Partida Rol por web

Los demás hablaban, pero Nayade no escuchaba nada, estaba absorta mirando a la humana que estaba en la orilla, no parecía muy hostil y si hablaba con otras especies, como las aves, igual era más receptiva a comunicarse con ellos, aunque había algo extraño en su rostro, cuando el graznido del ave la saco de su ensimismamiento se acurruco en el pecho de a Orien asustada  -Ays no lo esperaba-

Luego vio lo que los demás, como las barcas entraban en la cueva, ¿que buscaban allí? ¿a ellos? en ese momento Xiomara comento que sabía como verlos dentro de la cueva ¡¡era una idea maravillosa!! quizás podrían verlos más de cerca allí. Miro a Amalia, no podía aportar nada que ella no hubiese dicho ya, era de allí, pero se dedicaba a explorar con Orien, no se acercaban mucho al puerto.

De poco servía ya saber cuántos eran, si había barcas acercándose. Amelia levantó la vista sobresaltada al escuchar el graznido, hundiéndose un poco más en el agua. Que ella supiera, los humanos no podían hablar con otros animales... "¿Pero y si es así? ¿Y si ese pájaro es un espía?" La idea le pareció demasiado tonta como para decirlo en alto, pero tendría que vigilar al ave por si acaso. Aunque por lo visto, había algo más útil que investigar que aquel pájaro. Viendo que iba a ser Eneas el que se quedase a esperar a Azariel, Amelia le dio un suave coletazo a Enna para llamar su atención, antes fija en la humana.

- ¿Vienes o es que ahora te van las piernas? - sonrió, nadando suavemente por donde se iban Xiomara y los demás.

Veis que la humana del pájaro se pone en pie y se dirige hacia una de las barcas que quedan en el puerto y en la que hay un hombre sentado

El coletazo le devolvió al mundo real, fascinado como estaba con lo que veía y sus propios pensamientos internos con cientos de teorías sobre lo que podría ser o lo que no. El momento, pese a ser distante, era emocionante.

¿Celosa?

Respondió enseguida a Amelia, recorriéndole con la mirada de arriba a abajo y deleitándose con la figura de un modo un tanto descarado, para acto seguido reír.

¿Mejor así?

Enseguida nadó alcanzando con los demás y miró a Eneas.

Yo prefiero no suponer qué saben o qué van a creer. Lo siento.

Aunque al instante cayó en la cuenta.

¿Se queda solo? ¿Y si hay algún problema?

Dudó un momento y, sin más, se dispuso a seguir la cola a Xiomara y los demás.

—De acuerdo, Orien— dijo Eneas mientras comenzaba a nadar en dirección contraria al resto del grupo, a pesar de que no le hacía ninguna gracia esperar y poder perderse algo. Suspiró, resignado—. Avisaré a Azariel y Eressëa y nos encontraremos en la cueva de Xiomara.

Antes de alejarse, el tritón pensó en lo que le había preguntado Amelia. No había conseguido más que ver el barco ponerse en marcha al salir de Barcelona y distinguir algunos habitantes de la superficie en su tripulación, entre los que destacaba una mujer de macabro rostro.

—Desconozco el número exacto del grupo humano— dijo Eneas acercándose a Amelia brevemente—, de la misma forma que la naturaleza de sus tripulantes. Lo que sí percibo es la nave que partió de Barcelona es la misma que ha llegado hasta aquí. Lo siento, por ahora no puedo aportar más información. No te preocupes, Enna— afirmó el tritón guiñando un ojo a su compañero. Agradeció su preocupación—. Estaré bien.

Tras esto, Eneas esperó a sus otros dos compañeros medio mirando hacia las profundidades, mientras medio siguió contemplando a los humanos, buscando una buena localización entre las rocas para conseguir ambos objetivos.

Ves cómo el resto se aleja nadando bajo el agua mientras tú te quedas a la espera de Eressëa y Azariel.Cuando miras nuevamente hacia la playa ves a la joven solitaria montando en una barca que empieza a dirigirse en tu dirección.Al mismo tiempo dos hombres y una mujer bajan por el camino que da a la playa.Uno de los hombres porta algo alargado y rectangular que no sabes lo que es

Al final parecía que Azariel y Eressëa tardaban un poco y los humanos se acercaban a las Rocas Sagradas. Seguro que el resto estaba a salvo, en la cueva aquella, viendo todo aquello. Eneas buscó un lugar donde pudiera protegerse entre las rocas al mismo tiempo que mirar los movimientos de los humanos y controlar la llegada de sus compañeros.

¿Qué sería ese extraño objeto que portaba uno de ellos? El tritón tenía mucho curiosidad, pero, según parecía, por ahora lo único que podía hacer era esperar. Esperar y esperar. Quería que sus compañeros aparecieran cuanto antes para empezar con el plan. La verdad es que estaba ansioso. Por ahora, simplemente tendría que contentarse contemplando lo que hacían los habitantes de la superficie y ver si hacían uso del curioso objeto.

A aquellos hombres se les unen otro hombre y una mujer mientras que la barca está prácticamente donde tú te encuentras.Por fin,desde esa distancia puedes ver el rostro de la mujer,un rostro que parece más bien el de un tiburón y no el de un habitante de la tierra.Es la mujer que viste en el barco,sin ninguna duda.El barquero es un anciano que te da la espalda y que parece concentrado en remar pero ella no deja de observar las rocas con cierta ansiedad y una sonrisa de felicidad en el rostro.

En ese momento Eressëa y Azariel emergen a tu lado con varios tridentes en las manos mientras la mujer gira la cabeza y saluda a los de la playa

Al llegar al lugar acordad Azariel y Eressëa tan sólo ven la cola y parte del torso de uno de los tritones y al emerger a la superficie,junto a las rocas ven que se trata de Eneas,el nuevo habitante de la comunidad.Al mismo tiempo pueden ver una barca con dos personas a bordo que se acercan,se trata de un hombre que está de espaladas y de otra persona con el rostro más temible que jamás hayan visto pues no parece humano sino un tiburón en el cuerpo de un habitante terrestre.El ser sonríe feliz y mira ansioso hacia las rocas.Tan solo unos pocos metros os separan

Saludas con una sonrisa a los de la playa mientras el hombre te mira sin comprender tus palabras y se encoge de hombros a la par que sigue remando.Pocos metros te separan ya de aquellas enormes piedras protagonistas de los mitos más increíbles creados por los humanos.Cerca de las Faraglioni el mar parece moverse de distinta manera y el frío sol invernal parece crear movimientos que el ojo humano difícilmente puede asimilar

 Miro hacia el cielo para ver dónde está Poe, anda por ahí arriba planeando, sin perderme de vista. Sonrío.

- Mírame, Poe, estoy llegando a la piedra que inspiró historias de personas que como yo, quizás vieron una. - Murmuro, ilusionada miro al barquero, doy un pequeño saltito de emoción sin poder contenerme. Tocar ese lugar, poder ver el mar desde ahí, y sobre todo, pedir perdón, por el daño que hizo mi padre, y que yo no pude evitar.

Estaba en pleno momento de tensión, justo al lado de la barca en la que se trasladaban los habitantes de la superficie, cuando aparecieron sus compañeros, Eressëa y Azariel. La sensación que le seguía produciendo aquel rostro de tiburón de la humana no desaparecía, a pesar de que la Anciana le había dicho que las apariencias con respecto a la mujer eran engañosas. Luego estaba el hombre mayor en la barca, cuya mirada parecía mostrar admiración por las rocas sagradas. ¿Qué pensarían sobre ellas?

En vez de decir palabra alguna, hizo una señal a sus camaradas para que mantuvieran silencio y se ocultaran en las rocas donde él mismo se refugiaba. El resto estarían a salvo en la cueva. Había hecho bien en esperar a Eressëa y Azarial para ponerles sobre aviso de la presencia de los humanos. Y, por lo que podía ver, habían venido con las armas. Eneas esperaba que no tuvieran que utilizarla.

Esperó para hablar con sus compañeros unos momentos. No fuera a ser que los habitantes de la superficie les descubrieran.

Azariel asintió ante el gesto del tritón mientras metia los tridetes sobrantes en uno de los recovecos de las rocas bajó el agua. Esperaba que Eressea le diera el otro tridente a Eneas y tras verificar que asi habia sido, buscó con lentitud un lugar oculto desde donde poder observar con tranquilidad.

Su rostro denotaba concentración mientras se fijaba en aquella criatura extraña. Realmente debía poseer mucha magia para poder respirar en la superficie con cabeza de tiburón.

- Son solo dos, deberíamos poder con ellos, no? - susurró a ambos

Al llegar, Erëssea frunce el ceño sin poder evitarlo mientras contempla la escena un tanto preocupada. Pero ante el gesto de Eneas, asiente mientras le alcanza el tridente a su compañero tritón, así al menos podía estar con un arma por si la situación se complica en demasía. No quería dejarse llevar por lo que está observando, más aún tomando una decisión que terminaría siendo desacertada. 

Y por esa razón en completo silencio, se oculta en la roca más cercana mientras permanece un tanto expectante ante la escena que se va gestando delante de sus ojos. Anonadada por la apariencia de aquel tiburón con cuerpo de humano, intenta creer que aquello no ha sido un experimento de los humanos, ya que sería el colmo de una especie que estaba siendo burlada. 

Sólo que el susurro de Azariel, la obliga a desviar su mirada hacia él y tras asentir, le indica que aguarde para observar los movimientos de esos dos. 

El reflejo de algo llama tu atención y al fijarte ves que en la roca más alejada de ti hay un hombre y una mujer metidos en el agua,él es guapo pero la que te llama más la atención es la mujer pues tiene una belleza ultraterrena.Ambos te están observando desde detrás de las rocas,agazapados como si estuvieran haciendo algo mal.Tan sólo ves parte de sus rostros

Te escondes perfectamente tras la enorme roca más alejada de la mujer y el hombre,pero te das cuenta de que ni Eressëa ni Azariel se esconden por completo,pues ambos se asoman con curiosidad a mirar a la mujer del extraño rostro justo cuando ella mira hacia donde os encontráis.

Eneas había sido capaz, a pesar de todo, de esconderse perfectamente tras una de las rocas. Sin embargo, al volver sus ojos de nuevo hacia sus compañeros, se dio cuenta de que ninguno de los dos se había ocultado adecuadamente. Como no tuvieran cuidado aquellos humanos les descubrirían. 

El tritón se sumergió en las aguas y, con todo el sigilo del que fue capaz, se acercó hacia donde estaban Eressëa y Azariel. Trató, sin tirar de ellos demasiado fuerte, hacer que se sumergieran hacia las profundidades con él, alejándose de la vista de los habitantes de la superficie. 

—Cuidado— dijo Eneas en cuanto pudo introducirlos un poco bajo el agua. La sonrisa del joven era un poco nerviosa esta vez—. Seguramente podamos con ellos, pero no queremos que nos descubran todavía. El resto están en la cueva de Xiomara, observando todo protegidos desde allí. ¿Planeamos con el resto cómo hacemos o queréis probar algo ya, nosotros tres?

Me siento entusiasmada mirando la increíble roca que, imponente, se yergue sobre el agua, aunque, frunzo el ceño al ver que no hay ningún lugar en el que poder poner los pies, el corte es tan abrupto que no creo que pueda subir a ninguna parte. Pero…. Lo necesito, necesito estar ahí un rato, quedarme sola y soñar con que en algún momento ella estuvo aquí, vivió y fue feliz hasta que el padre que una vez contribuyó para que yo naciera, le arrebató la vida.

Tuerzo el gesto un poco mirando hacia lo alto de la piedra ¿cómo hago para quedarme aquí a vivir? Poe aterriza en la cúspide, y me mira.

- Ojalá yo tener tus alas, Poe, baja a recogerme – le grito – llévame ahí - río divertida – ya, ya lo sé.

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Recuerdo palabra a palabra el libro de aquel escritor español, Sampedro, aquella fue su condena mi preciosa sirenita, lo siento tanto, siento tanta que aquel beso que me dedicaste fura mortal para ti.

Una lágrima, casi una, o quizás dos, pero no la dejaré salir. He venido aquí a pedir perdón ¿Qué clase de disculpa sería si la hago sollozando? No, no lo haré, no lloraré. Recuerdo el dolor del tatuaje, recuerdo que aquella fue otra vida.

Impaciente como soy, espero a llegar a la roca, gesticulo al barquero que quiero subir a alguna parte, señalo la piedra, y mi puño, como si fuera la roca, y pongo los dedos, como caminando por ella. Quizás haya algún huequecito al que subirse. En esas estoy cuando veo dos figuras en un lado de la roca. ¿Hola? Me quedo cariacontecida mirándolos, una mujer y un hombre ¿Se puede nadar aquí? ¿No soy la única que ha pensado en venir nadando hasta aquí? ¡¿No soy la única pirada?! Entusiasmada, me pongo de pie en el bote y saludo, si ellos han nadado hasta aquí, yo creo que también podré.