Partida Rol por web

La voz al otro lado sonaba algo nerviosa, un poco tensa quizá.

-Hola niña. ¿El viaje ha ido bien? Espero que si, la verdad.

Hizo una breve pausa.

-Mira, te quería comentar que he estado sondeando una idea que me cruza la mente. Bueno, sondeando. Trabajando en ella, ya me conoces -risa de pega- Se lo expuse al general y todo, a ver que le parecía. A ver... mmm... es difícil de explicar. Ya lo he intentado unas cuantas veces y me han llamado de todo, pero me parece importante. Verás.

El general tiene un dirigible alemán, muy moderno. Es como un avión pero gasta mucho menos. He pensado que la situación en Baños es lo suficientemente buena con respecto a lo que podemos hacer a medio o largo plazo que hay que redundar en la línea que tu misma has emprendido en tu visita.

Le había dado vueltas al tema y ahora no se mostraba tan categórico ni presuroso. Prefería esperar y que todos estuvieran de acuerdo con él, a precipitarse con su ímpetu juvenil y cagarla. Pero costaba.

-El general querrá ir a Segovia a darle el parte al rey, imagino. Así que he pensado que nosotros podríamos ir en ese viaje y hablarle de nuestro proyecto a su majes. Vendérselo bien. Procurar que no seamos los únicos gilipollas en España que estén haciendo ésto, y que haya más gente que sobreviva.

Le he dado muchas vueltas a la idea y creo que es algo que hay que intentar. Si la gente allí fuera se le da mejor, tendremos menos problemas con los presos, supervivientes locos y cosas así. Además el gobierno nos podría echar un cable en crisis de ese estilo.

¿Que me dices?

Se hizo un silencio, un laaaargo silencio en el que don Faustino pudo sentir la respiración de su sobrina como si la tuviera en el cogote. Varias veces toqueteó el botón del comunicador haciendo que el alcalde se pusiera nervioso.

-Ajam… me estás diciendo que se lo has comentado a to quisqui antes que a mí- su tono era calmado como el de Dexter mientras tenía a una de sus víctimas en la camilla previo descuartizamiento  -que, deliberadamente, has tratado de salirte con la tuya a mis espaldas, que incluso has hablado con el general saltándote el orden de mandos y no has acudido a mi hasta que no te ha quedado más remedio? ¿En serio?- estaba muy dolida –Osea, menoscabas mi autoridad, la cual no es fácil mantener y sin la que no tendrías tu Baños querido en orden, me ninguneas y esperas que te ayude?...- resopló verdaderamente fastidiada, inclinó la cabeza echando el pelo hacia atrás y dejando la mano en la nuca –entiendo que para ti soy el último mono, una molestia necesaria para la consecución de tus caprichos…- frenó la lengua y recurrió, como solía hacer para escudarse, al pensamiento analítico –somos las dos cabezas de Baños, tenemos que trabajar al unísono. No ha sido fácil tomar la decisión de salir, pero la tomé pensando que dejaba el castillo en buenas manos. Se supone que tú eres el sesudo y leído de los dos ¿Que crees que pasaría si dejamos un vacío de poder, si delegamos? Carrillo ha querido mi puesto desde antes de la infección, ahí está su mujer cada día recordándoselo, y la Toñi… ¿No te has dado cuenta de que le gotea el colmillo deseando quedarse con tu sillón?- no podía creer que su tío pecara de ser tan iluso -Yo también he pensado que nuestro proyecto ha de exportarse, es lo mejor para todos, pero las prisas y los egos son malos consejeros y no puedes decirle a otro como arreglar tu casa cuando la tuya aún está manga por hombro. Primero hay que arreglar Segura o nos puede explotar en la cara, que el invierno no se va a esperar a que su majestad nos reciba o no- recalcó lo de “Su Majestad”, un respeto que era el jefe de estado –sobre el general… pues habrá que tener cuidado de que no se cuelgue la medalla, pero es algo de lo que no nos habríamos tenido que preocupar si hubieras hablado conmigo en lugar de hacer tu santa voluntad. Te guste o no estamos en estado de excepción y tienes suerte de que tu superior sea yo-
Estaba muy muy muy enfadada, colorada, herida. Mandaba huevos que tuviera que sacarse la chorra hasta con su tío para que no le comieran el terreno, no le hacía ni puta gracia arriesgar el trabajo de tanto tiempo por el mesianismo/idealismo de su tío.

En realidad su tío estaba al borde del suicidio, la dejadez o mandarlo todo a la mierda. No solo la había cagado si no que lo había hecho con todos. Así que respondió sinceramente.

-Tienes razón. Debí avisarte a ti la primera, pero creía que te opondrías. Me siento bastante inútil, ¿Sabes? Todo el trabajo que hacemos y no se valora. El tuyo, el mío. Encima la gente tiene quejas de las más variadas gilipolleces. Pero también se que ésto es algo grande, y que tenemos la posibilidad, por una vez en... no se, quizá desde la República, de que lo que haga y piense la gente normal pueda cambiar el curso de nuestra historia. Hasta ahora nos han gobernado reyes, ministros y su puta madre con sus grandes ideas de "todo para mi bolsillo y sin el pueblo" de Marca España.

Hizo una pausa.

-Admito mi culpa y que no han sido formas. Por eso quiero que, si tenemos que ir por que vaya el general, vayas tu en mi lugar. Yo me quedo aquí vigilando que la cosa no se vaya de madre, que es lo que tengo que hacer. Lo que no he estado haciendo a tu nivel. Mi penitencia por ser un cabezón.

La siguiente pausa fue bastante larga.

-Avísame cuando llegues a Segura, por si hay novedades. No te molesto más.

-Escuchame…- habló automáticamente para retenerle sin saber que decir a continuación, tardó en seguir –a ver… no nos dejemos llevar… tú mismo has nombrado la república, párate a pensar ¿Cuál fue uno de sus grandes defectos? Dejarse llevar por el idealismo, olvidarse de los defectos humanos y sobre todo de la idiosincrasia española. Tito, los españoles somos unos cainitas, pero lo que nos distingue a ti y a mi es que lo sabemos y nos sobreponemos, lo preveemos e incluso nos servimos de ello. Tenemos la ventaja de ser dos, dos que nos conocemos muy bien y confiamos plenamente en el otro ¿Es o no es? Somos como… el águila de Carlos V- se rio ante semejante comparación pero sabía que a él esos detalles le gustaban  -Plus Ultra tito… ahora más que nunca. No te desanimes ni te obceques, piensa en perspectiva, como un estratega. Piano piano se va lontano o algo así… ¿Vale?- hizo una pausa –descansa… habla con Sor Virtudes, que sabe latín y no me refiero al de misa…- entonces le vino una idea -Oye! Estaba dándole vueltas a una idea… todos hemos estado trabajando a piñón y se nota que empezamos estar cansados psicológicamente, tal vez sería bueno organizar alguna actividad deportiva que tenga a la gente entretenida. Ya sabes “pan y circo”, es un poco rastrero… pero es práctico y divertido ¿Qué me dices?-

Escuchó lo que le decía y se fue animando. Al menos un poco. Lo justo hasta su regreso.

-Si, tienes toda la razón. Solo espero no haber precipitado esa visita y que nos pueda saltar el asunto en la cara. Sea como fuere, no te entretengas mucho fuera. Aquí se te necesita. El Cagaprisas casi se carga a uno de los subsaharianos hoy en una pelea, por que se han reído de él. Ésta gente cuando está ociosa es mucho peor que cuando está trabajando. Dan todavía más por saco.

Hizo una pequeña pausa.

-Es una buena idea. Así los entretengo hasta que vuelvas. Una pachanguilla del fútbol, en el polideportivo. Bien cerrado como aquella vez, es bastante seguro. Además ahora Baños está limpio como el jaspe. Se hace otra pasada ese mismo día y se ponen unos guardias y ya está. Mira que no me gusta el fútbol, ya lo sabes. Pero a ésta gente si. Y si sirve para sedarlos y que no les de para matarse entre ellos...

Se rió.

-Mierda, hablo como un presidente del gobierno cualquiera.

-¿Ves lo que te decía?- se refería al Cagaprisas –A ese lo tienes que tener siempre entretenido o le da por joderlo todo, es como tener a Hulk en una cristalería. Resignación tito- volvió a reírse –¿No te sientes como un decadente emperador romano? Saborea el momento jajaja a mi me toca disfrazarme de general Aníbal, que Segura es un sin Dio ¡Por cierto! aquí en Albanchez la cosa está muy bien, solo hará falta que os pongáis de acuerdo para algunos temas, mandar a un par de personas quizás para hacer unas obras puntuales y traer algún animal para que no les falten proteínas, pero poco más, van a darle caña al tema de los cultivos y seguramente se conviertan en proveedores. Muy prometedor, gente trabajadora- respiró más calmada –No te preocupes que estaré allí en menos que canta un gallo y ya hablamos del tema, oye, tengo que dejarte. Dale besitos a la familia-

Se despidieron y colgó la radio. La poli había estado en segundo plano escuchando todo, como admirada. Aquella gente no solo había salido adelante y derrotado a miles de cosas, si no que ahora debatían sobre ir a visitar al rey con un zeppelin. Parecía casi de ciencia ficción.

-Hagamos algo. Como usted tiene que volver a Baños, y luego el globo a Segura otra vez, en el viaje de vuelta nos traen lo necesario para empezar a cultivar. Y algunas gallinas, si eso. Hasta cerdos supongo que podríamos cuidar, pero más adelante. Mi abuelo decía que con cualquier sobra de los campos se alimentan. Por mi parte me daré un paseo con tranquilidad a casa de mi madre. Ella envasaba cosas del huerto, tenía una máquinita para hacer vacío en los botes y así las cosas aguantaban mucho más. De esa manera podríamos hacer nuestras conservas.

Se detuvo afuera al salir por la puerta y sacó un pitillo mientras el pollero le hablaba. ...buena gente el chavá este, Selui... Le dio una palmada en el hombro y pegó una calada profunda.

-No te procupeh Zeky, voy a tomá el frehco y luego voy a verle el culito a la dotora. Y luego si te veo te doy un regalico, tamo?

Le dolían los huevos como si hubiera estado atado a una silla con la Natasha haciéndole un estristis durante 10 horas sin dejarle vaciar los depósitos.

... Selui, lo que te faltaba era que te diera una orquitih... vete a echarte una agüita anda...

Se fue caminando despacio con las piernas separadas como dos paréntesis. Pero no pudo evitar ir con una sonrisa en la boca. ...tas portao Selui, has demostrao quien manda... ya veremo lah consecuensia de to esto... pero tas portao, por mih muerto que hasia farta un golpe en la mesa... que con Jose Luis Carmona no se juega, Selui... vamo a ve a la dotorsica... a ve si hay suerte y la niña esa te toqueteá un poco la pollah con esa manita delicaica que tiene... iguah hasta le guhta y to...

En ese punto la sonrisa ya era de oreja a oreja.

¿Un regalico? Le miré achinando los ojos, y le iba preguntar. Le iba a preguntar, pero se marcha el cagaprisas a lo suyo con andares de cowboy, como en los western americanos que veía en Pápa...El negraco le debe haber reventado un huevo, a mi no me jodas...Pero el cagaprisas parecía hecho de una leña. El cagaprisas era un puto Chuck Norris bañusco.

- Ea, pueh!  - es mi forma de despedirle, con un gesto de cabeza, aunque él ya se larga de espaldas y escoriao. La virgen, la mera visión de sus andares me acongojaba toda la huevera como si mis genitales se solidarizaran con los del cagaprisas. Debe ser como cuando a dos amigas les empieza a venir la regla a la vez...Pues la mismo.

Acabé volviendo al curro, o a lo que tocara. Habría que vigilar lo pollos, y la Yaiza en cama no podría.

A pesar de hacerse un machote, Jose Luis se pasó el resto del día tumbado discretamente. Los huevos les dolían como si los tuviera al rojo. Pero el paseíllo de la gloria surtió su efecto y el honor fue reparado. Ahora todos sabían que si le tocaban la polla y se reían de él, a lo mejor se llevaban un buen par de hostias.

El caso es que el resto del día se lo pasaron en sus mierdas. El Zeky con sus gallinas y con la Yaiza. La Kimberly triscándose al novio y pelando patatas la otra mitad del día. La rutina habitual. No hubo represalias, o al menos más allá de una charla con ambos. El negro pasó un rato por el "hospital" pero aparte de los moratones, nada grave. El Cagaprisas no fue, pero por puro orgullo, no por que le doliera. Solo a las doce de la noche consiguió sobar cuando el dolor se fue disipando lo justo para conciliar el sueño.

Al día siguiente les reunió la Toñi para darles una noticia curiosa. No era nada del globo ni eso, por fortuna. Les propuso una idea que tenían para animar un poco a la gente tras la batalla y recuperar cosas que ya se creían perdidas. Echar una pachanguilla de fútbol en el polideportivo, con dos equipos: los equipos Alfa y Beta de toriles contra una selección de hombres del somatén y vecinos de Baños, con público y toda la castaña. Acompañado claro está de comilona especial y unas copichuelas por la noche. Relajar el ambiente y devolver la confianza en que, tras el combate, podían disfrutar puntualmente de las comodidades de un pueblo que habían vaciado de apollardaos a conciencia.

El partido iba a ser dentro de dos días, pero había que entrenar. Lo más importante, y jodido, es que tenían que aparcar las diferencias entre el Cagaprisas y los negros. Estaban en el mismo equipo. Los entrenamientos se hacían en el mismo polideportivo, al que iban en vehículo con una escolta del somatén que montaba guardia en los accesos y vigilaba desde zonas elevadas que no tuvieran ningún contratiempo.

Era como en los viejos tiempos, pero sin gastar tanto dinero en mariconadas. El polideportivo, unos balones, las porterías y la gente que iba a verles entrenar picando cosas de bolsa. Dando buena cuenta de lo que quedaba en las máquinas del polideportivo, que estaban abiertas. Solo había que meter la mano y sacar lo que te apeteciera.

Era el primer día que Jose Luis salía de su encierro casero. Las pelotas ya casi no dolían, solo un leve cosquilleo en movimientos bruscos. Allí estaba con su equipación oficial de la LFP de su equipo favorito, una de esas chominadas en las que se había gastado un pastón en su día, chutando unos balones. El Zeky era el guardameta, y el resto esperaba su turno para ir chutando. La Kimber, que no tenía nada que hacer excepto seguir pencando en las cocinas, se escaqueó para verles entrenar. A falta de releerse antiguos números de revistas de adolescentes, ver a aquellos pavos corriendo en pantalón corto era lo más cercano que tendría en adelante de contemplar tíos buenos por el mero goce estético.

-Emmmm… jeje- se quedó algo sorprendida al ver que la policía no había seguido hablando con Vílchez si no que había escuchado la conversación –vaya… espero que no te lleves una mala imagen de nosotros…- visto desde fuera aquello podía parecer una intriga por el poder y el dominio de las masas, bueno… realmente es lo que era, pero sin mente maligna de fondo –en familia nos decimos las cosas de otra manera, ya sabes, la confianza da asco- sonrió. –Eso haremos- dijo respondiendo a Cristina –cuenta con las cosas de cultivo y los pollos, cerdos… tengo que consultar con la doctora, son transmisores de muchas enfermedades a los humanos, al principio de la crisis nos encontramos que también les afectaba la infección, y son más peligrosos que las personas!- miró a su compañero recordando aquella noche de locos –lo de las conservas es una gran idea! Ay que ver, Dios le da pan a quien no tiene dientes, vosotros tan poquitos y con tan pocos medios y os apañais la amr de bien, y otros con sobreabundancia y no se encuentran ni el culo…uy- se había dejado llevar por la familiaridad, pero se sentía a gusto con la agente, eran de la misma cuerda. Suspiró aliviada –Después de veros me quedo mucho más tranquila ¿Algo más que podamos hacer aprovechando que estamos aquí? No se si Ramón se querrá tomar un descanso o seguir camino Ah! sí, de medicinas como vais?- recordó en el último momento

Escuchó lo que le decía y a veces asentía brevemente. Era una de esas personas que "agajasaba" al interlocutor prestándole toda su atención para que se sintiera valorado y no se enfadara. Un recurso clásico entre los buenos policías, valorado sobre todo en entornos rurales como aquellos.

-No sabía lo de los cerdos. Tendremos cuidado, la verdad. Yo también he visto cosas raras, no te creas. Los perros han formado bandadas y algunos gatos escapan de las casas y se vuelven bastante fieros. Son bastante astutos y las cosas no les pillan. Afortunadamente como aquí no tenían mucha tela que rascar, muchos se han ido a otros pueblos o deambulan por el bosque. Eso facilita nuestras "salidas". Pero con ese material apropiado les podremos atraer e irlos matando a nuestro ritmo. A ver si podemos "liberar el pueblo", y nuestra vida mejorará considerablemente.

Se rascó una de las cejas y sonrió por la última pregunta.

-De momento bien. Le pegamos un buen meneo a la farmacia, y gracias a Dios como no tenemos ancianos ni niños con necesidades especiales, de momento nos apañamos con lo que hay. Pero obviamente cuando pasen unos meses quizá si vamos a ir necesitando fármacos, aunque sea paracetamol, condones y cosas así. De las que se van gastando con cierta regularidad.

Miró la hora en su reloj.

-Si os dáis prisa podéis llegar a Segura antes de que anochezca. Pero donde manda patrón, no manda marinero.

A mi nunca se me habían dao mu bien los deportes. De pequeño era el tormo de las clases de educación fisica, y en los partidillos en el recreo siempre me ponían de portero. Asín pa parar los balones, aunque sea porque me rebotaran en el puto balonazo. Y es que además, fui niño gordo. Si, niño gordo, con mofletes rollizos que toda tía y abuela gusta de pelliezcar y tu te cagas en su puta madre. Hasta los doce años o asín, que se conoce que con el estirón, aparte de ponérseme los huevos negros, aquellas lorzas desaparecieron. Desaparecieron como otras muchas cosas.

Pero bueno, el tema es que volví a la infancia, porque me pusieron de portero. La vida me regaló un bonito dejavú desos. Unos pantalones cortos de deporte, unas zapatillas, y allí me hallaba yo con los brazos en jarras viendo al puto balón venir. Igual que hace veinte años (hostia puta, la edades de uno, y que uno no lo asume).

- !Mete la piehna, mete la piehna! - eso gritaba yo en general, sin saber muy bien que decía, ni porqué, pero era por animar el cotarro.

Exhaló poco ilusionada pensando en que llegaba al destino planeado –Perfecto entonces. Una vez ponga orden allí empezaremos a hablar de la segunda fase, a ver como hacemos fortificamos los pueblos y tal…- miró hacia atrás, Ramón hacía aspavientos señalándose el reloj mientras gente del castillo terminaba de ordenar lo que habían descargado –lo dicho, ha sido un placer, seguimos en contacto, cuídense- le dio un nuevo apretón de manos con la mirada firme, convencionalismos que seguían funcionando y debían mantenerse, haciéndolo extensivo al resto de presentes con un gesto de cabeza. Vílchez estaba apagando la cámara, hizo seña de que él también había terminado –Vamos- y emprendió el camino hacia el zepelín mientras meneaba la mano para que el piloto dejara de meterles bulla.

El globos tenía ganas de volver "a casa". Casa era donde estaba su hijo y tenía su cama. Eran las doce de la mañana y contando con vientos generalmente contrarios, se podían dar con un canto en los dientes si llegaban antes de las nueve de la tarde al castillo de Segura.

Se despidieron de aquella amistosa tropa, que agradeció los víveres como agua de mayo, y el aerostato volvió a emprender el vuelo con dirección a Segura. La famosa segura. Hasta un tanque tenían, en Segura. Los muy huevones de mierda. Comieron de sus bocatas y admiraron el fabuloso paisaje de la Sierra Mágina.

Al final el viento se portó, cambiando en la segunda mitad del viaje. Comenzaron a tener viento a favor, llegando a viajar a 30 kilómetros por hora. Una velocidad excelente que recortó su tiempo de vuelo considerablemente. Llegaron a las inmediaciones de Segura a las siete de la tarde, con el sol ya más relajado en el horizonte. Admiraron la belleza del lugar, el pueblo blanco situado sobre la colina, con tres anillos de murallas.

El más bajo, el del pueblo, estaba incompleto, gastado por el paso del tiempo y el desarrollo urbanístico. El segundo, justo debajo del castillo, era ahora el aparcamiento de los vehículos de los militares. Los custodiaba una muralla y las torres, de las que faltaba alguna, de la que solo había sobrevivido el arranque. El pueblo de Segura no estaba limpio de zetas, al menos no del todo. Todavía eran visibles bandadas de cientos de cosas que recorrían las calles o el bosque circundante.

También con la protección del circuito de murallas exteriores estaban acampados muchos de los civiles. ¿No cabrían en el castillo? Lo que era seguro es que el castillo estaba habitado por los 75 militares, frente a los 170 y pico civiles que malvivían en algunos de los salones del castillo y en tiendas de campaña.

Fueron descendiendo en el patio de armas del castillo, el lugar para aterrizar. A los milicos no les gustaba mover el material muy lejos, y además querían tener el control del globo. Lo tenían todo, los cabronazos. Irónicamente hablando, por supuesto.

Cuando llegaron abajo, les "recibió" un equipo de descarga de víveres, que sin preguntar aseguraron el globo en la plaza con cuerdas y comenzaron a descargas el contenido de las cestas. Miraron con gesto muy extraño a los viajeros que no eran Ramón, pero no hicieron preguntas, por que eran unos mandados.

Entonces llegó el que no era mandado. El gallego. Y entró por la puerta grande.

El sargento ni siquiera miraba al globero. Venía con una carpeta de esas que tiene una pinza arriba para ir escribiendo y revisando tus folios, con el logo del ministerio de defensa en el lomo de piel.

-Has tardado, Ramón. ¿Te ha entretenido la sargenta? Tiene pinta de que es una de las que le hace falta un buen meneo. Que genio.

Hablaba con esa poca gracia que tienen los gallegos para el resto de los españoles. Generalmente ya resultan oscuros y antipáticos para gente como los madrileños, que tampoco es que tengan un sentido del humor jovial y sano, precisamente. Para los Andaluces directamente, solían resultar como de otro planeta.

Mari Cruz no hizo nada. Ya había descendido del globo cuando entró en escena "la perla de Java", no se quitó las gafas, no puso ninguna cara, no hizo ningún gesto al compañero (que permanecía un paso por detrás de ella), simplemente dejó que su sombra, proyectada por el sol del atardecer tras de si, le alcanzara manteniendo los brazos en la espalda y cambiando el palillo de lado, nada más. Sonreía interiormente fantaseando con sacar la pistola y reventarle los sesos allí mismo preguntando por el siguiente. A lo Takeshi Kitano.

Esperó.

En silencio.

Aprovechando los pocos días de calor que quedaban se puso unos pantaloncitos, una camiseta de tirantes con un buen escote y se fue a ver maromos. No tardó en pillarse un par de bolsas de patatas de la máquina y sentarse a mirar como sudaba tanto maromo. Ninguno de aquellos se comparaba con su Paco, pero él no podía venir a jugar, tenía deberes de legionario. Y si tenía un hueco, la Kimberly prefería invertir ese tiempo en cosas más productivas, como follar.

Abrió una de las bolsas de patatas y se acomodó en las gradas, viendo como iban y venían aquellos hombres en pantaloncitos detrás de una pelota, pensando que sin no sería mejor que estuvieran en pelotas y corrieran tras unos pantaloncitos.

-¡FALTA! ¡FALTA! ¡ÁRBITRO CABRÓN!- se levantó exaltada, sin razón ninguna a gritar a los jugadores. Eso sí, como una señorita, con la boca llena y escupiendo patatas fritas embabás a to el que se había sentao delante de ella.

Jose Luis se había deleitado con esos dias de rascarse los cojones, en lo metafórico y un poco (pero suavesito) en lo literal. La reconfortante sensación de poner las cosas en su sitio a puro cipote le bastó para satisfacer, un par de días, su espíritu de máquina de movimiento perpetuo. Pero después de eso ya le quemaba el culo y la noticia de un partidillo de fúmbol le vino que ni regalá.

-Lo que habría que hasé éh una liguilla con calendario y to eso. Equipilloh, entrená treh o cuatro vese por semana... to eso. Asin ademáh educamo a los niño, quehtán flojeando cosa mala. Tené a la hente metía en el espíritu del deporte ¿eh o no eh? Ehto éh tó mentalisarse, quererse de verdá, sano ese cuerpo, tené potensia, ser felí, quererte tu mihmo a quererte tu mucho, porque quiereh tamién al que tiene a tu lao y to sale de verda de deporte -dijo a todo el que quiso escucharle el día que salió el tema. Se pasó el día hablando de ello-. Lo que tenéi que hasé éh salí conmigo a corré pola mañana tempranico.

Luego enseñaba sus músculos para demostrar los beneficios del deporte. Mira, mira, toca aquí.

-De puta madre Toñi, que ultimamente toy dejándome -le dijo a su señora por vigésima vez, a última hora de la noche-.

El polideportivo estaba pa algo y principalmente para que el cagaprisas luciera su peaso equipación comprada en tiempos de bonanza. Lo que viene siendo del 15 de agosto pa atrás.

-... mira Zeky, déjate de pollah con tu puto ChúNorri. Que no, cojone que no. Que te digo yo quel Yeison Estátan le folla la boca al ChúNorri y le sale la lefa por el culo a chorromanguera. ¿Tú ha vihto lah hostia que mete el Yeison Estátan? Puto pro. En Transporte 2 coge a uno por aquí y le hase plam plam plam a puño prieto y plam patá volaora, rodillaso en la nariz y tacón en loh huevo to en un movimiento na máh y sin soltá el volante del coche. No vea tú cómo conduse el jodío -acompañaba todo el discurso con sus correspondientes movimientos-. Ahora, que pa condusí no sé yo si gana el Vindiese. Joputa el Vindiese, puto amo. En Fasandefuriu 3 el calvo va y...

En ese momento entraron los negros en el pabellón. Jose Luis se calló y resopló.

-Buff, a vé ahora -cogió su bolsa de deporte y metió la mano-. Por sierto Zeky, te prometí un regalico, po toma, una bellotica. Discresión, eh?

Luego sacó una botella y se acercó a los negros.

...hay que sabé ganá, Selui...

-Mogambo, qué pasa cómo tamo. Te presento mih rehpeto. Ere un digno contrincante y un pro. Lo reconoco. Poco máh y me ehnocla. Te quiero regalá esta botellica de categoría pa enterrá loh malo rollo y por mi parte to arreglao. Qué dise -le tendió la manaza con ánimo conciliador.

No se en que punto del entrenamiento acabamos enzarzaos el Seluis y yo en un debate sobre maromos del cine de acción. Yo pa eso siempre había creio en los clásicos.

- Seluí, Seluí...Que parese mentira...Er Ehtatan y er Vindisel eh to ordenadóh. Efehto ehpesiales desoh...No me copare con el Chú Norrih, que lo hasía to él. Ni fonditoh verdeh, ni pollah...Solo Chú y er desierto, Chu y er bar de gente chunta, Chú y la selva china, Chú y er amasonah...Eh asín...Eh asín...- a mi no me convencía. No me convencía.

La cuestón que en aquel momento entran los negros, pero las preocupaciones de otro moñeo se disipan cuando el Cagaprisas me enseña un tesoro. Un tesoro en forma de huevo culero.

- La víhen, Selui..¿Pero ehto deaonde lah sacao.? - lo miro con los ojos muy abiertos y tono discreto, mientras me guardo el obsequio en el bolsillo de mi pantalón. Aun estoy en shock de regocijo cuando veo que el Cagaprisas hoy está generoso y le lleva algo pal botellón a los negros. El Cagaprisas era un señor, ya lo creo.