Partida Rol por web

Dos disparos rompen el silencio del área, irrumpiendo en las acciones individuales de cada uno de los presentes. Quienes escuchan los sonidos intuyen que estos provienen de muy cerca pese a la niebla que parece llegar para quedarse.

Aquella pesadilla en la que se encontraba Sophie, no parecía tener fin y ella lo único que quería era salir de allí...

La pelirroja miró al hombre momia sin querer acercarse siquiera, podría ser cualquier cosa y ha había visto bastante, mientras que el amparo de encontrarse con alguien conocido era simplemente un alivio... Sin embargo al estar disparando podría acertarle a ella ¿Qué hacía, se iba para la momia o trataba de unirse a los tres hombre... La cuestión era bastante complicada... Así pues decidió emplear la respuesta más salomónica que se le ocurrió. Mirar por el rabillo del ojo a la momia e ir cagando leches hacia sus compañeros.
Así pues avanzó hacia sus compañeros pero atenta a lo que pudiera discernir del hombre.

Steve mira como sale corriendo la pelirroja y mira con asco a la criatura, no piensa dejarla ahora que tiene ventaja así que se acerca a donde se tambalea la aberración y justo cuando había colocado el aparato desvencijado sobre su cabeza para dejarle caer otro golpe, se escucha un disparo. Steve duda por un momento, se crispa al escuchar el estruendo seco del arma, pero luego termina con la tarea de manera urgente, alguien mas anda cerca y esta armado.

El segundo golpe remata a la criatura aberrante, estallando su cabeza y desperdigando partes por doquier al igual que sangre por el suelo. Ahora solo es un cadáver horripilante con algunos espasmos residuales.

El susto original se diluye ante el descubrimiento de mortalidad del monstruo, que puede sangrar y destruir al igual que una persona y que no importa su apariencia ni habilidades sobrenaturales. Se le puede matar.

Otra cosa es el disparo del exterior, área por donde la joven huyó despavorida. Steve al asomarse al exterior, y sin salir, observa el resto de la estación gasolinera donde se encuentra. Aunque la niebla bloquea la visión un poco mas adelante es posible que los disparos provengan de la tienda de abarrotes junto a la playa de estacionamiento. Casualmente es el edificio pegado a los baños de servicio donde el se encuentra ahora.

La dantesca visión de lo que vio al otro lado del mostrador dejó tan estupefacto a James que ni siquiera pudo reaccionar a lo que pudo después, cuando aquel engendro se abalanzó sobre él. El empresario cayó hacia atrás debido a la acometida sin poder reaccionar. El pulso se le disparó frenéticamente y su cuerpo temblaba de puro terror. Fueron unos segundos fatales en los que el último de los Bartlevy se debatía con su atacante temiendo un final fatal.

Pero un disparo que procedía de algún lugar fuera de aquel establecimiento salvó la situación, al impactar sobre la criatura, arrojándola metros atrás y haciendo que remitiese en su mortal abrazo. 

James intentó recobrar la compostura y echando mano de su pistola, simplemente se giró, aún en el suelo para abrir fuego sobre ella. 

En ese momento, notó unos pasos que venían desde el otro lado. Unos pasos que no eran los de Harry. Más lijeros, probablemente de mujer. Se giró un instante para comprobar quién o qué era, aún suponiendo que serían del autor o autora del disparo descubriendo que se trataba de...¿Sophie?

-¿So...sophie?...¡Sophie!-balbuceó, aún afectado por la fuerte impresión-.

Con ella venía un hombre al que no conocía. A menos que se tratase de aquel tipo: Collins. No lo parecía, pero aquel lugar era capaz de cambiar a la gente de la forma más insospechada. 

Antes de averiguarlo tendría que salir de aquella, así que descartada esa amenaza, volvió a concentrarse en la más evidente. 

Tras coger todas las armas, munición con la que podía cargar, así como también otra cosa que pudiese llegar a necesitar para defender a mi madre de lo que quiera que encontrásemos en el sitio al que íbamos, me dirigí junto con mi madre, y muy a mi pesar también mi supuesta hermana, al garaje de la mansión donde nos esperaba aquella especie de mezcla entre chofer, criado y guardaespaldas de pocas palabras.

Maldita sea- mascullé mientras guardaba la mayoría de las armas que había llevado en el maletero, puesto que al fin y al cabo, eran demasiadas como para llevarlas todas encima -Esto es una muy mala idea- murmuré, pues aunque por lo que Sara había dicho, ir a aquel lugar era la única opción que no implicaba desaparecer en el aire al ser arrastrada hacia allí, eso no quería decir que la idea me gustase. Y el no tener opción me gustaba incluso menos -Maldita sea- repetí.

El viaje fue tranquilo, demasiado tranquilo a mí parecer, especialmente tras lo que había vivido en las últimas horas, motivo por el cual mi mano no se separó en todo el trayecto de la pequeña hacha que había cogido. Por ello, casi sentí alivio cuando el coche finalmente se detuvo. Casi.

No, venimos a cargarnos a los que están intentando jodernos la vida- le repliqué al chofer cuando nos dijo que no llamásemos la atención -Y tal y como voy, la atención la voy a llamar igual, así que prefiero ir armada- le dije, pues aunque en un principio me había planteado el coger algo de ropa en la mansión que no estuviese llena de sangre, barro y desgarrones, lo cierto es que lo único que podría haber usado era la ropa de Jules, y prefería ir desnuda antes que usar la ropa de esa tipeja. En cambio, si que agarré una botella de whisky de aspecto bastante caro y aún sin empezar, convencida de que tarde o temprano necesitaría más de un trago.

Steve se queda mirando con extrañeza la neblina - ¿de donde ha salido tanta neblina tan rápido? - se pregunta. Luego va hasta los lavabos y se limpia las manos y la cara, con abundante agua, se mira al espejo, pero algo ha cambiado, tal vez fue el susto o tal vez fue el espejo, como sea el joven se da vuelta y sale por la puerta.

Casi provocando un susto de muerte Steve se aproxima a Sophie, agazapado y andando en cuclillas por prevención ante los disparos recientes.

La pelirroja fue divisada por James, quien la llama ávidamente, pero esta aun duda si avanzar y entrar a la tienda o esperar por el joven que la ayudo a escapar con vida de ese monstruo en el lavado de la estación gasolinera.

Un tercer disparo quiebra nuevamente el silencio sepulcral que baña la región. Esta vez es James quien abre fuego a bocajarro contra la criatura aturdida sobre la estantería de bebidas.

El disparo prácticamente abre en dos el cráneo de la aberración, acabando para siempre con la amenaza.

Al mismo tiempo que muere, la radio deja de emitir el sonido estridente y molesto…

Steve y Sophie desde su posición no entienden que sucede adentro porque la linea de visión no es clara, pero sí tienen en claro algo. El peligro aun no acaba.

-Vamos, tenemos que salir de aquí - le dice a la pelirroja - esas personas están armadas, ademas esa cosa del baño...- mira para todos lados en busca de algo con que defenderse, - tomemos el teleférico, vamos a Silent Hill, ahí debe haber alguien, quizá sea mas seguro - mira a la pelirroja por un momento mientras el frío de la madrugada lo hace tiritar levemente.

William frunció el ceño y soltó un bufido cual toro a punto de embestir. A el también le molesta la actitud de la hija de Sara, que según su opinión los padres le han complacido toda la vida sin marcar jamas un limite.

- Entonces te quedas cuidando el coche hasta que regrese de la gasolinera, porque de lo contrario alertaras a cada jodido pueblerino que nos crucemos de aquí al pueblo. Si no te gusta entonces dejas todo eso y continuas a pie. -

Respondió con enojo, principalmente por tener que cuidar de las adolescentes irrespetuosas que podrían echar a perder la misión de rescate porque partir de ahora no dejará que ninguna de las acompañantes meta la pata y eche todo por la borda.

Dicho lo que tenía para decir William fue hasta la tienda de la gasolinera a otear su interior...

Jules siguió al resto a través de un halo serio, por regla callado, más que nada porque era consciente de lo que tocaba de ahora en más. El hecho de ir provistos de armas no significa la salvación de todos, sino una medida de seguridad que puede servir o no dentro de ese "lugar". 

No obstante, cargó todo en el maletero mientras le dedicó una mirada a William. Aquel hombre la conocía desde pequeña, mucho de lo que sabe es gracias a él, reconociendo al instante la determinación que su mismo Padre recalcó en aquel guardaespalda. 

- Esto será terrible. - dijo seria.

Ya dejando todo en el maletero mientras se lleva la katana, no iba a cargar con la espada a simple vista, de momento se encontraría sobre el suelo y de ser necesario la sacaría para defenderse. Había que mantener las apariencias, más aún en aquel sitio dónde según su padre, todos son sospechosos. 

Por esa razón, con total tranquilidad, avanzó a paso firme para sentarse en el asiento del copiloto. No tenía pensado compartir lugar con su hermana. Por suerte el viaje resultó ser más llevadero de lo que se esperaba, porque cuando quiso acordar ya estaban allí con todo lo que eso implica. 

Para su desgracia Jane llamando la atención con actitud de boba empedernida, algo que fastidia a Jules de sobremanera. No la soportaba cuando se ponía así y eso se lo haría saber. 

- Oye, no estoy dispuesta a soportarte demasiado. Haces caso o te vuelves. - aseveró seria. 

Ya cogiendo una pistola que se guardó en la cintura del pantalón mientras desciende del auto con la intención de ir hacia el punto de encuentro establecido. 

James se levanta con toda la rapidez que su condición física y su estado de estupefacción le permiten, sin dejar de apuntar en dirección a aquella cosa, intentando averiguar si sigue con vida o no. Se tranquilizó al comprobar que, aparentemente, no era así.

Miró a Harry por un segundo. Su amigo estaba allí. Parecía que estaba bien. Su mirada se cruzó con la de él. No parecía que comprendiese más que él lo que estaba sucediendo.

-So...¿Sophie? Ven aquí, muchacha-dijo dirigiendo su voz hacia el exterior-.
 

Sophie daba muestras de estar en shock... ¡y es que lo estaba!. Los horrores vividos y vistos... no hacían más que socavar en la cordura de la muchacha, que en cualquier momento podía salir corriendo cual cervatillo asustado, ante cualquier otro síntoma de peligro... aunque el problema es que había peligro por todos lados, y aunque salir corriendo era siempre una buena opción... la cuestión era ¿Hacia donde? El muchacho rubio le pedía ir hacia Silent Hill... y lo hubiera hecho de no haber reconocido al señor que los ayudó a salir de la Universidad... entonces la elección se decantó por un razonamiento muy lógico. El rubio la había salvado exponiendo su pellejo por ella sin conocerla... pero los dos señores tenían armas y se acababan de cargar a una abominación asesina...

- Vamos con ellos- consiguió decir al chico tomándole la mano para arrastrarlo con ella

Espera, ¿los conoces?- pregunta incrédulo, Steve estaba un poco confundido y no sabia que hacer, algo le decía que no fuera a donde los hombres armados, pero una chica pelirroja que conoció en el baño mientras orinaba y que le ayudo a sobrevivir al ataque de un algo horrendo que les escupió ácido, ahora lo tomaba de la mano y lo conducía a donde no quería ir.

Espera, espera- le dijo jalando su mano y deteniendo la marcha- ¿que carajo pasa aquí?¿co... como llegaste al baño?¿ y quienes son esos sujetos? - la interrogo antes de reanudar su marcha pero a un paso mas ligero, no quería que lo vieran como a un cobarde que sale corriendo, así que siguió caminando pero tratando de hacer ver que él era el que tenia el control de la situación.

Esa monstruosidad era aterradora, como todo lo que se encontraba en este infierno. Por suerte, los años de policía de Harry no habían sido en vano, y su certero tiro había alejado a esa monstruosidad de James, dejándola moribunda. Un segundo tiro no hizo falta, ya que James fue más rápido, acabando con la asquerosa vida de aquel ser.

En ese momento Harry pudo centrarse en la radio, que se había puesto a hacer ruidos raros cuando la criatura apareció.

-¿Has visto amigo? la radio a empezado a hacer ruido cuando a aparecido esa criatura, como si...

Su teoría quedo a medias cuando vio aparecer por la puerta a la chica que habían conocido esa...¿tarde?

Parecían asustados, y a su lado iba un chico al que no conocía, así que Harry no guardo el arma.

-¿Estáis bien?

Sophie y el muchacho parecieron detenerse un momento para comentar algo.

- Sí, los conozco- le dijo algo contrariada y molesta por haber tenido que detenerse por el chico- ellos me ayudaron a salir de la Universidad- al recordar lo vivido la pelirroja se puso pálida, eran muchas cosas lo que sus ojos habían visto en muy poco tiempo, aunque a ella se le antojaran, en aquel momento, años- ¿Que por qué salí?... no lo sé- había angustia en su rostro y en su voz- no tengo ni idea de que hago aquí ni por qué me pasan estas cosas, creo que me estoy volviendo loca... pero no quiero morir- aseveró- quiero ir con ellos, saben más de todo esto que tu y que yo- concluyó dispuesta a ir con los dos caballeros.

De la estación gasolinera salio un hombre ataviado con un mameluco engrasado y emparchado varias veces. Tal vez la vestimenta de trabajo del hombre jamas fue aseada, al igual que el dependiente. Al parecer la ultima vez que se dio un baño fue durante el siglo pasado.

- ¿Que quieren? La ciudad es por allá – espetó de mala gana, señalando por donde el automóvil había llegado.

Y con una escoba de paja entre manos se puso a barrer el frente de la tienda sin dar mas atención a los recién llegados.

El peligro había pasado con la muerte del monstruo que torturaba al dependiente por debajo del mostrador. Por desgracia el empleado se había desangrado hasta la muerte, dejando la estación gasolinera y la tienda a merced de los presentes.

Una sorpresa para Harry y James fue el perder de vista al lisiado que estaba con ellos poco antes del incidente con la criatura. En la mesa donde estaba solo quedó el plato descartable con una porción de pizza y la botella vaciá. Nada más.

Luego la aparición de la pelirroja supone una confusión para la pareja de investigadores. Sus memorias no coinciden con la simple idea de saber quien es la muchacha aunque jamas la han visto hasta ahora. Son fragmentos de un espejo roto cuyas piezas no terminan de encajar.

Y Sophie no llega sola. Es acompañada por un joven que es la viva imagen del muchacho que murió junto a los demás en la isla, en Bar Harbor.

Más confuso fue la radio cuando comenzó a hacer ruido a la par de la aparición de la aberración, para terminar sus sonidos al momento exacto de la muerte de la criatura. Es una teoría descabellada para Harry pero podría suponer que la radio actúa como una señal de peligro. Una alerta contra los habitantes de la niebla y sus pesadillas.