y el miedo reflejados en mi rostro al pensar que lo que sentía era otra de aquellas malditas cosas que poblaban el lugar… aunque por suerte, me detuve justo a tiempo al reconocer el rostro de Sophie. Una mirada de agradecimiento por su gesto asomó en mi rostro, o al menos, todo el agradecimiento que podía mostrar en aquella situación. Aquel gesto fue de mucha más ayuda que las palabras de James, puesto que su intento de decir que no era culpa de ninguno de los que estábamos allí no sirvió de nada. Daba igual lo que dijese, en el fondo, sabía que era culpa mía y de Jules, y de haberlo sabido antes, nos hubiese quitado la vida antes de que aquello alcanzase a Sarah… pero ahora ya era tarde.

De haber podido hablar, le hubiese dado las gracias a Sophie, pero en aquel momento, hablar me resultaba imposible, por lo que simplemente permanecí a su lado Y aunque una pequeña parte de mi agradecía que Harry no se me acercase, otra mucho mayor lo odió por no hacerlo, como si lo acusase de que se alegrase de no tener que hacer de padre ahora que ya no estaba Sarah. Desde luego, a pesar de las constantes discusiones que definían nuestra relación, aquel pensamiento no tenía sentido… pero lo cierto es que ni podía, ni quería evitarlo. Odiar era más fácil.

Así pues, me quedé en sollozando silencio junto a Sophie hasta que se me acabaron las lágrimas e incluso después, con el odio y la rabia aun bullendo en mi interior. En silencio, observé como tras la niebla se iba mostrando la imponente construcción que parecía ser nuestro destino, así como el muelle al que nos acercábamos… apretando con fuerza los puños al ver una figura en él. Y por mucho que tuviese el aspecto de una niña o que James pareciese conocerla, si estaba en aquel lugar no podía ser buena ni inofensiva, por lo que sin dudarlo, cogí el remo que Harry había soltado.

Sophie que no tenía ni idea de lo que era nada de lo que allí había, sólo podía permanecer al lado de Jane tratando de que no se hundiera, al ver su rostro comprendió que agradeció el gesto, por lo que le devolvió una sonrisa. Sabía que tenía mucho odio en su interior, y que no sabía de la misa la mitad... pero Jane no le caía mal y si con un pequeño gesto podía consolarla de alguna manera, pues ahí estaría ella.

- Esa niña es un poco siniestra ¿no?- susurró mirando a la chica de reojo, lo mismo de repente le salían garras y colmillos, así que mejor quedarse detrás de la señorita Slaughter y su remo, Sophie era demasiado educada para enarbolar ningún palo o elemento susceptible de ser un arma... y era una cobarde consumada, ¿Para que arriesgarse, teniendo a heroinas cerca?

Steve estuvo atento a todo lo que se decía en la embarcación, pero cada ves tenia más dudas que respuestas, tendría que decir quien era si quería obtener de ellos más información, aun asi, todo lo que había sucedido desafiaba toda lógica.
El muchacho se acercó a James para hablarle, pero antes de poder decir nada una figura de una niña se dibujaba en el puerto.
Steve no le dijo ni le pregunto nada, tomó el remo y se preparó a bajar de ahi, ni las embarcaciones ni los puertos le gustaban, así que cuando pudo bajo primero y al tratar de llegar a tierra se quedo frente a la niña, sin saber que decir ni qué hacer, solo la rodeo lentamente para poder llegar a tierra.

-¿Y cómo serías tú si llevases toda una vida encerrada en un lugar como este? Dalia nos ayudó en Bar Harbour. No creo que debamos temer nada de ella. Es más, sospecho que nos estaba esperando.

James bajó del bote y se aceró a la niña sonriendo.

-Ha pasado mucho tiempo, pero tú no has cambiado lo más mínimo. Dime, ¿qué haces aquí?¿Acaso esperabas nuestra llegada?

La imagen de la niña cambio un poco cuando el bote tocó suelo firme en el maltrecho muelle de la isla prisión. En un primer momento la imagen difusa se asemejaba a Dahlia, la supuesta hija de Roger Martinson en sus diez años de vida aproximadamente. Ese recuerdo es inolvidable para James y Harry, aunque para los demás es algo completamente novedoso.

El aspecto demacrado en la niña es el mismo que el de Dahlia cuando joven, aunque las cenizas sobre su vestimenta escolar y las quemaduras parciales en su uniforme marcan la diferencia.

Incluso la mirada penetrante de la niña influye inseguridad en los presentes.

- No. No soy ella, soy su hija. Alessa – responde de mala gana a James.

Entonces Alessa dedica un momento, que parece eterno, en examinar a las gemelas Volkov. Jules y Jane obviamente se dan cuenta de la intención de Alessa, y la sola acción de la niña genera en las dos adolescentes calor; calor como antes en la cafetería Starbucks cuando sus manos ardieron. Un calor desagradable pero sin dolor ni molestia alguna.

- Ahora me encuentro encerrada, antes no lo estaba. Y por supuesto que los esperaba, se lo había dicho a Travis pero nuevamente no me ayudó. Tienen que hacer algo por mi, entonces yo haré algo por ustedes… y por todos aquellos que han perdido. Incluso Mischa, Sean y Sara… -

Un escalofrío recorre en aquellos que reconocen esos nombres. Son seres queridos y otros no tanto pero que han desempeñado un papel importante en las vidas de quienes los recuerdan. La sonrisa traviesa de la niña evidencia un conocimiento por encima de todas las suposiciones de sus interlocutores.

Adicionalmente, desde la llegada del bote a la isla, el clima en la laguna empeora al punto de existir un oleaje peligroso que momentos levanta olas de hasta un metro y medio. También la claridad tiende a disminuir, como si el sol en algún lado deseara desaparecer.

James se sintió ridículo cuando la niña le confió su identidad. Al verla, por algún motivo había dado por hecho que Dalia no había crecido en todo aquel tiempo, que se había quedado como congelada en aquel extraño mundo que fluctuaba entre Bar Harbor y aquel otro lugar. Se agachó para poder ponerse a la altura de la niña y hablar cara a cara. Era una técnica básica de comunicación que había aprendido hace tiempo. Sonrió, a pesar de las malas vibraciones que transmitía aquella niña.

-Claro, qué tontería. Así que Alessa ¿eh? Bonito nombre. Claro que te ayudaremos. Tu madre nos ayudó hace años. Se lo debemos. No sé quién es ese Travis, pero ya estamos aquí de modo que...

Tras de sí, el lago pareció revolverse, como si aquel encuentro lo enfureciese. O lo mismo era la propia niña que, consciente o inconscientemente estaba provocando aquel fenómeno.

-¡Será mejor que os salgáis de ese barco cuanto antes!-dijo mirando hacia atrás-.

-Alessa...¿te importa si seguimos hablando a cubiero? Parece que el tiempo se está poniendo feo ¿Hay algún sitio al que podamos ir?

La presencia de la niña y más aún sus palabras, generan cierta sensación de intranquilidad en Jules. Más aún al ver como su Padre parece confiar en alguien que se ve demasiado tétrico, destilando desconfianza por doquier ya al considerar el sitio en el que se encuentran que siempre es un destino seguro para morir. 

No obstante las palabras de aquella niña sorprenden a la rubia, principalmente cuando menciona la posibilidad de recuperar a las personas que han perdido, aunque no tiene idea quién es Sean o Mischa, sólo piensa en Jane y Harry que querrán aferrarse a ese tratado peligroso que no termina bien. 

-¿Quién es Mischa y Sean? -  pregunta al acercarse. 

Quizás la única duda que tiene en aquel instante, no por llevar la contraria, sino porque lleva años siendo preparada para ello. 

Sophie... resguardada tras el cuerpo de Jane, miraba a la niña siniestra sin saber que pensar... bueno sí, que no le gustaba y que estaba deseando que se largara. Entonces James se puso a hablar con ella como si la conociera, sólo que al parecer no era quien creía sino la hija... que cosas más extrañas pasaban en aquel apestoso sitio. Y así estuvo haciendo sus cábalas tratando de pasar lo más desapercibida posible hasta que la nena dijo algo que la dejó helada...

- Ahora me encuentro encerrada, antes no lo estaba. Y por supuesto que los esperaba, se lo había dicho a Travis pero nuevamente no me ayudó. Tienen que hacer algo por mi, entonces yo haré algo por ustedes… y por todos aquellos que han perdido. Incluso Mischa, Sean y Sara… -

- ¿Papá?... - susurró en shock

-¿Quién es Mischa y Sean?

- Sean es mi padre- respondió ya vencido el miedo y yendo directamente hacia la niña hasta situarse justo enfrente suyo poniéndose a su altura, para interrogarla olvidándose de todo lo demás- ¿Mi padre murió en un accidente de coche? ¡Estás mintiendo!- exclamó nerviosa, no sabía si llorar o reir, sólo sentía la imperiosa necesidad de saber si estaba allí o se estaba quedando con ella.