Partida Rol por web

La rubia sirena se encontraba en medio de una situación que refleja el descubrimiento de una nueva condición, se mantenía junto a Eneas mientras observa aquel detalle carmín entre sus muslos, pero lejos de quedarse con ello, intenta limpiarse con lo que tiene cerca cuando la mirada se desvía hacia las playas, donde justamente ha aparecido Azariel con la chica. Si tuviera que relatar lo sentido en aquel momento, en verdad no sería nada lindo. No cuando algo no cerraba allí y no podía creer que aún cargaba con Ligeia desde la última vez que se vieron. 

- ¿Azariel que ha pasado? Ibas con Amelia para dejarla en la playa... ¿Por qué sigues con ella? - pregunta en un tono serio, es que al margen de todo, ahora mismo no comprendía lo que estaba haciendo el tritón y lo veía demasiado riesgoso, más aún cuando la humana no parece estar bien. Demasiado tiempo en el agua, complicaciones y esto sin dudas llamará más de lo indebido a los humanos que posiblemente la estén buscando. Nada estaba bien, ni lo que impulsivamente quiso hacer Azariel, ni el sólo hecho de que esté aquí con ella. Esto traería consecuencias y callar a Orien después, resultará una ardua tarea. 

- ¿Sabes qué fueron a chivarse con la anciana y tu andas con ella? - vuelve a la carga con preguntas, indignada, al punto de no comprender todo esto que sucede. Era feliz, allí mismo por primera vez, descubriendo un cuerpo que tiene tanto para enseñarle y ahora este problema, porque Eressëa lo ve así, termina siendo el Talón de Aquiles. Su mayor preocupación. Y mientras habla en sireno, se acerca a Eneas para susurrar unas palabras. 

- ¿Qué haremos con esto? Ya estamos en serios problemas... - susurra en el oído de Eneas, preocupada en demasía. 

Eressëa se encuentra completamente desnuda, con un hilo muy fino carmín entre las piernas que poco tarda en limpiar. Su rostro refleja seriedad, preocupación y un poco de incertidumbre al encontrarse con Azariel junto a Ligeia. Es difícil explicar lo que siente la sirena en ese mismo instante, pero claramente no está de acuerdo con la correlación de los hechos, siendo esta línea de acción una totalmente errónea considerando las circunstancias. 

No obstante luego de susurrar unas palabras en el oído de Eneas y hablar en su idioma con ambos tritones, la sirena se acercó para contemplar el estado de la joven. Demasiado tiempo en el agua, estaba claro que iba a generar esas consecuencias y más bronca sintió al saber que esto se desmadra innecesariamente. No quería ser la injusta, esa sirena que no tenía compasión ni piedad, pero es difícil ver tanto y no tomar la acción para evitar un problema mayor. 

- Los cuerpos generan calor, abrázala Azrael. - responde mientras aguarda paciente a que el proceso termine, era muy doloroso, pero a su vez, una experiencia digna de vivir. 

La voz lastimera de Ligeia se clavó en el pecho de Azariel, sintiendo que algo se rompia dentro. Él habia tenido la culpa de aquello. La habia retenido demasiado tiempo debajo del agua solo para saciar su propio egoismo. Y ahora ella tenia que pagarlo.

Ella estaba en posición fetal y él la rodeo desde atrás, atrayendola a su cuerpo y abrazandola con desesperación. Escuchaba a Eressëa regañarle y no entendia como se atrevia en un momento como aquel a pensar en algo como aquello. Sobre todo cuando ella misma estaba allí fuera, en la superficie, con sus dos piernas. Ninguno defendió su idea delante de Orien y en cambio, habian acudido a hacer aquello que habia propuesto él.

Pero no le importaba. De verdad que no. Solo queria que su pequeño tesoro se pusiera bien. Que volviera a ser la de antes. Jovial, alegre, cariñosa.

No sabia muy bien como quitarle el frio y la impotencia lo estaba matando. Solo podia balancearse con suavidad mientras intentaba cubrirla con la arena - Ligeia. - susurraba contra su oido una y otra vez

Ligeia escuchó a la rubia, aun con los ojos cerrados sabía que era ella, altiva y arrogante como fue desde el principio, habló en su idioma, siempre escondiéndose. ¿Por qué las sirenas eran todas tan altaneras? Mientras la humana yacía gélida y amoratada en el suelo, apenas sin respirar, la sirena daba órdenes.

Cada latido le dolía en el pecho, pensaba en Poe ¿Dónde estás plumitas?

Notó el cuerpo de Azariel contra el suyo, escuchó el susurro, aunque siguió con los ojos fuertemente cerrados, tiritando casi sin respiración. No pudo decir nada en respuesta, solo aferrarse a sus propias rodillas.

Aquella aparición repentina de Azariel y Ligeia había cortado por completo los momentos personales que compartía con Eressëa. No le agradaba especialmente que hubieran llegado en aquel momento, ciertamente, pero la preocupación por el estado de Ligeia pronto dejó atrás el resto de emociones. 

Caminó, tras haber sido ayudado a levantarse por la mano de su querida Eressëa, por primera vez en la tierra y, lentamente se aproximó al resto del grupo mientras contemplaba lo que le rodeaba todavía acostumbrándose a lo que era estar en aquel cuerpo humano y mantenerse en pie. No estar en el agua ni moverse por ella le parecía una sensación rarísima, y sentía que todo pesaba más a su alrededor que en las profundidades del océano.

Eneas escuchó las palabras que Eressëa le susurraba mientras valoraba la situación. La verdad era que no podían dejar a su compañero, Azariel, de lado en aquel momento.

- Creo que debemos permanecer juntos, Eressëa- le dijo en voz baja el tritón-. No conocemos bien el mundo de la superficie y, a pesar de lo que hayan decidido los Antiguos sobre Azariel tampoco podemos ir cada uno por su lado en la tierra. De veras- susurró cerca de su oído mientras se apoyaba levemente en ella para mantener el equilibrio y en su rostro sus ojos reflejaron preocupación-, no quiero más que todo salga bien y resolvamos esto, pero, sobre todo, que estés a salvo. Piensa que además Ligeia sabe cómo moverse por el mundo de la superficie, y eso es una ventaja. ¿Tú qué piensas?

Los primeros pasos de Eneas en tierra eran torpes. Toda la elegancia que tenía bajo las aguas había desaparecido en aquellos momentos de iniciación en la superficie. La aparición de Azariel y Ligeia le había dejado asombrado. Pasó de estar junto a Eressëa para poco a poco reaccionar e irse acercando a los recién llegados. De hecho, todavía miraba a su cuerpo, que notaba extraño, mientras se quedaba insimismado, y después pasó a volver de lleno a la realidad con las voces de sufrimiento de Azariel y Ligeia, que estaba helada y casi sin poder respirar. 

No sabía muy bien cómo podía ayudarla. Llegó hasta poder apoyarse levemente en Eressëa, a la dijo algunas palabras en la lengua de las sirenas, para después aproximarse hasta la humana y su compañero. Azariel estaba sobre ella tratando de que entrara en calor, tal como había sugerido antes Eressëa, y Eneas no pudo hacer otra cosa que arrodillarse sobre la arena e intentar dar algo de calor a Ligeia con sus palmas, impotente ante lo que sucedía.

En vano, pero con buena intención, de su boca emergieron palabras de apoyo mientras movía sus manos y brazos sobre las zonas que podía de la joven. 

-Venga, Ligeia- animó el tritón a la humana-. No vas a dejarnos simplemente por esto. Todavía piensa que te queda mucha vida por delante. Eres joven y fuerte. Las mareas no pueden acabar contigo. ¡Si eres casi tiburón!

Instintivamente, de cuando en cuando sus manos también iban a intentar calmar a Azariel, tocándole sobre los hombros en señal de apoyo, ya que seguía en aquel estado casi desesperado.

Un suspiro escapa de sus labios ante las palabras susurradas por parte de Eneas, dejando en claro que dilatar esta situación traerá más problemas que aprendizajes, y eso en parte le ofusca en demasía porque sin importar lo que diga, siempre quedará como la insensible de su especie. 

Así que tras asentir mientras el Tritón se apoya sobre ella, se atreve a responder directamente a esas palabras que entre los dos, mantenían un anonimato que lejos de querer revelar, será algo con lo que lidiar. Había sentimientos de por medio, lo que había sucedido hacía minutos atrás, fue muy importante para la sirena. 

- Está bien. - termina por decir, dejando entrever al menos en Eneas ese halo plagado de tristeza, donde claramente ella es capaz de ver lo que está mal allí mismo cuando lo advirtió a tiempo. La humana era un objeto, una constante en Azariel, y ese egoísmo lo llevó a la inconsciencia. 

Cambiando el semblante a uno plagado de frustración, ya que hay muchas cuestiones en las que jamás estará de acuerdo y no por mero capricho, sino por las mismas circunstancias que a la larga traen secuelas. Muchas veces va más allá de caerle bien a alguien, nadie comprende que el retener a la humana puede desatar una cacería en ambos bandos, fomentando este peligro que aún sigue siendo un enigma para los demás. 

Solo que dispuesta a ceder, en parte porque Eressea no es una mala persona, no hay maldad en su corazón solo determinación y justicia, desde una lealtad que entre los suyos, nunca fue cuestionada. Y como es una sirena que piensa más de lo que podría hacer desde los impulsos, está claro que nunca se podría llegar a una acuerdo. 

Así que como pudo miró hacia el cielo y acarició la arena, buscando aquellos puntos donde esos rayos de sol la habían calentado. Y de esta forma comenzó a cargar arena con sus manos, entre tropezones, ya que sus piernas frágiles aún no le permitían un mejor andar. Pero al menos estaría ayudando para que la joven tenga un poco de calor.

- Dejen un poco de espacio, hay arena caliente y podremos ayudar a templarla. Mantén el abrazo Azariel, Eneas ayúdame con la arena, vamos a intentar cubrirla completamente ya que el sol ha calentado el suelo y quizás le ayude a regular la temperatura. - indica al arrodillarse y desde una paciencia que incluso refleja vehemencia, ir cubriendo el cuerpo de Ligeia con la arena que aún sigue caliente. 

No podía preguntar porque se ofendian, no podía decir lo que pensaba porque reaccionaban mal, así que simplemente se limitó a ayudarla. Sin necesidad de decir nada más, yendo y viniendo con la arena entre sus manos mientras aprendía a caminar, a mover esas caderas que su propia belleza natural le otorgaba. 

No pensaba en ella misma, sino en cumplir con lo que en teoría hay que hacer, padeciendo el tiempo que ha pasado, las situaciones que siguen complicándose más y más. 

Y así, tras un buen rato abrazada por el cuerpo húmedo de Azariel y las manos de Eneas frotandola unido todo ello la arena templada que la sirena echaba sibre ella por fin Ligeia empezó a entrar en calor y dejar de temblar. Su cuerpo adquirió la tonalidad habitual y aunque aún no estaba seca del todo pues sus ropas seguían mojadas por lo menos se sentía menos cerca de la muerte que mi utos antes aunque no estaría completamente bien hasta que se quitase esas ropas que ademas ahora iban a estar llenas de arena

El sol comenzaba a estar más bajo lo que significba que debía ser una hora avanzada de la tarde y al ser invierno no tardaría en anochecer 

Azariel miró a Eneas y Eressëa agradecido mientras entre todos lograron que Ligeia recuperara su color anterior. Con lentitud le retiró de la espalda la mochila para ponerla bocarriba y acariciarle la mejilla mientras sondeaba su rostro en busca de alguna otra señal de alarma. - ¿Mejor? - Luego besó sus labios con suavidad, como si no hubiera nadie más con ellos, aunque era bien consciente de que no era así.

Luego se quedó sentado mientras comenzaba a pelear con la cremallera de la mochila. Habia visto a Ligeia como hacerlo, pero no era tan fácil como parecia. Queria coger el bañador que habian guardado allí e ir en busca de más humanos para que la ayudaran. Si iba de aquella forma seguramente notarian algo raro. - ¿Alguno sabe? - preguntó con cierta frustración

Forzó una sonrisa tiritando al escucha las palabras de Eneas mientras poco a poco dejó de tiritar. Con beso del sireno que ella correspondió abrió los ojos levemente.

- Mejor… - susurro mientras miraba como lidiaba con su mochila.

Se reincorporó y en cuanto pudo se quitó la chupa y las botas empapadas de agua fría, hundió los pies helados entre la arena cálida y suspiró pensativa abriendo la mochila para el sireno. Luego miró a Eneas y a la mujer y asintió a modo de agradecimiento.

- Os a consejo que empecéis a hablar entre vosotros en mi lengua, el sonido de vuestra lengua no se parece a ningún idioma, aunque tengáis que susurraros. O quizás en otra lengua que conozcáis, si habláis en chino o en búlgaro, no os entenderán, creo – se encogió de hombros – también necesitamos algo de ropa. Cogimos un bañador para él, no podéis ir desnudos por ahí más allá de la playa. ¿Cuánto sabéis de nosotros realmente? Está claro que él no será un problema siempre que vaya conmigo - le dedicó una a Azariel mientras supuso se que se ponía el bañador -  pero no sé qué hacéis aquí vosotros y hasta qué punto vuestro comportamiento podría percer raro o delataros de alguna manera.

Luego de aquellas palabras y el asentimiento de la humana, Eressea se mantiene inmóvil observando que hace Azariel cuando luego de haber besado a esa mujer, adquiría una actitud que la forzó a alzar una ceja. No le importaba la relación que podría haber entre ellos, sino como la humana luego de estar casi muriéndose, ahora cogía un coraje y una actitud, bastante sorprendente. 

Para alguien que vive en el mar, que ha vivido situaciones monstruosas con apenas unos pocos años de vida, el vivir aquello le llamaba la atención, más aún cuando desde esa insolencia que solo coge vuelo porque Azariel la sobreprotege, realiza esa pregunta. 

- Desde que soy pequeña vengo a esta playa, no entiendo tu pregunta porque nosotros vinimos aquí por una razón y es aprender a controlar el cuerpo humano que adquirimos fuera del agua. Además de hablar sobre cuestiones que no vienen al caso, no comprendo tu actitud cuando en teoría deberías estar con los humanos porque Azariel dió su palabra de que te devolvería para continuar con el plan... Esto se está yendo muy lejos. - responde Eressea con total sinceridad en la lengua de los humanos, sin tener reparo en hablarle a la joven. 

Conocía la postura de Eneas, también la que podría tener su amigo, pero esperaba que en todo este obrar desacertado, hubiera un poco de razonamiento, un poco de precaución. Enna se fue a hablar con los ancianos sobre la actitud de Azariel, Orien le ha quitado el liderazgo y este Tritón en vez de tomar la situación para ir más allá, conocer que hay detrás, se pierde por una humana a los besitos. No podía creerlo, no cuando había muchas cosas en juego y por sobre todas las cuestiones, la sangre iba a derramarse. No por las manos de la rubia, por las manos de los suyos, de los humanos. 

- Azariel, tenemos que hablar a solas. YA. - afirma, ya preocupada por todo esto, no pensaba mover un pie más sin antes hablar con el Tritón, son años compartiendo mares, momentos e incluso conversaciones juntos. Y mientras espera a que su amigo le otorgue un momento, se acerca a Eneas para susurrar unas palabras en el oído. 

- No te vayas a ningún lado, espérame a ver si puedo hacer razonar a Azariel. No caigas en el influjo de la humana, por favor... Eneas quiero evitar una afrenta por traición, hay sirenas y tritones que odian a los humanos, serán capaces de hacer cualquier cosa para cumplir con ello. Tenemos que pensar bien cada paso, ayúdame por favor... No quiero perderte. - termina por decir tras dejar una dulce caricia sobre la mejilla del Tritón, dejando expuesto esos sentimientos que apenas son capaz de vislumbrarse debido a lo vivido minutos atrás a solas. 

Veis cómo Eressëa acaricia dulcemente la mejilla de Eneas cuando se apartan para susurrar unas palabras

Entendía las razones para que Eressëa estuviera ofendida ante la situación. Hasta el propio Eneas se había sentido en cierta manera herido por las palabras de Ligeia. Y eso que habían estado ayudando a que se recuperara. El tritón pensaba que había mejores formas de manejar la situación.

- No te preocupes, Eressëa- le respondió Eneas en la lengua de las sirenas-. He visto muchos humanos en mi vida y Ligeia no es, ni de lejos, la más impresionante. Me quedaré con ella mientras hablas con Azariel. Confía en mí. Yo sí confío plenamente en ti-. El tritón tomó a la sirena de la mano mientras la miraba fijamente a los ojos, mostrando la verdad de sus sentimientos-. Estamos juntos en este viaje por la superficie. No voy a dejar que hagas esto sola. Independientemente de lo que decidan hacer ellos dos, yo estoy contigo.

Eneas se alegró de la mejoría de Ligeia, que parecía que poco a poco se iba recuperando. Ver que iba volviendo su color de piel habitual y que comenzaba a hablar con normalidad eran buenas señales. La joven parecía mostrar preocupación porque Eressëa y él mismo estuvieran en aquella playa. Tampoco él esperaba encontrarse con ellos en aquellas arenas en aquel momento, en realidad. Pero el azar les había llevado hasta ahí. 

- En primer lugar, apreciamos tus consejos. Entiendo especialmente lo que significa la desnudez para los tuyos, pero solo llevamos unos pocos minutos fuera del agua- dijo Eneas-. Con respecto a nuestro conocimiento sobre vosotros, Ligeia. No te preocupes por ello. Algunos de nosotros os hemos observado de cerca muchos años, incluso tratado con varios humanos con anterioridad. La superficie todavía nos es algo extraña, pero podremos apañárnoslas. Queremos ayudar a resolver esto y que todo sea de forma pacífica. Si crees que no podemos ayudar estando con vosotros dos- el tritón hizo una mueca que iba entre decepción y desilusión-, pues seguiremos nuestros propios pasos por otra parte.

Por lo que veía el tritón, Eressëa pretendía hablar con Azariel sobre lo que estaba haciendo. Lo que no tenía claro era si el segundo iba a responder adecuadamente a lo que iba a pedirle la primera. Eneas esperaba que, dentro de sus diferentes opiniones, pudieran llegar al entendimiento. Cada vez no hacían más que estar más divididos.

Azariel habia sacado el bañador de la mochila y estaba de pie, medio tambaleante, dandole vueltas en las manos intentando recordar si debia meter la pierna en el agujero pequeño o en el grande, pero tuvo que parar para centrarse en la sirena. Su rostro se contrajo con un leve enfado. El colmo fue cuando delante de ellos se aparta para susurrar a Eneas.

Sinceramente Eressëa se pensaba que era un titere y que seria tan necio como para creerse que no le habia ordenado algo a su compañero tritón. - No - dijo con tristeza pero con determinación. Extendió la mano para Ligeia y la ayudó a levantarse para mantenerla cerca de él.

Luego miró a la rubia para hablarle - Yo no volver, así que no ser un problema. Yo llevar a ella con humanos para evitar guerra. Tú dejar que yo ser feliz si de verdad querer a mi alguna vez - por fin habia cumplido su sueño de tener piernas y se estaba perdiendo el momento de su descubrimiento con todo aquello. Miró de reojo a Eneas y le sonrió agradecido por sus palabras a la humana. Él era el más comprensible