Partida Rol por web

Sin asomo de duda Faysal hizo lo que mejor se le da, cargar de frente, embistió con la lanza buscando el centro de la abominación, aunque no le pareció que su ataque fuera bastante efectivo, esperaba que al menos Anochecer lograra más.

Con un chasquido, Gaster teletransportó al monje al lado de Zaaskar y avanzó él mismo hacia ella.

Vamos Saladino, cortémos el problema de Raiz.

Algiz lanzó sus misiles mágicos contra la criatura sobre la que se abalanzaba Faysal, montado en anochecer

Al ver que la criatura se transformaba Saladino se puso en guardia indeciso, pero cuando se quiso dar cuenta estaba en frente de la criatura mirnado a los lados. "Bueno, nunca le digo no a una buena pelea" Tras ello su rostro de duda pasó a su habitual sonrrisa confiada.

-¡Allá voy Gaster!

A una velocidad de vertigo el monje pasó a una postura de combate y lanzó una salva de puñetazos cargados con su ki. Con el rabillo del ojo vió a la criatura dorada mientras pensaba de qué le sonaba.

El grupo se lanzó al ataque como rapaces. 

Faysal fue el primero. Espoleando con sus talones en Anochecer cargó contra la amalgama de carne deformada. Pudo parecer que su lanza no alcanzaría objetivo, pero debido a los movimientos del ser, estáticos y predecibles, el wayang maniobró lo necesario para que así fuera. La embestida fue tal que cayó derribado. De su nuevo orificio comenzó a brotar un líquido viscoso color ocre acompañado de un hedor cálido.

Algiz, viendo la oportunidad brindada, apuntó con brazos a enemigo recién caído para disparar dos proyectiles infalibles que impactaron en un intento de cráneo.

El tandem monje y chamán decidieron sorprender a Zaashakar con un ataque inesperado. El chasquido hizo desaparecer a Saladino tras una luz blanquecina. En una décima de segundo, de una franja de dicha luz que parecía herir el espacio, dos puñetazos certificados dejaron su huella en la cara de la bruja. El monje se alzaba frente a ella con una expresión que no dejaba lugar a dudas de que más golpes como esos no se harían esperar. 

Ahora sí. Seguro que sí. Había fallado una vez, pero era porque no tenía ni idea de como funcionaba. Seguro que ahora sí. Pasífae levantó el arma con ambas manos y apuntó hacia Zaashakar. Cerró los ojos e imitó una especie de rezo. ¿A quién iba dirigido? No se sabe. Lo que pretendía era no teñirse de nuevo la cara de carbonilla. 

Enfadada por la insolencia de Saladino, la bruja soltó un bufido y enseño los dientes. De nuevo alzó el brazo derecho con el dedo índice estirado señalando uno de los cristales. Este zumbó aún más profundamente. Su color se tornó violeta. Inmediatamente después, Zaashakar sacudió el brazo y apuntó hacia el monje. Un pequeño chispazo en el cristal dio lugar a un rayo que sacudió los pies del Suli. No consiguió impactar.

Su humor empeoró. Decidida a no moverse del altar, entre gritos e improperios se abalanzó sobre su mismo objetivo como una amante despechada. Arañó, mordió y volvió a arañar.  Tanto era el alboroto que la capucha se había deslizado mostrando una cabellera gris como la ceniza que flotaba a su alrededor, enmarañándose y entorpeciendo sus movimientos. Tan solo su mordisco llegó a herir a Saladino, que notaba como sus músculos del cuello comenzaban a adquirir una rigidez sobrenatural.

Al ver cómo Faysal se abalanza con Anochecer sobre la criatura deforme Sedrik aprovecha la confusión para colocarse a su espalda con su perfecta espada elfica levantada sobre su cabeza en una finta casi hipnótica, de repente cambia la dirección de la espada y dibuja en el aire un relámpago descendente a la vez que asesta un potente tajo dejando un rastro carmesí a su paso por la espalda de la bestia...

-"No deberías descuidar la retaguardia maldita criatura, irás al averno con tu creador..."

-¡Ahhh! No me van esos rollos raros señora ¡Señora, que no muerda!- Gritaba saladino mientras apartaba la cara de la bruja de su cuello ensangrentado, empujandola con sus brazos.

Footsteps se deslizó, aprovechando la distracción de Gaster y Saladino, por detrás de ellos, tratando de atacar a la bruja con sus otros dos compañeros de viaje, pero al estar esta enganchada a Saladino y no querer hacerle daño, erró el ataque antes de que la bruja se percatase de su presencia. 

-Mmmhh....- Maldijo para sus adentros Footsteps, por la preciada ocasión que acababa de desperdiciar al ser demasiado cuidadoso.

Daba la impresión de que estuviera acostumbrado a ese tipo de situaciones, pues Saladino se deshizo de ella en un suspiro. La herida del cuello se quedó en una mera señal de amor.

Sedrik y Foosteps se unieron a la lucha. El primero corrió hasta el ser constituido de deshechos y con un tajo rápido hirió, si es que era posible, aún más a aquello, que se revolvió en el suelo dirigiendo cada una de sus garras en una dirección.

El segundo, por otra parte, no tuvo tanta suerte. Su ataque erró considerablemente, no obstante su posición ahora le permitiría planear mejor su próximo movimiento.

En las profundidades, el fesrog continuaba jadeando y saltando de un lado para otro. Al observar que su dueña estaba siendo rodeada, cargó contra el grupo con frenesí. 

Faysal siguió atacando a la criatura pero su lanza parecía no encontrar el camino a su objetivo, Anochecer tuvo mejor suerte.

- Vamos Anochecer acaba con el!

Esperemos que al menos mi lobo pueda rematar.

Con un suspiro de satisfacción, Saladino se giró para enfrentarse a la criatura a sus espaldas. Con un pequeño gritillo, sus ojos se abrieron como platos. El rostro del monje se tornó en una mueca, mezcla de susto y asco.

-¡Pero por qué todo el mundo aquí es tan "guapo"!- Se quejó el monje de la que descargaba sus puños contra la criatura.

Gaster avanzó hasta Faysal y con cuidado uso su varita de curar heridas sobre él

Alguiz continuó soltando una lluvia de misiles mágicos contra la bruja

El engendro de carne, al recibir el mordisco de Anochecer, comenzó a levantarse y a bufar desde la garganta. Con un movimiento imperceptible, lanzó ambas garras al wayang para derrumbarse inmediatamente, descomponiéndose en pedazos. Lo más peligroso que consiguió fue extender aún más su peste por la habitación.

A Saladino le rodeaban los problemas. Dándose la vuelta casi en un instinto aporreó la cabeza al festrog, hundiéndolo en el suelo. La criatura sacudió la testa, algo dentro de ella no dejaba de dar vueltas. Pese a ello aún seguía en pie.

Zaashakar emitió un alarido al recibir los proyectiles. Su plan se estaba desmoronando al igual que su golem. ¿Cómo era posible? Miró a su muñeca. Ésta descansaba tranquila sobre el altar, ni una mueca de exaltación. Tenía que mantenerse como ella. 

Señalo al frente. El cristal comenzó a vibrar y a cambiar de color. Un chasquido y un rayo que sacudió de nuevo en la posición de Saladino. Falló. La inquietud se había apoderado completamente de ella. Sin otra opción, se retiró unos pasos y murmuró unas palabras. Sus ojos de encendieron en un fuego dorado y sus brazos comenzaron a temblar tras bajarlos súbitamente. Las baldosas bajo el grupo estallaron dando paso a una explosión de polvo brillante que se introducía en los ojos impidiendo ver con precisión. Podía ser una victoria.

Faysal vio venir esos extraños polvos y pudo ponerse la mano delante, y girar la cabeza de Anochecer con las riendas.