Partida Rol por web

Dos de los perros infernales cayeron ante los certeros disparos de James y Harry, pero un tercero se escurrió entre los dos y prosiguió su carrera hacía el muelle, en pos del chico silencioso. Harry iba a salir en pos de él, cuando un fuerte sonido llega de la carretera, como un sonido de accidente automovilístico, sonido que Harry conocía muy bien.

El detective se estremece cuando viejos recuerdos vuelven a su mente. Si alguien a sufrido un accidente, es algo que Harry no puede dejar pasar. Así que mira a James y le dice.

-¡Ayuda a los chicos! Voy a ver que es ese ruido...

Y sin más se dirige hacía el ruido. No da más que unos pasos, cuando junto al primer árbol que se cruza, ve apoyado un libro. Es como si alguien se hubiese quedado dormido leyendo a la sombra del arbol, solo que ese alguien no está. Es curioso, pero el libro es casi como le llamase. El detective coge el libro sin prestarle mucha atención, cuando tenga un rato ya le echará un ojo. Luego sigue su camino en sigilo, para observar que es ese ruido.

Miedo era poco, Sophie no iba a aguantar mucho allí, si los bichos no se la comían iba a terminar tarumba perdida... El puñetero perro había pasado de ella pero la había mirado. ¿Qué había significado aquello? Qué se la dejaba para el postre. Un pedo se le fue sin que hubiera sido capaz de detenerlo... Tenía el estómago totalmente revuelto, la piernas le temblaban, ni siquiera era capaz de articular palabra sumida en el pánico más absoluto. Entonces fue consciente de la herida del abuelo, de la huida de Steve y de que el matón del otro decía algo, pero no lo entendió tan sólo fue capaz de agarrar a James para que no se le escapara temblando como un flan.

- Se... Se... Se va a comer a Steve... Nos van a comer a todos... Usted... Usted está sangrando... -rompió a llorar en silencio sin saber que hacer

¡¡¡¡Sally!!!! Sara estaba segura de que había visto a Sally en aquel camino, antes de entrar en el túnel....

No... pensó "No puede ser... Sally está muerta... A no ser..." Al fin y al cabo, se dirigían a Silent Hill y, si Sara se imaginaba que en Bar Harbour era posible encontrarse a su fantasma, era muy posible que en Silent Hill también... Y, al fin y al cabo, ella era ahora la esposa de Harry. Su marido se lo había contado todo, pero... ¿Estaría Sally enfadada con ella? Sara tragó saliva... Era posible, por supuesto...

Tan inmersa estaba en aquellos pensamientos que ni siquiera se dio cuenta que entraban en un túnel, mucho menos que salieran de él. Escuchó vagamente a su hija decir algo de la niebla, pero su mirada ya no estaba ahí para comprobarlo, estaba lejos. Muy lejos, muy atrás... En Bar Harbour, en la negrura, en la Nada... 

Y por eso tampoco se dio cuenta de que hubiera nada en la carretera hasta que fue demasiado tarde. Entonces todo sucedió muy deprisa. El coche volcó. Sara no se lo esperaba y se golpeó fuertemente en el costado, quedando bajo el mismo cuando terminaron las vueltas de campana. Entonces se asomó hacia la carretera, dolorida, y lo que vio la dejó sin palabras: un tipo gigantesco, con la cabeza con forma puntiaguda, piramidal, se acercaba a ellos armado con un cuchillo también gigante... Entonces los flashes empezaron a sucederse en la mente de Sara a una velocidad vertiginosa. Recordaba la descripción de aquella... cosa... A Harry, diciendo "si te encuentras con uno, corre" y contándole, con el rostro lívido por el recuerdo y la mirada fija en la pared, que ellos salieron corriendo porque era imposible enfrentarse a él... Y si Harry no había podido...

El tiempo pasaba, sin embargo, y Sara, por mucho que su cabeza fuera a mil por hora, no se movía, no reaccionaba... su cuerpo no respondía...

James se echa la mano al abdómen. Un líquido caliente la impregna haciendo que James la tenga que observar por un instante. Parece sorprendido al observar que se trata de su propia sangre.

Las palabras de Harry y Sophie le recuerdan que las amenazas no han desaparecido. Al menos, no para todos. Giró la vista hacia el muelle para ver como una de aquellas bestias salía a la carrera detrás de Steve. Consciente de que la criatura corría más que él y que cuanto más se demorase, más complicado sería el disparo, decidió permanecer quieto y disparar desde su posición.

-Tranquila. Saldremos de esta-contestó intentando mantener la calma mientras apuntaba y disparaba a la bestia infernal

Steve tomo un remo entre sus manos, podía escuchar su trote infame sobre las tablas del muelle, pero no podía ver nada ahi, el solo, en medio del blanco de la niebla, las dos embarcaciones y el peso del remo en sus manos, el sonido suave del agua y de nuevo el trotar de garras sobre el muelle, cada vez más cerca, luego un estruendo y la figura horrible del canido saltando sobre él.

Las jóvenes arriesgando sus vidas intentan hacer todo lo posible por liberar a Sara de las ataduras que la aprisionan. Luchan con todas sus fuerzas pero nada logran cuando el vehículo es actualmente un amasijo de hierros retorcidos, cuyas puertas no abren por el vuelco y el techo que comprime a los dos únicos ocupantes que todavía permanecen adentro.

William no reacciona y su rostro ensangrentado prueba que se ha llevado lo peor del accidente, aunque Sara también se encuentra atrapada en la prisión de hierro y caucho.

Y no es hasta que el horrendo verdugo llega hasta el coche cuando el verdadero peligro sucede. El humo que llena el accidente se torna en llamas cuando el motor comienza a echar chispas, incendiando una parte hasta que alcanza el tanque de combustible.

Entonces el gigantesco espadón corta la niebla y el humo en dos, abriendo un sendero limpio, para caer sobre el vehículo con fuerza sobrenatural y generar la combustión total de su gasolina por las chispas resultantes.

El mustang literalmente explota en llamas, incinerando a todos sus ocupantes y amenazando con prender fuego las ropas de las dos muchachas que intentaban rescatar a la pobre Sara, quien ahora arde en llamas hasta la muerte.

En ese momento el asesino cruza por encima del vehículo en llamas al mismo tiempo que enarbola su espadón por lo alto. EL fuego le es indiferente porque no tiene efecto en el.

Finalmente, con paso decidido, Cabeza de pirámide avanza hacia Jane y Jules.

Harry entre la niebla alcanza a ver una columna de fuego que gana altura, producto de una explosión; situación que le hace suponer lo peor del accidente.

El fuego se convierte en un faro entre la espesura de la niebla, logrando definir la posición de su grupo con respecto al llameante accidente. De ese modo avanza algunos metros adicionales hasta que sus peores temores se vuelven realidad.

Junto al Playón de estacionamiento de la cafetería Harry descubre un auto volcado en llamas, donde el peor verdugo del Otro mundo se acerca a las dos sobrevivientes del automóvil en llamas. Son Jane y Jules.

El mismísimo Cabeza de pirámide en esta ocasión va a por las dos jóvenes, amenazante con su gran espadón mientras el hedor a carne quemada se mezcla con el del caucho quemado.

El aspecto de las niñas no es el mejor, habiendo sufrido algunos cortes y golpes. Pero al menos se encuentran con vida.

Todos los temores de Harry ahora son reales, cuando en definitiva debió suponer que el Mundo de la Niebla se las apañaría para traer de alguna forma a las jóvenes.

Solo que un escalofrió recorre su cuerpo, al percatarse que el automóvil en llamas conserva en su interior llameante a dos personas que lentamente se consumen en cenizas.

Steve con el remo atiza el lomo de la bestia infernal, deteniendo su carga hacia el. Otro paso más y el borde del muelle significa caer al neblinoso lago.

Pero eso no ocurre porque desde la distancia, y con tan poca visibilidad, James dispara al horrendo perro. El disparo acierta en el costado de la criatura, abriendo sus entrañas por la fuerza del impacto. De ese modo el monstruo tambalea con sus patas traseras para caer fuera del muelle y hundirse en las oscuras aguas del lago Toluca.

Sophie observa horrorizada la situación, solo para respirar nuevamente con el alivio de haber superado el peligro y continuar con vida. Tal vez el único problema sea que el ruido de los disparos atraiga a mas pesadillas hacia ellos.

Deben actuar rápido...

La situación se torna cada vez más escabrosa, es inevitable que cuando la mano de la oscuridad cierne sobre los hombros de aquellos pecadores, todo se reduce a nada, entre cenizas y desazón. Jules es consciente del riesgo, de esa mala fortuna que azota sobre su persona cuando sus pesadillas se convierten en realidad y todo lo escuchado deja de ser una leyenda urbana porque es imposible no creer. 

Pese a todo el esfuerzo de salvar a Sara, observa agitada como se consume bajo el manto de la perturbación. No hay tiempo para llorar, ni siquiera para convertirse en un héroe, no cuando el destino está reclamando su parte. Aquella criatura reclama la vida de su hermana y la de ella, no es momento para continuar con los sacrificios o sentenciarse a muerte para enfrentarlo. 

Así que padeciendo una tristeza que es latente en su pecho, decide preservar su vida y salir corriendo mientras alienta a Jane para que lo haga. No puede darse el gusto su melliza de quedarse allí perdida entre el dolor y la ira, no cuando Harry surcará ese sendero mientras el lugar llama nuestra atención descaradamente. 

- Jane, hay que correr. No puedes enfrentarlo y ella... Ya no está más. -  afirma al tironear de su hermana. 

¡Mama, despierta!- gritaba una y otra vez mientras me esforzaba en sacarla de allí, pero por desgracia, no solo estaba inconsciente e incapaz de responder a mis gritos, sino que el impacto había convertido la parte delantera del coche donde ella y el chofer se encontraban en un amasijo de metal, una prisión de acero envuelta en sofocante humo que no cedía por mucho que golpease o tirase, e incluso ayudándome con el hacha apenas lograba separar la puerta escasos milímetros, del todo insuficiente como para liberar a mi madre de aquella jaula de hierro en la que estaba atrapada.

Y entonces… fue como si lo que sucedió a continuación le pasase a otra persona.

El malnacido que nos había hecho chocar llegó hasta el coche, alzando la espada para caer con una potencia imposible sobre el coche. Como si sucediese a cámara lenta, vi como el espadón iba dividiendo en dos niebla y humo por igual, aplastando el metal del coche al golpearlo como si estuviese hecho de papel.  Por mero instinto, una de las chicas que intentaban sacar a Sara de aquella trampa mortal en la que se había convertido el coche, se echó para atrás alejándose de aquella enorme espada mientras su rostro se deformaba en una expresión de puro horror al ver como las llamas hacían acto de presencia, envolviendo en una bola de fuego el coche y a quienes seguían dentro.

¡MAMAAAAA!- gritó la chica, con la voz desgarrada, negándose a creer que aquello pudiese haber pasado, que su madre acabase de morir frente a sus ojos, que no hubiese sido capaz de salvar a Sara… a mi madre. Aquel dolor era demasiado intenso como para ser real, y demasiado real como para no ser cierto.

¡TE MATARÉ!- gritó, grité -¡TE MATARÉ MALDITO BASTARDO!- grité de nuevo aferrando con fuerza el hacha que seguía en mi mano y lanzándome hacia aquel ser con el único pensamiento de destrozarle… pero fui detenida por algo, por alguien, mi hermana que en algún momento me había agarrado del otro brazo y ahora tiraba de mí mientras decía algo que no entendí, o más bien, que no me molesté en entender -¡SUÉLTAME!- le grité furiosa y con las lágrimas corriendo por mi rostro. No me importaba lo que dijese, aquel malnacido había matado a mi madre y no descansaría hasta arrancarle las tripas con mis propias manos.

Fuego, mucho fuego asomaba por delante, y junto con el ruido...

Un accidente de coche. Otro no...

Harry aceleró el paso, tenía que llegar cuando antes. Entonces se da de bruces con ello. Un coche en llamas. Dos supervivientes y un viejo conocido, Cabeza de Pirámide, en representación del mal antiguo y perturbador que impregnaba aquel sitio.

-Mamaaa!

Entonces Harry desvía la mirada de aquel rival antiguo para darse cuenta de que las dos supervivientes son mujeres, chicas, son Jane y Jules. Un escalofrío recorre el cuerpo gastado del viejo policía.

No puede ser, otra vez no...

Sara, su querida y adorable mujer estaba dentro de aquel coche.

No, no , no ,no ,no....

Las lágrimas afloran en su rostro, ondeando por las antiguas y profundas arrugas surcadas por años de tristeza y pesar. Un mapa creado por toda una vida de experiencias. Su primer instinto es levantar el revolver y disparar a aquel verdugo inmortal, aunque sabe que poco le puede hacer. Entonces, un susurro suena en su cabeza, algo...aquel libro encontrado bajo el árbol, parece hablarle, conectar con él.

Harry corre hacía el coche, sin pensárselo. Con una fuerza casi inhumana, empieza a rasgar el metal en busca de su mujer, mientras las llamas parecen esquivarle.

¿ESTAS LOCO? - le grita a James claramente enfadado mientras camina hacia él sin soltar el remo - con toda esta neblina me pudiste disparar a mi - le dice acercando su rostro al del viejo y mostrando un poco los dientes en señal de reprimir una sobre reacción y aguantar las ganas de tundirlo con el remo.

Mejor vamonos, creo que tendremos que tomar ese pequeño bote de ahí, el grande parece inservible - les dice a ambos mientras se dirige al bote - luego entorna los ojos buscando entre la niebla - ¿donde esta tu amigo?

-¿Loco?...-contestó Bartlevy-Es posible. Admito que existía una vaga posibilidad de que te hiriese en caso de fallar el disparo. Pero considerando lo que te habría hecho ese monstruo en caso de no haberlo derribado, creo que deberías darme las gracias, muchacho.

Los resultados de un ataque de esos perros del  infierno estaban a la vista en el propio cuerpo de James. La ropa desgarrada y empapadada de sangre daba paso a una herida abierta que el empresario intentaba controlar presionando con un pañuelo para evitar la pérdida masiva de sangre.

No pudo evitar sentirse decepcionado al ver el estado del barco, pero para lo que necesitaban, el bote sería suficiente.

-Ese bote servirá. Harry fue a investigar un ruido en la carretera. Debemos esperarle. Permaneced atentos y no os fiéis de nada.
 

Sophie notó como sus nervios estaban a flor de piel... y para no estarlo después de todo lo que estaba pasando. En cualquier momento iba a empezar a darle un tic nervioso, pero tenía que controlarse, si se ponía correr como un pollo descabezado... probablemente terminaría como un poco sin cabeza, además el señor Barthlevy los estaba ayudando mucho, pues estaba segura que sin él ni el señor serio que se había ido a dar una vueltecica... ni Steve ni ella estarían de una pieza. Por eso al escuchar al rubio se puso de mala hostia.

- ¿Loco?- se encaró con el chabal- Se dice gracias en todo caso- argumentó muy enfadada- Te acaba de salvar el trasero, por si no te has dado cuenta- realmente estaba molesta con Steve, pues al aparecer los perros esos, al rubiales no se le ocurrió otra cosa que salir por patas mientras que James había permanecido al lado de Sophie y había acabado con el peligro, a pesar del buen tajo que se había levado de propina, en el costado

- Lamento mucho las molestias que le estamos causando- "¿por qué puñetas hablaba en plural?"- Está herido, ¿puedo tratar de ayudarlo?- se ofreció algo blanca por al visión de la sangre, pero deseosa de ser de alguna ayuda.

James levantó la mano pidiendo calma.

-Está bien Sophie. Está bien. Es normal que estéis nerviosos. Y no hace falta que te disculpes. A diferencia de Harry y de mí, tú no tienes la culpa de estar aquí.

El ofrecimiento de la muchacha para tratar sus heridas parecía haber activado un bajón de adrenalina que hizo que el abdómen comenzase a dolerle a horrores.

-¿Sabes como hacerlo?-dijo James-Te lo agradecería. Pero antes será mejor averiguar si el bote está bien.

James se subió al bote caminando despacio y evitando movimientos extremos para evitar en la medida para procurar que el dolor fuese soportable en la medida de lo posible. Comprobó el motor ¿funcionaría? Tiró del cable de arranque para comprobarlo.
 

El implacable fuego lo consume todo en su afán de continuar creciendo y devorando aquello que se encuentra a su alcance. Jules y Jane no pueden con hacer nada, pero Harry llega a toda prisa para descubrir la verdad de la situación.
Su mujer, aquella reencarnación de Sally, que fue como un regalo inesperado, una segunda oportunidad para sus pecados, ahora yace, sin remedio ni salvación,dentro del amasijo de hierros fundidos bajo el dominio de las llamas.

Y mientras las hermanas observan como el detective entrado en años se inmola en el fútil intento de rescatar un cadáver carbonizado el Verdugo termina por llegar del lado de ellos y se dispone a despedazar a los tres con la férrea convicción de atrapar a sus victimas.