Partida Rol por web

Bueno... mejor estó que lo de antes. Supongo. Veo como los ataques de mis compañeros no son suficientes, y Urvan... cada vez se revuelve menos. Miro a mi alrededor y no hay mucha opción, y tampoco hay tiempo suficiente para buscar otra solución. Parece que va a tener que ser a lo bruto.

Con toda la fuerza que puedo hacer, ataco al tentáculo, intentando acertar en el mismo punto que Mòr, que claramente está más débil.
 

El tajo de Yldiane termina de cortar el tentáculo de madera, liberando a Urvan de la presa. La planta en el interior del enorme cilindro de piedra emite un sonido agudo, como si gritase de dolor, y agita violentamente los otros tentáculos.

Pese a todo, parece que tenéis algo de tiempo para escapar de aquí antes de que se vuelvan a lanzar al ataque. La sala tiene tres puertas, además de la que da al laberinto y a la niebla, y los tubos que recorren en suelo de un lado a otro permiten identificar fácilmente la salida sur, que se supone debería llevar a la puerta principal del edificio.

El parloteo de Liam sobre babosas y caracoles se fundió con el extraño movimiento de las ramas. Durante unos segundos Arven se quedó paralizada preguntándose si era real o una nueva visión y, casi al tiempo en el que Liam mencionaba la lentitud característica de los gastrópodos , un tentáculo de madera se lanzó contra Urvan.

¿Cómo puede ser?

Urvan necesitaba ayuda de inmediato y no le faltó, Ean tenía razón (por mucho que le escociese) y la prioridad, una vez Yldiane lanzó un tajo magistral al tentáculo ya herido por Mòr, era salir de aquel lugar antes de que aquella planta se recuperase y decidiese atacar a todos de una vez por todas.

-¡Hacia donde van las tuberías!- todos estaban en sobreaviso menos Liam. Liam, por lo que más quieras, ¡no es el momento, chico distraído! Con un gesto señaló la puerta más al sur, aquella hacia la que se dirigían las tuberías que se distinguían del suelo por si cabía alguna duda y se apresuró a sacar al erudito de su estado de fascinación-¡vamos!-urgió apoyando una mano en el hombro de éste, presionando sin llegar a empujarle.

Salgo a toda velocidad tras Arven (ha sido un alivio que no tuviera que ir primero), pero mis heridas, que duelen como agujas especialemente en las costillas, me traicionan y doy poco más que unos torpes trompicones antes de avanzar adecuadamente. Lo suficiente tal vez como para que esa planta gigante se fije en mi...

¿Esto no se me irá nunca? No voy a poder tocar el clavicornio nunca más.- Me digo.

Maldigo mentalmente mediante unas palabras que mejor que no escuchen los más devotos y fanáticos de mis compañeros y sigo a Arven hacia las tuberías. Miro hacia atrás para ver si alguno de ellos queda atrapado por las ramas.

-Este sitio es muy acogedor.- Comento.

La presión de las raíces me puede y no consigo zafarme de su presa... Parece que voy perdiendo el conocimiento por la falta de oxígeno cuando en las siluetas nebulosas que aun puedo distinguir en mi campo de visión reconozco al grandullón de Môr echandome una mano. Un destello pelirrojo es lo siguiente que veo antes de caer al suelo e inspirar una gran bocanada de aire antes de recuperar la compostura. - ¡Gracias chicos! - consigo exhalar, - porque poco. - Pienso para mis adentros mientras oigo las palabras para retirarnos... parece que liberarme no ha hecho más que enfurecer a nuestro enemigo.

Como puedo me levanto y recojo la espada y el escudo del suelo, al principio arrastrando los pies y más adelante cogiendo ritmo intento correr en la dirección de Arven

Mor se vuelve a llevar el Claymore al hombro, no vaya a tropezarse con el y sale corriendo el direccion a donde van sus compañeros, tiene especial atencion en el joven despistado Liam. Con su tarea de protector autoimpuesta, no quiere dejarle atras.

Por fin, muere maldita... cosa. Veo como la rama, ra amputada se retuerce un par de veces más hasta que queda inmóvil, pero poco  a poco empieza a moverse de nuevo. Su movimiento serpentil e deja ensimismada un segundo, pero cuando veo la sombra de Arven correr hacia una de las puertas no me lo pienso.

Con el bastón en la mano y la espada enfundada, cojo la mano álgo babosa- de Liam y arrastrándolo conmigo, hacia la puerta a la que se dirigen mis compañeros.

En un par de segundos todos se volvieron momentáneamente locos. Arven avanzaba seguida de Ean y su cabello dorado se mecía en dirección a una de las salidas. Los gritos y poderosos mandobles de los demás se escuchaban por toda la habitación como un eco reverberante mientras el chico seguía observando la majestuosidad con la que aquella planta se adelantaba hacia ellos.

La rama que sujetaba a Urvan cayó al suelo revolviéndose en espasmos y mientras sus compañeros intentaban alcanzar a Arven en dirección a la puerta. por un momento Liam pareció seguirles por la inercia del momento pero se giró bruscamente y se dirigió a la rama que se revolvía cada vez con menos furor en el suelo. Una mano le sujetó la suya y lo empujo en dirección contraria pero su impetú y necesidad eran mayores. Liam saltó como pudo en dirección al codiciado tesoro y revolcándose por entre la baba alargo la mano para cogerla.

Môr pendiente de todo lo que sucedía con el gamberro condenado se apresuro a asirlo por la cintura y levantarlo en vilo para salir de allí cuanto antes.

Alentados por Arven, os dirigís hacia el lado sur de la sala, donde el mapa indica la salida del edificio. Sin embargo, en el último momento Liam se da la vuelta para correr hacia el trozo de madera que entre Mòr e Yldiane cercenaron del enorme tentáculo que aferraba a Urvan. La mujer guerrero grita con incredulidad, preguntándole al chico qué demonios está haciendo, pero Liam la ignora hasta que consigue aferrar el objeto.

La sonrisa de Liam desaparece de su rostro cuando ve cómo otro de los zarcillos se lanza hacia él. Rápidamente se echa a un lado, evitando por centímetros que la planta le aferre y corre hacia el resto del grupo. Arven tira de él hacia la puerta, que Mòr empuja con todas sus fuerzas para abrirla antes de que la planta llegue hasta vosotros.

Entráis en un estrecho pasillo y rápidamente cerráis la puerta detrás de vosotros. Oís un golpe de madera contra madera cuando la planta trata de alcanzaros, ya inútilmente. Respiráis aliviados por un instnate, justo antes de daros cuenta de que el pasillo está prácticamente a oscuras, iluminado únicamente por la escasa luz que se cuela bajo la rendija de la puerta.

Cogéis vuestras antorchas y empezáis a encender un fuego cuando Yldiane saca de su mochila un artefacto que ilumina el corredor con una luz blanquecina. Liam observa asombrado el nebular portátil, porque aunque ha escuchado hablar de esos artefactos magientíficos, nunca había visto uno tan de cerca. Unos segundos después Mòr consigue encender una de sus antorchas.

Avanzáis unos escasos metros por el corredor hasta que se ensancha en lo que parece un recibidor. Según el plano aquí se encuentra la salida de la factoría magientífica, pero vuestras luces iluminan una inmensa pared completemente vacía. La observáis con desesperación y durante un instante sentís como si os faltase el aire para poder respirar. Rápidamente, miráis el resto de la sala: a vuestra derecha está el pasillo que, según el mapa, lleva a las habitaciones. Estáis en el lugar correcto, pero la puerta, sencillamente, no está ahí.

-LIAM-por un momento pensó que se iban a quedar sin erudito pese a todos los gritos por su parte de hacerle salir de ese trance suyo (que en realidad no era más que fascinación pero tratándose de Liam la fascinación se convertía en algo mortal) pero el joven esquivó el golpe y se enfiló hacia la puerta que el resto había ido alcanzando.

Lo mato. Juro que lo mato. MALDITA SEA. Su cuerpo, menos traicionero que sus pensamientos, se adelantó a su voluntad y, cuando estuvo al alcance, agarró a Liam y tiró de él, exponiéndose en parte al alcance de las ramas que se disparaban hacia ellos, aunque ello le supuso un buen calambre de cansancio que hizo que viera chispitas de color blanco delante de sus ojos como si hubiera estado mirando fijamente a una luz en la oscuridad.

-...ta-jadeó aunque la orden de "cerrar la puerta" no había sido necesaria por la rápida acción del gigante del grupo. Apoyó la espalda en la pared e inspiró hondo, su falta de resuello se le antojaba atronadora en aquella nueva zona como si se hubiese olvidado de lo que era respirar sin hacer ruido.-Eres ... eres... - no tenía fuerzas para completar la frase pero si las hubiese tenido las habría empleado para pegar a Liam una buena azotaina en el culo con la maldita rama para que le entrase en esa cabeza suya que hay cosas que uno no puede hacer sin poner en riesgo a otros o preocupándoles hasta la angustia.

La oscuridad en aquel lugar era casi absoluta, sólo rota por la luz filtrada del lugar desde el que salían y, aún estaba intentando coger la antorcha sin que el brazo empezase a hormiguearle, cuando Yldiane sacó un extraño aparato con el que iluminar el lugar.... aunque lo que iluminó no fue esperanzador precisamente: estaban en un corredor.

Mòr encendió su antorcha y la luz anaranjada e irregular mostró más pasillo por delante y ninguna puerta.

-Quizá más adelante-dijo más con resignación que con esperanza para acabar caminando hasta llegar a una sala en la que, sin duda alguna, era en la que debían estar si habían escogido bien la salida según el mapa.

Pero no había salida alguna.

-Imposible-sacudió la cabeza y algunos de los mechones que le enmarcaban el rostro se quedaron adheridos a la piel allí donde las gotas de sudor habían dibujado un camino brillante desde el nacimiento del pelo hasta el cuello de la guerrera.

-Sujetar el Porton... suj.. el... orton... su Port...s Mor...Mor...Mor...

Mascuya Mor mientras sujeta el porton, aguantando los envites de la monstruosa planta contra la misma. Finalmente el herbaceo ser abandona su futil lucha de madera contra madera y Mor, aliviado, suelta el porton.

Un alivio que no dura mucho, porque, segun abandona el porton para unirse al grupo descubre que segun los planos que tienen, deberia haber una salida donde solo hay una pared.

Cuando recupera el aliento señala a la pared y dice.

-Quiza sea una ilusion.

Y se acerca a tocarla. Pero si su sentido de la vista ha sido engañado, no puede excluir de las deducciones logicas que el del tacto tambien lo sea, por lo que hace su acercamiento bastante exceptico.

Arven y Mòr examinan la pared, agobiados por la presión, pero es Ean quien empieza a golpearla con desesperación. En seguida se hace evidente que el muro es sólido y no vais a poder atravesarlo. Por mucho que la lógica de la distribución del plano dicte que aquí debería haber una puerta tal y como dice vuestro mapa, los arquitectos Reizhitas no parecían estar de acuerdo con vosotros cuando diseñaron este lugar.

Resignados, tranquilizáis un poco al arquero y os giráis hacia la única salida diferente a la puerta por la que habéis entrado. Enfocando el nebular de Yldiane, veis un pasillo con varias puertas. Por la separación de las mismas parece que deben llevar a habitaciones de tamaño medio, tal y como indica vuestro mapa. Contáis ocho puertas laterales, cuatro a cada lado del pasillo y otra más al fondo, que a duras penas podéis distinguir con vuestra escasa luz.

Al dirigir el haz de luz en esa dirección, podéis ver cómo algo se mueve rápidamente. A penas distinguís una sombra del tamaño de un gato, aunque el tipo de movimiento y el ruido que hacía al moverse no recuerda en nada al de un felino. Frunciendo el ceño, os adentráis en el pasillo hasta el primer par de puertas. Ambas están cerradas, aunque estáis razonablemente seguros de que no os costaría demasiado abrirlas o incluso echarlas abajo, porque la madera no parece estar en su mejor momento. Sin embargo, desde vuestra nueva posición podeís ver a la luz de las antorchas que un poco más adelante una de las puertas laterales parece estar entreabierta.

Me paro, entornando los ojos intentando averiguar qué era esa cosa que se ha pasado por delante.  Sigo andando, aunque ahora aún más en guardia que antes, poniendo por delante la luz, iluminando unas puertas.

Con cuidado, me adelanto, hasta tenerlas justo en frente. La madera roída y astillada desprende un olor a humedad y viejo que hace que arrugue la nariz. Apoyo la oreja contra la puerta, concentrándome en escuchar lo que hay al otro lado...

Liam se encontraba completamente absorto con su nuevo juguete, casi no había levantado la vista del trozo de rama que aún de vez en cuando se movía dando latigazos, de lo que deberían ser actos reflejos. un codazo de Arven le sacó de su mutismo y pudo comprobar, con un agudo dolor en las costillas, que la salida había sido sustituida por una pared lisa de piedra. Tras la demostración de frustración de Ean, el muchacho hizo lo que pudo con su petate para poder organizar su nueva carga, el trozo de rama ocupaba demasiado y no quería tener que prescindir de mas material. El resultado no era precisamente cómodo, peor tendría que valer.

Delante todos avanzaban agazapados y expectantes. Yldiane se acercó a una puerta colocando su oído contra la madera para intentar escuchar algo. Liam se ajusto en el sombrero improvisado con una de sus camisas (que ya no entraban en su petate) y las gafas amplificadoras que hasta ahora solo había atrevido a usar en el estudio. Hacía un gran esfuerzo por no comentar todas las posibilidades que se le ocurrían acerca de la discrepancia con el plano que tenían, lo que resultaba en un murmullo constante que salía desde su boca.

—meeeeeeh... jumpppf ---.. .rrrrg. luusss. —

Aquella sombra repentina activo por completo su sistema nervioso y se retrajo entre el grupo como solía hacerlo siempre. Al menos por unos segundos. Pero la curiosidad iba ganando a medida que nada claramente amenazador se revelaba en el pasillo. Casi sin darse cuenta iba ya a la cabeza del grupo intentando otear de nuevo la figura que produjo aquella sombra segundos antes.

Este maldito lugar me asfixia. Nada de esto tiene ningún sentido. Maldita desesperación... qué hacemos aquí. Todo es una locura sin sentido. Ni sabemos cómo llegamos a este lugar, y a buen seguro no sabemos cómo nos vamos. Perennemente atados a una pesadilla. Cada vez estoy más convencido de que se trata de algún tipo de purgatorio. Y este dolor en mis entrañas que no cesa, que no se apaga y que arde como una llama perpetua. Me acerco a las paredes y comienzo a rasgar donde tendría que estar la puerta.

-Es aquí.-Digo, señalando a la pared.- Es aquí, ¿la véis? Debemos salir por ella, seguro que hay una salida- digo sin ninguna convicción a mis compañeros que, de algún modo, se me hacen transparentes, etéreos e inexistentes, como sombras o como apenas relatos dentro de un sueño.

Alguien me aleja de la pared, pero apenas identifico a mis compañeros, ni tan siquiera el gigante Mór me parece material. Todo esto es una fantasía, una pura ilusión que nos rodea, les digo, o tal vez lo pienso. En ese instante sigiloso y acechante, una forma fantasmal pasa cerca, sin ruido. Mis nervios se afilan, mis músculos se enervan, mis sentidosse azoran, las punzadas de angustia se incrementan y apenas puedo contener un chillido. Si tan siquiera lo hubiera vislumbrado un segundo más podría haber perdido el sentido. Ya no me quedan fuerzas para ningún chiste. Veo pasar a esa sombra tenebrosa con desesperación y sin poder apuntar con mi arco. Seguro que atravesaría esa figura sin daño. Mis flechas no parecen funcionar en esta infernal maquinaria de hechiceros. No obstante, tal vez por pura rutina generada por años de aprendizaje tan irreales como el mismo presente, levanto el arco a la espera de lo que nos espere más adelante.

-Vayamos a esa puerta. S A L G A M O S  D E  A Q U Í.

¿Qué ha sido eso?

No lo había llegado a ver con claridad, quizá ni siquiera había oído realmente el sonido de aquella sombra al moverse porque Ean había vuelto a perder los nervios como cuando apareció el cadáver reseco al otro extremo de la cuerda, que seguimos sin saber cómo acabó en la cuerda y ella sin cuerda y contra unos facinerosos, pero al menos aquella vez no había cogido el arco dispuesto a disparar contra nada.

Aunque sí estaban por la labor de atacarme por afirmar que eso no era Yldiane. Recordó con hiel en sus palabras. Y Liam exponiéndose hacia esa cosa... cuando leía sobre situaciones que ponían a prueba la fe y la determinación de los caballeros no parecía tan poco... en fin. Arven, céntrate, estás divagando y.... ¿Qué hace Yldiane?

Entornó los ojos como si no creyera lo que estaba viendo. ¿Estaba espiando como un niño escuchando una conversación que no debe? Quizá ella sí que había notado algo del interior y creía conveniente ir con cautela así que la guerrera se acercó al pasillo y levantó una mano hacia Ean.

-Respira hondo y tranquilízate.-masculló aunque mantenía la mirada en la joven de cabello rojizo, pendiente de su reacción antes de decidir si intervenía o no.

La sombra desaparece rápidamente y tan sólo se escucha el repiqueteo de muchos golpes suaves en rápida sucesión. Después de eso, silencio. Ni siquiera el agudo oído de Ean e Yldiane permite distinguir ningún sonido más allá de las respiraciones del grupo.

Liam guarda en la mochila el trozo del zarcillo de la planta, que ahora parece sencillamente un rígido palo de madera. Con su curiosidad innata, se adelanta por el pasillo, pero la oscuridad a penas le permite distinguir un pequeño agujero entre una piedra y una de las puertas por el que puede haber desaparecido la criatura. Al volverse hacia el resto del grupo, observa el interior de una de las habitaciones que tienen la puerta abierta. Parece un dormitorio común con un par de camas, aunque al fijarse más atentamente, llama su atención que la puerta no tiene ninguna cerradura, al contrario que las dos primeras puertas del pasillo. Rápidamente, se gira para comprobar que el resto tampoco se pueden cerrar desde el exterior.

En seguida el chico comparte su hallazgo con el resto del grupo, porque seguramente tanto la habitación en la que Yldiane trató de escuchar algo como la que está en frente de ella tengan algo especial diferente al resto de los dormitorios. Para sorpresa de sus compañeros, Liam sonríe ante la espectativa de colarse en ellas para investigar y mira a Mòr para que él decida cómo abrir la puerta, pues sin duda es el más apto para hacerlo tanto con maña como por pura fuerza bruta.

 Nada . Suspiro resignada apartándome de la puerta, miro a Arven negando con la cabeza. Ninguna pista, vamos a ciegas. Pongo las manos sobre la madera, áspera y vieja e intento empujar la puerta. Pero no se mueve ni un ápice. Lo vuelvo a intentar, está vez haciendo fuerza con las piernas, pero con el mismo resultado. Frustrada, doy unos pasos hacia atrás y hago unas señas a Mör. Todo tuyo grandullón.

Puede que hayamos salido de esa niebla.. pero está claro que esta situación no es mejor. Nos estamos empezando a derrumbar. No puedo evitar pensar eso cuando veo como Ean está reaccionando. Me coloco a su lado tranquila, alerta pero serena, observando el pasillo.

- Estamos avanzando, algo averiguaremos en este sitio - Intento tranquilizarle.

Parece que todos en el grupo esperan que Mor haga algo con la puerta. Aunque la confusion de la niebla parece estar remitiendo, el grandullon no sabe muy bien que quieren de el. Aun asi, se acerca a la puerta y hace lo mejor que se le ocurre en esa situacion de sigilo.

Gira el pomo de la puerta.