Partida Rol por web

De nuevo a la carrera, afortunadamente dejáis atrás el agua hasta los tobillos (tobillos en el mejor de los casos) de “Los Charcos” y cuando el sol comienza a despuntar, llegáis hasta la Catedral Metro. Unos instantes antes ha comenzado a sonar la melodía del Día del Juramento (Oath Day). Reconocéis la famosa partitura, y su solemne musicalidad, la niebla matutina  y el aspecto lóbrego y oscuro de la desvencijada catedral,  otorga al edificio de un halo tenebroso que hace que se os ericen los pelos de los brazos. Cuando casi alcanzáis la puerta, la música comienza a volverse algo irregular… incluso notáis como claramente faltan algunas notas.

-       Rápido – grita Yargos – si el órgano gigante deja de sonar será la señal para que la Armada Silenciosa emerja de las aguas y comience su invasión ¡¡¡  

Larisa maldijo la humedad del barrio que abandonaban. A la mierda mis botas nuevas... la próxima vez me las compro de piel de Dragón Tortuga.Y se dirige sin miedo a la catedral, a ella los que no estaban vivos no le daban miedo, su diosa le acompañaba, ellos deberían temerla a ella.

Hacía mucho que Condenado no pasaba tanto tiempo corriendo. Su primera experiencia con la Sociedad Pathfinder estaba resultando todo un éxito como sesión de entrenamiento. Él prefería no entrar en ningún sitio sin hacerlo con la mayor cautela posible e intentando reconocer primero el terreno pero estaba visto que hoy no iba a poder ser, así que apretó el paso y esprintó en dirección a la catedral, con la esperanza de que el órgano no dejara de sonar porque sus dotes como pianista no es que fueran especialmente buenas.

El tiempo corría en su contra, para variar, y la advertencia de Yargos no era muy tranquilizadora. Tenían que evitar a toda costa que la melodía fuera interrumpida...

Intentemos detenerlo. Y que sea el último encuentro.

Seltyel acelera la marcha para llegar cuanto antes.

Antes de entrar, recordáis la sensación que tuvisteis hace unas horas en el granero, esa niebla extraña y espesa ya os hace presagiar lo que os vais a encontrar dentro. Eso no os permite evitar la sorpresa desagradable del horror que vuestros ojos contemplan al entran en la siniestra y desvencijada catedral.

Normalmente os encontraríais a un grupo de monjes rezando, pero lo que os veis son sus cuerpos sin vida desmembrados entre los bancos de dentro de la catedral. Al final, pese a la niebla, podéis distinguir un enorme órgano que en este momento está dejando de sonar, veis a varias figuras sobre el, pero la espesa niebla, en principio, no os permite vislumbrar de quien se tratan. Os adentráis unos pasos mas y, ahora si, con mas nitidez y esquivando a la misteriosa neblina, distinguís a los Black Echelon sobre el órgano. Algunos de ellos parecen trepar por los tubos de 30 pies de alto, e incluso se introducen en ellos parcialmente, dejando medio cuerpo fuera, otros están encima de las teclas del órgano, con los cadáveres de un par de monjes entre sus manos. Sin duda eran los que “bailaban” sobre las componiendo la melodía.

Un grito desgarrado os saca de vuestro estupor, dirigís vuestras miradas hacia donde proviene el sonido y veis como uno de los monjes, sale de una de las salas de la catedral, dejando la puerta abierta tras de el, corre hasta la primera hilera de bancos, donde se desploma inconsciente, la puerta abierta de la sala os deja ver a tres espectros mas.

Consciente de la gravedad de la situación Condenado avanzó rápidamente hasta situarse tas el altar, sacando una estrella de metal de debajo de su capa de cuero y lanzándola son fuerza a uno de los espectros. La estrella éntró por el pecho y salió por la espalda acabando clavada sobre uno de los tubos del órgano.

 La estrella que Condenado ha arrojado al costado de los espectros parece atravesar a la criatura, al parecer sin ninguna consecuencia física, como si solo se tratase de humo, pero por el gesto forzado de la criatura todos sentís como el perfecto lanzamiento del monje si parece haber causado algún efecto mas en el .... además del de enfurecerle peligrosamente.

Seltyel observa el órgano y a sus enemigos para hacerse una idea de la situación. Después, avanza desenvainando su espada con el firme propósito de detener a estas criaturas.

Siguiendo las órdenes de Adshareb, el eidolon echó a correr por el pasillo central, pasó raudo por la derecha de Seltyel, y se dirigió a tapar la salida de la sala contigua, intentando evitar que los otros tres engendros se unieran a la refriega.

Larissa suspiró resignada ante el macabro espectáculo, pero no se asustó en lo más minimo, había pocas cosas que asustaran a una ex-novicia de un templo de Calistria.

Avanzó detrás del guerrero semielfo preparada para sanar cualquier herida que sufriera y emplear alguno de los dones de la señora en la destrucción de aquellas aberraciones...

Después de ordenar al eidolon que cargara contra los Black Echelon de la estancia, Adshareb pronunció un conjuro mientras realizaba unos pases mágicos con las manos. Una leve aura azulada lo envolvió por un instante y se apagó casi del todo.

Empezó a seguir a sus compañeros, mientras gritaba a Yargos:

- Yargos, ¿cómo evitamos que pare la música? Hace falta que algún monje siga tocando, ¿no? ¡Intenta despertar a ese!- lo increpó, refiriéndose al que había salido del cuarto para desmayarse.

 La niebla comienza a hacerse mas solida, parece estar centrada en algunos de los tubos del órgano donde se esconden los espectros. El eco de la música del órgano, mas concretamente el eco en los tubos concretos donde se encuentran los Black Echelon, se apaga súbitamente, mas que por la falta de sacerdotes que siguieran tocando la melodía (dos yacían inertes sobre las teclas) por algún otro motivo que desconocéis, y que hace que dejen de sonar de golpe.

Los dos espectros que flotaban sobre las teclas del órgano descienden al suelo, uno se coloca detrás del altar y el otro ataca con una guadaña al Eidolon de Ashdareb, aunque su golpe rebota el la dura piel de la bestia. De dentro de la habitación la bestia recibe el ataque de otro de los espectros, atacándole con sus garras desnudas, y esta vez si, penetrando dentro de su dura piel.

Yargos había escuchado las palabras de Ashdareb, y avanzo hasta la mitad de la catedral por uno de los pasillos laterales mientras gritaba respondiendo al invocador  “no lo se, solo se que la señal que espera la marea silenciosa es que el órgano deje de sonar durante un tiempo en medio de la melodía..”, por su parte Larissa avanzaba hasta la parte delantera de la catedral con determinación.

Condenado tomó carrerilla e intentó dar un salto con el que aterrizar sobre las teclas del órgano.

Resintiéndose con un gruñido por la herida sufrida, el eidolon cargó contra el Black Echelon de la habitación, pegándole una dentellada a la altura de las piernas.

Seltyel embraza su escudo y adopta una posición de combate preparado para atacar al primer enemigo que se le acerque.