Partida Rol por web

La rubia sirena continúa caminando junto a Eneas, pero apenas se le puede escuchar ya que susurra desde la cercanía, hablando en su lengua junto al tritón, completamente ajena de lo que está sucediendo pese a compartir posiblemente una experiencia igual en ambas situaciones. En apariencia no se mostraba enojada, al contrario, tan centrada estaba al rubio que parecía no importarle nada más de momento. 

Sus desnudos pies se entierran suavemente entre la arena, brindando una cálida sensación que lejos de ser comparada con la dulzura de Eneas, compensa de alguna manera ese andar que lejos de ser perfecto, estaba lleno de tropiezos. Pero lejos de desmotivarse ante este cuerpo que tan diferente es al que conoce, se aventura en cada paso dado a mejorar mientras esas sonrisas que solas surgen, iluminan aquel bello rostro a merced de lo que siente y vive allí mismo. 

Innegable es abstraerse a este momento, donde como si fuera una misma burbuja, juntos están de la mano aprendiendo más allá de caminar. Conociéndose en cada minuto que divertido, se retira sin más para dar el paso a otro mientras el atardecer se tiñe de un cielo más oscuro, entre matices de un tono que revela la presencia en un futuro muy cercano, a la Dama de Plata. Sólo que en esta noche perfecta, todo lo demás resta importancia cuando aquellos ojos iluminan al igual que un faro en medio del mar. 

De alguna manera el tritón tenía aquel encanto, y gracias a esos besos, más las palabras que a sus oídos llegan cual dulce caricia, simplemente sonríe tras dejar algún que otro beso sobre el hombro.  - Sólo te necesito a ti, el resto será fácil. Míranos ahora, podemos caminar... Dentro de media hora o quizás menos. ¡Podremos correr! ¿Qué más necesitamos pedir? - responde un tanto divertida, ajena lo suficiente a lo que estaba surgiendo con Azariel y Ligeia. 

- Primero esto, y gracias... De alguna manera haces que mi corazón se estremezca, nunca había sentido algo así... Espero no fastidiarlo todo, pero me gusta esto que sucede entre nosotros y pese a tener un montón de situaciones delante nuestro a resolver, no quiero perderte. - termina por decir a modo de confesión, para ella la presencia del tritón marcaba la diferencia en muchas cuestiones y el corazón hablaba por sí sólo cuando la atracción al menos de su parte es tan manifiesta. - Mañana la ropa, hoy es acostumbrarnos a nuestros cuerpos. - responde a ello, mirándolo a los ojos, perdiéndose en ese matiz que realmente le fascina, totalmente atrapada a la mirada de Eneas. 

La humana empieza a tiritar de nuevo, abraza con fuerza el cuerpo de Azariel pero no logra entrar en calor. El frío le cala hasta los huesos.

- Supongo que sabrán que desaparecí en el agua, el barquero me vio tirarme y no volver, no sabemos qué son esas cosas, puede ser que no recuerde nada. Es la única opción que se me ocurre. Si te preguntan de dónde eres o indagan un poco más al hablar contigo sabrán que no entiendes como funciona la superficie, tú no recuerdas nada a parte de despertar en la playa conmigo, asumiremos el riesgo. Necesito agua caliente, ropa seca y mantas… tenemos que irnos ¿Puedes caminar bien?

Fuerza la sonrisa tiritando mientras se despega de él y lo suelta para ver si puede caminar, no se irá de allí sin él, aunque enferme.

Intenta cobijarla entre sus brazos cuando ella se abraza a él tiritando. - Yo comprender - le dice - Tambien poder fingir que no entender todo lo que decir al no conocer bien tu idioma. Aunque en parte ser verdad - añade con seriedad. Realmente no entendia todo lo que hablaba ella, así que tampoco sería mentira del todo.

Asintió a su última pregunta con determinación, pero luego dudó - quizás mejor si yo apoyar en ti. Sin dañar. - puntualizó para que viera que solo queria un punto de referencia para mantener el equilibrio, aunque también era porque queria tenerla muy cerca.

Comenzó a avanzar despacio, pero sin pausa. Veia como ella tiritaba y no podia permitirse perder el tiempo cayendo al suelo una y otra vez. Era mejor ir lento pero seguro. Delante de ellos iban sus congeneres, los cuales parecian desenvolverse mejor que él. Solo esperaba que tuvieran suerte y no les pasara nada malo.

La noche empieza a caer sobre vosotros y Ligeia tiembla de manera incontrolable mientras se dirige con Azariel hacia el único camino posible por el que ascender aquel acantilado

Eressëa y Eneas siguen en la playa pero sus cuerpos empiezan a sentir el frío de la noche y el suave viento les hace temblar echando de menos su hogar 

Habían pasado tiempo viendo cómo respondían sus cuerpos a la tierra. Cada vez era menos extraño andar sobre las piernas, que se volvía algo más sencillo con las horas sobre la arena. No obstante, todavía se sentía la molesta pesadez de estar fuera del agua. Era inevitable, según parecía. Todavía sonreía al recordar aquellas palabras que había intercambiado con Eressëa minutos atrás junto a las rocas.

-No me vas a perder, Eressëa- le prometió Eneas-. Cuenta conmigo para los días que vengan. En mi corazón existe un vacío constante, pero estando a tu lado mis pesares se vuelven pequeños y la esperanza anida, cría y vuela como los pájaros entre las rocas.

El tritón dudaba sobre si era la mejor opción encaminarse por ese camino desconocido en el acantilado para ascender en medio de la noche. No parecía ser ni mucho menos un buena idea. Tal vez sería mejor volver al mar y explorar algunos otros lugares donde pudiera haber humanos cerca y, más concretamente, cosas y ropas propias de los habitantes de la superficie. Se volvió a Eressëa para comentarle su idea. De hecho, se la presentó brevemente, pero según lo hacía se volvió acordar de su historia, de su infancia, de las terribles cosas que había visto hacer a los humanos a su familia. En ocasiones, cuando escuchaba hechos como aquellos, Eneas se preguntaba si su madre no tendría razón con respecto a los seres de la tierra. La fuerza de Eressëa, a pesar de todas las dificultades que había vivido, le volvió a parecer algo fascinante e impresionante.

-Siento mucho lo que tuviste que vivir en el pasado, Eressëa- continuó el tritón-. No me puedo imaginar lo que tuvo que ser ver aquello que le ocurrió a tu familia. Espero que estos humanos con los que vamos a encontrarnos sean de otra clase. Sin embargo, por si acaso, tenemos que estar preparados para lo peor. No me perdonaría- afirmó mientras besaba suavemente su mano- si algo malo te sucediera.

A medida que el atardecer se consume en su fase natural, el sonido de las olas al romperse con dulzura más el intenso aroma del salitre, incitan a la sirena a regresar desde lo más profundo de su ser. Pero lejos de tentarse en regresar a su propia naturaleza, una que conoce desde toda la vida, decide aprender de su nueva condición junto a su tritón favorito, mientras caminan con cierta desenvoltura tomados de la mano. Es que si bien ya hacía unas horas que seguían practicando, Eressëa gracias a su propia determinación, se suelta de aquella mano para hacerlo sola, divertida al poder caminar con cierta precisión que no es tan mala. 

- Es divertido. - afirma mientras regresa junto a Eneas, para responder en su idioma aquello. - Quisiera llenar tu corazón con esto que nace aquí por ti. - responde al señalar su corazón, que entre sus pechos desnudos, refleja un sentimiento que lentamente va cobrando fuerza para y por él. - Juntos podremos, no es necesario nada más. Nuestra experiencia nos servirá para hacer las cosas bien. Cuento con tu bondad, esa dulzura que tienes... Para mi eres mi faro Eneas. - termina por decir, cuando se coloca delante del tritón, ya decidida a acariciar el rostro de aquel hombre, perdiéndose en el reflejo de su mirada, hasta que al quitar toda distancia, deja un efímero beso sobre los labios de Eneas. 

- Está haciendo frío, no sé cómo calentar este cuerpo... ¿Se te ocurre alguna idea o volvemos al agua? - pregunta al relamerse sus labios, disfrutando de aquel sabor que apenas compartido, le recuerda hacia donde caminar, hacia donde sentir a sabiendas de que juntos estarán. Solos como ahora se encuentran, allí en medio de una playa tan pequeña, compartiendo vivencias y dolores que al fin de cuentas une más de lo que se pueda imaginar, la rubia decide avanzar un poco más, comenzar con esto que deben resolver para luego hallar la felicidad que tanto Eneas como ella, necesitan. 

Eressëa camina junto a Eneas manteniendo la conversación en su lengua entre susurros, pero en un momento la sirena se separa de aquel tritón, sólo para caminar sola mientras refleja una alegría inusual en ella, como si fuese una chiquilla que ha descubierto mucho en tan poco tiempo. Y ya cuando tras dar unos pasos más certeros, acorta las distancias con el rubio, sólo para regalarle un efímero beso sobre los labios de aquel hombre, susurrando entre los dos palabras que sólo ellos entienden. 

Luego de aquel momento, ella sigue a su lado, en la misma sintonía... 

Ligeia y Azariel toman el pequeño camino ascendente y desaparecen de vuestra vista quedandoos ambos solos en aquel pequeño trozo de playa donde el viento comienza a soplar con un poco más de fuerza

Eneas disfrutaba inmensamente de la compañía de Eressëa. Incluso como humana conservaba una belleza y porte únicos. Hasta en su torpeza manejando aquellas piernas extrañas había elegancia a su manera. Sus palabras, besos y caricias lo llenaban todo en su corazón y le gustaba corresponderla con aquel sentimiento profundo que ella hacía emerger de él.

El frío llegaba al mismo tiempo que la oscuridad de la noche se iba haciendo más profundo. Se sentía de forma distinta fuera del agua. El tritón empezaba a entender la razón por la que los humanos siempre iban cubiertos de harapos y capas de pieles y pelos. La superficie era extraña, diferente y, al mismo tiempo, misteriosa y en parte incomprensible.

Eneas acercó su cuerpo al de la sirena, para darse mutuamente algo de calor. La estrechó sus manos y sintió que las de los dos se estaban quedando frías. 

-Creo que lo mejor que podemos hacer ahora mismo es volver al agua- le propuso el tritón-. Necesitamos descansar para adentrarnos en unas horas de nuevo en tierra. Y pienso que es mejor que lo hagamos en el agua. ¿No crees? Con el amanecer podemos acercarnos a alguna de las playas que sí frecuentan más los humanos.

Sin quererlo, volvió sus ojos hacia el mar, mirándolo hasta con nostalgia. Su belleza le cautivó. No podía hacerse a la idea de cómo Azariel o su padre podrían haber decidido abandonar el océano para adentrarse en tierra.

Entre los brazos del tritón, ya percibiendo como el frío comienza a surcar cada centímetro de piel, decide que lo mejor es aceptar aquella propuesta de volver al mar. Es que lejos de serle natural esta condición, es toda una experiencia que aún debe digerir, consolidar y por sobre todas las cosas aceptar. No era para nada parecida a Azariel, no tenía ese tipo de sueños porque amaba su condición y en parte era lo que definía a Eressëa como tal. 

- Es mejor volver, tengo mucho frío. - termina por decir cuando al tironear ligeramente de la mano del tritón, lo insta a caminar, así los dos se dirigen hacia la orilla, siendo aquel lugar un reencuentro con su verdadera naturaleza, y también con el lugar al cual pertenecen desde que han sido concebidos. - Tendremos que vivir con la dualidad de esto, ser humanos, ser una sirena y un tritón... No importa, si tú estás a mi lado. - confiesa al sentarse en la arena, a sabiendas de que luego llega el dolor, la transformación, para regresar a lo que eran y lo que siempre serán. 

Ya una vez logra concebir su apariencia natural, aguardará por Eneas y así ambos nadarán hacia un lugar tranquilo para descansar, lejos de todos de momento. 

La transformación en vuestro ser real también es dolorosa puesto que los cuerpos deben adaptarse nuevamente al medio acuático mas como esto lo conocéis no tardáis más que unos segundos en recuperaros y echar a nadar hacia vuestras cuevas pues el día ha sido largo y estáis exhaustos

Capri está salpicada de pequeñas y preciosas calas de de difícil acceso pero que merecen la pena visitar.Al igual que Marina Picola están protegidas por abruptos acantilados aunque hay estrechos caminos por los que los turistas pueden acceder a ellas mas Orien y Nayade nada saben sobre esto y al ser de noche apenas distinguen nada cuando sacan la cabeza del agua pues no hay iluminación cercana

A pesar de la oscuridad nocturna nos conocemos el camino tan bien que llegamos sin problema. Lo interesante de nuestra cala era que solo se podía entrar por debajo del mar pues era una playa interna. Lamentablemente esto no evitaba que el frío de la noche se notase con intensidad, así que lo mejor sería darse algo de prisa.

- Bueno preciosa veamos si esas piernas son para tanto como dicen o solo intentan darnos envidia.- bromeo con Naya en un intento de ocultar mi propio nerviosismo mientras me dirijo afuera del agua e intento aplicar lo que recuerdo sobre las historias y leyendas de como se llevaba a cabo el cambio.

Se sentó en la orilla, cerca de Orien, para ver comos se iba desarrollando la cosa, dejaría que él fuese el primero -¿estas seguro? ¿verdad?- dijo mirándolo de arriba a abajo -Ays, tu pobre cola- luego rió, borrando se su rostro toda preocupación, era Orien, no podía confiar más en nadie.

Durante los primeros segundos en los que os arrastráis por la arena para alejaros del agua no sucede nada pero de repente un dolor lacerante os atraviesa de arriba a abajo y por dentro parece que os rompéis mientras vuestro cuerpo entero,los músculos, los huesos y todo vuestro ser parece adaptarse al nuevo medio.Vuestras membranas empiezan a desaparecer mientras que las escamas comienzan a despegarse de vuestra piel y bajo la cola notáis cómo os partís en dos y sentís que algo nuevo está formándose mientras que vuestra cola simplemente se despega de vosotros y ante vuestros ojos aparecen dos hermosas piernas torneadas en el caso de la mujer y fuertes y más gruesas en el caso de él.Al miraros veis que entre las piernas no tenéis lo mismo pues Nayade ve que donde acaban las piernas y comienza el tronco hay algo rodeado de un corto y rizado pelo oscuro que no ha visto nunca y no tiene la menor idea de para lo que sirve pero que al tocarlo con los dedos le produce un placer desconocido hasta el momento pero en el que no ahonda ya que el resto del cuerpo le duele aún.A excepción de las conchas de sus pechos está desnuda.Por su parte Orien tiene también un rizado cabello negro pero a él parece colgarle un nuevo miembro,más corto que las piernas pero cuyo roce con sus manos le provoca un pequeño espasmo de placer y con asombro ve que ese miembro crece un poco aunque el dolor del resto de su cuerpo contrarresta ese pequeño placer recién descubierto.El hombre está completamente desnudo y ambos se miran con cierto asombro ante su descubrimiento.Al rozar sus colas éstas simplemente desaparecen convertidas en polvo

Poco a poco notáis que el dolor remite y podéis moveros aunque aún no sabéis si podréis andar pues estáis ambos sentados en la arena

Se arrastro hasta la arena, estaba realmente emocionada, aunque en un momento dado esa emoción, cambio por un rostro de puro terror, se retorcía sintiendo un dolor que nunca antes había sentido y sin poder reprimirlo grito, y lloro, mientras su cuerpo cambiaba, y aunque intento arrastrarse nuevamente al agua, su cuerpo no le permitía moverse. Cuando su cola dejo paso a unas piernas, todo el cuerpo le seguía doliendo, y aunque tuvo curiosidad por lo que salio justo en medio de donde debía estar su cola, entre medio de las piernas, no pudo reprimir un llanto cuando vio su cola esfumarse, se abrazo las piernas y se quedo allí inmóvil llorando desconsoladamente.  

Apenas termino de salir fuera, noto como empieza el cambio y las historias que hablaban sobre el dolor que producía no estaban nada exageradas. Era tan intenso que me sentía morir, sin embargo cuando creía que esto no podía ser peor escucho los gritos y sollozos de Nayade haciendo que se me parta el alma. Ella estaba sufriendo lo indecible por mi culpa y ahora no podía hacer nada para evitarlo.

A pesar de que el cambio ha terminado el dolor sigue ahí por lo que me es fácil reprimir mi curiosidad sobre mis nuevos atributos y además había algo mucho más importante. Con esfuerzo me acerco a Nayade y la abrazo a la vez que le doy un tierno beso en la frente.

- Shhhh, lo siento mucho.- le susurro con delicadeza mientras la estrecho contra mí y acaricio su cabello- Ha sido una idea estúpida y no debería haberte arrastrado a esto...